jueves, 28 de mayo de 2020

VOCABULARIO BÁSICO DE LA SIERRA DE SEGURA (1ª PARTE)

Recogemos en nuestro blog un estudio lingüístico que analiza las dinámicas del habla en la Sierra de Segura. Su autor, D. Genaro Navarro, quiere hacer hincapié en las palabras y expresiones típicas de nuestra comarca, explicando sus particularidades de expresión que convierte la forma de comunicarse de los habitantes de la Sierra de Segura en una variante propia de nuestra lengua. Son muchas las palabras recogidas en un vocabulario y las explicaciones sobre su significado, como también son muchos los refranes propios y típicos de nuestra Sierra que aparecen en este estudio. Sirva esta publicación, que dividimos por su magnitud en dos partes, para que no caigan en el olvido estas formas tan autóctonas utilizadas por nuestros antepasados y que están, desgraciadamente, cayendo en desuso.

EL HABLA DE LA SIERRA DE SEGURA

GENARO NAVARRO


Indocto en semántica y filología, no se intenta en este opúsculo estudiar el linaje de las palabras catalogadas en el mismo, ni las peculiaridades lingüísticas de la comarca de Sierra Segura, región natural diferenciada geográfica y dialectalmente de las restantes comunidades que habitan las tierras de Jaén. No faltarán quienes con autoridad puedan hacerlo. Nuestro propósito es tan sólo completar la trilogía de ensayos sobre nuestra amada tierra natal, a la que hemos dedicado un esquema histórico y un esbozo costumbrista, faltando aspecto tan interesante como las características del habla popular, que ahora se acomete, si bien nuestro trabajo queda reducido a un mero vocabulario de palabras, giros y expresiones pacientemente recogidos en el tiempo. No se trata de palabras empolvadas o en desuso, sino de unos centenares de voces recogidas en el manantial vivo del pueblo, de las que la gran mayoría no figuran en el diccionario o se emplean con acepción distinta al que aquél les atribuye, otras son vulgarismos, sin que falte gran cantidad de voces que corresponden a vocablos alterados por la extraordinaria facilidad de los segureños para la metátesis y el apocope, amén de numerosos arcaísmos.
Arroyo del Ojanco
Otra finalidad perseguida en este trabajo es la de que, como a impulsos de las irresistibles corrientes igualitarias, estas singularidades lingüísticas acabarán irremisiblemente borrándose y confundiéndose, no se pierda su valor histórico.
Situada la Sierra de Segura en el confín oriental de Jaén, en el punto de sutura de esta provincia con las de Ciudad Real, Albacete y Granada, e inmediata a la parte noroeste de la de Murcia, a cuyo antiguo reino estuvo adscrita muchos siglos, son muy diversas las influencias y aportes que a la formación y evolución de su personalidad dialectal han concurrido, señaladamente de Murcia. Los límites de este reino, según Madoz, comprendían nueve partidos, entre ellos, el de Segura de la Sierra y, concretamente, esta y otras villas de la zona, caían dentro de la jurisdicción eclesiástica de la diócesis de Cartagena. Los partidos de Alcaraz y Yeste, que confinan con la comarca segureña, aunque son manchegos, caen dentro de la zona lingüística murciana, si bien, con las variantes inherentes a toda tierra de transición, y lo mismo cabe considerar respecto al de Huesear, límite por el sudeste, patentemente murcianizado, según el señor don Justo García Soriano («Vocabulario del dialecto murciano». Madrid, 1932). En resumen, el habla vulgar de la Sierra de Segura ha recibido la penetración idiomática de sus vecinos murcianos y manchegos y, naturalmente, de Andalucía.
Beas de Segura
Contrariamente, la incomunicación ha cerrado el paso a otras formas de expresión y a otras locuciones, y ello explica las variedades léxicas y fonéticas y los numerosos arcaísmos que perduran en aquella comarca. Con una población rural muy numerosa, dispersa en los repliegues montañosos, sus costumbres y tradiciones y las formas de expresión, fuertemente arraigados, ofrecen formas y matices propios. Pero no está a nuestro alcance, ya queda dicho, el estudio biológico del habla segureña en sus modalidades familiar, vulgar y rústica: etimologías, gramática histórica, caracteres más salientes del habla, complejidad de los elementos que la forman, son fenómenos cuyo análisis y examen científico ha de reservarse a los lexicógrafos competentes. Nosotros, sin ninguna pretensión, insistimos en ello, a impulsos del acendrado amor a nuestra tierra nativa, nos limitamos a ofrecer un vocabulario con un importante número de voces, cuya originalidad puede suscitar la curiosidad de los estudiosos.
Benatae
