lunes, 27 de enero de 2020

ORIGEN DE LA ENCOMIENDA DE SEGURA

Llegamos a las 200 publicaciones y lo hacemos con un tema que ha tenido una enorme transcendencia histórica en nuestra comarca, la Encomienda de Segura. Mucho se ha escrito sobre los orígenes de la Encomienda de Segura bajo el dominio de la Orden Militar de Santiago, pero la creencia historia respecto a que fue Alfonso VIII el impulsor de la Encomienda de Segura, tras la donación real efectuada después de su triunfo en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, es puesta en duda en este artículo por D. Andrés Quero Moreno.
Andrés Quero Moreno

LA ENCOMIENDA DE SEGURA DE LA SIERRA

Por Andrés Quero Moreno

Uno de los escasos libros de interés artístico que aún se conservan en el esquilmado archivo parroquial de la localidad, es el “Bullarium” de la Orden de los Caballeros de Santiago. En él se han recopilado con cuidadoso esmero, no solo las bulas pontificias expedidas por la cancillería apostólica en favor de los caballeros santiaguistas, desde su fundación en 1.161 hasta principios del S. XVIII, sino, además, las cédulas reales, exenciones, franquicias, privilegios y ejecutorias de la Orden. El trabajo de recopilación corrió a cargo de don José López de Agurleta, subprior del convento de Santiago de Uclés, y Felipe V, administrador perpetuo de la Orden, que lo mandó imprimir el 30 de Marzo de 1.719. Ese mismo año salía a la luz pública de las prensas de la tipografía madrileña de Juan Ariztia.
Escudo de la Orden de Santiago
         Al hacer una lectura atenta de los documentos del “Bullariun” que se refiere a Segura, nos encontramos con la sorpresa de que, ni en las bulas pontificias ni en las cartas reales, se hace mención alguna de esa supuesta donación que hiciese el rey castellano Alfonso VIII el Bueno, a los Caballeros de la Orden de Santiago, después de que fuera conquistada por ellos el 22 de Enero de 1.214, fiesta del mártir zaragozano San Vicente, que desde entonces figura como patrono de la villa de la citada Encomienda, según teoría mantenida en su día por diversos investigadores. Silencio que resulta inexplicable si pensamos que Segura fue una de las mejores Encomiendas de la Orden de Santiago y que Alfonso VIII es considerado con razón, amigo y bienhechor insigne de estos monjes-soldados, a los que en 1.174 concedió, entre otros beneficios, el famoso castillo de Uclés para que defendiera la frontera con Andalucía, castillo que, andando el tiempo, se convertiría en Cuartel General y Casa Central de la Orden.
Territorios Orden de Santiago. S. XIII
          Quién, en cambio, aparece en una carta real como donante magnífico de Segura a los Caballeros de la Orden, es Fernando III, el Santo, nieto de Alfonso VIII, elevado al trono de Castilla y León gracias, sobre todo, al talento y a la “mano izquierda” de su madre doña Berenguela. En esa carta, fechada en 1.242, se lee:
     “Yo Fernando, por la gracia de Dios, rey de Castilla y León, con el consentimiento y beneplácito de la Reina doña Berenguela, mi madre, de mi esposa, la reina doña Juana (de Ponthieu), y con mis hijos: Alfonso, Federico y Fernando: Doy y concedo a la orden militar de Santiago, la villa que se conoce con el nombre de Segura, con sus castillos, con todos sus términos, montes, fuentes, ríos, prados…, excepción hecha de las villas, fortificaciones, torres y términos pertenecientes a los reinos de Murcia y de Jaén…”. Privilegios estos que fueron confirmados por el Papa Inocencio IV en una bula fechada en el año de gracia de 1.246.
Fernando III el Santo
          Años más tarde, ciñendo las coronas de Castilla y León, el impetuoso Sancho IV el Bravo, (1.284-95), el maestre de Santiago, don Pelayo Pérez, pide al monarca la confirmación real de cuantos privilegios habían sido concedidos a su Orden por su padre, Alfonso X el Sabio, y por su abuelo, Fernando III el Santo. Accede gustoso el monarca y firma un largo catálogo de privilegios entre los que se encuentra uno, el señalado con el nº 26, que dice: ”Otro de como dio Segura el rey don Fernando a la Orden de Santiago con todos sus términos y castillos de Moratalla, Socobos, Bueycorto, Gútar, Letur, Pliego, Ferrer, Abeiuela, Litur, Abeneizar, Nerpio, Taivilla, Yeste, la Graya, Catena, Albanchez, Güescar, Mirabet, Bujaraiza, con todos los derechos y pertenencias de los mismos”.
Fortaleza de Segura de la Sierra
          De estos documentos, por tanto, parece deducirse, ya que no se hace alusión alguna a Alfonso VIII, que fue el Santo Rey Fernando el primero en nombrar encomenderos de Segura de la Sierra a los Caballeros de la Orden de Santiago, nombramiento que sería confirmado y enriquecido con nuevos privilegios y dádivas por sus sucesores en el trono de España. No descartamos, sin embargo, la posibilidad de que el triunfador de las Navas de Tolosa hubiera hecho alguna suerte de donación o promesa a los santiaguistas con respecto a Segura, antes de morir en la aldea avilesa de Gutierre-Muñoz en 6 de octubre de 1.214, es decir, ocho meses después de que empezaran a ondear victoriosos en el castillo de Segura el pendón de Castilla y el estandarte de Santiago. Pero esto precisamente es lo que nos resta por demostrar, para poder seguir escudriñando en las nebulosas de la historia.

