martes, 27 de febrero de 2018

EL HIMNO DE ANDALUCÍA. NUESTROS SÍMBOLOS

EL HIMNO DE ANDALUCÍA

( j.t. )
Todos los andaluces sabemos y sentimos que el próximo día 28 de febrero tiene un significado festivo que viene determinado por conmemorarse el día en el que el pueblo andaluz consiguió su tan ansiada autonomía. Pero lo que quizás no tengamos tan asumido es que hay otras simbologías que nos unen e identifican, como un escudo, una bandera y también un himno que aporta a este día su propia melodía y letra. El estribillo del himno de Andalucia "¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid tierra y libertad!", se repite en todos los actos de la jornada… aunque pocos conocen que el origen de la música tiene su origen en un canto estrictamente religioso denominado el “Santo Dios”. Esta cancioncilla popular, que algunos estudiosos remontan su origen hasta la época romana, la tarareaban los campesinos andaluces durante la siega y sirvió de base para que luego Blas Infante le pusiera letra y el maestro José del Castillo adaptase la melodía religiosa como base a la composición musical.
Partitura original del Himno de Andalucía

Al parecer, el llamado "padre de la patria andaluza", Blas Infante, comenzó a escuchar el “Santo Dios” cuando estudiaba en el colegio de los Escolapios en Archidona. Pero no sería hasta que empezó a ejercer de notario en Cantillana (Sevilla) cuando ahondó en este canto de rogativas y en adaptar una letra a esa melodía para que se pudiera identificar con nuestra tierra, acoplando la tradición del trabajo del pueblo con la reivindicación de reconocimiento hacia el autogobierno. El propio Infante escribe en su libro “Orígenes de lo flamenco y secretos del cante jondo” que este magnífico cántico es utilizado, en algunos pueblos andaluces, por los segadores, a la salida y a la puesta del sol, reconociendo que él lo había escuchado en los campos de Cantillana, aunque, según afirma, su uso estaba en notable pérdida porque la letra del cántico invoca a Dios y esta es una palabra tabú para la globalidad marxista y anarquista de los jornaleros andaluces.
Portada del libro escrito por Blas Infante

Tras hablar con el Maestro Castillo para que la armonizase y no exento de diferentes rectificaciones, la puesta de largo del himno tuvo lugar en Sevilla el 10 de julio de 1936, una semana antes de que estallase la Guerra Civil. Durante la contienda y la dictadura franquista, los estudiosos relatan que solo se conservó una partitura para piano de la obra escrita por Blas Infante. Y no sería hasta la Transición Democrática cuando volvió a reestrenarse oficialmente el 18 de octubre de 1979, aunque dos años antes, en la primavera de 1977, Carlos Cano hizo su histórica y popular versión realizada con la colaboración de los almerienses Rafael “Fafi” Molina y Paco Luis Miranda, siendo producida por Ignacio Martínez y editado en 1977 por el Partido Socialista de Andalucía (antes ASA, después PSA-PA,  y actualmente PA) y cuenta con la participación de la Coral Heliópolis de Sevilla que sacó este himno del oscurantismo al que la dictadura franquista le había condenado.

Hay por tanto que eliminar la idea, que puede muchos andaluces tengan, de que nuestro himno no tiene más vida que la del actual estatuto de autonomía. Su historia se remonta, de manera inmediata, a su aprobación como “Himno Nacional de Andalucía” por los Centros Andaluces en la Asamblea de Córdoba de 1919, que a su vez lo tomaron de la propuesta de Blas Infante presentada en la Asamblea de Ronda de 1918. Aceptando la propuesta de su letra, escrita por el mismo Blas Infante, y la música del Maestro Castillo, que por aquel entonces era director de la Banda Municipal de Sevilla, y que fue inspirado, según reconocieron ambos y explicaron, por el canto popular del “Santo Dios”.
El maestro D. José del Castillo

El Santo Dios es un cántico con finalidad religiosa que entonaban los jornaleros y trabajadores del campo andaluz a la salida y puesta del sol, en señal de agradecimiento divino por los frutos del esfuerzo y trabajo que ofrecía la tierra que cultivaban, y cuyo estribillo literal es:

