Mostrando entradas con la etiqueta Personajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Personajes. Mostrar todas las entradas

martes, 15 de febrero de 2022

BENEDICTO GUILLÉN COPETE. Simplemente, una buena persona

Recientemente nos ha dejado Benedicto Guillen, persona de carácter afable y particularmente querido en Puente de Génave. Persona participativa y extraordinariamente querida, especialmente, por sus vecinos del Barrio de la Virgen del Carmen. Sirvan estas sentidas palabras de su buen amigo Juanlu Martínez Campayo para realizar, desde esta página, un sentido homenaje de despedida a este amigo que lo fue de todos sus amigos.  D.E.P.  

A MI QUERIDO PIRI. 

Desde que era un niño, me gustaba sentarme en su puerta con él y con su mujer, Fefi. Me enseñó a jugar a las cartas, le gustaba gastarme bromas y a mí que me las hiciera mientras comíamos torreznos….

Ya de más adolescente yo empezaba a fumar y él me escondía para que mi padre no me viera.


Benedicto ha sido un hombre de bandera, un fiel creyente de la Virgen del Carmen de nuestro Barrio que lleva dicho nombre en Puente de Génave, siempre estaba sonriendo y a cualquier puerta que se acercaba, le sacaban una silla, pues daba guato estar con él.

No, no es de mi familia, ni falta que me hace, porque él era mucho más que eso, era mi amigo, amigo de mi familia y siempre que me veía le daba una alegría inmensa…

Cuando empecé a salir en televisión, me tocaba por la ventana porque no podía creer que fuese yo quien estaba ahí y eso, lo ponía loco de contento. Sé que me quería de verdad igual que yo a él.

Piri, me he quedado con ganas de abrazarte, de que me gastaras una broma más, de que me invitaras a otro cigarro y de que me volvieras a llenar aquella jarra de barro de cerveza…Que Dios te ponga en un sitio cómodo en la gloria, ¿en el mejor! Porque ahí es donde mereces estar.

Esto te lo escribo yo, pero aquí va el escrito de todos los vecinos de tu barrio, de todos los que te queremos… Vuela alto, Piri…

Con todo mi afecto….

Juan Luis Martínez Campayo.

martes, 16 de noviembre de 2021

ELOY MOYA, GENIO Y FIGURA.....


Existen ocasiones en las que un pueblo manifiesta su carácter a través de las dinámicas de vida de sus habitantes, alguno de los cuales alcanzan cierta notoriedad por su implicación y empatía social. Este es el caso de un hijo de adopción de Puente de Génave, el recordado D. Eloy Moya, al que se le dedica este escrito salpicado de vivencias y anécdotas de un personaje que recogió siempre el aprecio y cariño de todo un pueblo allá por donde iba. Así lo recoge Pedro Ruiz Avilés en este merecido reconocimiento a su persona.

------------------------------------------------------

EL DISTINGUIDO PROFESOR

“Sonreír con la alegre tristeza del olivo,

esperar, no cansarse de esperar la alegría.

Sonriamos. Doremos la luz de cada día.

en esta alegre y triste vanidad del ser vivo”.

(Miguel Hernández: Sonreír con la alegre

tristeza del olivo).

Hay hombres y mujeres cuyo propósito es transitar por el mundo desapercibidos, sin apenas colaborar con la sociedad a la que pertenecen si no sacan algún beneficio directo. Pero hay otras personas que intentan ayudar, y, a menudo, logran hacer la vida más agradable a sus semejantes, particularmente los próximos. Estos son los mejores, los más grandes.

Vista panorámica de Puente de Génave

Afortunadamente en Puente de Génave tenemos abundantes ejemplos de estos últimos y uno de ellos fue el recordado “Profesor Moya”. El título de profesor se lo atribuyó el mismo Eloy Moya cuando, “en un pueblo de la Mancha de cuyo nombre no quisiera acordarme”, un paisano suyo (él era de la Puebla del Príncipe, tierra de Quevedo, y algún gen al parecer le legó), tras una larga operación de transacción comercial, admirado de sus dotes de vendedor, le preguntó por su profesión y él, sin cortarse uno de sus pocos pelos, le respondió: “Yo soy profesor de Matemáticas”. Y con este alias ya se quedó.

Municipio de Puebla del Principe

Yo he tenido la suerte de escuchar gran cantidad de “hazañas”, travesuras y anécdotas, protagonizadas por el Profesor Moya desde que se instaló en nuestro pueblo, “casándose con una bella mocica”, ejerciendo primero como cosario (recovero) arreando una pareja de borricos en tiempos del estraperlo e intercambiando vino “garrafal, garrafal” y queso manchegos por aceite de oliva y trigo de nuestra tierra, pasando luego a representante y “Agente Comercial Titulado”, título que según decía obtuvo tras “examinarme en trance de parto”. A saber, lo que quería expresar…

Eloy Moya en la barra del bar El Pintor

Su actividad comercial se extendió por más de media docena de provincias (Alicante, Almería, Murcia, Granada, Ciudad Real, Albacete y Jaén). Usaba para sus viajes, primero “El Terne” - nuestro más genuino autocar de línea- y “La Pava” (Sepulvedana) y, al poco tiempo, una furgoneta Renault 4L, de la que tuvo varios modelos y a la que bautizó como “La Paquera”. Nadie me supo decir si en honor de la cantante ciega de flamenco, al que era aficionado, o por usarla de transporte de los paquetes con muestras de los productos comerciales, para los que se inventaba unos ripiosos eslóganes publicitarios, como estos tres:

-Cafés Legorburo, “un kilo por un duro”.

-Chocolates Los Muñecos, “para los chiquillos y los viejos”.

-Ponche Caballero, “por su gusto y precio, el primero”.

La Sepulvedana. Línea Siles-Madrid

Pero la huella del Profesor Moya en nuestro pueblo es más recordada por su activa participación en los acontecimientos festivos: paje en la cabalgata de los Reyes Magos, vendedor anfitrión en un tenderete en San Isidro, director de rondalla en los carnavales (prohibidos, pero en El Puente se hacían entre otros actos un pasacalles y el manteo del “Pelele”), intérprete de algún papel en las originales representaciones procesionales (Judas Iscariote, Herodes, Pilatos, Satanás, Pedro el Perjuro…) .Su gracejo y “sal gorda” eran capaces de provocar carcajadas, crear ambiente y ganas de compartir unos ratos alegres.

Manteo en la fiesta de El Pelele

En su tarraque de San Isidro, instalado con sus inseparables Luis y Nino Real “los Zapateros” y Paco García “el de La Fonda” (La Manuela, claro está), y subido sobre unas tablas, en un equilibrio más bien inestable, voceaba por encima del mostrador al “respetable público”: “Pinchitos argelinos”, “chuletas grandes, pero feas de grandes”, “pollo a la ambrosía” (a saber…), Hoy, a lo mejor sería un conspicuo representante de esa “nueva cocina “ con la que nos atosigan por las teles.

El Profesor Moya junto a Nino "El Zapatero"

Y, a propósito de pollos, un año, en Navidad, los jóvenes alistados para la quinta de la mili quisieron celebrar a lo grande su fiesta, y, como no estaban sobrados de cuartos, varios decidieron saltar las paredes del corral de Alfonso Sánchez, pegado al antiguo campo de futbol, coger el mejor gallo y prepararse con él una suculenta paella. Tardaron poco en pillarlos, los llevaron al cuartelillo y, como no cabían en la “perrera municipal”, el juez y parte, les impusieron una multa que, como pasa con estas chiquilladas, al final pagaron los padres...Pero lo que más impacto tuvo entre el vecindario fue la coplilla que, al amo y a los quintos, dedicó el Profesor, y cuya letra versaba así:

A los “mozos del Avecrem “

“Aquel gallo tan flamenco

que cantaba en tu corral,

ahora canta en mi barriga.

