martes, 28 de febrero de 2023

DE PEÑOLITE A REFERENTE DEL FÚTBOL PROVINCIAL

 

BLAS MACHADO, EL MÍTICO CAPITÁN DEL REAL JAÉN.

Por José Ant. Molina Real ( jt )

En ocasiones llega a nuestro conocimiento acontecimientos del pasado o trayectorias personales que no dejan de ser significativas para un pueblo. Este es el caso que nos ocupa, la trayectoria de Blas Machado Monge, nacido en Peñolite un 18 de febrero de 1952, y que vino a convertirse en un serrano-segureño ilustre dentro del ámbito deportivo en nuestra provincia, concretamente el fútbol. En aquel tiempo de penuria nació Blas Machado como segundo hijo de los que después serían seis hermanos. Sus padres, Francisco y Petra, pronto comprendieron que el futuro de sus hijos era demasiado oscuro en aquella pequeña población anexa a Puente de Génave, y no pudieron optar por otra salida que no fuera la emigración en busca de trabajo, primero en Albacete y después en Santa Elena y La Carolina donde su padre encontró trabajo en las obras de la carretera a su paso por Despeñaperros. A base de sacrificio y esfuerzo consiguió darle formación y estudio a sus hijos, completando Blas el bachillerato sin dejar nunca de practicar deporte, destacando por su talento natural en el fútbol. Pronto accedió a las categorías inferiores del Carolinense, donde según ha declarado en ocasiones, se tenían que dedicar en ocasiones diez minutos antes de empezar los encuentros a quitar las piedras que abundaban en el terreno de juego, lo cual no fue impedimento para, incluso con edad juvenil, debutar en el primer equipo en 3ª. División.

Machado en su época de jugador juvenil

Pero su vida cambió radicalmente cuando se trasladó a estudiar Filosofía y Letras en la capital giennense, concretamente al colegio de los Hermanos Maristas, aunque no dejó de jugar en el equipo de La Carolina, siendo la temporada 1968/69 donde surge el cambio definitivo en la carrera de nuestro peñolitero ilustre, ya que fue al final de la misma cuando se jugó, en el campo de La Victoria de la capital, una final de la Copa del Gobernador Civil ante el Torredonjimeno y aunque el resultado no fue favorable, Antonio Romero Maroto “Antoñete”, responsable técnico del Real Jaén, al ver el desparpajo y la juventud de nuestro Blas Machado, le ofertó integrarse en la disciplina del equipo blanco de la capital con el beneplácito del presidente del Real Jaén Juan Bautista Castellano. En el Real Jaén alternó entre las plantillas de los equipos juveniles y aficionados. En la temporada 69/70 se proclamó campeón de Andalucía juvenil, coincidiendo con otros ilustres del club como fueron los hermanos Huertas, Lorite, Zurita, Amezcua o el propio Del Moral, lo que le sirvió para debutar con el primer equipo en la temporada 71/72, con tan sólo 18 años, de la mano de Eusebio Ríos que apostó por él en la medular del equipo formando pareja con Azcárate desplazando así al veterano Moreno de la titularidad, en un encuentro contra el Eldense. De esa forma se completará el triunvirato de personas que fueron decisivas en la vida deportiva de Machado en el Real Jaén y que lograron, que a pesar de tener ofertas de equipos de superior categoría y más potentes económicamente hablando, que Machado comprometiera su vida profesional futbolística con el equipo de la capital, con Antoñete como técnico, Eusebio Ríos como entrenador y Juan Bautista Castellano como presidente, completando una trayectoria de 11 brillantes temporadas solo interrumpidas en la temporada 73-74 debido al cumplimiento del servicio obligatorio militaren Almeria.