Creemos que se trata de una materia interesante, pues, como escribe el antedicho señor García Soriano (Ob. cit.), antes cabía pensar que las modalidades dialectales se producían por corrupción de las formas cultas del lenguaje, «tal vez por un falso criterio clásico y jurista, se despreciaba antes el estudio de esta parte fundamental de la lengua española, tan rica sobre todo en dialectos y en lo que desdeñosamente se ha llamado provincialismo. Se les consideraba cosa espuria, bárbara y superflua. Se partía de un principio erróneo. Solía pensarse que los dialectos se producían por degeneración o parcial corrupción de la forma culta y literaria de los idiomas nacionales, cuando, por lo contrario, éstos vienen a ser generalmente la unidad impuesta con selección y artificio sobre análogas variedades idiomáticas de un país, nacidas de antemano».
Por nuestra parte, no es la primera vez que prestamos atención al tema, pues, aunque de pasada, ya en nuestro libro «La Sierra de Segura. Bosquejo folklórico» (Jaén, 1961), se dedicó un capítulo al lenguaje serrano y de él se entresacan las siguientes líneas: «En estos pueblos el «yeísmo» está muy difundido y la gente dice «chiquiyo», «platiyo», «cabayo», etc., pero en Santiago de la Espada y su término no existe tal confusión y se habla el castellano con más corrección; allí, al caballo no se le llama «cabayo», ni al pollo «poyo », y es que el linaje fonético de este pueblo es distinto que el del resto de la comarca, pues Santiago de la Espada fue poblado ya entrado en el siglo XVI por pastores procedentes de la serranía de Cuenca, es decir, por castellanos, y su manera de expresarse está exenta del aporte árabe, cuyo idioma ya había dejado de hablarse por aquel tiempo como resultado de la unidad geográfica de España, que aparejó también con la unidad racial la del idioma al dejarse de hablar el arábigo que hasta su expulsión conservaron los moriscos.
Génave
Como buenos andaluces, los serranos son locuaces y su lenguaje profuso, apto para la perífrasis y la retórica. Necesitan para expresarse de muchas palabras que pronuncian a medias por una profunda influencia ancestral, como si así se compensase su excesividad. El apocope, la metátesis y una radical extirpación de los sufijos, son los más destacados rasgos filológicos de un vocabulario en que, además de la «Y» y la «Ll», se confunde la «B» con la «V», la «R» con la «L» y no se pronuncia la «S» al final de la sílaba. Así se articulan oraciones como estas:  «Tráete er cardero con el poyo asao que bamo a comel». De Murcia ha debido venir el diminutivo en «ico» que hace lo bonito «bonico», convierte en «hermanico» al hermano y la adolescente en tránsito a la pubertad en «mujercica». Otros rasgos característicos del habla popular son el trueque en «R» de la «L» en contacto con otra consonante, así «erguno», «sordao». La tendencia generalizada en todas partes a suprimir la articulación de la «D» entre vocales, aquí se acusa más acentuadamente, por ejemplo «comío, servío, venío», y otros vulgarismos, incluso se da la pérdida de la «D» media de forma total y absoluta, como en «cebá, estao, cargao o tos (todos)». Y, por último, la diferencia de voces átonas como por ejemplo en «vesita, enfeliz, Vergilio o vistío».
Hornos de Segura
Pueblo hasta hace poco aislado e impermeable a influencias extrañas, en su léxico flotan y perviven numerosos arabismos y arcaísmos: vide, truje, fi (por fui), hogaño, priesa, trempano, etc., son vocales que pueden escucharse en cualquier conversación, en cualquier lugar y momento. Y en cuanto a palabras que no hay léxico que registre, sería interminable la tarea de catalogarlas. Analicen filólogos y lingüistas, por vía de ejemplo, la ascendencia, evolución y significado de «crilla», nombre que se da a las patatas; «buruño», que designa un paquete o envoltorio mal hecho; «jalmazo», una caída violenta; «adorro», que se dice de la persona reiterante e impertinente, y «samugo», que equivale a reservado y astuto. Y vean, asimismo, los doctos otro interesante aspecto de las peculiaridades lingüísticas de esta región, en la alteración que del género se hace para nombrar determinados animales, como «los cabros», «los ovejos», «lo vacos», «los gallinos» y «los perdizos». Si a tan singulares modos de expresión se agrega una espantosa corrupción de las palabras más usuales, el curioso observador se encontrará con una jerga a menudo ininteligible.
Se refleja a continuación, ordenadas alfabéticamente, un conjunto de palabras y sus significados que son de uso muy arraigado en nuestra Sierra de Segura.
La Puerta de Segura
VOCABULARIO