Y mañana ya lo verás”.

Pedro Ruiz Avilés

Estas pocas anécdotas, de las numerosas que se atribuyen al profesor Moya, sirvan para arrancaros sonrisas al tiempo que también evocan otra época en la que la vida resultaba un poco más difícil, pero en la que no era, con poco, en ocasiones con muy poco, ser feliz.

PEDRO RUIZ AVILÉS

sábado, 16 de octubre de 2021

UNA FRANCESA DE PUENTE DE GÉNAVE

 IN MEMORIAM  ANNICK LUCASSEAU SERRE (ANICA)

Por José Samblás.

    El pasado viernes 24 de septiembre nos dejaba Annick Lucasseau Serre (Anica)

    Annick Lucasseau Serre nos decía adiós el pasado 24 de septiembre tras haber vivido 83 años de una manera muy particular y poco entendida por la mayoría de los mortales.


    Francesa de nacimiento y tras haber vivido en Los Ángeles, California, Marruecos etc. llegaba hasta Puente de Génave a principios de los años 90.

    Su primer contacto con Puente de Génave se produce tras la celebración de Biocultura, en Madrid, al visitar el stand de Olivar de Segura, y seguidamente desplazarse hasta éste para conocerlo más en profundidad.

    Un tiempo después tenía lugar el intercambio entre Puente de Génave y la localidad francesa de Saint-Malo. Este hecho le haría volver hasta nuestro municipio y establecerse en él de forma definitiva.

    Su amor por los animales, (especialmente por gatos y perros) por el deporte y su carácter afable, le hacen integrase sin problema entre la sociedad local.

    Apasionada de los deportes, comenzó a movilizar a la población en diferentes actividades como los bailes de salón, el patinaje, la petanca, el piragüismo, el tenis de mesa, el pádel, etc. Todo esto desde una posición totalmente altruista, sin pedir nada a cambio y siempre a la sombra.

    Su estrecha colaboración con el Ayuntamiento, propició que este decidiera otorgarle un premio como reconocimiento a su ardua labor, en los premios “Guadalimar” el Día de Andalucía, el cual rechazó.

    En los últimos años visitaba con frecuencia la localidad manchega de La Solana, donde emprendió diferentes actividades acuáticas, pero manteniendo en Puente de Génave su lugar de residencia.

    Tras un problema de salud hace unos años, se vio obligada a vivir en una residencia, donde ha permanecido hasta su “viaje”.

D.E.P. Annick Lucasseau Serre


viernes, 29 de enero de 2021

CERVANTES, D. QUIJOTE Y LAS TIERRAS DE LA SIERRA DE SEGURA.

La propia cercanía geográfica de los lugares donde desarrolló gran parte de su vida nos puede hacer pensar que la vinculación, cuestión que evidentemente quedó después reflejada en su obra, de D. Miguel de Cervantes con Jaén y la Sierra de Segura fue considerable. Esta es la cuestión que se intenta demostrar en este artículo de Alejandro F. Idáñez que a continuación les presentamos. 

LA SIERRA DE SEGURA EN LA OBRA DE CERVANTES.

Por Alejandro Faustino Idáñez de Aguilar.

     Entre los personajes ilustres que han visitado la comarca de la Sierra de Segura o que han residido en ella, se cuentan algunas de las más importantes figuras de la literatura española y de la mística religiosa. Jorge Manrique, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, y otros más modernos, cuya presencia habría que estudiar algún día detenidamente. Hoy vamos a centrar la atención sobre don Miguel de Cervantes, autor de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, el libro más conocido y seguramente leído del mundo junto con la Biblia.

Miguel de Cervantes

    Cervantes nació en 1547 en Alcalá de Henares, hijo de Rodrigo Cervantes, un cirujano-barbero, parecido a un practicante o ayudante sanitario de nuestros días, y de su esposa Leonor de Cortinas; residiendo en dicha ciudad, Valladolid, Esquivias, Sevilla, Córdoba, Toledo y finalmente Madrid, donde muere en 1616 a los 69 años. De su presencia en la zona de Segura y su tierra hay testimonios fehacientes en diversas fuentes y autores. En su condición de Comisario Real de Abastos, Miguel de Cervantes, recibe en 1591 la orden de trasladarse a Jaén para proseguir las sacas de cereales destinadas al abastecimiento de la Armada. Según nos dice Trapiello en su obra “Las vidas de Miguel de Cervantes”, ­“…..después de Jaén se dirigió Cervantes a varios pueblos más de Andalucía, entre los que se contaron Estepona, Baeza y Úbeda, donde a la sazón vivió, en el convento de carmelitas, Juan de Yepes, conocido tras subir a los altares con San Juan de la Cruz…”. Quedando ratificada por la mayor parte de sus biógrafos la presencia de D. Miguel, en los primeros meses de ese año 1592, recorriendo la mayor parte de los caminos de las provincias andaluzas de Sevilla, Córdoba y Jaén.

Baeza

     Como viajero incansable por los caminos de España, fueron muchas las ocasiones en que Cervantes transitó por las vías que discurren por la comarca de Segura en sus frecuentes desplazamientos a Sevilla y otros muchos lugares andaluces, desde Madrid y Toledo, a cuyo fin pasaría por la vieja ruta que, desde la antigua ciudad de Cástulo, cerca de Linares, discurre por la zona del Condado, cruza el río Guadalimar y a través de Montizón y Villamanrique hasta Mariana (actual Puebla del Príncipe), Almedina y, a través de Villanueva de los Infantes, se dirigía en dirección a Toledo o a Madrid, en un viaje de ida y vuelta que repitió en nombradas ocasiones, deteniéndose a pernoctar en las diversas ventas y posadas que ofrecían sus servicios a los viajeros, entre las cuales alguna de ellas estaba situada en terrenos pertenecientes a la encomienda de Segura.

Castillo. Montizón

    En cuanto a la presencia de don Quijote y Sancho,  recientes estudios  realizados por un equipo de la Universidad Complutense de los distintos  viajes y desplazamientos de los protagonistas que narra la novela, localizan como centro de las rutas de Don Quijote y Sancho la ciudad de Villanueva de los Infantes, capital del Campo de Montiel limítrofe a la comarca de la Sierra de Segura, transcurriendo muchos de los avatares vividos por ambos personajes en Sierra Morena, y en concreto, en la franja que separa Jaén y Ciudad Real al norte de la Sierra segureña, que algunos escritores recogen.

Plaza Mayor. Villanueva de los Infantes

    Precisamente en esa ruta se encuentra la Venta del Villar, una antigua posada de viajeros que era propiedad de la encomienda de Segura, junto a la dehesa de Zahora y otros bienes, que más tarde sería llamada Venta Nueva, situada entre Montizón y Villamanrique. Un lugar donde Cervantes tuvo que hacer noche en varias ocasiones a lo largo de su vida, y en la cual se desarrolló la bien conocida escena en que Don Quijote es armado caballero por su viejo amigo el posadero junto al pilón de agua del patio, y otras aventuras increíbles que tienen lugar en los caminos de acceso que transcurren por la zona. Este hecho está avalado por varias fuentes y testimonios de autores: “La Venta Nueva, una venta situada a dos leguas de distancia, donde tiene lugar el manteo de Sancho está situada entre la Torre de Juan Abad y Villamanrique mientras que la Venta de los Santos, en plena Sierra Morena, estaría situada entre Chiclana y Santisteban del Puerto, además de describir otros lugares de nuestra Sierra Morena”, según atestigua Zamora Moreno.