<<Santo Dios,
Santo Fuerte,
Santo Inmortal,
Líbranos, Señor,
De todo mal>>

Una letra que perfectamente podría venir a sustituir (mal-) intencionadamente el Al·lahu akbar que tradicionalmente recitaba la población árabe que ocupaba y trabajaba nuestras tierras. El Al·lahu-àkbar (en árabe, الله أكبر, Allāhu akbar, «Dios es el más grande»), también llamada takbir (en árabe, تكبير, takbīr) y tekbir, es una expresión de fe del islam muy utilizada en el mundo musulmán como exclamación informal y expresión formal de fe, pues la expresión está compuesta por la forma Allāhu, nominativo de Allah (Dios), y la forma akbar, superlativo del adjetivo Kabir «grande», traducido por «más grande». Era y es una frase recitada por los pueblos musulmanes en muchas diferentes situaciones, como por ejemplo mostrar júbilo, expresar aprobación, agradecimiento a dios por ser la fuente de salud o trabajo y también como grito de guerra.
Inscripciones en la Alhambra del "wa-lā gālib illà Allāh" 

Tampoco podemos descartar que el cántico del “Santo Dios” viniera a sustituir a otro lema muy nombrado y recurrido en la última fase de la dominación árabe de la península, pues fue la familia nazarí, dominadores del Reino de Granada, quienes lo asumieron e incorporaron a su escudo y bandera y que aparece escrito por todos los rincones de la Alhambra. Nos referimos a lema trasliterado como wa-lā gālib illà Allāh (en árabe, لا غالب إلا الل) y que significa “no hay más vencedor que Alá”.

Bien fuera el cántico del Wa la galib illa Allah o el del Al·lahu akbar, en los años de fuerte represión religiosa y étnica que siguieron a la dominación cristiana del territorio fueron paulatinamente cayendo en el olvido y sustituidos por otras melodías o cánticos que vinieran a dar gracias a Dios por la vida y por el fruto del trabajo, básicamente la agricultura, por lo que, el campo y sus gentes, fueron un componente directo de evangelización hasta bien entrado ya el siglo XVIII, reutilizando pero ya cristianizadas las costumbres autóctonas ya existentes, aunque en zonas muy aisladas del control público, los moriscos fueron capaces de encubrir sus ritos y tradiciones frente a un catolicismo que entre ellos era inexistente y extraño.
Bautismo de moriscos

Este cántico religioso del “Santo Dios”, debía ser cantado tres veces a la salida del sol y tres veces a su puesta, simbolizando la Santísima Trinidad, haciéndolo coincidir con la hora de dos de los cinco “salats” o momentos de rezo más importantes en el Islam. Es por todo esto que nos podríamos atrever a pensar que nuestro himno tiene una base y un estrato, quizás no abiertamente islámico, pero sí de raíz morisca ya que fueron ellos los que le dieron la continuidad que nos permite, ahora, pensar en su estrecha relación. Por tanto, y sin buscar caer en el tópico, podemos decir que, una vez más, conquistamos a nuestros conquistadores; que una vez más, tenemos otra prueba de cómo nuestro pueblo se agarró a sus tradiciones tras la conquista castellana, de cómo pervivieron rasgos culturales que, aunque debieron recubrirse con disfraces foráneos, guardaban y guardan el sabor y el recuerdo de tiempos pasados que identificamos como propios.
Rezo del Santo Dios
Por lo tanto, la letra del himno fue creada por Blas Infante recogiendo tanto las raíces populares como muchas de las reivindicaciones andaluzas, pues en él se pide tierra, en un momento en el que se demandaba una reforma agraria aún por completar y por supuesto libertad mediante un proceso que ahondara en el autogobierno; anclando así, la Junta de Andalucía con su elección como himno, el origen común de los símbolos de nuestra tierra uniéndolo a la bandera y el escudo, como obra del mismo autor, según queda reflejado en el artículo 6.2 del Estatuto de Autonomía de Andalucía aprobado por la Ley Orgánica 6/1981 de 30 de diciembre, que dice: “Andalucía tiene himno y escudo propios, que serán aprobados definitivamente por Ley del Parlamento Andaluz, teniendo en cuenta los acuerdos dictados sobre tales extremos por la Asamblea de Ronda de 1918”. Para posteriormente aparecer en la revisión estatutaria realizada en el año 2007 en el artículo 3.3, en donde se dice: “Andalucía tiene himno propio, aprobado por ley de su Parlamento, de acuerdo con lo publicado por la Junta Liberalista de Andalucía en 1933”. 
Lemas de la Junta Liberalista donde se repite el estribillo del himno de Andalucía