A.-
ABADIENTO. Nomb. sust.— Apero de labranza.
ABANTO. Adj. calific. mase.— Tonto, necio.
ACIAL. Nomb. sust.— Sistema de cuerda y un palo que se usa para inmovilizar a los animales.
ABEJARUGO.— Dícese del pájaro llamado abejaruco. También de la persona poco expresiva, pesada y aburrida en su conversación.
ABISINIO-A. Adj. califi.— Usase para designar a persona ruda, bruta, inculta. (Véase ACIPAMPANO).
ACECHARROSCAS. Adj. calif. mase.-—Dícese de aquel que espera la menor oportunidad para obtener algo.
ACICUCHAR. Verbo.— Acechar, escuchar sin ser visto.
ACIPAMPANO-A. Adj. calif.— Usase para designar a persona ruda, inculta, bruta y de modales torpes. (Véase ABISINIO.)
ACOCHARSE.— Verbo reflexivo.— Quedarse con algo.
ADORRO-A. Adj. calif.— Dícese de la persona pesada o monótona.
AGUILANDO.— Corrupción local de AGUINALDO.
AJARRAR. Verbo inf.— Revestir de yeso o mezcla las paredes para su posterior enlucido.
AJIRIMOCHE. Nomb. sust. mase.— Montón de cosas sin orden.
AJOATAO. Nomb. sust.— Comida típica a base de aceite, ajo, huevo y patata cocida.
AJOCRILLAS.— Llámase también AJO MACHUCO. Comida típica a base de patata, aceite, pimentón y ajo.
AJOPATAS. Nomb. sust.— Lío, jaleo, barullo, desorden.
AJOPRINGUE. Nomb. sust.— Comida típica a base de hígado de cerdo.
ALAZOR. Nomb. sust.— Nombre que se da a cierta ave. Especie de azafrán silvestre.
ALEQUES. Adj. calif.— Usase para designar a los animales inútiles y de poco valor.
ALFANGIA. Nombre sust. fem.— Madero utilizado en la construcción para vigas, de tamaño inferior al cuartizo.
ALIPALLON-A. Adj. calif.— Usase para designar a personas desgarbadas y sin gracia.
ALIÑOS. Nomb. sust.— Utiles de trabajo o cocina.
ALMARA. Sust.— Aguja con mango que usan los zapateros, o para desgranar el maíz.
ALMARAQUEJA. Nomb. sust. fem.— Colchoneta que se pone sobre la tarima o escaño.
ALMORZA. Sustant.— Cantidad de algo, que cabe en el cuenco de ambas manos.
ALBANZAR. Verbo.— Corrupción local. Dícese por ALCANZAR.
ALLORZO-A. Sustant.— Almendro silvestre. Almendra verde. Dícese del individuo poco dotado intelectualmente. Usase como tío tonto, simple, etc.
ALRIOR.— Adv. de lugar.— Dícese por ALREDEDOR.
AMAGANTINARSE. Verbo, reflexivo.— Esconderse pegado al terreno. (Véase TRASCACHARSE.)
AMOJANCAR.— Triturar, moler, reducir a partes pequeñas.
ANDAMIOS. Sustant.— Dícese de la forma de andar de alguien. Puede traducirse como marcha o «andares».
ANDARRIOS. Adj. calif.— Dícese de aquel que no para quieto en sitio alguno. (Dícese también CORRELOMAS.)
ANDRAJOS. Nomb. sustant. pl.— Plato típico compuesto esencialmente de liebre, tortas de harina y huevo, aromatizado con hierbabuena.
ANDROMINAS. Nomb. sustant. fem. pl.— Dícese al calzado grande y basto.
ANGANILLON. Adj. calif.— Usase para designar algo o alguien grande y sin gracia ni garbo.
AÑASCARSE.— Verbo refl.— Untarse o pringarse con algo untuoso.
APALPAR. Verbo.— Curiosear, mirar detenidamente.
APARRANARSE. Verbo refl.— Dejarse caer o sentarse con descuido y sin decoro por cansancio.
APERRUGAR. Verbo.— Trabajar, cargar con una labor. Usase como APECHUGAR.
APOCHINGARSE. Verbo refl.— Estar incómodo, ponerse de mal cuerpo, enfermo o fastidiado.
ARAMBOL. Sustant.— Vuelo u holgura de una tela o vestimenta.
ARGUYENTE. Adj. calif.— Dícese de la persona viva y dispuesta que no se amilana.
ARPELLIO. Nomb. sustant.— Barullo, alboroto y jaleo.
ARPILES. Nomb. sustant.— Usase para designar la ropa en mal estado, sucia y descuidada, desmengajeda y sin aliño. Harapos.
ASOBINARSE. Verb. refl.— Parasitariamente, dejarse caer en algún sitio. Hacerse el remolón para obtener beneficio.
AVILANEJO. Dícese de cierta ave rapaz, de mediano porte.
ATASAJARSE. Verbo, refl. infinit.— Acostarse sin cuidado o recato en la postura, a causa del cansancio.
AZARCON. Nomb. sustant. mase— Medida para el aceite.