lunes, 13 de enero de 2020

EL ORIGEN DE UN NOMBRE. GÉNAVE

( jt )
Los pueblos pequeños también tienen su historia y Génave es una de las “Villas Viejas” de la Sierra de Segura no podía ser menos. Está claro que el origen de la localidad debemos de buscarla en asentamientos musulmanes que fueron creciendo en un lugar donde confluían los valles de los ríos Guadalmena y Guadalimar siendo al tiempo zona de paso entre las tierras andaluzas, de Levante y de La Mancha, un lugar que se convirtió en zona de frontera y, consecuentemente, propenso a escaramuzas, precisando de lugares de refugio o protección de una población campesina ajena a los avatares bélicos de los reinos contendientes. Fruto de esa necesidad surgirá la construcción de pequeñas fortalezas protectoras que sirvieron de referencia a la población, y ese objetivo podemos atribuir a la edificación de la torre llamada de La Tercia que sería un lugar de refugio (hisn) o simplemente una torre defensiva (bury), muy semejante a otras fortalezas de la Sierra de Segura como El Cardete (Benatae) o la propia Torre de la Laguna o Zarracotín también en Génave.
Vista general de Génave

Estas fortificaciones fueron transformadas en fisonomía y uso tras la conquista castellana en el siglo XIII por Fernando III, especialmente después de la repoblación realizada con gentes venidas del Alto Tajo, Bajo Aragón, Soria y la Rioja al amparo del Fuero Bueno de Cuenca y bajo el gobierno de la Orden de Santiago. Consiguió el fuero y rango de villa al segregarse de la villa matriz de Segura de la Sierra el 19 de marzo de 1551 después de un interesante pleito que se prolongó durante un total de 69 años, creándose un territorio autónomo dentro del Común de Segura que llegó a ser parte integrante de la Provincia Marítima que se creó posteriormente en estas tierras de interior peninsular.
Torre de la Laguna o de Zarracotín
Pero en esta ocasión no nos ocupa la historia de la localidad sino, más bien, el origen de su toponimia; es decir, la procedencia de su nombre, el de Génave. Es conocido que a los procedentes de esta localidad se les denomina “pajeros”, pues eran, básicamente los lugareños de Génave, los que distribuían la paja necesaria para la ganadería a los diferentes pueblos de la comarca segureña, pues hubo una tradicional e intensa dedicación al cultivo de cereal en sus amplias llanuras, cereal que después era llevado a los molinos de la ribera del Guadalimar, estableciendo un camino hacia ellos que daría origen posteriormente a la toponimia de Puente de Génave, pues era este puente paso obligado a efecto de tal actividad de molienda. Pero la toponimia de Génave parece, según David Avilés Pascual, tener su origen en otro aspecto diferente a esta tradicional actividad cerealista, anterior a la proliferación, durante el S. XIX, del cultivo del olivar. En un artículo publicado por la revista local Nuevo Puente el 9 de noviembre de 2018 y que pasamos a exponer, se nos acerca el origen de esta toponimia a la proliferación en la zona de otra planta no tan productiva, el jenabe. 
David Avilés Pascual


