lunes, 28 de septiembre de 2020

NACIÓ EN SEGURA DE LA SIERRA, SIN LUGAR A DUDAS.

Muchas son las dudas y controversias acerca del lugar de nacimiento de Jorge Manrique, gran poeta medieval que viene a encarnar la perfecta visión del caballero renacentista. Tradicionalmente se entendía, sin tener pruebas concretas, llevados por el centralismo castellano, que su lugar de nacimiento era la localidad palentina de Paredes de Nava, pero el estudio desarrollado por el ilustre puenteño D. Domingo Henares, desmonta esta indocumentada hipótesis, concretando y argumentado documentalmente que el lugar exacto de nacimiento es el municipio de nuestra comarca, Segura de la Sierra. Dicho estudio es el que a continuación os presentamos. 

SEGURA DE LA SIERRA,CUNA DE JORGE MANRIQUE.

El lugar donde nació Jorge Manrique, esto es, el lugar donde primero se meció su cuna, hay que ponerlo ya, a estas alturas del tiempo, en Segura de la Sierra, de la provincia de Jaén, en ese pueblo tan alto que mira de frente al monte Yelmo, como si los dos estuvieran de guardia a toda hora por la Sierra de Segura. Pero esta verdad incuestionable, en cuanto al origen del poeta cantor de la muerte, no acaba de ser compartida, sin embargo, entre buena parte de paredeños, defensores todavía del origen palentino de Jorge Manrique.

Estatua de Jorge Manrique en Segura de la Sierra.

Por lo que esta afirmación inicial de su nacimiento en Segura de la Sierra necesita, antes de llegar a su conclusión última, una serie de negaciones previas y que no serían tan precisas, de no mediar en la discusión una serie de factores en nada científicos, sino, más bien, debidos a un cúmulo de prejuicios que, a su vez, son el exponente claro de una pereza intelectual, de una incuria al menos por la investigación con argumentos.

Repárese, si no, en las afirmaciones que, en favor de los intereses palentinos, hacía el senador señor Gallego Cuesta en sede parlamentaria, con el objeto de conseguir las obras de la segunda fase del monumento a Jorge Manrique: “El Secretario de Estado sabe... lo que es Paredes de Nava, cuna de genios ilustres, tales como Jorge Manrique y Berruguete...” (Cortes Generales. Diario de Sesiones del Senado. 4-XI-1998).

Segura de la Sierra, sede de la Encomienda de la Orden de Santiago

Así, para afirmar dónde nació Jorge Manrique, hay que empezar negando la supuesta adscripción del poeta, por nacimiento, a la villa palentina de Paredes de Nava. Y éste es el estado de la cuestión. Pues nos encontramos con la obligación de desmontar como un castillo de naipes, edificado con los materiales de lo que Serrano de Haro, uno de los estudiosos más profundos del poeta, ha llamado una piadosa tradición, que él no comparte, es verdad, pero mostrándose muy respetuoso con los defensores de un Jorge Manrique paredeño (Serrano de Haro, A.: Personalidad y destino de Jorge Manrique. Gredos, Madrid. 1966, pp. 50-55).

La piedra donde más veces tropiezan, sin embargo, los partidarios de que Jorge Manrique naciese en Paredes de Nava está en un documento que, precisamente, no hace al caso, por cuanto nada dice del asunto que nos ocupa y que, por contra, tiene los datos necesarios para caer en un error enquistado en las buenas gentes de aquella hermosa villa palentina, emparentada, claro está, con la familia Manrique. En sus párrafos pertinentes, el dicho documento que es una carta de poder afirma lo siguiente:

“Sepan cuantos esta carta de poder vieren cómo nos, el concejo y alcaldes y hombres buenos y regidores y oficiales de la Villa de Paredes de Nava... conocemos y otorgamos y damos todo nuestro poder cumplido... a Ferrand Gonzálvez de Mayorga y a Francisco Ferrández de Paredes... para que por nos y en nuestro nombre y por todos los vecinos... parezcan ante el señor Rodrigo Manrique, comendador de Segura, e hijo del señor Adelantado Pedro Manrique, que Dios haya, sobre razón del señorío de esta dicha villa... y para que sobre ello por nos y en nuestro nombre... puedan recibir y reciban por señor de esta dicha villa y vecinos de esta al dicho Rodrigo Manrique...” (Texto íntegro, fotocopia y transcripción en mi libro Cartas de Don Rodrigo Manrique a su hijo Don Jorge. Diputación de Albacete, 2001, pp. 155-58).