Pero debemos decir que hubo intentos anteriores de identificación del nacionalismo andaluz a través de un himno como el desarrollado a principios del S. XX donde el pasodoble “La Giralda” de Eduardo López Juarranz, fue considerado como himno extraoficial por el Círculo Regionalista Andaluz del Ateneo de Sevilla; o también, en 1930, el inspirado por el poeta Conrado Goettig que escribió un himno con música de Andrés María del Carpio que se estrenó en la "Casa Central de Andalucía" de Madrid pero que no llegó a cuajar. La música del himno de Andalucía la compuso el maestro José del Castillo Díaz, que fuera director de la Banda Municipal de Sevilla. Hay que mencionar que todo lo referente a nuestro himno fue relegado y prohibido tras la guerra civil, incluso las partituras originales fueron destruidas y sólo se conservó un manuscrito para piano. Posteriormente fue el compositor sevillano Manuel Castillo quien armonizó y orquestó para su recuperación la que es posiblemente la mejor versión de la partitura compuesta originalmente por José del Castillo.
Partitura original del pasodoble "La Giralda"


El himno de Andalucía fue presentado en un concierto el 7 de julio de 1936 a las 19 h. en la plaza de San Lorenzo de Sevilla, según se anunciaba en la sección “Sevilla al día” del diario ABC de ese mismo día: “concierto en el que se interpretará por primera vez el himno de nuestra región, editado y lanzado a la publicidad el año 1933 por la Junta Liberalista y que será interpretado por la Banda Municipal de Sevilla dirigida por el maestro José del Castillo”. Después la guerra y la dictadura lo dejaron en el olvido, siendo recuperado y reestrenado, después de la transición democrática, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, por la misma banda, el 18 de octubre de 1979; aunque dos años antes, en abril de 1977, Carlos Cano realizó una adaptación cantada por la coral Heliópolis de Sevilla y en cuya grabación estuvieron presentes antiguos compañeros de Blas Infante. A partir de 1980 se realizaron multitud de versiones del himno, siendo especialmente reseñables las revisiones e instrumentaciones realizadas por Manuel Castillo en los años 1980.
Contraportada del disco de Carlos Cano editado por el PSA

Actualmente existen discrepancias en cuanto a la letra del himno actual. Algunos, especialmente los sectores más nacionalistas que acusan a la versión oficial de excesivamente españolista, sostienen que Blas Infante originariamente en lugar de "¡Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad!" redactó "¡Sea por Andalucía libre, los Pueblos y la Humanidad!"; o lo manifestado por otros que se aferran al texto aprobado en la Asamblea de Ronda que dice “¡Sea por Andalucía libre, Iberia y la Humanidad!” 
Estrofa alternativo de los movimientos nacionalistas andaluces
Letra actual y oficial del Himno de Andalucía

La bandera blanca y verde
vuelve, tras siglos de guerra,
a decir paz y esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!

Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.

¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!
¡Sea por Andalucía libre,
España y la Humanidad!


          En la actualidad el Himno de Andalucía está profundamente asumido por el pueblo andaluz como uno de los símbolos de su identidad.

lunes, 12 de febrero de 2018

UN MUSEO AL AIRE LIBRE

Hay decisiones que con el paso del tiempo se reconocen públicamente, se aprecian y se les da el merecido valor. Es este el caso que no ocupa y con el que queremos dar un reconocimiento a la idea de plantear un museo de escultura al aire libre que se llevó a cabo en Puente de Génave desde la primera década del presente siglo. Es frente al polifuncional edificio S. XXI de Puente de Génave donde se encuentra la escultura que pasaremos a describir. Se trata de la obra de José Fernández Ríos denominada "La Evolución Trabada" que, con su enorme esbeltez, preside una de las principales calles de la localidad como es el Paseo de La Vicaría.