GÉNAVE O JENABE

El Jenabe es una planta de la familia de las crucíferas como el jaramago, que crece silvestre pero que también se cultiva, pues su hoja puede ser utilizada como forraje y de las semillas, ricas en lípidos, se extrae aceite, tanto para uso industrial como alimentario. No obstante, su utilidad, ya desde la antigüedad, viene dada de sus cualidades medicinales y también, por ser el ingrediente básico para la elaboración de la muy utilizada y consumida mostaza amarilla. Su nombre en latín es “sinapi” y los árabes la utilizaban dándoles el nombre de “assinabi”, siendo este su origen en la denominación castellana pues evolucionó a lo largo de los siglos en términos como “assenabe”, “axenabe, “xenabe” y “jenabe”.
Planta de Jenabe
Al llegar la primavera, brota sin control por todas partes, sobre todo en cunetas de caminos y carreteras, en ribazos y también en las tierras de cultivo donde, para nada es bienvenida por los agricultores que se las ven y desean para eliminarla. Pero en la parte nororiental de la provincia de Jaén, en las inmediaciones del municipio de Génave, su desarrollo es espectacular, convirtiendo sus tierras en un inmenso manto amarillo cuando florece. Esto nos hace pensar que el nombre de la localidad de la Sierra de Segura, que ya estuvo poblada en la época de dominación árabe, como lo atestigua los restos de un antiguo castillo que después se convirtió en la Torre de la Tercia, no es más que una evolución del vocablo árabe “assinabi” evolucionado a “jenabe”, asociado pues a la planta que ahora es preciada por su uso culinario en la mostaza amarilla.
Génave con la Torre de La Tercia
En el S. XVI, en las Relaciones Topográficas de Felipe II, los vecinos del lugar preguntados se expresaban así: “al primero capítulo dixeron questa villa se llama Xenabe y que ansi siempre la an oydo decir a los antiguos y que no se sabe que aya tenido otro nombre ni porque se le puso este nombre”. Precisamente en este siglo los vecinos lograron independizarse obteniendo el título de villa, si bien no de forma gratuita, ya que tuvieron que pagar a la Corona la friolera cantidad de “un quento y setecientos cuarenta y dos mil maravedís” para que le eximieran de la jurisdicción de Segura de la Sierra, allá por el año 1551.

En el S. XIX, Pascual Madoz, en su diccionario Geográfico Estadístico Histórico, nos dice: “Esta villa es pueblo de mucho paso como lo tienen dicho desde el Reyno de Valencia y Murcia, así como de La Mancha para el Reyno de Granada y Sevilla”. Y eso es lo que fue este lugar durante siglos, lugar de paso y de transición. Pero cuando a finales del siglo XIX se construyó la carretera nacional, se hizo sobre un nuevo trazado distante unos cinco kilómetros al norte de la población, lo que pudo influir en el comienzo de su decadencia. Aun así, en 1940 alcanzó su mayor número de habitantes con 2085 censados; mientras que en la actualidad apenas quedan una cuarta parte.
Evolución de la población de Génave
Comenzando con Génave, o Jenabe, una serie de breves reseñas históricas de esos pequeños pueblos de nuestra tierra que se resisten a morir por despoblación y olvido. Los poderes públicos y la sociedad en su conjunto están obligados a prestar ayuda su supervivencia; o es que ¿acaso sólo se tiene que hacer esfuerzo para la conservación, entre otras especies, por ejemplo, con el lince ibérico?....pues eso.

David Avilés Pascual
Presidente de ARUME.