lunes, 28 de noviembre de 2016

CUANDO LA MÚSICA SE LLAMABA MODERNA....LOS ÁNGELES AZULES

Muchos de los que hacéis un seguimiento a este blog tendréis en algún rincón de vuestra memoria esa época en la que nuestro pueblo, junto con el resto del estado español, quería dejar atrás ese tiempo de enfrentamiento y falta de libertad que caracterizó la postguerra civil, abriéndose a un tiempo nuevo de desarrollo y prosperidad coincidente con cierta apertura y modernidad. Aquellos años sesenta que profundizaron en un éxodo migratorio del que nuestro pueblo y comarca no pudo librarse coincidió con una modernidad social importada de otros países que se concretó en la moda de lo "moderno". Por moderno se entendía las faldas algo más cortas, los pantalones acampanados, las melenas en los hombres y el pelo corto en las mujeres; pero si algo protagonizó esa época fueron los grupos musicales que llenaban de estruendo con sus guitarras eléctricas emisoras de radio y una incipiente televisión. El seguimiento de este modelo de expresión juvenil llegó a todos los rincones, y también a nuestra sierra y nuestro pueblo. 
Este artículo, genialmente redactado por un protagonista de aquel momento en nuestro pueblo y entusiasta de la música, Isidro García, viene a contar las particularidades de aquel grupo musical que resultó emblemático y casi mítico en la juventud de muchos de vosotros, Los Ángeles Azules.
  
LOS ANGELES AZULES.....
SU VERDADERA HISTORIA

En el año 1965, en plena revolución musical internacional iniciada principalmente por Los Beatles, Rolling etc... se produce un efecto reflejo en España y es secundada por la aparición de grupos diversos como Los Brincos, Los Bravos, Pekeniques, Relámpagos etc...

Como consecuencia de esta revolución cultural-musical que marcó una época, la fiebre musical difundida por la radio, el NO-DO y una incipiente televisión, también llega a Puente de Génave y más concretamente cala en la figura de Isidro Garcia, un niño de 14 años, sin medios económicos, pero con la ilusión por bandera, que por aquellos tiempos tocaba el laúd en una rondalla. Decide formar un grupo por aquel entonces denominado músico-vocal, salvando dificultades y tras muchos intentos, junto con amigos y otros adolescentes del pueblo.

Finalmente recluta a Rufino Flores como batería, Clemente Santoyo guitarra rítmica, Angel Diaz guitarra bajo (como te recuerdo, amigo) e Isidro Garcia como guitarra solista y finalmente cantante, nos hacemos llamar “Los Rayos”, empezando a ensayar sin guitarras eléctricas. Tras múltiples calamidades y algún que otro milagro, logramos comprar instrumentos en Valencia y Granada, no eran los mejores del mercado, pero a nosotros nos parecían “la hostia” (perdón por la expresión). Esta innovación también repercutió en el nombre del grupo que pasó a denominarse LOS PENIKES.

