lunes, 28 de mayo de 2018

BREVES APUNTES GASTRONÓMICOS DE LA SIERRA DE SEGURA


SIERRA DE SEGURA. CAPÍTULO GASTRONÓMICO



Ninguna pretensión científica, pues el tema ya ha sido tratado por autorizados expertos, se contiene en estos renglones, sino que, esbozado por nosotros, aunque muy superficialmente, el estudio de la Sierra de Segura en sus aspectos histórico, lingüístico y costumbrista, aspiramos a completar en este trabajo, que aunque no inédito nos complace divulgar, las peculiaridades gastronómicas de la región.

La cocina de cada lugar está indudablemente influenciada por tres elementos básicos: clima, suelo y situación. Punto de intersección esta comarca de la Sierra de Segura, según es sabido, entre las provincias de Albacete, Murcia y Granada, esta geografía gastronómica, el estilo y la forma de cocinar de estos pueblos participa del de sus vecinos, sin excluir, claro está, la influencia culinaria de Jaén.
Cocina tradicional
No es esta, como no lo es el Sur, tierra de glotones, aunque por excepción se dé con algunos tragaldabas de diente sano y pocos remilgos; pero en líneas generales puede decirse que la pobreza de la agricultura obliga a la sobriedad, sin que esto signifique que falten los buenos platos de sólido y suculento yantar, y que quien venga a estas tierras se quede sin comer.

Del acervo gastronómico de Albacete procede el típico gazpacho, que por aquí se llama «galianos» y cuya calidad ha sido notoriamente mejorada, pues no en vano la Sierra da finura y transparencia a las cosas. Se confecciona aquí a base de conejo y perdiz menudamente picados y de torta de harina de trigo cocida a fuego lento en el rescoldo de una hoguera de romero y tomillo y otras leñas olorosas, que le comunican su aroma, sin que se le añada más aderezo que un poco de ajo, y carece de ese caldo que, por perjuicio de la vista y el gusto, contiene el gazpacho manchego. También de Albacete y por tanto poderosa razón como la de tratarse de tierra adentro mal comunicada, ha recibido el gusto por el bacalao y los pescados salados y de conserva, pues los frescos apenas si cuentan, únicamente las exquisitas truchas de Río Madera, merecen ser mencionadas.
Galianos
Mas la nota culinaria característica, la dan las legumbres y hortalizas. No en vano estas tierras formaron parte del reino de Murcia, de cuya cocina viene el singular aprecio que en la mesa serrana se concede al pimiento y tomate: pimientos rellenos de carne y huevo picado, pimientos con huevos fritos, y para el desayuno y como plato de entrada, pimientos fritos con patatas, de guarnición con la carne y la caza, asados y aderezados con aceite como complemento del cocido, confeccionado con garbanzos de Pontones tan tiernos y finos como los mejores, y crudos como entremés. El tomate es, igualmente, elemento principal o complementario de varios guisos y así, se aplica con perejil y aceite para elaborar una sabrosa salsa con la que se rocía el cocido, y aparte su consumo en los numerosísimos y conocidos guisos, se conserva en botellas o se secan al sol para ser consumidos en invierno, y se hace además una riquísima mermelada que merece los honores de que los vientos de la fama propaguen sus cualidades más allá de estas montañas, para delicia de los buenos gourmets.
Huevos con patatas y productos de la huerta.
Los espárragos silvestres son únicos por su suave y fino paladar, y los «guiscanos», que en Madrid se llaman «níscalos», son también muy sabrosos y apreciados. Las frutas son buenas, y los melocotones acaso no los produzca ninguna otra comarca más dulces y aromáticos.

Una observación curiosa es que, situados en la zona culinaria «del aceite y el ajo», el plato típico de Andalucía, el «gazpacho andaluz», si bien no puede decirse que es plato desconocido, apenas si es apreciado y en muy rara mesa se sirve.
Guiscanos
Pero la cocina típicamente popular y serrana es, como hemos observado, sobria y sencilla, casi ascética: migas de pan, migas de harina de maíz que llaman «ruleras», y suelen comerse con arenques y pimientos, gachamigas, que es una a modo de tortilla, sin huevos ni patatas, en cuya composición entran únicamente la harina de trigo y el aceite con que se fríe, y el «ajo » que puede ser de patatas, de harina o de pan, pero que por extraña paradoja, no lleva ajo o lo lleva en proporción apenas perceptible. En realidad es un puré. En esta especial culinaria cabe mencionar también el «moje», ensalada de bacalao y cebolla, aliñada con ajo, comino, aceite y vinagre, que luego se cuece.
Gachamiga serrana
La «olla gitana», un hervido de patatas y jadías verdes con sal, pimentón y aceite. Y el «guisao», que son recios trozos de patata condimentada en forma parecida a la «olla gitana» y al que llaman viudo o «blincaciecas» si no lleva carne.