B.-
BALAGUERO-A. Adj.— Define a la persona que no tiene fijeza, que no va a ninguna parte, que anda de un lado a otro sin rumbo fijo.
BALANDRAN. Nomb. sustant.— Dícese de una persona desaliñada y sucia.
BALDERO-A. Adj. calif.— Animal al que falta su pareja. «Una vaca baldere».
BALEO Nomb. sustant. mase.— Disco grande de esparto, que suele usarse como limpiabarros.
BARBUDA. Nomb. sustant. fem.— Plantón enraizado de un árbol que se usa para poner y reponer otros.
BARCHILLA. Nomb. sustant. fem.— Medida para áridos, especialmente para aceituna, equivalente a 2.077 cl.
BARJA. Nomb. sustant. fem.— Bolsa de esparto utilizada por los campesinos para transportar los alimentos al lugar de trabajo.
BARRAQUERA. Nomb. sustant.— Llanto desconsolado de los niños.
BELILLAS.— Cerillas.
BERRENDO. Nomb. sustant. mase.— Manta de algodón de ínfima calidad.
BILORTAS. Adj. calif,-—Persona poco seria y no merecedora de consideración.
BOCHACA. Adj. calif. mase— Dícese de personas con mucha flema y frialdad de ánimo.
BODOQUE. Adj.— Usase para designar a un individuo pequeño y feo, más bien obeso.
BODRIO. Nomb. sustant.— Masa de carne y otros ingredientes para elaborar embutidos.
BOJIN. Nomb. sustant.— Seta muy parecida al champiñón, pero de color más oscuro.
BOLICHE. Nomb. sustant.— Tiendita humilde de bebidas.
BOROMBILLOS. Nomb. sustant. mase.— Llevar en volandas.
BOTICARIO. Adj. calif. mase.— Dícese del melón de mala calidad y con cierto sabor.
BOTIJUELA. Nomb. sustant. fem.— Gratificación, propina o regalo. «Ir de botijuela». Ir con alguien «de gorra», sin pagar.
BRENCA. Nomb. sustant. fem.— Alféizar de una ventana.
BUCERA. Sustant.— Conglomerado de piedras y barro que se hace en una acequia para cortar y desviar el agua, o para represarla.
BURRUCHEAR. Verbo inf.— Tratar de conformar a alguien.
BÜZANO. Nomb. sustant. mase.— Hombre pesado y fastidioso.