Así empezamos los maratonianos ensayos en la carpintería de Julián Flores, hasta que un día de repente, llegó una pareja de la Guardia Civil, (recuerdo que estaba yo solo tocando), dicen que se llevan los instrumentos y que nos presentemos en el cuartel, casi me muero. Al cuartel que fuimos, temiéndonos lo peor, y allí, con más miedo que respeto, fuimos al encuentro del Sargento, que era el Comandante del Puesto, quién nos hizo ver que era el 12 de Octubre, día del Pilar su patrona, y nos ordenó que empezáramos a tocar en el patio. El susto lo llevábamos en el cuerpo por la situación y por ser la primera vez que tocábamos en público, pero bueno, tras unas cuantas cervezas, nos soltamos y realmente la actuación improvisada salio bastante bien, eso sí, sin cobrar ni de una forma ni de la otra tampoco.
Después vino la primera actuación solicitada en público, recuerdo que era en El Tamaral por fiestas patronales, ya con escenario y todo. Empezamos a tocar con mucha gente para el miedo escénico que teníamos, tras 2 canciones instrumentales llega el momento de empezar con un tema cantado. El cantante, que era Ángel, se volvió hacia mí, con cara descompuesta, y me dijo que no podía articular palabra, que me pusiera yo en el micro. Hábilmente me pasó a mi su enorme tensión pero aquello había que solucionarlo de alguna forma y seguir adelante. De esa curiosa manera me convertí en el cantante definitivo del grupo.
Seguimos ya con numerosas actuaciones por la comarca, en bodas, verbenas de todo tipo, fiestas patronales, etc... y tras una mejora de instrumentación y, porque no decirlo, de nivel musical, ya que, debemos confesarlo, en nuestros inicios la calidad musical era bastante mejorable y se requería cierto sacrificio a la hora de escucharnos. Volvimos a cambiar el nombre y pasamos a ser Los Ángeles Azules, incluso rotulamos ese nombre en nuestra batería, cuestión que agradecimos a todo un pintor profesional, mi primo “Ventura”, también ya fallecido. Con esta formación seguimos poco a poco mejorando y hasta nos presentamos a un festival de grupos de toda la provincia en Baeza, sin miedo a nada aunque con escasos resultados.
En el año 1969, se incorpora al grupo Antonio Alguacil, de La Puerta, para tocar el órgano o teclado y compramos instrumental nuevo, algo más vanguardista y adecuado a la rápida evolución técnica de los componentes musicales, con amplificadores que eran la envidia de otros grupos comarcales o provinciales como Los Trinos, Blue Star, Los Calipso de Úbeda,  con los cuales  tocábamos ya, en fiestas patronales de la provincia y en las fiestas de Puente de Génave.
A través de un hermano de Ángel, Guardia Civil de profesión destinado en Gerona, nos llega una oferta de gira o varias actuaciones en la Costa Brava y sin pensarlo dos veces para allá nos fuimos. Aquello supuso una tremenda aventura en cuanto a su significado, para mí y el resto, era la primera vez que salíamos de Jaén, cargados de ilusiones, separarnos de la familia y del entorno, etc… Llegó la primera actuación en unos salones de un hotel de 5 estrellas en la cala de Bagur, donde teníamos el cuartel general, unas no muy lujosas dependencias en las que como anécdota había hasta fantasmas... verdad Antonio. Que grande fue aquel día donde la locura juvenil propició que a las cuatro de la madrugada y con una sábana sobre la cabeza saliera a la calle mientras los demás corríamos en pelotas en medio de un sonoro griterio haciendo verdaderos méritos para acabar todos en el cuartelillo dando explicaciones… en fin, locuras de juventud.
Para la ocasión nos habían hecho a medida un traje con chaleco, pantalón acampanado claro al estilo del momento y corbatas rojas. La verdad es que daba presencia y estábamos guapísimos y dando imagen de mayores a edad que realmente teníamos que no iba más allá de los 17-18 años. Empezamos nuestra actuación y rápidamente conectamos con el público pues, aunque suene a falta de modestia, ya se nos podía escuchar, y mientras tocábamos un tema, subieron al escenario un grupo de chicas francesas algo fuera de tono y cual no fue mi sorpresa cuando una de ellas se abalanzó sobre mi cuello y de un hábil tirón “me robó” la corbata, para después dar un salto del escenario y ponerse a correr por todas las instalaciones del hotel, por lo que no tuve más remedio que, dejar en el suelo la guitarra en mitad de la canción, e iniciar la persecución ante el estupor de todos los presentes que no pudieron evitar emitir más de una carcajada. Sólo tenía esa corbata y evidentemente no la podía perder. Hay que decir que, después fuimos muy amigos de aquellas chicas, que nos seguían a todas las actuaciones en Palafrugell, Playa de Aro etc... algunos hasta llegaron a ser amigos especialmente íntimos con ellas y allí “alguno perdió la virginidad”.
Tras el regreso de la Costa Brava, en septiembre, continuamos con actuaciones en fiestas por la provincia, Albacete y Ciudad Real. Eran tiempos muy felices para nosotros y la legión de jóvenes del pueblo que nos seguían, allá donde tocábamos, se presentaban haciendo mucho ruido, pero con absoluto respecto, nunca hubo una pelea con otros, a todos ellos y sin poder nombrar ya por mi escasa memoria, desde aquí mi agradecimiento en forma de abrazo.

Ya en el año 1971 llegó el dichosos servicio militar, dejando el grupo en primer lugar Rufino, sustituido por Manolo Lucas de La Puerta, médico y delegado de la Junta de Andalucía según creo, después Angel, sustituido por Mario, también de La Puerta y quedando solamente yo de los fundadores iniciales.
Continuamos con nuestra música, variando siempre el repertorio y cuidando nuestras melenas hasta finales de 1972, fecha en la que me llamaron a filas. Aquello si que supuso un punto y final para el grupo, para toda aquella ilusión en forma de canciones y definitivamente, podemos decir, que aquello acabó con la historia de Los Ángeles Azules.
(ULTIMA ACTUACIÓN)
Tras nuestra aventura no todos reeditamos nuestros vínculos musicales, solo continuamos Clemente en la banda municipal de Puente de Génave y yo, tras mi traslado a Madrid, continué realizando estudios de piano en el conservatorio, después realizando actuaciones con teclados varios en hoteles de lujo (estilo Richard Claiderman), pero ya nada era igual. Había desaparecido el alma y la ilusión de unos buenos amigos que decidieron iniciar una hermosa locura de juventud.