Machado en un encuentro en el antiguo Estadio de La Victoria

Se convirtió en asiduo de las alineaciones y puntal blanco protagonizando éxitos como el ascenso a 2ª. División Nacional en la campaña 75-76, conseguido con un empate en Ceuta en la penúltima jornada de liga, compartiendo alineación con figuras como Lacalle, Reina, Laria, Saavedra Marco o Zubitur siendo el técnico sevillano Manuel Ruiz Sosa. La temporada siguiente el equipo afrontó esa nueva categoría con ilusión y trabajo, incorporó a nuevos jugadores dando paso a un grupo que la afición blanca recordará siempre con los Aguinaga, Vila, Sánchez, Monterde, José Luis, Zubitur, Machado, Calabuig, Flores, Ángel y Morera…un equipo que estuvo cerca de conseguir el ascenso a la categoría máxima del futbol español de la mano del añorado Ruiz Sosa, ascenso que se quedó a tan sólo dos puntos en la clasificación que favoreció al Rayo Vallecano, en aquella temporada 76-77. Aquí Blas siguió siendo el referente del equipo como organizador en el centro del campo, aunque cuando las circunstancias lo requerían podía actuar como marcador, de lateral derecho o incluso delantero. Allí se enfrentó a grandes jugadores del fútbol español que son recordados por todos como Cardeñosa y Gordillo del Betis, Valdano en el Alavés o Landaburu en el Valladolid.

Cromo con la imagen de Blas Machado

Sin duda esta temporada entra dentro de los mayores éxitos de Blas Machado, siendo distinguido con diversos trofeos a la regularidad en la temporada 75-76, la deportividad y combatividad en el 78/79, en tres ocasiones ganador del trofeo a la regularidad en el Diario Jaén 74/75; 75/76; y 78/79, mejor deportista jiennense en el año 73 y condecorado con la medalla de bronce de Andalucía al Mérito Deportivo. Esta proyección le significó recibir numerosas ofertas de clubs de superior categoría como Oviedo, Granada, Hércules, Valencia, Sporting de Gijón o el Español de Barcelona, para así poder jugar en primera división, aunque fueron ofertas que declinó por su fidelidad a los colores blancos del Real Jaén. Para la memoria queda que aquel 5 de septiembre de 1976, fuera Machado el autor del primer gol en 2ª. División en un encuentro frente al Real Valladolid en el Estadio de La Victoria que acabó con un contundente 4-2 a favor de los locales.

Blas Machado celebrando un gol en 2a. división nacional

Fueron 11 las temporadas en las que Blas Machado brilló con la camiseta blanca con un total de 323 partidos, siendo 292 de liga y 22 de copa; también disputó 9 encuentros de copa Andalucía, con un total de 18 goles en toda su carrera como profesional. Fueron todas ellas campañas de éxito donde Machado no perdió su titularidad, ostentando la capitanía de un equipo en el que brillaba con luz propia. Su personal estilo, su visión de juego, su entrega y arrojo, su elegancia o su forma de moverse en el campo, y todo ello siempre con el juego limpio que le caracterizó, convirtiéndose en claro emblema de la entidad blanca, permaneciendo en la memoria de la afición giennense.

Machado ejerciendo como capitán frente al C.E. Sabadell

Todo este éxito deportivo no le apartó de su sencillez personal y de sus recuerdos de niñez, visitando a amigos y familiares de Peñolite y del Puente de Génave durante todo este tiempo. Con tan solo 29 años, y al finalizar la temporada 81/82, teniendo claro que ya no podía aportar lo mejor de sí mismo al equipo, decidió su retirada dando claras muestras de amor a su club. Además, vivir del fútbol en categorías inferiores se hacía muy duro en un fútbol muy alejado de los representantes o cifras astronómicas que hoy en día se barajan. Surge la oferta de una entidad financiera, en concreto Caja Jaén, y aunque se le ofreció integrarse como entrenador titulado en las categorías inferiores del club, cargo que ostentó durante apenas unos meses, el hecho de no ver claro su futuro ligado al fútbol, inclinó la balanza, y abandonar su trayectoria deportiva.