Monumento a Jorge Manrique en Paredes de Nava (Palencia)

Y, como esta carta de poder está fechada a 23 de septiembre de 1440, ya tenemos los dos ingredientes necesarios para el error tan largamente extendido, esto es, que Jorge Manrique nació en 1440, justamente, y en Paredes de Nava sin discusión alguna. Pero ese texto anterior podemos leerlo hasta cien veces al día, aprenderlo de memoria o traducirlo a varios idiomas. Lo que no conseguiremos es que valga como prueba de que Jorge Manrique tuviera que nacer en Paredes de Nava, cuestión que ni siquiera plantea. Y creer lo contrario sería un artículo de fe, de una fe demasiado crédula, mera fiducia.

Por otra parte, y desde la Crónica del Halconero de Juan II, no es lícito afirmar que Doña Mencía de Figueroa, madre del poeta, estuviese en Paredes de Nava en la fecha antes escrita, pues tampoco estaba Don Rodrigo, su marido (de ahí que los paredeños manden representantes suyos a Segura de la Sierra para rendir homenaje a su nuevo señor, según se indica en el documento anterior). Y ni siquiera Doña Mencía estuvo en Valladolid, cuando Don Rodrigo asistió a las bodas de Don Enrique de Castilla y Doña Blanca de Navarra, pues no figura en la relación de invitados, siendo como era mujer de Don Rodrigo, que sí figura (Carrillo, P.: Crónica del Halconero de Juan II. Espasa-Calpe, Madrid, 1946, p. 344) y hermana de Lorenzo Suárez de Figueroa, I Conde Feria (Montero, R.M.: Nobleza y sociedad en Castilla / el linaje Manrique, siglos XIV-XV. Gráficas Pinares, Madrid, 1996, pp 61-62). Es más, aunque hubiese sido invitada, por su relevante situación familiar, habría tenido que renunciar, pues la boda no se concertó antes del mes de julio (Crónica..., p. 343), por lo que Doña Mencía estaría embarazada de siete meses y con unos setecientos kilómetros por delante, haciéndolos en jamuga o en carreta, acaso en andas, como la reina de Navarra que fue transportada así, de ese modo tan particular, a dichas bodas “por cuanto era mujer gruesa y no podía venir en mula” (Crónica... pp. 343 y 345).

Fachada de la casa natal de Jorge Manrique en Segura de la Sierra
con el escudo de la familia de los Figueroa sobre el dintel de la puerta

Un viaje de locura, si alguien pretendiese que Doña Mencía estuviera en 1440 por los alrededores de Paredes de Nava, fecha y lugar que se necesitan mutuamente, los dos errores juntos, pues son los únicos extremos que se barajan y utilizan de forma gratuita en la citada carta de poderes, para que Don Jorge naciese en la mencionada villa palentina.

En esta búsqueda metódica del lugar de nacimiento de nuestro poeta, nos encontramos, además, con una confesión harto elocuente de un cronista oficial de Paredes de Nava en estos términos: “Aunque la primera edad de estos hermanos [los Manrique, hijos de Don Rodrigo] me es desconocida...” (Cardeñoso, L.: Reseña histórica de la villa de Paredes de Nava. Imprenta de El Día de Palencia, Palencia, 1926, p. 147). Por supuesto que, diez páginas después, el padre Cardeñoso se deshace en elogios merecidos de las coplas de Don Jorge, aunque trastoca el orden de su nacimiento y de sus hermanos, cuestión en la que no todos los autores están de acuerdo. Por nuestra parte, y a este respecto, consideramos que Don Jorge fue el segundo, ya que no hay duda de que Don Pedro fue el primero, pues él hereda el Condado de Paredes (Salazar y Castro, L.: Historia de la Casa de Lara, Lib. X, p. 367) y sólo los dos, él y Don Jorge, se citan en las Relaciones de Felipe II, cuestión 38 de las referidas a Beas de Segura y que más adelante veremos como la prueba definitiva del lugar de nacimiento que buscamos. Y no cabe alterar el orden de nacimiento de los dos hermanos, por cuanto sus padres, Don Rodrigo y Doña Mencía, acordaron matrimonio en 1432 (Montero, R.M.: Nobleza y sociedad..., p. 61).