    El uso de la Venta Nueva era muy frecuente entre los viajeros que seguían el Camino Real de Toledo a Granada, siendo ruta utilizada por Quevedo, por el rey Felipe IV o las tropas francesas de Napoleón, para seguir desde allí por el paraje de Barranco Hondo en Villamanrique, siendo esta población donde confluía con el Camino Real de Andalucía a Valencia que se dirigía hacia el este desde las poblaciones del Condado por Albaladejo y Villanueva de la Fuente (antigua Mentesa oretana). Por lo tanto, no es de extrañar que Cervantes transitara asiduamente por estos caminos y por los que desde aquí unían estos lugares manchegos con la Sierra de Segura para continuar a Cartagena, según informa M. Corchado en su estudio.

Caminos en el Campo de Montiel

    Son varios los parajes entonces propiedad de Segura y su encomienda, y de la encomienda de Montizón, donde don Quijote ejerce su oficio caballeresco en defensa de los desvalidos, liberando a un pastorcillo de los castigos que su amo le propinaba atado a una encina, y de los daños que infieren al caballero los mercaderes toledanos con que se cruza en el camino, que le devuelven a su casa malherido. Ya en la primera salida de andanzas, don Quijote, alude a estos lugares que narra el capítulo II de la primera parte: “Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los más calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza y por la puerta falsa de un  corral salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo….cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas (del colchón de su cama), subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba.” También en el capítulo XXVIII, recuerda el autor los parajes montañosos tan queridos para él: “Diose don Quijote una gran palmada en la frente y comenzó a reír muy de gana y dijo: -Pues no anduve yo en Sierra Morena, ni en todo el discurso de nuestras salidas, sino dos meses apenas…”. Así mismo, en la segunda salida del caballero andante, que narra en el capítulo VII, Cervantes explica la ruta que emprende el viajero: “Acertó don Quijote a tomar la misma derrota (rumbo) que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol no le fatigaban”.

D. Quijote y Sancho

    De la repetida permanencia de D. Quijote en Sierra Morena es abundante la mención que se contiene en varios pasajes del libro, y en concreto en el mismo título de los capítulos XXIII al XXVI. A este respecto, conviene aclarar que, la Sierra Morena a que se refiere D. Quijote es el tramo que ocupa el Campo de Montiel en la divisoria entre La Mancha y Jaén, por donde iba el camino de paso entre Toledo y Andalucía que confluía con el de Valencia y Cartagena. Un trecho que coincide con los actuales pueblos castellano-manchegos del sureste de Ciudad Real como Villanueva de los Infantes, Terrinches, Montiel, Almedina, Villamanrique, Torre de Juan Abad o Albaladejo y los jiennenses de Villarrodrigo, Siles, Orcera, La Puerta, Génave, Puente de Génave, Montizón o Chiclana de Segura.

Campo de Montiel y la Sierra de Segura

    Son varias las aventuras que viven los famosos personajes don Quijote y Sancho en los campos del área manchego-segureña y sus proximidades, según Zamora Moreno al afirmar que: “en estas tierras, nuestro entorno, se describen una buena parte de los acontecimientos más bellos e importantes de la obra de Cervantes. Del capítulo XV al LII que resulta ser el 35 % de toda su obra y el 75 % de la primera parte del Quijote, todo ello en la segunda salida del Quijote”. Citas textuales de la presencia del hidalgo caballero en los terrenos intermedios entre Ciudad Real y Jaén, se acreditan en el Cap. XXIII “De lo que le aconteció al famoso don Quijote en Sierra Morena…”, en el Cap. XXIV “Donde se prosigue la aventura de la Sierra Morena…”, en el Cap. XXV “Que trata de las extrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de la Mancha…” o en el Cap. XXVI “Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena…”. Estas referencias demuestran la frecuencia con que Don Quijote y Sancho deambulaban por la parte de Sierra Morena que se reparte entre las tierras del Campo de Montiel y las de la Encomienda de Segura, siendo algunos parajes perfectamente identificables para muchos habitantes de Villarrodrigo, Génave y otros municipios de la Sierra de Segura.

Mapa de la zona manchego-segureña S.XVII

    Aunque no se sabe con certeza la secuencia de la redacción de la famosa novela por su autor, lo más probable es que el Quijote se engendrara y se empezara a escribir en Andalucía; para después perfilarse en la Mancha…, escribiéndose en diferentes periodos que podrían corresponder a las distintas andanzas del caballero, siendo probable que Cervantes escribiera su libro a lo largo de mucho tiempo y con muchas interrupciones, viajando con sus papeles. Hay que imaginarlo, por lo tanto, años enteros yendo de un lugar a otro de Andalucía, parando a dormir en diferentes sitios, residiendo algún tiempo en un pueblo o una ciudad de nuestro entorno y así iría escribiendo, según afirma J. Marías. Por lo tanto, no entra dentro de lo descabellado pensar en la posibilidad de que Cervantes pudiera escribir algunas páginas en la ya nombrada Venta Nueva. Y otro tanto cabe pensar sobre el lenguaje de don Quijote y Sancho, que pudieron usar alguna de las palabras utilizadas en los parajes del Campo de Montiel y aún de la zona inmediata de la Sierra de Segura, pues, solamente un viajero que había conocido varios países, lenguas y ambientes diferentes podría hacer gala de un léxico tan rico como el que muestra en el libro, pues, como afirma J. Marías en su texto “Cervantes, clave española”, Cervantes maneja todos los registros del lenguaje, desde los más elevados, alambicados, retóricos, arcaizantes, hasta los más populares, coloquiales, desgarrados, burlescos, la germanía, absolutamente todo; por lo que no cree que haya ningún otro autor que use con tanta seguridad, acierto y complacencia todos los registros del español; y que solamente con su obra se pueda reconstruir toda la lengua española de su tiempo, el vocabulario, los giros, los modismos, los refranes, los diferentes tonos, los niveles”.

Ejemplar facsímil del Quijote.

    Cervantes fue coetáneo de otros ilustres visitantes de la zona como  San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús que había fallecido en 1582, interviniendo el escritor en el  acto de beatificación de esta última celebrado el 25 de septiembre de 1614, con motivo de las justas poéticas organizadas, donde el autor declamaría un poema titulado “Por Miguel de Cervantes a los éxtasis de la Beata Madre Teresa de Jesús”, durante el cual una mascarada estudiantil representó también los imaginarios esponsales de Don Quijote y Doña Dulcinea, que ya eran personajes cervantinos famosos.

Representación de la obra de Miguel de Cervantes.

    Sirvan estas líneas para dejar constancia de la presencia de don Miguel de Cervantes y sus personajes novelescos en tierras de la zona de Segura, en la parte que ocupan las estribaciones de Sierra Morena delimitada en La Mancha por su Campo de Montiel y por la comarca de la Sierra de Segura en la zona jiennense, cerca de los ríos Guadalmena y Guadalimar que separan ambas áreas.