Estos guisos constituyen la base alimenticia de los campesinos, quienes lo comen lo mismo para desayunar que para el almuerzo o para la cena. En suma, una cocina elemental y primitiva, sin personalidad ni refinamiento, propia de un pueblo que a más de ser sobrio, se ha acostumbrado a no comer, sin que pueda llegarse a la análoga conclusión en cuanto al beber.
Olla gitana
Por ello, la «matanza», amorosa e ilusionadamente cuidada y esperada desde las fiestas de Orcera a la feria de La Puerta, donde se compró el cochino (con perdón o «hablando conmigo solo», dicen los campesinos siempre que nombran al animalito de la vista baja), es una gran fiesta, que viene a reforzar la mesa de quienes disfrutan de más holgada economía, e incluso constituye motivo de vanidad y jactancia el número de cerdos sacrificados.

Suele tener lugar por San Andrés: «San Andrés mata tu res», reza un refrán campesino, y, efectivamente, cuando llegan estas calendas, equipos de matarifes previamente requeridos, van de casa en casa a sacrificar los cerdos, faena que por lo general suele hacerse en las calles ante la admirativa expectación de los curiosos viandantes si el animal es de buen peso; el regocijo de la chiquillería que se divierte golpeándose con las vejigas infladas de aire, y la vigilancia del «amo», que orondo y complacido se anticipa mentalmente a los placeres de la gula, esos días satisfecha sin limitaciones.
Matanza tradicional en Puente de Génave

Es tradicional en el día de la matanza cenar el «ajo de pringue», plato muy sustancioso a base de hígado muy picado con miga de pan y con aceite crudo, y que de este yantar participen los numerosos invitados, ya que para ayudar a los trabajos y gozar de la abundancia y suculencia de los manjares, se «convida» a deudos, allegados y amigos.

Don Enrique Casas Gaspar escribe, a este propósito, que «los rasgos sobresalientes de la matanza parecen retrotraerse a épocas muy primitivas. Ya nadie cuenta con el concurso de sus vecinos para levantar su casa ni para arar sus tierras (aunque se haga una excepción con los labrantines que enferman); pues bien, para la matanza se dispone con seguridad de los brazos de todos los invitados. Este colectivismo laboral se encuentra en todo su esplendor en las sociedades muy atrasadas».
Ajopringue
Así será, sin duda; pero lo cierto es que por aquí, la gente acude a la matanza por glotonería y porque se divierte, sobre todo los jóvenes, que cantan y bailan y beben de lo lindo, y en cuanto a los dueños, es una ocasión propia para obsequiar, a veces, con verdadero rumbo, a sus amistades y parientes.

El trabajo, con la sola excepción del sacrificio y despiece del puerco, se reserva exclusivamente al elemento femenino; y una vez confeccionados los embutidos, se cuelgan en grandes varas sujetas a las vigas del techo de la cocina o en el humero, para activar su curación.
Productos de matanza
También se cruzan «presentes» que al final suelen quedar compensados entre los que se envían y los que se reciben, sin contar con que bajo la apariencia del obsequio, lo que realmente se busca es mostrar la destreza de las amas de casa en lograr el punto que deben llevar diversos alimentos. Aparte de esto, la carne apenas si entra en la alimentación campesina. Cuando con motivo de alguna festividad o para celebrar algún acontecimiento familiar o un trato, se «echa el alboroque» y se asan al horno unas cabezas de cabrito, que se comen con una especie de ajoaceite, llamado «ajo atao», esto constituye un festín pantagruélico.
Ajoatao

Bien es verdad que el andaluz es un pueblo que no necesita comer mucho, pero aun así sería curiosa una estadística de la escasez de carne en la de por sí parva alimentación de estas gentes; el político y el sociólogo, podrían deducir de ella múltiples consideraciones.