Orcera
C.-
CABACOTE. Nomb. sustant. mase.— Hueso final del jamón.
CAGARRIA. Nomb. sustant.— Seta comestible muy apreciada y rara.
CAILLOS. Nomb. sustant. mase.— Fruto de una hierba de pequeño tamaño y superficie espinosa; se adhiere con gran facilidad.
CAJONERA. Nomb. sustant. fem.— Excremento propio del ganado mular.
CALAMOCANO. Adj. calif. mase.— Ebrio.
CALCO. Nomb. sustant. mase.— Corrupción de CALCULO.
CALLACUEZO-A. Adj. calif .—Persona poco amiga de exteriorizar sus pensamientos. SAMUGO
CALRITO. Adj. calif. mase.— Designa al animal que tiene los testículos notablemente desiguales.
CALRREAR. Verbo inf .— Jadear típico de los perros. (se aplica también a las personas).
CÁNDALO. Nomb. sustant.— Leño delgado y seco de monte.
CANTON. Nomb. sustant. maso.— Tierra aledaña a un poblado que sirve de vertedero.
CAÑULERO. Nomb. sustant.— Canalón o tubo para recoger o conducir el agua.
CARAMANCHIL. Nomb. sustant. mase.— Una de las partes traseras del pollo.
CARÁNTULA. Nomb, sustant. fem.— Cara del cerdo.
CARCACHO. Nomb. sustant. mase.— Tronco apolillado y viejo.
CARCAÑA. Nomb. sustant. fem.— Participación o intervención en algo turbio.
CAREO. Nomb. sustant.— Dícese dar careo.— Darle salida a una cosa.
CARRUÉCANO. Adj. calif. mase.— Hombre simple, inútil, de pocas luces.
CASCABITO. Nomb. sustant. mase.— Garbanzo verde.
CASCARUJA. Nomb. sustant. fem.— Llámase genéricamente así a los frutos secos variados.
CASCURRIONA. Adj. calif. fem.— Dícese de la persona habladora e indiscreta.
CASILLO. Nomb. sustant. mase.— Grano de las habas.
CEFRE. Nomb. sustant. mase.— Mecha para barreno.
CENACHO. Nomb. sustant.— Capacho pequeño.
CEROTE. Nomb. sustant. mase— Usase para designar la primera deposición de un recién nacido, o meconio. Dícese de algo «es más negro que el cerote».
CERTINIDAD . Nomb. sustant. fem.— Certidumbre.
CIECA. Nomb. sustant. fem .— Acepción de ACEQUIA.
CIRGUE. Nomb. sustant. mase.— Chorro o caño de líquido.
CIRIGONCIA. Nomb. sustant. fem.— Juerga, broma.
CIRIGÜETAS. Nomb. sustant. fem.— Volteretas.
CIRRE. Nomb. sustant. mase.— Vara delgada y de un metro aproximadamente, que se utiliza en un juego infantil.
CLIME. Nomb. sustant. mase.— Acepción de CLIMA.
CLIS. Nomb. sustant. mase.— Sueño de muy breve duración.
COCIO. Nomb. sustant. mase.— Tinajilla de boca ancha que sirve para lavar la ropa.
COCHURA. Nomb. sustant. fem.— Pesadumbre, preocupación o remordimiento.
COMENENCIA.— Corrupción local. Usase por conveniencia.
CONFUS. Nomb. sustant. mase.— Confusión. Algo oscuro y poco claro.
COPERO. Nomb. sustant. mase.— Prosperidad, aumento de fortuna. Tomar copero. Medrar, crecer.
CORIANA. Nomb. sustant. fem.—Cucaracha.
COROQUE.— Apócope y corrupción de CREO QUE.
CORRENTAL. Nomb. sustant. mase.— Corriente rápida de los ríos y del aire.
CORVOS. Nomb. sustant. mase.— Aguaderas.
COSCOLIN. Nomb. sustant. maso.— Dícese de algo o alguien pequeño. «El coscolín», benjamín.
COSCOJA. Nomb. sustant. fem.— Dícese de la bellota que por no crecer queda chica. Usase también para designar a la mujer menuda, inquieta y viva.
COTANA. Nomb. sustant. fem.— Muesca, incisura, corte.
COTEJEAR. Verbo inf.— Dividir las tripas para el embutido.
CRILLAS. Nomb. sustant. fem.— Patatas.
CUCAS. Nomb. sustant. fem.— Golosinas.
CUCON. Nomb. sustant. mase.— Dícese «hacerse cucón», por encorvarse o ponerse en cuclillas.
CUCURUNDÍO-A. Adj. sing.— Rendido, entregado. (Darse por cucurundío: Darse por vencido.)
CUCHA. Expresión coloquial. Se utiliza como sinónimo de mira, presta atención, fíjate, atiende. Corrupción de ESCUCHA.
CUCHIMAN. Nomb. sustant. maso.— Rincón pequeño donde se guardan enseres domésticos.
CUERITATES (en ) .— Desnudo. Usase ir en cueritates como ir desnudo.
CUERVA. Nomb. sustant. fem.— Bebida compuesta de vino y fruta.
CUICIA. Nomb. sustant. fem.—-Preocupación.
CUQUILLERO. Nomb. sustant. mase.— Cazador con reclamo.
CURCUSÍO.— Adj. calif.— Zurcido repetidas veces.
CURRUCO. Nomb. sustant. mase.— Moño pequeño y redondo que usan las viejas.
CUTIMAÑA. Nomb. sustant. fem.— Astucia, habilidad.

