Retomamos, una vez pasado el periodo estival, una nueva fase de publicaciones referentes a nuestro pueblo y a toda la comarca de la Sierra de Segura. En esta ocasión recuperamos un artículo de Pedro Ruiz Avilés, que a día de hoy, a pesar del tiempo pasado, tiene enorme vigencia al estar todavía pendiente de solución todo lo concerniente al aprovechamiento de las aguas que el río Guadalimar ofrece para ser embalsadas en la no aprovechada infraestructura de la presa de Siles. Ya anunciaba en aquel momento nuestro interlocutor los inconvenientes y problemáticas sobre su aprovechamiento, que a día de hoy sigue siendo una asignatura pendiente para el desarrollo de nuestra comarca.
SEQUÍAS Y HELADAS
Habitamos una tierra de contrastes.
Nos cuesta recordar que hace tan sólo un par de años estábamos preocupados ante
una posible inundación, lamentábamos que no existieran más embalses –también la
presa de S
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Presa de Siles |
Pero ahora hemos vivido más de seis meses de crudo invierno y llevamos casi un año sin escuchar el agradable sonido del agua chocar con los cristales de ventanas y coches, o llenar de charcos la carretera. Nos lamentamos y empezamos a pensar que las plagas bíblicas no atenazan de nuevo; que el desierto lo tenemos cada día más cerca y que se ha incumplido el refrán de “años pares, abrid los trujales”, pero que el año impar lleva la misma pinta. Las restricciones de agua, la tierra reseca, áspera de polvo, se manifiesta con su radical crudeza, y las consecuencias son patentes: mala cosecha de aceitunas, siembras raquíticas o secas, pastos inexistentes, no hubo ni “guíscanos”, como casi tampoco hemos podido coger espárragos, el verdegueo del paisaje ha virado a pardo y plomizo, las fuentes están agotadas… Y ahora además de la sequía, las olivas se han quemado con el desastre de las heladas de los meses pasados ¡con lo que cuesta criar un olivo!
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Olivar de regadío |
En paisajes más previsores, el campo acaba dando sus frutos con normalidad y como si fuera un mero acto administrativo. Las cosechas aparecen puntualmente sin demasiados contratiempos. Por el contrario, nosotros, o tomamos la calle de en medio no reparando en nada ni en nadie, o seguimos mirando al cielo con muchas dosis de melancolía y fatalismo. Confiamos más en las cabañuelas y el almanaque zaragozano que en las predicciones de los hombres del tiempo, o en el poder de una reivindicación colectiva capaz de asegurarnos el agua de modo más regular y estable. Así nos va: “un año de cielo y cinco en cueros vivos”.
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Explotaciones olivareras |
En cuanto caen cuatro gotas olvidamos
que la cosecha y el acopio de agua se deben realizar cuando llueve, y que los
regadíos, como otras muchas cosas, podrían hacerse mejor y más baratos
planificando el uso del agua conjuntamente y con el apoyo de los poderes
públicos.
Ahora que tenemos la oportunidad de los riegos del pantano de Guadalmena, vamos a ver si somos capaces de organizarnos todos para saber reivindicar un recurso, como el agua, que es un bien de interés general. Y, luego, diseñar unos regadíos modernos como los que tienen ya en muchas zonas andaluzas.
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Acto reivindicativo del agua de la presa de Siles |
Durante unos cuantos días alteraremos, en paz y concordia eso sí, nuestro ritmo cotidiano. Pero no echaremos en el saco del olvido estas otras preocupaciones: el drama de la escasez de agua y el sombrío aspecto de nuestros campos y de nuestras decrépitas olivas. Además de contar con el próximo hospital, también es sumamente importante intentar resolver el tema del agua: para comer y para beber, pero también para crecer económicamente y generar bienestar y calidad de vida.
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Cuenca hidrográfica de abastecimiento Sierra Segura |
A ver si unidos somos capaces de
demostrar a algunos y algunas, y en especial a los dos nuevos alcaldes de
Zalamea de nuestra comarca (del Arroyo y de Beas), que se puede defender a sus
ciudadanos y conseguir más cosas –también en ayudas por daños en heladas- desde
la cooperación positiva y no con el enfrentamiento y la hostilidad.
Entretanto no está de más que le
hagamos rogativas e imprecaciones a nuestro patrón agricultor para que eche una
mano a los/as de su oficio y a todos sus patrocinados.
Pedro Ruiz Avilés. 2005
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