Blas Machado ya jubilado de su actividad profesional

Se convirtió en el Gran Capitán, así durante cinco temporadas, capitán que fue de esa clase de jugador y persona que todo el mundo aprecia y quiere. Querido por afición, entrenadores y compañeros.  Este legendario jugador jiennense fue con sus herramientas de disciplina y trabajo, el futbolista que todo entrenador quiere en el campo y vestuario. Todo ello lo convierte en jugador emblemático del Real Jaén, capaz de darlo todo por esta entidad y por este escudo. Todo un ejemplo a seguir e historia viva del club blanco, y es que Blas Machado es, a la vez, historia y leyenda gloriosa del fútbol jiennense, condición que lo acompaña como un dorsal eterno, el 10 que siempre lucen los grandes jugadores.

miércoles, 15 de febrero de 2023

APUNTES SOBRE LA PROVINCIA MARÍTIMA DE SEGURA

 

La Provincia Marítima de Segura de la Sierra.

Sergio Rodríguez Tauste

 

Durante la invasión napoleónica, un archivero del Ministerio de Marina llamado Juan Sans Barutell, recibió del ministro de Marina, D. José de Mazarredo, el encargo de realizar un informe en el que se estableciese el potencial maderero de la Sierra de Segura con vistas a la reorganización de los departamentos de Marina por parte del gobierno napoleónico. En el texto podemos ver la siguiente cita:

Provincia marítima de Segura. Delimitación

“...Es la provincia de Segura de la Sierra una de las más útiles que tiene el reino en la compresión de sus departamentos de Marina, así por la abundancia de sus maderas, especialmente de pino blanco o salgareño, de calidad muy superior al de Flandes, como por la proporción que tiene para el establecimiento de fábricas de betunes y siembras de cáñamos...”.

Sin embargo, el comienzo de este proceso tiene lugar durante el primer tercio del siglo XVIII cuando se inician los trabajos para la nueva fábrica de tabacos de Sevilla. Ante la necesidad de madera para la construcción del edificio, el Superintendente del Tabaco, Sebastián Caballero, oyó por parte de los más ancianos como antiguamente se habían conducido por el Guadalquivir maderas procedentes de la Sierra de Segura. Recuperar esta actividad supondría un importante ahorro económico pues la madera necesaria para la construcción era importada desde Flandes.

Real Fábrica de Tabacos de Sevilla

La primera pinada, compuesta por 8.000 troncos, llegó a Sevilla en 1734, por lo que hubo suficiente madera para la obra y para vender la sobrante para otras construcciones. La administración de este nuevo recurso quedó supeditada al Superintendente de la Fábrica de Tabacos de Sevilla a través de un Real Decreto de 1735 con el que se establecía el Real Negociado de Maderas con una Subdelegación en Segura de la Sierra, siendo el primer subdelegado Gregorio de la Cruz y Tirado. El Real Negociado de Maderas mantuvo su actividad después de la construcción de la Fábrica de Tabacos surtiendo de maderas a gran número de obras como, por ejemplo, las obras de reparación que se realizaron a la catedral de Córdoba, la iglesia de San Andrés de Baeza o la colegiata de esta misma ciudad. Incluso se entregaron a Pablo de Olavide 300 troncos para la construcción de las Nuevas Poblaciones.

Pese a la importancia de la madera para la construcción, vino a aparecer una nueva utilidad de la mano del maestro de obras Vicente Acero, quien pensó en las maderas de Segura para la construcción naval. Para ello, en 1738, se realizó una visita a la Sierra de Segura con el objetivo de analizar su potencial maderero, dando el visto bueno para su explotación por parte del Arsenal de La Carraca (Cádiz) a través del Real Negociado de Maderas para lo cual fue llamado a la Corte Leonardo Ventura de León, gobernador de Segura. En vista de lo sucedido, desde el Arsenal de Cartagena también se realizó una visita en el año 1741.