 

Bibliografía consultada

-El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Felipe González Rojas, Editor. Madrid, 1894 

-Don Quijote de la Mancha. Real Academia Española de la Lengua. Edición del IV Centenario. Santillana Ediciones. Madrid 2004

-Corchado Soriano, M. “Pasos naturales y antiguos caminos entre Jaén y la Mancha”.Boletín del Instituto de Estudios Giennenses nº 38, pp.9-40. Jaén, 1963

-Marías. J. Cervantes clave española. Alianza Editorial.Madrid, 1990

-Rodríguez Castillejo. J. Don Quijote por los Campos de Montiel. Ciudad Real, 1999

-Rodríguez Perea, S. Desde un lugar de La Mancha. Ciempozuelos, 1997

-Spunberg, Alberto. Miguel de Cervantes. Ediciones Rueda. Madrid, 2003

-Trapiello. A. Las vidas de Miguel de Cervantes. Ed. Planeta. Barcelona, 1993

-Al morir don Quijote. Ediciones Destino. Barcelona, 2006

-Villaverde Gil, A. Viaje por La Mancha de don Quijote y Sancho. Aache Ediciones. Guadalajara, 2002

-Vizcaíno, J.A.  Caminos de La Mancha. Ediciones Alfaguara. Madrid, 1966

-Zamora Moreno, C. Chiclana de Segura. Egedsa. Sabadell, 2005

viernes, 30 de octubre de 2020

JORGE MANRIQUE. EL POETA GUERRERO DE SEGURA DE LA SIERRA

Insistiendo en el artículo publicado recientemente en el que se argumentaba sobre la veracidad de situar el nacimiento del destacado poeta del medievo español, Jorge Manrique, en la localidad de nuestra comarca Segura de la Sierra, volvemos a recoger más explicaciones y argumentos en el escrito del destacado historiador de nuestras tierras D. Genaro Navarro, quien realiza, en el siguiente artículo, una minuciosa explicación de las razones que le permiten asegurar que dicho poeta no nació en la localidad palentina de Paredes de Nava, como aseguran algunos, y si lo hizo en nuestra comarca, en Segura de la Sierra, que fue el lugar de residencia familiar y donde realizó muchas de sus extraordinarias composiciones literarias. 


SEGURA DE LA SIERRA, LUGAR DE NACIMIENTO DE JORGE MANRIQUE.

Ni los hechos y convulsiones internas que agitan a Castilla durante los reinados de Juan II y Enrique IV, época de transición en la que vivieron los Manrique y que presagia ya el Renacimiento, ni el refinado ambiente intelectual característico de aquella sociedad, en la que este noble linaje ganó tanta fama y gloria a través de las armas y las letras, ni aun siquiera la figura y personalidad de don Jorge y la suprema belleza de las Coplas a la Muerte del Maestre de Santiago, «maravilla literaria, tan única en la literatura como el Cantar del Cid o el Quijote», mueven hoy nuestro interés, estrictamente ceñido a espigar en campo ajeno datos y noticias sobre las que sustentar la tesis del posible nacimiento del gran poeta en Segura de la Sierra.

Placas conmemorativa a Genaro Navarro en Segura de la Sierra

A este propósito hemos consultado la «Antología de los Manrique», de Joaquín de Entrambasaguas, la «Crónica del Halconero», de Juan II, el prólogo de Augusto Cortina a la Obra Completa de Jorge Manrique, y, sobre todo, son de inapreciable valor los materiales acopiados por Antonio Serrano de Haro, escritor y diplomático vinculado afectivamente a la tierra jaenera, en su libro «Personalidad y destino de Jorge Manrique», libro admirable en el que con rigor histórico, seriedad de investigador y amplia erudición y dignidad de estilo, ha llevado a cabo una investigación tan profunda y minuciosa de la vida y obra del célebre poeta y guerrero, que, como ha escrito Vázquez Dodero, sus páginas «son el fruto de un trabajo tenaz, realizado con alma ecuánime y con mente clara, apasionada por la verdad». El ambiente histórico-político en que crece don Jorge, la mentalidad de la época, con sus altos ideales caballerescos, la vida privada, el círculo familiar, el lugar de nacimiento... nada se sustrae a la aguda pesquisa y examen crítico de Serrano de Haro.

Pero ciñéndonos, como hemos enunciado, al punto concreto del lugar de nacimiento de don Jorge, partimos de la autorizada opinión de Serrano de Haro quien, sin establecerlo de manera rotunda y categórica, más bien parece inclinarse por señalar la cuna del poeta en Segura de la Sierra, ya que como literalmente escribe «no está, en efecto, nada claro que fuera Paredes de Nava», si bien, en tanto no aparezcan datos definitivos, prefiere mantener viva la ilusión local de la villa palentina, que no tiene más fundamento histórico que haber ostentado su padre el título de Conde de Nava.

En cambio, como el propio autor afirma, hasta 1440, en que por herencia de su padre no adquirió don Rodrigo el señorío de Paredes de Nava, no hay motivo alguno para pensar que fijara en este lugar su domicilio. Hasta esta fecha lo que sí parece evidente y claro es la presencia y permanencia del Maestre, en Segura de la Sierra, de la que fue Comendador ya, desde la adolescencia. Segura de la Sierra es frontera con el Reino moro de Granada, y hemos de ver más adelante, cómo los más resonantes hechos de armas del Maestre tienen por escenario aquellas ásperas montañas. Es el mismo don Rodrigo, en su testamento, quien dice: «yo gasté allí lo más de mi tiempo según los trabajos en que anduve». Abundando en este orden de consideraciones y como dato significativo de la asidua presencia de D. Rodrigo en la tierra segureña, hace referencia Serrano de Haro al testamento de D. Pedro, primogénito de D. Rodrigo, ordenando el traslado a Uclés de los restos de su madre y hermanos, sepultados en la ermita de Santa María de la Peña, cerca de Segura, en la frontera de los moros, por el temor de que éstos, en tiempo de guerra, pudieran llevarse los amados restos familiares, lleva esto a la conclusión lógica, a la que desde luego nos adherimos, de que el verdadero hogar de D. Rodrigo Manrique, al menos durante su primer matrimonio, fue Segura de la Sierra, donde sus hijos y su mujer murieron y fueron enterrados, siendo lo normal que los miembros de una familia vengan al mundo en el lugar habitual de su residencia y sea éste también en el que entreguen su alma a Dios.

Monumento a Jorge Manrique en Paredes de Nava

Por todo ello, y algunas otras razones, tales como la presencia de la familia del Maestre, buscando la protección durante sus ausencias, en las fortalezas de sus parientes en el vecino reino de Murcia, limítrofe del de Segura, termina Antonio Serrano de Haro, evocando «largas soledades de la familia, aislada en Segura, con el temor a infiltraciones nocturnas de los moros sin el calor del padre, el fuerte varón. Aún en el caso de que no naciese D. Jorge en Segura, allí se desarrollaría seguramente su infancia». Empero, la ausencia de documentos, impide a Serrano de Haro confirmar categóricamente a Segura de la Sierra como lugar de nacimiento del poeta. Bien se advierte, que investigador tan concienzudo y veraz, no quiere de modo alguno llegar a conclusiones que no tengan fehaciente probanza, más el análisis objetivo de los factores enunciados, inclina la balanza de posibilidades a favor de Segura de la Sierra, juicio que vamos a intentar robustecer con el examen de otros antecedentes y hechos de gran significación y relieve.

Es una realidad indiscutible que, Jorge Manrique y aun su propio padre, no han tenido biógrafos. Cronistas e historiadores han narrado hasta la saciedad las virtudes militares riel padre y consagrado la fama literaria del hijo, pero en esa ingente bibliografía, ni el interés personal, ni el autor de la creación literaria, han merecido atención y de ahí los escasos datos que poseemos.