LA EVOLUCIÓN TRABADA

Basta con asomarnos a cualquier ciudad, grande o pequeña, de la mayor parte de este mundo para comprobar que el hombre, a lo largo de la historia, ha decorado sus hábitats, calles o plazas con numerosos monumentos, esculturas, fuentes y otros elementos ornamentales o simbólicos que, desde los dólmenes de las antiguas culturas neolíticas hasta las últimas manifestaciones de nuestros tiempos, han formado parte importante en la configuración del urbanismo, por lo que hemos podido encontrar, buscando la armonía y decoración de los espacios urbanos desde la época antigua, esfinges en Egipto, esculturas mitológicas en Grecia, arcos triunfales en Roma, fuentes en el Gótico y Barroco, estatuas de personajes en la actualidad y muy modernamente, diferentes representaciones artísticas en cada rotonda.

Las distintas culturas a través del tiempo han sacado el arte a la calle, cada una con una forma, particularidad y estilo diferente, con obras de arte que además de su función estética nos descubren otros aspectos como el pensamiento o la concepción del mundo en la época en que se realizaron. Así pues, la Grecia Clásica expresaba su ideal de belleza con el culto a la figura humana. Sus esculturas son auténticos estudios de anatomía. El espíritu del impero de la antigua Roma se representaba con arcos de triunfo y monumentos conmemorativos. El oscurantismo medieval es un arte plenamente vinculado a la religión. En épocas posteriores se retomaron ideas clásicas, mitológicas o conmemorativas. Es a mediados de este siglo XX cuando se produce un cambio significativo en el arte urbano, al desvincularse éste de los poderes a los que se había sometido anteriormente. Así, los monumentos de los regímenes autoritarios de la primera mitad de siglo, dedicados a conmemorar triunfos bélicos o revolucionarios o a homenajear de forma populista a líderes o al actividades como el trabajo, la industria o el progreso, dan paso a un tipo de esculturas públicas que, influenciadas por las nuevas vanguardias, se alejan cada vez más de las directrices oficiales, tomando entidad propia como obras de arte, siendo la expresión de su propia estética el objeto de su creación.

La actuación escultórica de este proyecto denominado “Evolución Trabada” se plantea desde la perspectiva de su verticalidad. La concepción de una obra de grandes dimensiones, y además de bajo coste de materialización que se resuelve en esta idea que logra, además otro objetivo, como es el de sorprender a su espectador, ya no sólo por su tamaño en altura, sino por la sensación que transmite, producto de una transgresión de lo lógico inspirada en concepciones surrealistas o dadaístas, como es el hecho de retorcer para que aparezca la línea curva algo que siempre hemos visto rígido y con línea recta. En este caso, la torre de un tendido eléctrico se configura con un nudo simple, rompiendo el concepto lógico al estilo de los relojes blando pintados por el maestro Dalí.

Ablandando y retorciendo el hierro de esta estructura metálica escapamos, en cierto modo, de la racionalidad del mundo en que vivimos, dando un respiro a nuestra fantasía. Las torres metálicas, bien de electricidad o de telecomunicaciones, han sido siempre un signo de progreso a pesar del deterioro paisajístico, que a veces es evitable. Allí donde llegan estas torres llevan toda clase de comodidades a los habitantes del lugar. Es aquí donde podemos hacer otra lectura de la obra que tratamos. El progreso siempre ha llegado con retraso a las zonas rurales, y en especial a esta Sierra de Segura, donde el abandono político y la injusta explotación de sus recursos en épocas anteriores, crearon unas circunstancias socioeconómicas que hoy hacen difícil y retorcido el camino hacia la prosperidad de nuestra comarca.

El retorcimiento de esta torre y las dificultades técnicas para su construcción, funcionarían aquí como un símbolo de madures serrana en la superación de trabas y logros de sus planteamientos y objetivos, así como una demostración de la capacidad de reflexión y adaptación de sus gentes a lo largo del tiempo.


J. F. Ríos