Escudo nobiliario de los Manrique de Lara

Cabría también, en este buscar primero y a fondo perdido, tener en cuenta los dictámenes que pudieran darnos los estudiosos más conspicuos de Jorge Manrique. Así, Don Augusto Cortina, que publicó su tesis doctoral sobre Jorge Manrique en 1929, reeditada por Espasa-Calpe, colección Austral, en 1981, a lo más que llega y sin fundamento es a decir en la página 17 la frase siguiente: “Jorge Manrique nació, probablemente, en Paredes de Nava, hacia 1440”. La inseguridad de este experto en Manrique, en cuanto a su lugar de nacimiento, no resiste el menor comentario. Y, todavía en este camino hacia ninguna parte, recordamos al embajador de España Don Antonio Serrano de Haro, pues, aunque no se atreve a fijar un lugar exacto para que naciera Jorge Manrique, sin embargo, en una entrevista que concedió al diario Jaén, publicada el 30 de septiembre de 1978, hace alarde de una cautela extrema, por cuanto afirma que “... Segura de la Sierra, donde posiblemente nació el poeta y donde, sin duda, transcurrió su infancia...” Como se ve, estos autores, los más esperados, Cardeñoso, Cortina y Serrano de Haro, en principio pueden ser de nuestro bando, por cuanto que ninguno pone el lugar de nacimiento de Jorge Manrique, a falta de pruebas, en la localidad palentina de Paredes de Nava.

Representación de Jorge Manrique

Pero tenemos que dar un paso definitivo, ir más allá de la negación escueta porque, de suyo, es destructora y para encontrarnos con las frases más luminosas y rotundas, incontrovertibles por su expresión inequívoca y donde, al fin, podemos leer cuantos datos son precisos a la hora de fijar el nacimiento de Jorge Manrique. Esto es, veamos si concurren el nombre de un lugar preciso, unos padres conocidos, unos testigos y quien tenga capacidad para dar fe de cuanto haya sucedido. Nada más aconsejable, entonces, que leer el contenido de una fuente que ha sido tantas veces olvidada, y que nos ahorra continuar con el peso de alguna leyenda. Ésta es la historia, éste es el texto:

“BEAS DE SEGURA. Figueroas. En la dicha villa es un linaje muy antiguo, descendientes de caballeros hijosdalgo y señores, como fueron el maestre de Santiago Don Lorencio Juárez de Figueroa y Don Lorencio Juárez de Figueroa, comendador mayor de Castilla, quien tuvo por hijo a Gómez Juárez de Figueroa... comendador de la encomienda de Dos Varrios, junto a Ocaña... Fue hijo de éste Sebastián de Figueroa... al cual envió el dicho comendador su padre a vivir con Don Rodrigo Manrique, maestre de Santiago, por razón de que Doña Mencía de Figueroa, mujer del dicho maestre, era su parienta. Y así, haciéndolo deudo el dicho maestre y Don Jorge y Don Pedro, sus hijos... hiciéronle... capitán de caballos en esta frontera, y estuvo siempre defendiéndola hasta tanto que ganaron la ciudad de Huéscar de los moros...” [6-XI-1434. Crónica..., pp. 166-174]. (Relaciones de Felipe II. Beas de Segura [Jaén], cuestión 38).

Así, ya tenemos:

- El nombre de un recién nacido: Jorge Manrique.

- Nombre de los padres: Don Rodrigo y Doña Mencía.

- Fecha de nacimiento: hacia el segundo semestre de 1434 (contando con la fecha de la boda de los padres [1432] y el nacimiento de su hermano mayor, Don Pedro).

- Lugar de nacimiento: Segura de la Sierra, Jaén, a donde es enviado el caballero Sebastián de Figueroa desde Beas de Segura, lugar, por tanto, donde no pudo nacer Don Jorge. Ni es lícito pensar que lo hiciera en Siles, de la misma encomienda de Segura de la Sierra, por cuanto lo desmiente un documento como éste: “... e por algunas traviesas que el escudero savía, pósolo en saluo en la dicha villa de Siles, donde avía dexado la otra gente de su capitanía...”. Se trata aquí de cómo el mariscal de Juan II, Diego Fernández, huye, en la refriega de Hornos, de Don Rodrigo Manrique y se refugia en Siles, donde, claro está, no tendría su residencia el comendador (Crónica..., p. 481).

- Testigos: Rodrigo Moya, Bartolomé González de Cazorla y Cristóbal Juárez de Figueroa.

- Escribano: Pedro Gómez Machado (ver las Relaciones de Felipe II. Beas de Segura).

D. Domingo Henares. (foto La Voz Albacete)

Nada más dicen los certificados de nacimiento en las oficinas del Registro Civil de nuestro tiempo. Y ésta es la verdadera partida de nacimiento que reclaman los paredeños, aunque sólo sea cuando alguien pone en cuestión su creencia infundada acerca de la patria chica de Don Jorge. Sin caer en la cuenta, hasta entonces, de que son ellos los que carecen de la documentación exigida y que, como hemos observado, sí obra en las Relaciones de Felipe II y a favor de Segura de la Sierra, Jaén, como la cuna ya indiscutible de Jorge Manrique.