Segura de la Sierra

Una vez más, el brillo y el renombre del poeta, han oscurecido al hombre, y desde nuestra modestia, intentamos desvanecer las sombras que sobre el lugar de su nacimiento envuelven a la egregia figura. La ilustre estirpe de los Manrique pudo ser originaria de la Tierra de Campos, aunque su casa solariega no radicase precisamente en Paredes de Nava, sino en Carrión de los Condes, pero su afincamiento lo fue en tierras de la Encomienda de Segura, y en ellas tuvieron lugar la mayor y más importante parte de sus empresas y hazañas, y así, D. Rodrigo, que había nacido en 1406, a los doce años se cruza Caballero del Hábito de Santiago y muy poco tiempo después es Comendador de la Orden. En 1428, aparece pleiteando con el Concejo y vecinos de Segura, por haberle negado la posada debida a los Comendadores, y en 1434, «el segundo Cid», ya famoso por sus notables hechos de armas, logra la rendición de la plaza mora de Huesear, en la frontera segureña, cubriéndose de gloria y recibiendo del rey Juan II, trescientos vasallos solariegos en tierras de Alcaraz y veinte mil maravedíes de juro de heredad. En 1456 toma para el rey Enrique IV la importante plaza de Jimena, en tierras del Santo Reino de Jaén.

Monumento a Jorge Manrique en Segura de la Sierra

Antes, el 3 de mayo de 1439, el infante D. Enrique de Aragón, le otorgó poder para que continuase en la posesión «en que él había estado y estaba, del Maestrazgo de Santiago, e de las villas e logares e castillos e vasallos de dicho Maestrazgo», y días después, el 18 de los mismos mes y año, el Comendador de Segura, con el de la vecina Caravaca, alzaba la villa de Ocaña por el Infante, al que acompañó con ciento cincuenta rocines en marzo de 1440, en su entrada en Toledo contra la expresa prohibición del rey D. Juan. Cuando la nobleza, con el rey de Navarra y el infante D. Enrique, fueron vencidos en la batalla de Olmedo (19 de mayo de 1445), en la que murió el Infante, el rey D. Juan hizo nombrar en Ávila, Maestre de Santiago, al Condestable D. Álvaro de Luna, concurriendo a la elección todos los Comendadores de la Orden, excepto el de Segura, D. Rodrigo, que se alzó contra el nombramiento por ver mermados sus derechos al Maestrazgo para el que había sido nombrado por el rey de Aragón de acuerdo con el Papa.

Posesiones de la Orden de Santiago

Entonces, para reducir al Comendador de Segura, el rey envió una numerosa hueste, que al mando de D. García Lope de Cárdenas y del mariscal Diego Fernández, señor de Baena, tomaron la fortaleza y lugares de D. Rodrigo, en la Encomienda de Segura, excepto la de Hornos, en la que por medio de una ingeniosa estratagema infligió gran descalabro al mariscal, quien por verdadero azar salvó la vida, refugiándose en la villa de Siles. En febrero de 1448, parte D. Rodrigo de Segura, confiando la fortaleza a su hermano D. Fadrique, en socorro de la ciudad de Murcia, acosada por las tropas del rey, y meses después, en agosto de 1449. D. Fadrique, con diez mil hombres de a pie y a caballo, levanta el cerco que a Montiel tenían puesto las tropas de la corona, y en el que se encontraba sitiado D. Rodrigo. Por último, hemos de anotar que en la primera campaña de Enrique IV contra el reino de Granada, en 1455, entre los Capitanes del rey figura D. Rodrigo. También, como muestra de poder sobre estas tierras, en el aledaño campo de Montiel, se encuentra el pueblo actualmente llamado Villamanrique, antes Belmontejo, que cambió su nombre por gratitud hacia D. Rodrigo, que le había eximido de la jurisdicción de la Torre de Juan Abad, igualando el caso de Villarrodrigo, ante Albaladexo, que recibió el título de villa y el nombre del señor Maestre de la Orden de Santiago.

Emblema de la Orden de Santiago

Con estos y otros datos, que por no ser prolijos omitimos, hemos querido, dejar constancia de la asidua presencia de D. Rodrigo desde su adolescencia hasta las vísperas de su muerte, en la Encomienda de Segura, la más importante de la Orden de Santiago, cuyos confines se extienden hasta Alcaraz, el reino de Murcia, las tierras del Condestable D, Miguel Lucas de Iranzo, en el reino de Jaén, el Campo de Calatrava y el reino moro de Granada, por Huescar, conquistada por D. Rodrigo, en la línea fronteriza. «Dentro de esta extensa área montuosa —escribe Serrano de Haro— D. Rodrigo aprieta bien la hueste familiar asignando a sus hijos, Jorge y Rodrigo, las Encomiendas limítrofes de Montizón y Yeste y confiando al primogénito D. Pedro, cuando obtiene el Maestrazgo, la capital del pequeño reino de Segura.

«Mueren los componentes de una familia en el lugar que habitan y es éste donde nacen los hijos».

Otras presunciones, de no inferior valor indiciario, para poner de manifiesto el arraigo de la familia Manrique en Segura de la Sierra y el transcurso en ella de la mayor parte de su vida, son las que se refieren a su hacienda y bienes de fortuna. Lo normal siempre ha sido, y continúa siendo, que las familias tengan su asiento donde radican sus bienes, y éstos, en lo que al clan de los Manrique atañe, los suministra principalmente la Encomienda de Segura de la Sierra, la más rica de la Orden de Santiago, cuya principal fuente de ingresos la constituían los pastos, la madera y la caza. Pingües ingresos, siempre insuficientes empero, para cubrir los gastos del Maestre: el estado de Caballero, el brillo de la honra militar y la situación social de la nobleza, imponían cuantiosos dispendios y ostentaciones.

Non dejó grandes tesoros
ni alcanzó muchas riquezas
ni bajillas
más fizo guerra a los moros
ganando sus fortalezas
e sus villas.


La vigilancia constante de las fronteras y el continuo batallar en que transcurrió la vida de D. Rodrigo, supone una empresa de gran importancia económica, habiéndose visto en múltiples ocasiones al frente de más de trescientos caballos. Vivió por esta causa en continuas dificultades económicas, sin que en nada las atenuase el Mayorazgo de Paredes, de muy menguados recursos, que no lo poseyó hasta 1440, y ello por poco tiempo, ya que lo perdió en 1445, después de la batalla de Olmedo, y no volvió a recobrarlo definitivamente hasta 1465. Esta presencia y ausencia sucesivas del Mayorazgo de Paredes de Nava, en el patrimonio de D. Rodrigo, hace necesariamente pensar en que no debió tener importancia para su economía. Lo importante para D. Rodrigo, lo mismo que para su hijo D. Jorge, es el decoro y brillo de su linaje y el servicio de la guerra, aunque ello comportase grandes y permanentes agobios económicos, y no es por tanto extraño que, por esta liberalidad y derroche, al ordenar su última voluntad se vea obligado a disponer el pago de las deudas contraídas en tierras de Segura y de Montiel «donde gastó lo más de su tiempo».

Carta de otorgamiento de Segura de la Sierra a la Orden de Santiago

Resumiendo, cuando antecede, podemos establecer las siguientes conclusiones:

- Que D. Rodrigo Manrique, en 1418, a los doce años de edad, se cruza Caballero del Hábito de Santiago y es Comendador de la Orden en Segura de la Sierra, con cuyo Concejo aparece pleiteando en 1428.

- Que, a lo largo de toda su vida, la mayor parte de sus empresas militares tienen lugar en la frontera de Segura con los moros de Granada.