CH.-
CHALRILLA. Nomb. sustant.— Cierto pájaro. Designar a un individuo hablador y poco serio.
CHAMBAO. Nomb. sustant.— Caseta o cubierta construida con materiales leves.
CHARNAQUE.— Caseta, construcción barata. (Ver CHIRINGUITO y CHAMBAO.)
CHASPADO. Caminar de prisa. Dícese ir chaspado o salir chaspado.
CHAUCHE. Nomb. sustant. mase.— Herida, pupa.
CHETE.— Voz para llamar a los cerdos.
CHIBANCO— Nomb. sustant.— Hoyo amplio en el suelo. Bache, agujero.
CHICHA. Nomb. sustant. fem.— Carne.
CHICHIPAN. Nomb. sustant. mase. sing.— Cierta ave.
CHICHIPARRO. Nomb. sustant.— Herida, grano, pupa. (Véase CHAUCHE.)
CHICLAR. Verbo trans.— Beber.
CHIRIMBOLA. Nomb. sustant. fem .-—Vuelta dada rodando hacia adelante colocando la cabeza entre las piernas. Voltereta.
CHIRINGUITO. Nomb. sustant. mase.— Caseta de feria. Construcción barata. (Véase CHARNAQUE y CHAMBAO.)
CHIRRO. Nomb. sustant. mase.— Ternero. Cría de la vaca.
CHOSNO. Adj. calif.— Designa a una persona ruda e inexpresiva
CHUCHURRIO-A. Adj calif.— Mustio, estropeado, arrugado.
CHULLA. Sustant. fem. sing.— Rebanada o rodaja fina, cortada de algo.
CHURUBITO-A. Adj.— Usase para designar a una persona presumida, que intenta aparentar más de lo que es, afectado en sus maneras.
CHUSMARRO, Adj.— Designa algo requemado o chamuscado.

Puente de Génave
D.-
DENGUE. Nomb. sustant.— Dícese de la persona melindrosa para la comida.
DESABEJAERO.— Acción de dispersarse rápidamente.