En contraste con esta austeridad gastronómica, son regalo del paladar los más variados y exquisitos dulces y confituras: las yemas de La Puerta de Segura no aceptan la competencia de las famosas de Santa Teresa, ni la de las igualmente nombradas de San Leandro. En Santiago de la Espada hay una especie de alfajor, llamado «colación», que constituye una verdadera especialidad digna de figurar en las mesas mejor abastecidas. 
Arrope

       También debemos considerar la importancia de la mermelada de tomate, el arrope con trozos de calabaza y la excelente miel que con abundancia se produce en esta región; los «suspiros» que se hacen al horno con clara de huevo, almendra tostada y azúcar, y las «tortas de Peñolite» y las de aceite, madalenas y rosquillas de aguardiente, mantecadas de diversos sabores y una especie de polvorones llamados «perrunas», «melojas», almíbares y compotas, son las muestras más destacadas del variado repertorio de la repostería de un pueblo que ha heredado de los árabes, a través de los reinos de Murcia y Granada, la afición a los dulces, de los que se hace gran consumo, hasta el punto de que en la feria de La Puerta, que apenas si dura setenta y dos horas y cuya concurrencia la dan humildes labrantines y jornaleros, se instalan todos los años incontables puestos de turrón y confituras.
Tortas de manteca
Los «pestiños», pródigamente espolvoreados de azúcar, que se deshacen en la boca, y las «tortas dormidas», tan esponjosas, tampoco deben emitirse, y por si algún lector quiere probarlas, he aquí las respectivas recetas:

PESTIÑOS.- Una taza de aceite de oliva, otra de vino blanco, media de aguardiente rebajado y harina de flor en cantidad suficiente para constituir una masa fluida. Después de bien trabajada la masa, se extiende con el rodillo hasta dejarla lo fina que se desee y se trocea. Luego se fríen en aceite, más bien fuerte que flojo, y se espolvorean con canela y azúcar.
TORTAS DORMIDAS. Para una libra de manteca de cerdo, otra de azúcar, un cuartillo de leche, media libra de levadura, tres libras y media de harina de Castilla, y siete huevos. Se cuecen al horno como las ensaimadas.
Pestiños tradicionales
En los dominios de Baco, nada digno hay de citarse. Antaño se elaboraban buenos mostos, pero la filoxera y el olivo expulsaron a la vid y hoy, la vecindad de Villanueva de los Infantes provee al copioso consumo que se hace de esos caldos. De cuando el país producía vino y fabricaba aguardiente, queda el recuerdo de la «mistela» y la «cuerva»; para la primera se emplea esta fórmula:

Se prepara la miel a punto de caramelo. En un litro de agua se hierve concha de naranja y anís en grano, y cuando la miel está a punto se le agrega este cocimiento, añadiendo aguardiente en cantidad proporcionada al gusto, según se desee de fuerte.
Cuerva de vino tinto
La “cuerva”” es una especie de sangría que se prepara en proporción de una parte de agua y dos de vino tinto o blanco. Se añade azúcar al gusto y se agrega naranja en trozos sin mondar.

Las comidas suelen hacerse en invierno en la cocina alrededor del fuego y en el buen tiempo a la puerta o en el portal de la casa aldeana y con más conveniente horario que en la capital, pues el almuerzo tiene lugar a las doce y entre siete y ocho la cena.
Licor de café
Generalmente se sitúa la familia en torno a la sartén o cazuela, de donde cada comensal va extrayendo la correspondiente cucharada, y en la ponderación y ritmo con que procedan, se echa de ver la buena crianza. El cuchillo y el tenedor no se usan; para ambos servicios se utiliza la navaja y el agua se bebe en recipiente común de hoja de lata o de fresco y poroso barro de Andújar.

 Genaro Navarro López.


viernes, 11 de mayo de 2018

HISTORIA DE UNA DEVOCIÓN. SAN ISIDRO LABRADOR

SAN ISIDRO LABRADOR, PATRÓN DE PUENTE DE GÉNAVE.

( jt )
No vamos a entrar aquí a reseñar el origen de Puente de Génave, aunque estaría bien recordar que radica en un conjunto de cortijadas en torno a las riberas del río Guadalimar, en un paso estrecho sobre el que se situaba un puente romano, y en el que instalaron algunos molinos harineros. Un poblamiento disperso que empezó a tener cierta entidad urbana en las últimas décadas del siglo XIX gracias al proyecto de trazado de la carretera general Córdoba-Valencia (1859) y la construcción de un nuevo puente sobre el río en esta zona (1889) en sustitución del tradicional paso por el puente romano. Prueba del aglutinamiento demográfico en un nuevo núcleo poblacional, junto a los puentes y en ambas márgenes del Guadalimar, fue la concesión de una parroquia por parte del Obispo de Jaén, Don Manuel María González Sánchez, con fecha 21 de Octubre de 1891, iniciándose así la construcción de un nuevo templo que fue inaugurado dos años más tarde, siendo acordada la advocación a San Isidro Labrador.
Procesión en Puente de Génave
No existe una razón clara sobre esta asignación de advocación como patrón a San Isidro, y por supuesto no la buscaremos en el razonamiento, que de forma jocosa realiza mi querido primo Manolo “el zapatero” cuando se acercan las fiestas al afirmar que “San Isidro era del Puente y por eso es nuestro patrón, lo que pasa es que por diversos motivos se fue a Madrid a vivir y allí no tuvieron más remedio que hacerle su patrón al ver lo buena persona que era”. El razonamiento más lógico se puede encontrar en la gran devoción con la que contaba este santo entre las gentes de la zona al ser eminentemente las labores propias del campo las que les proporcionaban el sustento y ser siempre bien recibida la ayuda divina para tal labor, aunque también suma argumentos la enorme afluencia de agricultores de todo el entorno serrano a los molinos que se encontraban sobre el río Guadalimar para realizar las tareas de molienda.
Procesión Puente de Génave

