lunes, 31 de enero de 2022

VIAS ROMANAS EN LA SIERRA DE SEGURA

La dominación romana, que ocupó toda Hispania, dejó un legado del que la Sierra de Segura no quedó al margen. Las teorías del historiador Hubner sobre la carencia de importancia de nuestro territorio serrano durante esta dominación se ven ahora refutadas por las determinadas por el profesor Emilio de la Cruz que vienen a concretar la enorme importancia de la Sierra de Segura en lo referente al trazado de diversas vías de comunicación que atravesaron su territorio para comunicar Cástulo y Cartago, dos centros importantísimos a nivel económico para el Imperio. Queremos, basándonos en la adaptación del trabajo realizado por D. Emilio de la Cruz, dejar constancia de esa importancia de nuestra sierra en cuanto a lugar de paso y comunicación en la época romana. 


LA SIERRA DE SEGURA Y LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN ENTRE CÁSTULO Y CARTAGO.

La presencia romana en la Península Ibérica está claro que provocó un cambio importantísimo en las dinámicas sociales y económicas de los pueblos que en ella habitaban, por lo que se puede hablar perfectamente de un proceso de romanización del que hoy en día los herederos de aquellos hispanos seguimos disfrutando. El legado romano es múltiple y aunque todavía hoy en día existen circunstancias que el olvido del tiempo ha mantenido más o menos ocultas y están pendientes de desvelarse. Los romanos ocuparon administrativamente todo el territorio y se establecieron consolidándose como dominadores, al tiempo que explotaron este su territorio. Las minas de Cástulo (Linares) eran conocidas desde la antigüedad y también se convirtieron en un preciado objetivo siendo su puerto más próximo de extracción el de Cartago (Cartagena).

Trazado de las vías romanas en Hispania

Aprovecharon a tal efecto el trazado de las antiguas vías pecuarias, mejorando sus trazados y complementándolos con algunos nuevos, por lo que se puede decir que las antiguas vías romanas discurrían por cualquier trayecto que a uno se le ocurriera como el más conveniente para dirigirse a otro lugar por lo que muchas de nuestras actuales carreteras discurren por esos trazados romanos.

Por esta misma razón, si trazamos una línea recta entre Cástulo y Cartago, esta línea inevitablemente atraviesa la Sierra de Segura. Siguiendo esta línea recta y situada más al sur de la antiquísima Vía Heráclea, que uniría por tierras manchegas la ciudad de Saetabi (Xàtiva) y Cástulo, correría el llamado Camino de Anibal y si se considera la orografía, así como las huellas de caminos prerromanos que comunicaban Levante con el Valle del Guadalquivir, la deducción es que un camino ideal entre Cástulo, en pleno valle del Guadalimar, con Cartago buscaría cruzar la divisoria de las vertientes que separan los valles del Guadalquivir y del Segura, que sería la ruta más viable para enlazar ambos puntos. Esta característica se aprovechó, al menos, desde época musulmana para la explotación maderera de este macizo montañoso mediante conducciones fluviales que llegaron al Atlántico y al Mediterráneo.

Trazados tradicionales entre Cástulo y Cartago

Hasta ahora, esa comunicación estaba comprobada por la vía llamada Augusta, plenamente identificada que, desde Saetabis (Xàtiva) iba a Cartagena por la costa y después de Cartagena, tomaba dirección SO girando luego a dirección E-O para llegar a Baza y Guadix y alli tomar dirección norte para llegar al Valle del Guadalquivir y desde ahí a Cástulo. Si contemplamos esa trayectoria, advertimos claramente que la vía da un rodeo sobre todo en el trayecto entre Cartago, Basti (Baza), Acci (Guadix) y Mentesa Bastia (La Guardia de Jaén) hasta llegar a Cástulo. Este rodeo se evitaría si seguimos esa línea recta imaginaria que atravesaría la Sierra de Segura, estableciendo una ruta intermedia entre las dos que se quedan más al norte como son la Vía Heráclea que atraviesa el Campo de Montiel y el Camino de Anibal que atravesaría la Sierra de Segura hasta llegar a Ilinum (Hellín) para seguir hasta el Levante peninsular, y la que quedaría más al sur como es la Vía Augusta a través, como hemos dicho, de Basti y Acci. La reflexión teórica sobre una vía ideal para comunicar los mencionados centros como son Cástulo y Cartago fue sugerida por la presencia de algunos puentes romanos en esta comarca de la Sierra de Segura en lugares significativos congruentes con esa línea ideal recta que hemos trazado, separados por una distancia muy corta y algún trazado de vía que, tras diversas exploraciones, han dado como resultado trazados que pudieran ser romanos en esta Sierra. El resultado parece confirmar la hipótesis ya que los restos encontrados están dispuestos en la dirección adecuada para ello. Se localizan al menos tres puentes dentro del propio macizo y otro fuera de él, por el que cruzaría esta derivación que comunicaría la Vía Heráclea al norte y la Vía Augusta al sur, así como algunos tramos cuya apariencia son factibles de ser de origen romano. Se aportan también datos de toponimia cuyo significado es muy expresivo, así como hallazgos epigráficos de la zona que demuestran la presencia romana.