E.-
EJARRAR-SE. Verbo inf.— Hacerse un roto grande en una prenda.
EMBARBETAR. Verbo inf.— Zarandear. Dícese también castigar o aplicar la ley a una persona.
EMBOCHACAR. Verbo inf.— Acción de guardar o quedarse algo con facilidad.
EMBOLICAMIENTO. Nomb. sustant.— Ofuscación, credulidad.
EMBOTAR-SE. Verbo inf.— Hincharse.
EMBULLIR. Verbo.— Mullir. Embullir el colchón.
EMPAJUMAR.— Obtener resultados óptimos en cualquier actividad o negocio.
EMPENTON. Nomb. sustant. mase.— Empujón.
ENCARRUCHAR. Vergo inf.— Encauzar o dirigir algo.
ENCODRIJAO. Adj. calif.— Tímido, encogido.
ENCOMEDIO. Adv. de lugar. (EN MEDIO DE) Usase como sustantivo, parte central de una cosa.
ENGALEAR. Verbo trans.— Convencer a alguien con habilidad y picardía. Engolosinar.
ENGAÑIFA. Nomb. sustant.— Tipo de vianda con que se come el pan. «Pan y engañifa».
ENGARABITAR-SE.Verbo inf.— Encabritarse un animal. También referido a una persona fatua.
ENGURRUMÍO. Adj. calif.— Arrugado.
ENREA. Nomb. sustant.— Lío, jaleo, algo ininteligible; situación difícil que se crea por la indiscreción de alguien.
ENSANCHA. Nomb. sustant. fem.— Levadura prensada.
ENSENA. Adv. de cantidad fem.— Dícese de una cantidad grande, desproporcionada. Generalmente se usa con respecto a la comida. Aceituna no apreciable a simple vista desde el exterior del árbol por estar en la parte de dentro oculta por el ramaje.
ENTAVÍA. Adv. de tiempo.— Corrupción de TODAVIA.
ENTREVAL. Adverb.— Plantear confusamente algo.
ENZURRUNAR-SE. Verbo inf.— Persona que se encierra en sí misma y no da la cara.
ESCUSADO. Nomb. sustant. mase.— Retrete.
ESATIJAR. Verbo inf.— Escudriñar, sacar algo sin orden.
ESATURIZAO. Adj. calif.— Designa a la persona apresurada, atropellada, sin orden y con prisa.
ESCAECER. Verbo inf.— Desfallecer.
ESCAGARRIZAR-SE. Verbo inf.— Resbalar.
ESCAQUEAR-SE. Verbo inf.— Dícese de la persona que elude algo.
ESCOLISMAO. Adj. calif.— Remilgado.
ESCURCUÑAR. Verbo inf.— Hurgar, rebuscar, revolver.
ESFARATAR. Verb. inf.— Desajustar, romper o deshacer algo.
ESFARRAR-SE. Verbo inf.— Resbalar. Disparatar.
ESPUIZAR. Verbo inf.— Desengañar, quitar una idea. Negociación de algo que se desea.
ESJANGOLÍO-A. Adj. calif.— Cansado, flojo, débil.
ESJARGOLAERO. Nomb. sustant.— Alud de piedras.
ESJARCOLEAR-SE. Verbo inf.— Desprenderse, caer rodando unas piedras arrastrando a otras.
ESGUARNILLAR-SE. Verbo inf.— Romper o desarticular un miembro o alguna cosa.
ESMANGANILLAO-A. A d j . calif.— Persona desastrada y de poca presencia.
ESMANRÍO-A. Adj. calif.— Flaco, mustio, decaído, chuchurrío (Ver CHUCHURRIO.)
ESMELIINDRAR. Verbo inf.— Aclarar un chisme o enredo.
ESPAMPLONEAR. Verb. trans.— Sacudir moviendo algo enérgica y repetidamente.
ESPESTUGAR. Verbo inf.— Despojar a las olivas de los nuevos brotes.
ESPOJAR. Verbo inf.— Medrar, crecer, desarrollar.
ESTRÁ. Nomb. sustant. fem.— Calamidad, percance. Despropósito.
ESTULLIR-SE. Verbo inf.— Salir, distraerse, airearse.
ESTURREAR. Verbo inf.— Desparramar.

---------------continuará………………….

miércoles, 13 de mayo de 2020

UN "SANISIDRO" DIFERENTE.

Es una evidencia para todos que este año nos va a faltar vivir las sensaciones y diversas emociones que representa, para todo puenteñ@, la celebración de San Isidro. Estas fechas las tenemos muy presentes en nuestro particular calendario y soñamos durante el resto del año con vivir nuestro "sanisidro" con especial intensidad. Las circunstancias sanitarias han provocado la suspensión de los actos festivos pero eso no significa que cualquiera que se sienta vinculado a Puente de Génave sienta, en ese rinconcito de su corazón, las vibraciones y sentimientos encontrados que, cada año, nuestro San Isidro, nos proporciona en cada uno de sus actos y momentos. Por eso, y aunque sea viviendo esta anormalidad socio-sanitaria, todos los puenteñ@s gritaremos ese día ¡¡¡ Viva San Isidro !!! 

Desde el blog queremos darle a nuestra festividad el protagonismo que las circunstancias han querido quitarle, y por eso reproducimos aquí el artículo firmado por Pedro Ruíz Avilés en el que hace una loa representativa del significado de San Isidro para Puente de Génave. 


