viernes, 29 de abril de 2022

EL JARRÓN NAZARÍ DE HORNOS DE SEGURA

No son pocas las ocasiones en las que, para apreciar y darle el merecido valor a una cosa, necesitamos compararla con otras cosas similares o de la misma índole. Este es el caso del llamado Jarrón Nazarí de Hornos de Segura, una pieza que, después su análisis, se convierte en única y excepcional por dos claros motivos como son su extraordinario estado de conservación y, debido a su fragilidad, las poquísimas piezas de la misma categoría que existen hoy en día conservadas en los diferentes museos de todo el mundo. Por tal motivo, este jarrón hallado en nuestra Sierra de Segura, ocupa un lugar destacado dentro la la exposición permanente del Museo Arqueológico Nacional en Madrid. Una verdadera joya que tratamos de dimensionar en este artículo, profundizando en sus particularidades dentro del contexto global de los llamados genéricamente como Jarrones del Tipo de la Alhambra de los cuales se conservan muy pocos ejemplares en todo el mundo.    


UNA PIEZA ÚNICA DENTRO DE LOS JARRONES DE LA ALHAMBRA.

Por José Antonio Molina Real. (j.t.)

En sus orígenes, los jarrones tipo Alhambra, de época nazarí, fueron una continuación de las grandes tinajas almohades, que dentro de un proceso de evolución artesanal llegaron a fabricarse siguiendo un proceso técnico muy depurado que tuvo su eclosión a mediados del siglo XIII, en el que salieron de diversos talleres verdaderas joyas de cerámica que, con una técnica depurada, vinieron a dar lujo y esplendor al recién nacido reino nazarí de Granada.

Jarrón Nazarí de Hornos. Museo Arqueológico Nacional. Madrid

En este minúsculo sultanato nazarí de Granada, se fabricaron los jarrones de cerámica dorada más grandes del área del Islam, ejemplares únicos por su elaborada técnica del uso de tonos dorados. Se elaboraron ininterrumpidamente desde el siglo XIII al XV, pero sólo unos dieciséis jarrones han llegado a nuestros días, entre los conservados casi completos y los golletes, asas, cuerpos y fragmentos de otros, estando expuestos en los principales museos del mundo.  Su  fabricación requería una técnica refinada, realizando un torneado muy equilibrado de formas para después proceder a una primera cochura denominada “el bizcochado” y poder pasar a la siguiente fase donde se le aplicaba una capa de óxido de estaño fundido con plomo que se debía dejar secar, para aplicarle encima la capa de color azul de cobalto y pasar de nuevo al horno donde se cocía por segunda vez, finalmente se realizaba una tercera y última cocción una vez se aplica el dorado obtenido mediante una mezcla triturada y diluida en vinagre compuesta por sulfuros de cobre y de plata, almagra y cinabrio.

Jarrón de las Gacelas. Museo de la Alhambra

Por lo que hace a la funcionalidad de los jarrones de la Alhambra, la mayoría de los autores los han considerado como piezas decorativas y no funcionales, fabricados para una clase pudiente o por encargo de los sultanes granadinos como intercambio o presente diplomático con otros gobernantes, siendo pues, muestras de opulencia de la nobleza nazarí, ya que no se conoce otro uso que, por otra parte, sería muy dificultoso ya que supondría un modo de sujeción complicado dada la reducida base en relación al cuerpo.

Delimitación del Reino Nazarí de Granada

Si bien los antecedentes formales más directos fueron las tinajas de almacenaje y transporte, éstas carecen del vedrío dorado y tienen una forma globular más acusada, frente al perfil ovoide y el esbelto gollete de estos denominados jarrones de la Alhambra, presentando dos versiones básicamente, los decorados en dorado o los que combinan el dorado con el azul cobalto. Además, éstos, por sus grandes dimensiones, que oscilan entre 1,20 y 1,70 m. de altura, por su difícil y delicado manejo, por las cuidadas proporciones, por lo inusual diseño de sus delicadas asas planas a modo de aletas que son plenamente decorativas al ser carentes de la función de agarre, por la elaborada técnica decorativa y la fragilidad del vedrío dorado que se desconcha con facilidad ante una incorrecta manipulación y, finalmente, por los variados temas ornamentales al estar llenos de epigráficos, formas geométricas, elementos florales, motivos zoomorfos y elementos antropomorfos; fueron las más espectaculares piezas salidas de los hornos nazaríes, auténticos emblemas del poder y del lujo de la dinastía nazarí, en cuanto que fueron productos únicos y exclusivos, que se usaron en ámbitos palatinos y que se exportaron desde los centros de producción situados en las tres grandes capitales del emirato nazarí como fueron Granada, Málaga y Almería, hasta el oriente más próximo, para después ser reproducidos a lo largo de siglos.