No sería hasta concluida la contienda civil española cuando se concretaría definitivamente el patronazgo de San Isidro, en el contexto de la fundación en los primeros años del franquismo de las Hermandades Sindicales de Agricultores y Ganaderos en los municipios de vocación agraria, de los cuales adoptaron como patrón a San Isidro muchos de reciente creación en aquella época, como es el caso de Puente de Génave, que se había segregado de La Puerta de Segura en 1933. Desde entonces y hasta la actualidad, las fiestas mayores del pueblo se celebran cada 15 de Mayo, cuando la primavera eclosiona en todo su esplendor en este bello rincón del mundo que es la Sierra de Segura.
San Isdro sobre el Puente Nuevo. Puente de Génave


FIESTAS EN HONOR A SAN ISIDRO LABRADOR EN LA PROVINCIA DE JAÉN

Si hay un santo del calendario cristiano que destaque en el mes de mayo es San Isidro Labrador, especialmente en el entorno rural debido a su advocación que lo convierte en patrono de los que se dedican a las tareas agrarias, por lo tanto siendo festejado en numerosos pueblos de la provincia de Jaén y en muchos pueblos de España. Destacaremos en nuestra provincia las celebraciones en Santo Tomé, que por ser su patrón le dan un baño en las aguas del Guadalquivir para pedir la necesaria lluvia sobre los campos. En la aldea alcalaína de Caserías de San Isidro lo sacan en procesión en medio de un desfile de carrozas ricamente adornadas. En Albánchez sacan su imagen en andas para bendecir los campos y reparten rosquillas o panecillos a todos los asistentes. En Arjona se organiza un desfile de carrozas con aperos y caballistas que llevan al santo a lomos de un tractor a «La Alharilla» para bendecir los campos. En Benatae es costumbre que la Cámara Agraria invite a los agricultores a un lebrillo de «cuerva». En Jamilena se realiza una romería con desfile de carrozas, siendo durante la noche de la víspera de la festividad cuando se celebra una velada serrana junto a la ermita de San Isidro, en la que se canta y se bebe junto a una gran fogata; al día siguiente tiene lugar la procesión. En Jódar, el santo es traído en la víspera desde su ermita de Fuente-Garciez, siendo devuelto al día siguiente en forma de romería.
Imagen de San Isidro en Arjona
Otras celebraciones de San Isidro son en Solera, que por ser su patrón le dedican tres días de fiesta, sacándole en procesión por las calles del pueblo junto al Cristo de la Buena Muerte. En Guarromán celebran una feria con romería a Piedra Rodadera. En Segura de la Sierra, San Isidro es el patrón del núcleo pedáneo de Cortijos Nuevos, siendo en la noche previa al 15 de Mayo cuando los vecinos realizan una verbena que se prolonga hasta altas horas de la madrugada y al día siguiente se celebra la romería en paraje de La Lomilla, situado junto a la aldea de El Ojuelo, para después realizar la correspondiente misa y procesión. La cofradía de San Isidro Labrador de Torredelcampo realiza una gran tractorada y una verbena con orquesta, para el día del santo patrón, en la iglesia de San Bartolomé llevar a cabo la celebración religiosa y la procesión vespertina con inicio y final en la plaza del pueblo. 
Romería de San Isidro en Cortijos Nuevos
También destacaremos las celebraciones en honor a San Isidro las de Santiago de Calatrava los vecinos engalanan tractores y remolques para realizar el camino romero y dedicar dos jornadas de fiestas dedicadas a San Isidro, ataviados con sus mejores trajes de gitana, y disfrutando del hermoso entorno de paisaje de olivar en su romería. El municipio vecino de Higuera de Calatrava, comienzan un día antes sus festejos, pues también veneran a la virgen de Fátima, combinando actos litúrgicos y lúdico festivos. En Villardompardo, la procesión por las calles del pueblo es muy participativa siendo jóvenes y mayores los que también se dan cita en su tradicional romería. En Lopera, y en el entorno de la ermita en el paraje de Pilar Nuevo, se celebra una tradicional romería con la participación de diversas carrozas y caballistas. También en Vilches, en el poblado de colonización de Gaudalén, se venera al santo patrón celebrando el tradicional baile nocturno en la plaza de las Cigüeñas Blancas, espacio de singular geometría, celebrando el día grande con misa rociera y procesión. También en Quesada, y más concretamente en la aldea de Cortijuelo,  celebran la festividad con una romería. En Villanueva de la Reina, y en su pedanía de La Quintería, se agasaja al santo con el tradicional baile al son del típico canto quintereño. También en el anejo baezano de Las Escuelas, se celebra esta festividad con actividades organizadas por la cofradía de San Isidro Labrador de Baeza.