Puente Mocho. 

El primer punto sugestivo es la existencia de un puente romano sobre el Guadalimar, muy importante, llamado Puente Mocho, por el cual cruza una derivación de la Vía Augusta, que podríamos identificar como el primitivo Camino de Anibal, y que se ve confirmado en su dirección con el llamado Puente Viejo en Puente de Génave. Las conclusiones derivadas de estos datos se recogieron en un trabajo denominado “Otra vía romana entre Cástulo y Cartagena”, determinando que seguiría dirección este por lo que es hoy en día Siles y seguir atravesando la actual provincia de Albacete hasta buscar el asentamiento de Ilinum (Hellin) y desde ahí buscar o bien Saltigi (Chinchilla) o bien Ad Palem (Cerro de los Santos-Montealegre del Castillo) para llegar a tierras levantinas y enlazar con la Vía Augusta en Saetabis (Xàtiva).

Puente romano en Puente de Génave

Pero existe también la posibilidad, y los restos encontrados lo corroboran de una vía que cruzara toda la Sierra, pasando por Santiago de la Espada, hasta llegar a tierras granadinas para enlazar en Basti (Baza) con la Vía Augusta. Esto puede quedar corroborado por el tramo de vía  localizado en las proximidades de la confluencia entre el Guadalimar y el Trújala que tiene unas dimensiones de 2,50 mts. de anchura y unos 350 mts. de longitud, teniendo las crepidines (zonas de márgenes) bastante notorias de unos 65 cms. de anchura por 50 cms. de altura, mientras que el tramo que está cerca de El Trinitario, en el término de Orcera, tiene una anchura difícil de apreciar pues se ha construido una pista agrícola encima que lo cubre parcialmente en una longitud de unos 300 mts. con crepidines parecidos en dimensiones al tramo anterior. En este trayecto entre la confluencia de los ríos Guadalimar y Trújala hay muchos lugares donde la antigua vía está cubierta por vías pecuarias. A destacar el puente situado junto a la Cuesta del Arrecife, llamado reveladoramente “Puente del Moro”, que tiene una anchura total de 4 mts. de la que se tienen que deducir los pretiles de unos 34 cms. de anchura y una longitud de 21 mts. teniendo un solo arco, que se complementa con un puente secundario muy próximo que tiene 1’50 mts. de ancho sin restos aparentes de pretiles y una longitud de 4’50 mts.

Puente Moro sobre el río Trújala.

Otra aportación es la localización de un tramo de unos 2 km. con una anchura de 3’30 mts. que, después de salvar la divisoria de aguas entre el Guadalquivir y el Segura, sigue hipotéticamente por las cercanías del Collado de los Asperones en el término de Santiago de la Espada, con crepidines de unos 0’70 mts. de altura y 0’70 mts. de anchos. Discurre a unos 1400 mts. de altura sobre el nivel del mar atravesando una zona boscosa de densa vegetación, iniciando un descenso desde aquí por el Arroyo Maguillo (el Romaguillo en la toponimia popular) entrando así en el valle de Rio Madera, ya en la vertiente del Segura, para seguir a buscar la aldea de Huelga Utrera, en descenso hasta una altura de unos 1000 mts. donde se encuentra el puente de Despiernacaballos, actualmente derruido, que conserva las mesetas de arranque de su único arco, donde hipotéticamente se prolongaría por debajo de la actual carretera forestal que enmascarará el original trazado romano. Desde aquí, la vía trepa por la cuesta de Despiernacaballos, salvando el desnivel curveando, al igual que la pista forestal en la actualidad, llegando al superar un desnivel de unos 400 mts. llegando hasta los 1400 mts. sobre el nivel del mar aproximadamente, siendo en esta zona alta donde se localizó un nuevo tramo de unos 4’5 km. de calzada en el término de Santiago de la Espada, con una anchura cercana a 2’30 mts. apareciendo incluso una zona donde se realizó, en la antigüedad, una mejora de trazado que disminuía la pendiente para salvar una pequeña elevación. Esta rectificación de trazado se puede interpretar como obra necesaria provocada por su frecuente uso. Este fragmento termina al llegar a la carretera actual de Santiago a Huéscar y Puebla de Don Fabrique, la C-321 que sospechamos sea la que se en muchos de sus tramos enmascare el trazado original de la vía romana.