Diferentes motivos decorativos de los jarrones nazarís.

Se conservan once jarrones casi completos y fragmentados otra decena, estando en el Museo de la Alhambra el jarrón de las Gacelas, el de Fortuny-Simonetti y el de Antequera; en el Museo Arqueológico de Madrid, el jarrón de Hornos y el de la Cartuja de Jerez; en el Instituto Valencia de Don Juan, uno de los de Palermo; en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, el llamado Vaso de Fortuny o de Salar; en el Museo Nacional de Estocolmo, el procedente de Chipre; en el Museo de Arte Islámico de Berlín, el encontrado en Portillo (Valladolid); en la Galería Regional de Sicilia, otro de los de Palermo; y finalmente, en la Free Gallery de Washington D. C., el llamado vaso del Albaicín. En todos estos ejemplares que han llegado a nuestros días, se aprecia una clara evolución en su proporción, temas ornamentales y disposición de los mismos, lo que nos permite atribuirlos a los cuatro períodos establecidos del arte nazaní; por lo que se aprecia una evolución siendo su fecha de fabricación de los jarrones decorados en dorado anterior a los decorados en dorado y azul, estimándose a finales del siglo XIII y primera mitad del XIV, los primeros, y segunda mitad del siglo XIV y siglo XV, los segundos; es decir, se aprecian dos versiones básicas que sitúan los que van decorados sólo en dorado en los períodos primero y parte del segundo, y los que se decoran en dorado y cobalto que comprenden desde final del segundo periodo hasta inicios del cuarto. Respecto a la decoración, uno de los temas más repetidos es el del “hom” o árbol de la vida, que puede presentarse aislado o con dos animales afrontados a un lado y otro. Otro tema decorativo es la llamada mano de Fátima o jamsa, “cinco”, aludiendo a los cinco dedos de la mano.

Vaso de Fortuny o de Salar. Museo del Hermitage. San Petersburgo

Los jarrones del primer periodo, que es el que abarca los sultanatos de Muhammad I (1232-1273) hasta el de Nasr (1309-1314), son más pequeños en altura y están conservados en el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid y en la Gallería Regionale de Palermo, con decoración que entronca con la de los tejidos y yeserías almohades. Al segundo período (1314-1354), el «clásico», debe atribuirse, además del de la Cartuja de Jerez, el de Statens Konstmuseer de Estocolmo, el llamado Jarrón de las Gacelas y el denominado gollete Hirsch, ambos en el Museo de la Alhambra, así como también el Vaso de Fortuny o de Salar del Museo del Hermitage de San Petersburgo. Como final de este segundo periodo y comienzos del tercero, deben fecharse los fragmentos de cuerpo de dos jarrones, con decoración azul y dorado en forma de lazo, que están en el Museum für Islamische Kunst de Berlín y en la Freer Galley de Washington. Del tercer periodo, que se desarrolla bajo el sultán Muhammad V (1354-1359/1362-1391) y en el que la decoración alcanza una evolución efectista y de preciosismo casi «barroquizante» en estilo, encontramos el Jarrón de las Gacelas, que siempre ha permanecido en la Alhambra desde su fabricación, el mejor ejemplar conservado y de fantástica ejecución de todo su ornamento azul y dorado con la representación de las gacelas en movimiento que mantienen perfecta proporción entre sus elementos. Del cuarto período, ya en el siglo XV, es el Jarrón de Hornos, conservado en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, decorado en azul y dorado con gajos y líneas verticales que lo hacen esbelto y elegante.