Vías fluviales de salida de la madera segureña

Estos primeros años del Negociado destacaron por una mala gestión de los montes, lo que motivó que, desde la Corte, Fernando VI, tomara cartas en el asunto y se aprobaran las Ordenanzas de Montes de 1748 que tenían como principal novedad la creación de las provincias marítimas y el establecimiento de la jurisdicción de Marina. Esta nueva jurisdicción se vino a sumar al caos jurisdiccional existente en el que se mezclaban la jurisdicción de órdenes militares, la eclesiástica a través de las Diócesis de Cartagena y Toledo y la justicia local, tanto en primera como en segunda instancia. La supremacía de la jurisdicción de Marina sobre las demás en los asuntos relacionados con el bosque constituyó un largo foco de problemas y de conflictos entre los municipios y la administración de la Provincia Marítima de Segura ya que suponía una profunda transformación respecto a las formas de vida emanadas de la aplicación de las Ordenanzas del Común de 1580.

La Provincia Marítima de Segura incluía 51 localidades, agrupadas en 4 subdelegaciones comprendidas en los departamentos de Cádiz (vertiente Guadalquivir / Guadalimar) y Cartagena (vertiente del Segura). Oficialmente fue constituida el 1 de septiembre de 1751 y para su control se nombraron seis guardas celadores. Se estableció el Ministerio de la Provincia en Segura de la Sierra y las subdelegaciones en Alcaraz, Cazorla, Villanueva del Arzobispo y Santisteban del Puerto.

Jurisdicciones de la Prov. marítima de Segura de la Sierra

Desde 1764 se estableció que cada año cortara sólo uno de los departamentos para evitar problemas en las conducciones de la madera. El trabajo del Negociado y del Departamento de Marina seguía unas pautas similares y estaba diseñado para todo el año. Las peticiones de madera se solían hacer en otoño y el delineador se encargaba de marcar los árboles que eran aptos para la corta. Entre los meses de enero y marzo los hacheros cortaban los árboles, dejándolos al aire libre para facilitar la salida de la savia siempre que el clima lo permitiera. Para evitar la putrefacción por el contacto con el suelo, se ponían sobre otros palos menores llamados polines. Una vez lista la madera era ajorrada o transportada con carretas de bueyes hasta los aguaderos entre los meses de julio y octubre. Junto al río esperaba la madera hasta el mes de noviembre o diciembre para dar comienzo a la navegación de la pinada aprovechando el caudal máximo del río. Esta era realizada por un grupo de gancheros que oscilaba entre los 150 y los 300 hombres. La pinada podía tardar entre 7 y 10 meses en llegar a su destino por lo que esta actividad dio lugar a una peculiar forma de vida para estos grupos de personas que pasaban la mayor parte del año fuera de casa. Tras llegar la madera a los arsenales, esta era trabajada por los carpinteros para darle su forma definitiva y usarla en la construcción de los nuevos buques. De esta manera todos los barcos que salieron de los arsenales de la Marina en la segunda mitad del siglo XVIII contaron con muchas partes de su estructura hechas con madera segureña.

Pinada transportada por los gancheros.

La actividad forestal supuso la reactivación económica de la zona y beneficios para muchas familias dedicadas al carreteo de madera o a la maderada. Sin embargo, la Guerra de la Independencia (1808-1814) paralizó la actividad del Negociado y supuso la ruina para muchas familias que no pudieron hacer frente a las deudas, lo que, unido a los incendios de los pueblos, por parte de los invasores, dejó a la comarca en una situación crítica. Las Cortes de Cádiz establecieron la supresión de las jurisdicciones especiales por lo que la jurisdicción de Marina cesa temporalmente en la Sierra de Segura. Sin embargo, tras la vuelta de Fernando VII se produjo el restablecimiento del Negociado de Maderas de Segura por cuenta del ramo de la Hacienda dotado de un subdirector general residente en Orcera. Este organismo subsistió a duras penas hasta el establecimiento de las Ordenanzas de Montes en 1833 aunque su final definitivo no se produjo hasta 1836.