Domingo Henares. Profesor


lunes, 14 de septiembre de 2020

LA PRESA DE SILES. UN PROBLEMA O UNA SOLUCIÓN

Retomamos, una vez pasado el periodo estival, una nueva fase de publicaciones referentes a nuestro pueblo y a toda la comarca de la Sierra de Segura. En esta ocasión recuperamos un artículo de Pedro Ruiz Avilés, que a día de hoy, a pesar del tiempo pasado, tiene enorme vigencia al estar todavía pendiente de solución todo lo concerniente al aprovechamiento de las aguas que el río Guadalimar ofrece para ser embalsadas en la no aprovechada infraestructura de la presa de Siles. Ya anunciaba en aquel momento nuestro interlocutor los inconvenientes y problemáticas sobre su aprovechamiento, que a día de hoy sigue siendo una asignatura pendiente para el desarrollo de nuestra comarca.


SEQUÍAS Y HELADAS

 

Habitamos una tierra de contrastes. Nos cuesta recordar que hace tan sólo un par de años estábamos preocupados ante una posible inundación, lamentábamos que no existieran más embalses –también la presa de Siles- donde retener un agua que se vertía al mar, o tratábamos de aprovechar los pocos días de claro para recoger una abundante cosecha de aceitunas frente a una lluvia que no acaba de caer.

Presa de Siles

Pero ahora hemos vivido más de seis meses de crudo invierno y llevamos casi un año sin escuchar el agradable sonido del agua chocar con los cristales de ventanas y coches, o llenar de charcos la carretera. Nos lamentamos y empezamos a pensar que las plagas bíblicas no atenazan de nuevo; que el desierto lo tenemos cada día más cerca y que se ha incumplido el refrán de “años pares, abrid los trujales”, pero que el año impar lleva la misma pinta. Las restricciones de agua, la tierra reseca, áspera de polvo, se manifiesta con su radical crudeza, y las consecuencias son patentes: mala cosecha de aceitunas, siembras raquíticas o secas, pastos inexistentes, no hubo ni “guíscanos”, como casi tampoco hemos podido coger espárragos, el verdegueo del paisaje ha virado a pardo y plomizo, las fuentes están agotadas… Y ahora además de la sequía, las olivas se han quemado con el desastre de las heladas de los meses pasados ¡con lo que cuesta criar un olivo!

Olivar de regadío

En paisajes más previsores, el campo acaba dando sus frutos con normalidad y como si fuera un mero acto administrativo. Las cosechas aparecen puntualmente sin demasiados contratiempos. Por el contrario, nosotros, o tomamos la calle de en medio no reparando en nada ni en nadie, o seguimos mirando al cielo con muchas dosis de melancolía y fatalismo. Confiamos más en las cabañuelas y el almanaque zaragozano que en las predicciones de los hombres del tiempo, o en el poder de una reivindicación colectiva capaz de asegurarnos el agua de modo más regular y estable. Así nos va: “un año de cielo y cinco en cueros vivos”.

Explotaciones olivareras

En cuanto caen cuatro gotas olvidamos que la cosecha y el acopio de agua se deben realizar cuando llueve, y que los regadíos, como otras muchas cosas, podrían hacerse mejor y más baratos planificando el uso del agua conjuntamente y con el apoyo de los poderes públicos.

Ahora que tenemos la oportunidad de los riegos del pantano de Guadalmena, vamos a ver si somos capaces de organizarnos todos para saber reivindicar un recurso, como el agua, que es un bien de interés general. Y, luego, diseñar unos regadíos modernos como los que tienen ya en muchas zonas andaluzas.

Acto reivindicativo del agua de la presa de Siles

Durante unos cuantos días alteraremos, en paz y concordia eso sí, nuestro ritmo cotidiano. Pero no echaremos en el saco del olvido estas otras preocupaciones: el drama de la escasez de agua y el sombrío aspecto de nuestros campos y de nuestras decrépitas olivas. Además de contar con el próximo hospital, también es sumamente importante intentar resolver el tema del agua: para comer y para beber, pero también para crecer económicamente y generar bienestar y calidad de vida.

Cuenca hidrográfica de abastecimiento Sierra Segura

A ver si unidos somos capaces de demostrar a algunos y algunas, y en especial a los dos nuevos alcaldes de Zalamea de nuestra comarca (del Arroyo y de Beas), que se puede defender a sus ciudadanos y conseguir más cosas –también en ayudas por daños en heladas- desde la cooperación positiva y no con el enfrentamiento y la hostilidad.

Entretanto no está de más que le hagamos rogativas e imprecaciones a nuestro patrón agricultor para que eche una mano a los/as de su oficio y a todos sus patrocinados.

Pedro Ruiz Avilés. 2005