                      EL SANTO PATRÓN

Para mí, en mis años más juveniles, la imagen de San Isidro de nuestra parroquia de Puente de Génave representaba a un hombre erguido, fortachón, con pinta de guerrero, una semblanza adusta, y agarrado a una desmesurada reja de arado romano y desentonando al lado de unos angelitos enanos labrando con una minúscula yunta de bueyes en unos ingratos secarrales de La Mancha medieval.
Cuando, años más tarde, marché a estudiar a Madrid, supe que esa imagen era muy diferente a la que se venera en una urna mortuoria en la Colegiata de San Isidro madrileña: San Isidro era también zahorí, taumaturgo y “hacedor de lluvias”. Una imagen más próxima a la que el 15 de mayo veneramos en nuestro pueblo, o sea la de un buen campesino mozárabe que consumió sus días fatigado por la dureza de su trabajo y de mirar al cielo esperando paciente una lluvia que tarda en llegar y que, a menudo, llega en forma de tormenta destructora. En definitiva, como un símbolo genuino del hombre del campo y un labrador sestero dormitando “en contacto con la naturaleza¨ bajo la sombra de un chaparro, junto a un pozo medio seco y un botijo de barro colorado. Un sabio de lunas dotado de filosofía senequista aguardando a los acontecimientos, relevado de vez en cuando en su duro oficio por una pareja de ángeles antes de que su patrón, Iván de Vargas, le llamara bruscamente la atención ...
Sin embargo, y objetivamente hablando, el San Isidro de estos tiempos que vivimos parece estar bastante fuera de tiempo y de lugar, aunque los escasos agricultores y ganaderos que restan sí comparten sus penurias y sentimientos. Tampoco los fastos y rogativas de estos tiempos isidriles apenas ostentan similitud con los tiempos medievales en que el santo vivió. Por ejemplo, la misa y la romería difieren de la de los años cincuenta.  Sí aquella de tiempos de D. Pedro y en que ocupaba la sagrada cátedra¨ el canónigo D. Manuel Sánchez y Sánchez quien se extasiaba hablando de los numerosos ¨milagros de nuestro patrón agricultor¨.  Eso sí, aun acuden a la ofrenda, como antaño, niños y niñas vestidos de pastores y pastoras con sus ramos de flores, ramas de olivo y, muy raras espigas del otro año. Ahora hay una flamante coral que le canta loas y un himno ¨cosecha local¨, y ¨Los Pizarrines”, o familiarmente para nosotros ¨Los Pajeros¨ por su origen genavero, aunque disminuido su número amenizan puntualmente el largo recorrido de la romería, aunque probablemente el año próximo año serán sustituidos por nuestra flamante banda de música…Y los que no faltan son el pueblo más los puenteños allegados acompañando en masa en un gesto más atávico que de devoción o recuerdo a sus orígenes. Aunque ya no hay disputas por llevar las andas, ni estas se llenan de peladillas, y algún que otro billete invocando una promesa.
         Lo cierto y verdad es que la fiesta de San Isidro que pronto celebraremos será más bien un paréntesis anual en nuestra vida local que una celebración conmemorativa o piadosa hacia un Santo Agricultor y Milagrero. Desaparecida la feria, y casi siempre el circo, serán los cochecicos, la noria y los caballitos para el público infantil, y las vaquillas, el tapeo, la verbena y los churritos para los mayores los ejes fundamentales ahora de nuestras fiestas. Evidentemente bastante alejadas respecto al fin y la representación de lo que eran antiguamente en los ya lejanos años cincuenta.
          Entretanto los representantes activos y todavía vivos de aquellos labradores y “aceituneros altivos¨ de mediados de siglo, continuarán escrutando al cielo por si lloviera y, además de alimentar de la bendita agua su tierra el tiempo les permitirá darse ¨una alegría¨ tomando un par de cervecitas con la parienta y algunos ¨isidros¨ recién aterrizados a las fiestas. E igualmente deseando que estas fechas festivas transcurran pronto pues se le hace ya muy tarde para ¨curar de arriba¨, e ir al banco a cobrar la paguilla más el ¨anticipo¨ a cuenta de la cosecha que entrego´ en la cooperativa hace casi un semestre. Y es que ser agricultor, o trabajar en el campo, aunque este sea el que nos alimente, amigos y paisanos, ciertamente no está de moda. ¡¡Qué no tengamos que lamentarlo!! 
  
PEDRO RUIZ AVILÉS.