Fragmento. Gollete de Hirsch. Museo de la Alhambra

Es, por lo tanto, evidente que el Jarrón de Hornos es una verdadera joya y pieza relevante a nivel mundial de arte islámico en nuestro territorio, destacando especialmente por sus vidriados y motivos en azul y oro sobre fondo de esmalte blanco, con una decoración dispuesta en fajas verticales separadas por líneas azules alternando inscripciones cúficas y temas florales con atauriques en el cuello y en la única asa que conserva. Es, por consiguiente, una pieza única del arte hispanomusulmán de la época nazarí, siendo de las más relevante dentro del grupo de los denominados Jarrones de la Alhambra, y que se puede datar en el tercer cuarto del siglo XIV, entre los años 1.351 d.C. y 1.375 d.C., en un estado inmejorable de conservación, ya que sólo le falta la parte superior de una de sus ansas, y que fue encontrado en Hornos de Segura a finales del S. XIX por un agricultor y depositado en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción donde, fruto del desconocimiento de su valor artístico, se empotró en el suelo para realizar funciones de soporte de un cuenco usado como pila benditera. Una vez descubierta su valía artística, fue trasladado al Museo Arqueológico Nacional en Madrid.

Jarrón de la Cartuja de Jerez. Museo Arqueológico Nacional. Madrid
               
        Presenta unas medidas proporcionadas de 134 cm de altura y 65 cm de diámetro en su parte más ancha, adquiriendo una forma esbelta y contorno elegante, fabricado en base de arcilla y vidrio mediante las técnicas de cocción oxidante, vidriado, a torno y modelado. El cuerpo del jarrón presenta forma alargada ovoidal, además se puede apreciar como en la parte inferior, la base tiene forma cónica invertida sin vidriar y decorada con estrías. El cuello tiene forma de tronco piramidal y está divido en ocho caras separado por medio de nervios o aristas. También tiene dos asas grandes planas, tipo aleta, situadas en la parte superior de la panza del cuerpo y que llegan hasta la mitad del cuello, aunque una de ellas, como hemos dicho, está fracturada. Está decorado a base de vidriado azul y dorado, el cuerpo se encuentra decorado con bandas verticales en color azul separadas por otras bandas verticales doradas, además esta ornamentado con motivos geométricos y motivos atauriques o arabesco, es decir, figuras geométricas vegetales y patrones que imitan la forma de hojas, frutos, cintas y animales. Además, en el cuello hay una decoración epigráfica compuesta por una inscripción escrita en caracteres cúficos, posiblemente siendo una parte de una composición más larga, cuya traducción aproximada sería:

 "Toda fuente brota

pareciendo la más perfecta corriente

 y acrece benignidad abundante

y excelentes dichas 

y afirma el recuerdo de la felicidad

y de la pobreza que desvaneció mañana 

y tarde la fortuna del tiempo"

Jarrón de Antequera. Museo de la Alhambra

En resumen, la existencia de este jarrón, único y extremadamente valioso, da una clara muestra del esplendor vivido en la en la época musulmana y la admiración que sus técnicas decorativas causaban entre los nobles y familias pudientes en nuestras tierras de la Sierra de Segura ya bajo dominación cristiana, a donde llegó, a requerimiento de algún rico noble o hacendado establecido en Hornos o sus alrededores, como muestra de opulencia y señorío, adquiriendo o recibiendo en forma de presente esta pieza inigualable que ha resistido, pese a su frágil composición, el paso de tantos siglos.

Mostramos aquí diferentes otras muestras gráficas de los escasos elementos y jarrones nazarís distribuidos por los más famosos y destacados museos del mundo, lo cual da dimensión de carácter extraordinario al hallazgo y perfecto estado de conservación del jarrón nazarí de Hornos de Segura.  