Imagen de San Isidro en Lopera
Habría incluso alguna más a resaltar pero la verdad es que la más significativa en la comarca de la Sierra de Segura es la que se celebra en Puente de Génave. El pistoletazo de salida de las fiestas lo constituye el pregón, acto en el que un puenteño/a de nacimiento o adopción realiza un elogio al pueblo y sus gentes. Posteriormente las actividades lúdicas, culturales y deportivas llenan el programa de festejos, que tiene como platos fuertes las animadas verbenas y conciertos nocturnos que siempre tienen gran asistencia de público, los festejos taurinos que ahora se concretan en la suelta de vaquillas por las calles durante diversas tardes, y los actos religiosos del día del patrón.
La festividad de San Isidro es el día principal de todas las fiestas. El día 15 de Mayo las gentes visten sus mejores galas e incluso son muchos los que visten con orgullo el traje típico andaluz. La solemne misa en honor al patrón se realiza a media mañana en la parroquia, con la intervención del coro romero local que da color a la celebración. Tras la misa, el santo es sacado en procesión por las principales calles de Puente de Génave, acompañado de las autoridades, banda de música y el pueblo devoto en general. La talla, aunque carece de valores artísticos reseñables está datada a mediados del siglo XX y representa la típica iconografía del santo, es portada a hombros de devotos sobre unas sencillas andas. Uno de los momentos más bonitos de la procesión lo constituye el transitar del santo por las antiguas piedras del puente viejo, dejando que el ruido de las aguas del Guadalimar acompañe su lento deambular; pero la emoción se desborda cuando, en mitad del llamado puente nuevo, los portadores levantan al cielo las andas con su patrón para dar significado a la bendición de todo ese magnífico entorno salpicado de verdes campos, básicamente de olivos, entre los aplausos y los vítores al patrón de todos los puenteños/as.
Procesión a su paso por el Puente Viejo
Algunas de las tradiciones más arraigadas se conservan en las fiestas del Puente como el juego de "la bolea" que se celebra en el barrio de Las Ánimas, en el entorno de la era, entendiéndose como una variante de los "bolos serranos", que es un juego autóctono de la Sierra de Segura, en el que equipos de tres lanzadores impulsan una bola de metal resultando ganador aquel que logre llevarla más lejos; así como los bailes típicos de la comarca, en especial la "Jota de Puente de Génave", con letrillas alegres y ritmo ágil, de las que se encarga el grupo folklórico “Fuente Vieja”. Otros han cambiado de lugar y forma como son las típicas verbenas que se realizaban delante del ayuntamiento para luego pasar al patio de las escuelas detrás de propio ayuntamiento y ahora estar ubicadas en el parque Jorge Flores; o los festejos taurinos que se realizaban, incluso con novilladas, en la plaza de toros del barrio de Las Ánimas siendo ahora una suelta de vaquillas por las calles del barrio de los Atascaderos; incluso algunos han desaparecido como es el caso de la feria de ganado muy arraigada a mediados de siglo pasado en toda la comarca. Y claro está, se han introducido nuevos actos como son el propio pregón que data desde mediados de los años 70 o el encuentro de puenteños/as que regresan a su pueblo con motivo de las fiestas. En resumen, se podría afirmar que durante las cinco jornadas en que se desarrollan las fiestas, el recinto ferial, situado entre la Avenida de Andalucía y el Paseo de la Vicaría, es un hervidero de puenteños, propios y emigrados que regresan para disfrutar de estas fechas tan significativas, propiciando un ambiente de reencuentro y armonía que se concreta en largar “ligas” en medio de conversaciones que, por supuesto, dejan espacio para el recuerdo.
Pregón de fiestas en Puente de Génave


José Antonio Molina Real