- Que, en el territorio de esta Encomienda, es donde radica la fuente más importante de sus rentas e ingresos.

- Que es entre los vasallos de este feudo, donde hace sus levas.

- Que el Señorío de Paredes de Nava, no lo recibe hasta 1440 cuando ya, según algunos autores, había nacido don Jorge, y aun suponiendo que el nacimiento tuviese lugar en la primera mitad de este mismo año, como afirman otros, se hace difícil pensar en el desplazamiento de doña Mencía, su madre, en estado de buena esperanza, desde la comarca de Segura hasta las distantes tierras de Paredes de Nava dejándose tres hijos de corta edad, siendo el mayor don Pedro de cinco años; al tiempo que no es lógico enviar a su esposa al centro de poder del rey castellano Juan II, con el que D. Rodrigo estaba enfrentado.

Mausoleo de Juan II de Castilla

Si don Rodrigo no fue señor de Paredes hasta después de la muerte de su padre, acaecida en 21 de septiembre de 1440, y si hasta entonces —advierte Serrano de Haro— no hay ningún motivo para suponer que fijara en Paredes su domicilio conyugal, y además «en vida de la madre no consta que la familia viajara», no será arbitrario pensar que otro lugar distinto de Paredes pudo ser el del nacimiento del inolvidable lírico, pues si éste acaeció en 1439 o en la primera mitad de 1440, y su padre no heredó el Señorío hasta el último tercio de este año, la conclusión apuntada se desprende por sí misma. Harta razón asiste, pues, a Serrano de Haro, cuando afirma, con referencia a la cuna del poeta, que «no está, en efecto, nada claro que fuera Paredes de Nava», y para añadir, comentando el traslado de los restos familiares desde Segura, «que no cabe más elocuente dato que éste para probar que el verdadero hogar de don Rodrigo Manrique en el período de su primer matrimonio fue Segura de la Sierra».

Casa natal de Jorge Manrique

Por lo que respecta a doña Mencía, primera esposa de don Rodrigo y madre del poeta, aún persisten en Segura de la Sierra en pobre estado de conservación, algunas nobles piedras presididas por el escudo de armas de los Figueroa, señalando el solar de sus mayores y el lugar que le prestó amparo en su infancia y de donde salió para unir su vida a la azarosa de don Rodrigo Manrique. No debe tampoco olvidarse que doña Mencía de Figueroa, aquella de la que nunca se supo que abandonara el hogar familiar, nació, vivió y murió en Segura de la Sierra, y allí, en la ermita de Nuestra Señora de la Peña, fue enterrada con algunos de sus hijos, hasta que en 1481 el primogénito don Pedro ordenó el traslado de los restos al Convento de Uclés, donde ya les aguardaban los de su esposo, el Maestre, y su hijo don Jorge, muerto este último, como se sabe, en el asalto del Castillo de Garcimuñoz, en 1479.

Escudo de los Figueroa en Segura de la Sierra

Al no existir dato que autorice fijar el nacimiento en Paredes de Nava, otro puede ser su lugar de origen, y en ninguno concurre, como ocurre en Segura de la Sierra, tal cúmulo de circunstancias que permiten señalarlo como patria chica del poeta. Cierto que tampoco en esta villa existen documentos fidedignos, mas téngase en cuenta que el archivo y la villa misma fueron reducidos a un montón de cenizas durante la invasión francesa, pero de todos modos valor de testimonio vivo tienen, esas nobles piedras, a las que acaba de hacerse alusión.

Por estos motivos, y porque en todo caso allí transcurrió la infancia del poeta, ha sido fácil a Serrano de Hato imaginar a don Rodrigo rodeado de hijos, familiares y criados, contando y comentando aventuras y lances de la guerra, «ante la gran fogata con que atenuarían las noches heladas de Segura», montear en las escabrosidades y «riscos de Segura, bien provistos de jabalíes, venados y lobos», o verlo en la iglesia parroquial ante la imagen de Nuestra Señora de la Peña «iniciarse en la piedad de la mano de su madre». «Sería ella, como señora de la región, quien se ocuparía de que el templo estuviera atendido». También hincaría su rodilla ante la imagen de Santiago en la capilla del Castillo. «La fortaleza de Segura, avizora de los caminos de Granada, era una fortaleza de fe», y allí se inició y forjó el sentimiento religioso de Jorge Manrique. Este mismo sentimiento religioso lleva posteriormente al poeta a incluir en su poesía amorosa unos piadosos versos a la pasión de San Vicente Mártir, cuya imagen quedaría fijada en su retina ante el retablo dedicado a este Santo en la ermita que, para conmemorar la conquista de Segura, el día de San Vicente Mártir de 1212, por los Caballeros santiaguistas, se erigió en el contiguo cerro que todavía se llama de San Vicente.

Localización de las Ermita de San Vicente Mártir en Segura de la Sierra

El ejercicio de la Caballería, consustancial con la nobleza, era el más considerado, y don Jorge, formado a la sombra de su padre hizo honor a la tradición familiar, siguiendo el oficio de las armas.

El Maestre D. Rodrigo
Manrique, tanto famoso
e tan valiente.

Vamos, pues, a situarlo ante los acontecimientos bélicos en que participó, para que podamos ver cómo, al igual que su padre, las empresas y expediciones militares en que participó, tienen por escenario la frontera militar con el reino de Granada, de las que no suele alejarse, como no sea para intervenir en las escaramuzas y banderías de la nobleza.

Vivió sobre las armas, pero casi siempre acompañando a su padre en sus campañas, o patrullando los campos de la Mancha durante las discordias civiles. Así, ayuda a don Rodrigo a rendir la fortaleza de Alcaraz, sometiendo definitivamente el Marquesado de Villena a la Corona. Pelea también brillantemente a su lado en las conquistas de Uclés y de Ocaña. Muerto don Rodrigo, cae prisionero en Baeza al intentar tomar la plaza, pero ahora también lucha, como siempre, formando parte de la confederación familiar de los Manrique, al servicio de sus parientes y aliados, los Benavides. Esta misma motivación es la que le lleva a sostener los derechos de su primo don Alvaro de Estúñiga, al Priorato de San Juan, usurpado por don Juan de Valenzuela, a quien venció con fuerzas numéricamente muy inferiores cerca de Ajofrín. La influencia y personalidad de don Rodrigo Manrique, transcienden de su feudo de Segura de la Sierra, dejándose sentir en las Encomiendas limítrofes de Yeste —poseída por su hijo don Pedro—, en la de Montizón, de la que es Comendador don Jorge; la de Caravaca e incluso en el Reino de Murcia, donde imperan los Fajardo, sus parientes y aliados.

Fortaleza de Alcaraz

El estado de Caballero es un alto honor que comporta arduas obligaciones, pero si se trata de tan claro linaje, como el de los Manrique, la gloria, la honra y el heroico esfuerzo se sostienen sobre una continua sucesión de hazañas, que por nada ni por nadie deberán ser superadas. Como el teatro de las luchas de los Manrique es la inquieta frontera de Segura, porque la defensa de la fe de Cristo y la reconquista del territorio nacional es la gran tarea que incumbe a don Rodrigo, allí monta la guardia a lo largo de su vida, y para que ésta sea más efectiva y prevenir posibles riesgos, por medio de alianzas y lazos de sangre, extiende su actividad a otros dominios y desde luego a la Encomienda de Montizón, en el punto de sutura entre Sierra Morena con Sierra Segura, y es por ello por lo que Montizón viene a ser como una pieza en el dispositivo militar de la limítrofe Encomienda de Segura, y don Jorge, un Capitán del Maestre, aunque en ocasiones se vea forzado a intervenir en las pugnas señoriales, en una de las cuales sería mortalmente herido ante los muros del Castillo de Garcimuñoz. La única ciudad a la que estuvo vinculado por su matrimonio, y porque entonces era el centro político de España, fue Toledo, pero aparte de estas esporádicas ausencias de Montizón, no se encuentra mención de su presencia y de contacto alguno con la Tierra de Campos, aunque le perteneciesen las tercias de Villafruela.