Vaso de Mazzara del Vallo. Inst. Valencia de Don Juan. Madrid

Vaso de la Freer Gallery of Art

Representación del Jarrón de los Escudos del que sólo se conserva el Gollete de la Hispanic Society of América

Jarrón Fortuny-Simonetti. Alhambra
Jarrón del Museo Nacional de Estocolmo

Jarrón de Palermo. Palacio Abatellis de Parlemo




viernes, 15 de abril de 2022

EL MEDIO AMBIENTE... SU CUIDADO, TAREA DE TODOS

Aunque nos remontamos a hace veinte años, el artículo que aquí reproducimos de nuestro amigo Pedro Ruiz Avilés, viene a plasmar una realidad de rabiosa actualidad. En un entorno, en un país, en una Europa que, en el presente momento, se está empezando a tomar en serio aquellas predicciones de cambio climático, este artículo nos hace un llamamiento claro sobre la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Centrándonos en Puente de Génave, el autor, quiere resaltar la lucha por el cuidado de nuestro entorno que las diversas iniciativas municipales y los propios ciudadanos han asumido como necesarias para conseguir un mejor futuro para las generaciones venideras.

VIVIR UN DESARROLLO SOSTENIBLE

El informe de la Comisión Brunland para la ONU define desarrollo sostenible como “aquel que satisface las necesidades económicas, sociales y ambientales de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades”. Un deseo que se está concretando en muchos municipios andaluces en el programa conocido como Agenda 21, donde se plasma el compromiso de sus vecinos a favor de la presentación y conservación de su entorno, su paisaje, su estética, sus tierras y sus bosques.

Entre los problemas medioambietales identificados como más importantes señalados por un sondeo conocido como Ecobarómetro figuran el ruido nocturno, en particular de motos, la suciedad en las calles, la localización incontrolada de vertidos y basuras, la contaminación de las aguas, la erosión y degradación de los suelos, los incendios forestales y algunos episodios recientes que han afectado a la salubridad de los alimentos que consumimos.

Restos de "botellón" en Puente de Génave

Y es que lo que hacemos con nuestro medio ambiente repercute sobre nosotros. Y cuidarlo es una obligación de todos y que trasciende a lo que, sin duda, loablemente pueda suponer a una ONG para salvar los bosques del Amazonas; incluso a recuperar el espectacular vuelo del quebrantahuesos por nuestra incomparable Sierra de Segura. Afecta a nuestra conducta respecto a las labores y prácticas agrícolas, al uso de agroquímicos no perjudiciales para la salud, al ahorro de agua y energía, especialmente la no renovable, al colaborar en el reciclaje y recogida selectiva de basuras y residuos, al no abandonar sobras y plásticos en cualquier lugar o el prender fuego sin precaución cerca del bosque…

Recogida selectiva de residuos en Puente de Génave

Somos un municipio caracterizado por ser pionero en iniciativas medioambientales: la Escuela de Agricultura Ecológica, las “patrullas verdes”, el certamen Ecoliva, la planta de transformación del alpeorujo y biomasa, el Día del Árbol y otros proyectos significativos de educación ambiental. Desde el S. XVI en las Ordenanzas del Común y posiblemente antes en el no aparecido Fuero de Segura y su Tierra en el tiempo del medievo, en nuestra comarca se ha venido aconsejando y, en gran medida, practicando el ecologismo. Los estupendos tomates, higos, brevas, los pimientos, las patatas, las berenjenas, melocotones y otras frutas y hortalizas amorosamente criadas y recogidas en los cañamares de la Cañada de Peñolite, en la Viña Vieja, en Paules, en el Tamaral, en el Molino…, eran siempre ecológicos. La pena es que la “fiebre de poner olivas” está ganando la partida y olvidando toda tradición. Y precisamente ahora que la Unión Europea, y otras comarcas de nuestra región lo han visto claro, apuestan por la vía ecológica, que no es una moda reciente y pasajera de cuatro exóticos o lunáticos, sino una opción de futuro, como lo fue en el pasado.

Tierras de Peñolite

Así pues, “con la alegre tristeza del olivo”, que dijera el gran poeta Miguel Hernández, en una primavera que esperemos con lluvias abundantes, y en un próximo certamen de Ecoliva podamos renovar nuestro compromiso por un pueblo, por una forma de vida, más cercana a la ecología. Abandonemos la tendencia del desarrollo insostenible y preparémonos para aprobar, con buena nota a ser posible, la reválida ambiental de esta esplendorosa primavera.

Pedro Ruiz Avilés

Pedro Ruiz Avilés ‘2002