Subida de Despiernacaballos.

Después de llegar al cruce con dicha carreta, la vía se pierde, aunque cuando se cruza el río Zumeta se observa un pequeño puente de piedra viva del que se conservan las plataformas de acceso, construidas en piedra seca, con una anchura aproximada de 2 mts. y que en la orilla izquierda del río se prolonga en un tramo de camino que traza varias curvas de elevación para salvar un desnivel de unos 20 mts. En la derecha la construcción de la actual carretera hacia la Puebla de Don Fabrique y Huéscar ha enmascarado en su terraplén el trazado del camino en la margen derecha del río. A partir de ahí, queda por localizar la continuación.

Pero no acaba aquí la cosa, pues en una zona próxima al pueblo de Pontones, en el paraje llamado de Majalascañas descubrimos un tramo de una longitud de 500 mts. con una anchura de 2’50 mts. cuyo aspecto hace sospechar que se trate de una vía romana. Perfectamente empedrado, con crepidines de alrededor de 60 cms. de alto y de parecida anchura y que es denominado por los naturales como el camino de la Peña Mujo, cuyo nombre auténtico es el de Peña Hasmugo. Aunque, dicha la verdad, esta nueva ruta no tiene ninguna conexión con los caminos que intentamos descubrir, por lo que pudiera ser una ruta alternativa que igualmente salva las cuenca del Guadalquivir para pasa a la del Segura a través del arroyo de las Espumaderas salvando el Tranco Monzoque para dirigirse hacia Santiago de la Espada camino hacia el sur y enlazar con la vía antes descrita.

Mapa de la ruta alternativa por la sierra de Segura (rojo)

Hay que corregir, por tanto, y el tiempo así lo está demostrando con la aparición de nuevos vestigios, la afirmación del historiador Hubner que declara vacía la Sierra de Segura de testimonios romanos. Cierto que existen lápidas funerarias, pero en la actualidad ya han aparecido testimonios de habitación como es la villa romana en Arroyo del Ojanco y, sobre todo, de circulación a través de estas vías que pueden estar hoy en día ocultas en la mayor parte de recorrido pero que nos dejan los vestigios de algunos puentes, faltando por completar muchas partes de este trazado alternativo que estamos postulando. Queda por dilucidar la duda que nos planteábamos sobre la continuación de esta ruta una vez dentro de la provincia de Granada. Se da por repetido lo indicado de la vía que atraviesa a los pies del puerto de la Losa, el llamado barranco Conejero, que flanquea el macizo de La Sagra y que da acceso a Huéscar y la llamada Hoya de Baza. Allí, desde la antigua Basti, el acceso a Cartago sería fácil.


viernes, 14 de enero de 2022

PEÑOLITE Y SUS TORRES.

EL CASTILLO DE PEÑOLITE

Por José Ant. Molina Real

Son muchos los restos arqueológicos que se encuentran en nuestra Sierra de Segura, y los datados en la época musulmana adquieren notable consideración. Su estado de conservación es diverso y variado, presentando algunos una magnífica planta después de una, más o menos, aceptable rehabilitación como en Segura de la Sierra y Hornos; en otros casos el estado es ruinoso o incluso los restos son poco significativos siendo las referencias históricas las únicas que nos anuncian y concretan la existencia de alguna construcción o fortificación y su lugar de ubicación. Este es el caso que nos ocupa, y aunque su estado de deterioro es notable, intentaremos poner en relevancia el llamado Castillo de Peñolite, restos de una fortaleza que popularmente es conocida como las Torres.

Vista aérea de las Torres de Peñolite

Estos restos de una importante construcción defensiva almohade se sitúan en la ladera de un cerro situado al noroeste de la aldea de Peñolite y a unos 4 km. al sur de Puente de Génave se encuentran las denominadas Torres de Peñolite, justo al lado del curso del Arroyo de Peñolite que después llevará sus aguas al río Guadalimar. Las estructuras están emplazadas en la Cortijada del Castillo, entre Jamileros y el Prado del Peñón, a 740 metros sobre el nivel del mar y a unos 600 metros de la localidad de Peñolite. Es evidente que esta construcción de planta cuadrangular tendría una función residencial con lienzos de muralla que estarían flanqueadas por torres defensivas de las que en la actualidad siguen en pie tres de ellas emplazadas en las esquinas de los lados sur y oeste.