Castillo de Garcimuñoz

A la vista de estos datos, y considerando que, de la opinión de los autores, y entre ellos, la muy autorizada de Serrano de Haro, se viene a la consecuencia de que no hay motivos para señalar Paredes de Nava como lugar de nacimiento de Jorge Manrique, lógicamente se desprende que otro lugar hubo de serlo, y es indudable que en ningún otro concurren las circunstancias que señalan a Segura de la Sierra como cuna del poeta. En lo sucesivo, sería ya imperdonable que a Jorge Manrique no se le incluya en el repertorio de grandes poetas españoles que nacieron o vivieron en lo que actualmente es provincia de Jaén.

 

Genaro Navarro.


lunes, 28 de septiembre de 2020

NACIÓ EN SEGURA DE LA SIERRA, SIN LUGAR A DUDAS.

Muchas son las dudas y controversias acerca del lugar de nacimiento de Jorge Manrique, gran poeta medieval que viene a encarnar la perfecta visión del caballero renacentista. Tradicionalmente se entendía, sin tener pruebas concretas, llevados por el centralismo castellano, que su lugar de nacimiento era la localidad palentina de Paredes de Nava, pero el estudio desarrollado por el ilustre puenteño D. Domingo Henares, desmonta esta indocumentada hipótesis, concretando y argumentado documentalmente que el lugar exacto de nacimiento es el municipio de nuestra comarca, Segura de la Sierra. Dicho estudio es el que a continuación os presentamos. 

SEGURA DE LA SIERRA,CUNA DE JORGE MANRIQUE.

El lugar donde nació Jorge Manrique, esto es, el lugar donde primero se meció su cuna, hay que ponerlo ya, a estas alturas del tiempo, en Segura de la Sierra, de la provincia de Jaén, en ese pueblo tan alto que mira de frente al monte Yelmo, como si los dos estuvieran de guardia a toda hora por la Sierra de Segura. Pero esta verdad incuestionable, en cuanto al origen del poeta cantor de la muerte, no acaba de ser compartida, sin embargo, entre buena parte de paredeños, defensores todavía del origen palentino de Jorge Manrique.

Estatua de Jorge Manrique en Segura de la Sierra.

Por lo que esta afirmación inicial de su nacimiento en Segura de la Sierra necesita, antes de llegar a su conclusión última, una serie de negaciones previas y que no serían tan precisas, de no mediar en la discusión una serie de factores en nada científicos, sino, más bien, debidos a un cúmulo de prejuicios que, a su vez, son el exponente claro de una pereza intelectual, de una incuria al menos por la investigación con argumentos.

Repárese, si no, en las afirmaciones que, en favor de los intereses palentinos, hacía el senador señor Gallego Cuesta en sede parlamentaria, con el objeto de conseguir las obras de la segunda fase del monumento a Jorge Manrique: “El Secretario de Estado sabe... lo que es Paredes de Nava, cuna de genios ilustres, tales como Jorge Manrique y Berruguete...” (Cortes Generales. Diario de Sesiones del Senado. 4-XI-1998).

Segura de la Sierra, sede de la Encomienda de la Orden de Santiago

Así, para afirmar dónde nació Jorge Manrique, hay que empezar negando la supuesta adscripción del poeta, por nacimiento, a la villa palentina de Paredes de Nava. Y éste es el estado de la cuestión. Pues nos encontramos con la obligación de desmontar como un castillo de naipes, edificado con los materiales de lo que Serrano de Haro, uno de los estudiosos más profundos del poeta, ha llamado una piadosa tradición, que él no comparte, es verdad, pero mostrándose muy respetuoso con los defensores de un Jorge Manrique paredeño (Serrano de Haro, A.: Personalidad y destino de Jorge Manrique. Gredos, Madrid. 1966, pp. 50-55).

La piedra donde más veces tropiezan, sin embargo, los partidarios de que Jorge Manrique naciese en Paredes de Nava está en un documento que, precisamente, no hace al caso, por cuanto nada dice del asunto que nos ocupa y que, por contra, tiene los datos necesarios para caer en un error enquistado en las buenas gentes de aquella hermosa villa palentina, emparentada, claro está, con la familia Manrique. En sus párrafos pertinentes, el dicho documento que es una carta de poder afirma lo siguiente:

“Sepan cuantos esta carta de poder vieren cómo nos, el concejo y alcaldes y hombres buenos y regidores y oficiales de la Villa de Paredes de Nava... conocemos y otorgamos y damos todo nuestro poder cumplido... a Ferrand Gonzálvez de Mayorga y a Francisco Ferrández de Paredes... para que por nos y en nuestro nombre y por todos los vecinos... parezcan ante el señor Rodrigo Manrique, comendador de Segura, e hijo del señor Adelantado Pedro Manrique, que Dios haya, sobre razón del señorío de esta dicha villa... y para que sobre ello por nos y en nuestro nombre... puedan recibir y reciban por señor de esta dicha villa y vecinos de esta al dicho Rodrigo Manrique...” (Texto íntegro, fotocopia y transcripción en mi libro Cartas de Don Rodrigo Manrique a su hijo Don Jorge. Diputación de Albacete, 2001, pp. 155-58).

Monumento a Jorge Manrique en Paredes de Nava (Palencia)

Y, como esta carta de poder está fechada a 23 de septiembre de 1440, ya tenemos los dos ingredientes necesarios para el error tan largamente extendido, esto es, que Jorge Manrique nació en 1440, justamente, y en Paredes de Nava sin discusión alguna. Pero ese texto anterior podemos leerlo hasta cien veces al día, aprenderlo de memoria o traducirlo a varios idiomas. Lo que no conseguiremos es que valga como prueba de que Jorge Manrique tuviera que nacer en Paredes de Nava, cuestión que ni siquiera plantea. Y creer lo contrario sería un artículo de fe, de una fe demasiado crédula, mera fiducia.

Por otra parte, y desde la Crónica del Halconero de Juan II, no es lícito afirmar que Doña Mencía de Figueroa, madre del poeta, estuviese en Paredes de Nava en la fecha antes escrita, pues tampoco estaba Don Rodrigo, su marido (de ahí que los paredeños manden representantes suyos a Segura de la Sierra para rendir homenaje a su nuevo señor, según se indica en el documento anterior). Y ni siquiera Doña Mencía estuvo en Valladolid, cuando Don Rodrigo asistió a las bodas de Don Enrique de Castilla y Doña Blanca de Navarra, pues no figura en la relación de invitados, siendo como era mujer de Don Rodrigo, que sí figura (Carrillo, P.: Crónica del Halconero de Juan II. Espasa-Calpe, Madrid, 1946, p. 344) y hermana de Lorenzo Suárez de Figueroa, I Conde Feria (Montero, R.M.: Nobleza y sociedad en Castilla / el linaje Manrique, siglos XIV-XV. Gráficas Pinares, Madrid, 1996, pp 61-62). Es más, aunque hubiese sido invitada, por su relevante situación familiar, habría tenido que renunciar, pues la boda no se concertó antes del mes de julio (Crónica..., p. 343), por lo que Doña Mencía estaría embarazada de siete meses y con unos setecientos kilómetros por delante, haciéndolos en jamuga o en carreta, acaso en andas, como la reina de Navarra que fue transportada así, de ese modo tan particular, a dichas bodas “por cuanto era mujer gruesa y no podía venir en mula” (Crónica... pp. 343 y 345).