Situación respecto al núcleo urbano.(punto rojo)

A simple vista se observa, en esta construcción bastante arrasada, dos torreones y vestigios del tercero que han sido aprovechados para pared maestra del caserío actual, mientras que de los lienzos de muro que unían las torres han quedado pocos restos y éstos muy deteriorados, situados aprovechando una pequeña planicie en un promontorio abierto al norte que domina el valle que el Arroyo de Peñolite ha formado, abierto al paso histórico entre Andalucía y el Levante español conocido tradicionalmente como Camino de los Cartagineses y que comunicaba Cástulo con Cartago Nova desde la época prerromana.

Castillo de Peñolite

Si tenemos que hablar de sus características constructivas, diremos que son de planta similar a las llamadas de Santa Catalina en el término municipal de Orcera. Su esbeltez se contempla en la torre que mejor se conserva, suponiendo que las otras tres conservarían las mismas características, que presenta planta rectangular de unos 4,5x4 mts. aproximadamente de lado teniendo una estructura tronco-cónica altura estimada de unos 14 mts., careciendo oportunidad de conocer si estaban almenadas. Los torreones se dividen en cuatro cuerpos, de los que el inferior, de casi dos metros de altura tiene apariencia maciza, pero se puede especular que en alguna de las cuatro torres iniciales podría estar habilitado para utilizarse como aljibe; de esta forma el acceso siempre se producía desde el segundo cuerpo de cada torre formando, los tres cuerpos restantes, cámaras adinteladas separadas por alfajía de vigas de madera que se apoyaban en los huecos de los zócalos producto del estrechamiento en altura, debiendo recibir una escasa luz a través de saeteras vaciadas hacia el interior. Las torres están construidas con tapial de calicanto, aunque con mucha piedra en su mezcla lo que aceleró su pronto deterioro. Los retos de estas tres torres nos indican que el recinto, que era cuadrangular, tendría una superficie de 470 mts. cuadrados (30 x 15,6), siendo el tapial y una cuarta torre desaparecida construida bajo las mismas técnicas que las anteriores.

Torre lateral

No se tienen referencias históricas de la existencia de un núcleo de población que justificase la existencia del castillo, puesto que la aldea actual es muy posterior, por lo que los especialistas estiman que pudo tratarse de un castillo-refugio almohade. Es decir, por las características comentadas se trata de una obra musulmana de época almohade del siglo XII, seguramente emparentada con los fortines camineros que vienen a ser imitaciones de obras romano-bizantinas del Norte de África y que eran utilizadas, probablemente, de protección de las numerosas alquerías, las llamadas “quras” dispersas que había en la zona y que eran morada de labriegos y pastores que ocupaban las tierras próximas de la vega del Arroyo de Peñolite y del cercano valle del Guadalimar. Controlaría, junto con el Castillo de Altamira, el Castillo de Valdemarín y el Castillo de la Espinareda, el paso hacia la zona interior de la sierra desde el pasillo de Levante.

Resto de lienzo de muralla.

No existen referencias a Peñolite como núcleo de población en fuentes musulmanas, pero las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575 señalan la existencia en Peñolite de un despoblado:

“…en el término desta villa de Sigura, ay muchos edefiçios ansy de torres como de casas fuertes, ay sitios de poblaciones antiguas como por ellos parece, que son una población antigua que se llama Peñolite, questá dos leguas de Sigura la parte del poniente.Aqui ay una torre fuerte de calicanto, algo cayda. Parece aver seydo grande edefiçio e población. La causa porque se despobló no se sabe, más de que por ser esta tierra estrecha de toda cosecha, no sufre tantas poblaciones.”

Preámbulo de las Relaciones Topográficas de Felipe II

Al igual que las aldeas de sus alrededores, tras la conquista cristiana perteneció a la Orden de Santiago y, por lo tanto, a la Encomienda de Segura de la Sierra. El señorío de los santiaguistas en Segura dependió del Reino de Murcia entre 1507 y 1748, tras segregarse del de Jaén y esta situación se prolongaría durante toda la Edad Moderna hasta la formación, ya reciente, de la provincia de Jaén. Sea como sea, el paso de los años y del tiempo han ido socavando sus cimientos y el deterioro del edificio se ha ido acrecentando, siendo manifiesto a la vista de lo ruinoso del conjunto en el que se aprecian desplomes recientes y paños de muro muy inestables que requieren labores urgentes, que sólo se han acometido en la consolidación de una de sus torres a partir de su declaración como BIC (bien de interés cultural) por resolución de 25 de junio de 1985.