Fachada de la casa natal de Jorge Manrique en Segura de la Sierra
con el escudo de la familia de los Figueroa sobre el dintel de la puerta

Un viaje de locura, si alguien pretendiese que Doña Mencía estuviera en 1440 por los alrededores de Paredes de Nava, fecha y lugar que se necesitan mutuamente, los dos errores juntos, pues son los únicos extremos que se barajan y utilizan de forma gratuita en la citada carta de poderes, para que Don Jorge naciese en la mencionada villa palentina.

En esta búsqueda metódica del lugar de nacimiento de nuestro poeta, nos encontramos, además, con una confesión harto elocuente de un cronista oficial de Paredes de Nava en estos términos: “Aunque la primera edad de estos hermanos [los Manrique, hijos de Don Rodrigo] me es desconocida...” (Cardeñoso, L.: Reseña histórica de la villa de Paredes de Nava. Imprenta de El Día de Palencia, Palencia, 1926, p. 147). Por supuesto que, diez páginas después, el padre Cardeñoso se deshace en elogios merecidos de las coplas de Don Jorge, aunque trastoca el orden de su nacimiento y de sus hermanos, cuestión en la que no todos los autores están de acuerdo. Por nuestra parte, y a este respecto, consideramos que Don Jorge fue el segundo, ya que no hay duda de que Don Pedro fue el primero, pues él hereda el Condado de Paredes (Salazar y Castro, L.: Historia de la Casa de Lara, Lib. X, p. 367) y sólo los dos, él y Don Jorge, se citan en las Relaciones de Felipe II, cuestión 38 de las referidas a Beas de Segura y que más adelante veremos como la prueba definitiva del lugar de nacimiento que buscamos. Y no cabe alterar el orden de nacimiento de los dos hermanos, por cuanto sus padres, Don Rodrigo y Doña Mencía, acordaron matrimonio en 1432 (Montero, R.M.: Nobleza y sociedad..., p. 61).

Escudo nobiliario de los Manrique de Lara

Cabría también, en este buscar primero y a fondo perdido, tener en cuenta los dictámenes que pudieran darnos los estudiosos más conspicuos de Jorge Manrique. Así, Don Augusto Cortina, que publicó su tesis doctoral sobre Jorge Manrique en 1929, reeditada por Espasa-Calpe, colección Austral, en 1981, a lo más que llega y sin fundamento es a decir en la página 17 la frase siguiente: “Jorge Manrique nació, probablemente, en Paredes de Nava, hacia 1440”. La inseguridad de este experto en Manrique, en cuanto a su lugar de nacimiento, no resiste el menor comentario. Y, todavía en este camino hacia ninguna parte, recordamos al embajador de España Don Antonio Serrano de Haro, pues, aunque no se atreve a fijar un lugar exacto para que naciera Jorge Manrique, sin embargo, en una entrevista que concedió al diario Jaén, publicada el 30 de septiembre de 1978, hace alarde de una cautela extrema, por cuanto afirma que “... Segura de la Sierra, donde posiblemente nació el poeta y donde, sin duda, transcurrió su infancia...” Como se ve, estos autores, los más esperados, Cardeñoso, Cortina y Serrano de Haro, en principio pueden ser de nuestro bando, por cuanto que ninguno pone el lugar de nacimiento de Jorge Manrique, a falta de pruebas, en la localidad palentina de Paredes de Nava.

Representación de Jorge Manrique

Pero tenemos que dar un paso definitivo, ir más allá de la negación escueta porque, de suyo, es destructora y para encontrarnos con las frases más luminosas y rotundas, incontrovertibles por su expresión inequívoca y donde, al fin, podemos leer cuantos datos son precisos a la hora de fijar el nacimiento de Jorge Manrique. Esto es, veamos si concurren el nombre de un lugar preciso, unos padres conocidos, unos testigos y quien tenga capacidad para dar fe de cuanto haya sucedido. Nada más aconsejable, entonces, que leer el contenido de una fuente que ha sido tantas veces olvidada, y que nos ahorra continuar con el peso de alguna leyenda. Ésta es la historia, éste es el texto:

“BEAS DE SEGURA. Figueroas. En la dicha villa es un linaje muy antiguo, descendientes de caballeros hijosdalgo y señores, como fueron el maestre de Santiago Don Lorencio Juárez de Figueroa y Don Lorencio Juárez de Figueroa, comendador mayor de Castilla, quien tuvo por hijo a Gómez Juárez de Figueroa... comendador de la encomienda de Dos Varrios, junto a Ocaña... Fue hijo de éste Sebastián de Figueroa... al cual envió el dicho comendador su padre a vivir con Don Rodrigo Manrique, maestre de Santiago, por razón de que Doña Mencía de Figueroa, mujer del dicho maestre, era su parienta. Y así, haciéndolo deudo el dicho maestre y Don Jorge y Don Pedro, sus hijos... hiciéronle... capitán de caballos en esta frontera, y estuvo siempre defendiéndola hasta tanto que ganaron la ciudad de Huéscar de los moros...” [6-XI-1434. Crónica..., pp. 166-174]. (Relaciones de Felipe II. Beas de Segura [Jaén], cuestión 38).

Así, ya tenemos:

- El nombre de un recién nacido: Jorge Manrique.

- Nombre de los padres: Don Rodrigo y Doña Mencía.

- Fecha de nacimiento: hacia el segundo semestre de 1434 (contando con la fecha de la boda de los padres [1432] y el nacimiento de su hermano mayor, Don Pedro).

- Lugar de nacimiento: Segura de la Sierra, Jaén, a donde es enviado el caballero Sebastián de Figueroa desde Beas de Segura, lugar, por tanto, donde no pudo nacer Don Jorge. Ni es lícito pensar que lo hiciera en Siles, de la misma encomienda de Segura de la Sierra, por cuanto lo desmiente un documento como éste: “... e por algunas traviesas que el escudero savía, pósolo en saluo en la dicha villa de Siles, donde avía dexado la otra gente de su capitanía...”. Se trata aquí de cómo el mariscal de Juan II, Diego Fernández, huye, en la refriega de Hornos, de Don Rodrigo Manrique y se refugia en Siles, donde, claro está, no tendría su residencia el comendador (Crónica..., p. 481).

- Testigos: Rodrigo Moya, Bartolomé González de Cazorla y Cristóbal Juárez de Figueroa.

- Escribano: Pedro Gómez Machado (ver las Relaciones de Felipe II. Beas de Segura).

D. Domingo Henares. (foto La Voz Albacete)

Nada más dicen los certificados de nacimiento en las oficinas del Registro Civil de nuestro tiempo. Y ésta es la verdadera partida de nacimiento que reclaman los paredeños, aunque sólo sea cuando alguien pone en cuestión su creencia infundada acerca de la patria chica de Don Jorge. Sin caer en la cuenta, hasta entonces, de que son ellos los que carecen de la documentación exigida y que, como hemos observado, sí obra en las Relaciones de Felipe II y a favor de Segura de la Sierra, Jaén, como la cuna ya indiscutible de Jorge Manrique.

Domingo Henares. Profesor