Finalmente fiché por un grupo que actuaba diariamente en el Parque de Atracciones de Madrid, llamado Neón, hasta el año 1998, que por incompatibilidad con mi trabajo, soy detective privado, tuve que dejar mi gran pasión por la música.
Aprovecho la ocasión que me brindáis, para dar un abrazo a cada uno de lectores, de esta genial e inolvidable iniciativa que perdura en la memoria de muchos y que marcó mi vida.

Isidro Garcia.

viernes, 11 de noviembre de 2016

RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA SIERRA DE SEGURA (IX)

Recuperamos después del periodo estival las publicaciones que hacen un repaso por los aconteceres históricos de nuestra Sierra de Segura. En esta ocasión trataremos de explicar en este capítulo noveno, de la forma más simple posible, el periodo convulso de la conquista cristiana. Como todo cambio de dominio y de concepto de vida aquella época supuso una transformación en lo referente a la dinámica de vida de sus habitantes, ya que fueron sometidos a una continua lucha de intereses nobiliarios a lo que se debía de añadir la enorme inseguridad que suponía el ser, estas tierras de la Sierra de Segura, zona de frontera con el aporte de inseguridad que ese concepto ofrecía a sus habitantes.
  
Castillo de Segura
Novena parte.- CONQUISTA CRISTIANA.

Durante el periodo de dominación musulmana, los condados y territorios del norte de la península que quedaron al margen del control árabe fueron evolucionando y sufrieron multitud de transformaciones hasta convertirse en reinos independientes que, a medida que se debilitaban las estructuras musulmanas en la península, fueron creciendo territorialmente en detrimento de los dominios musulmanes. De todos ellos, el reino de León, en el que se integraba el futuro Reino de Castilla (1065), fue el que asumió un papel más determinante en esta tarea de conquista en un primer momento, para ser el Reino de Castilla posteriormente quien alcanzaría esta supremacía conquistadora a partir del S.XIII.

La fragmentación en reinos de taifas de los dominios musulmanes propició una rápida expansión hacia el sur de los reinos cristianos, siendo su punto culminante la conquista de Toledo en 1085 por el rey Alfonso VI de León. Esto provocó que muchos reyezuelos andalusíes pidieran apoyo a las tribus almorávides del norte africano que cruzaron el estrecho para establecerse y unificar nuevamente el territorio musulmán bajo una sola jurisdicción, especialmente tras sus victorias en Sagrajas (1086) y Uclés (1108) que les permitieron llegar hasta Zaragoza en un retroceso cristiano del que se libró Toledo. Pero la unidad almorávide se vino pronto abajo y se instauraron los llamados segundos reinos de taifas. Esta coyuntura fue aprovechada nuevamente por los conquistadores cristianos para buscar la expansión hacia el sur, siendo Alfonso VII quien protagonizó nuevas conquistas llevando sus dominios hasta Sierra Morena estableciendo conquistas en Calatrava (Ciudad Real,1147) y Uclés (Cuenca,1147) al norte y Baeza (Jaén,1147) y Andujar (Jaén,1155) para consolidar sus posiciones.
Alfonso VIII

Alfonso VII muere en 1157 y su reino nuevamente quedó dividido, cediendo el Reino de León a su hijo Fernando II y el Reino de Castilla a su hijo Sancho III, reinos que convivieron separados hasta la unificación definitiva con Fernando III el Santo en 1230, conformándose la llamada corona de Castilla y León, que coincidió con el declive almohade, tribu norafricana que había ocupado los territorios de Al Andalus, y al igual que los almorávides, había unificado este territorio salpicado de pequeños reinos de taifas y que estaban presionados por el ímpetu de las tropas castellanas del rey Alfonso VIII, al cual derrotaron en la batalla de Alarcos (Ciudad Real, 1195), lo que supuso un freno al avance de conquista. No obstante este freno fue temporal ya que con la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212) se inició el proceso de conquista de las tierras andaluzas, siendo ahora el rey Alfonso VIII, que contó en esta ocasión con la ayuda de aragoneses y navarros, el que derrotó de forma definitiva a los almohades.

Fueron muchas las fortificaciones de la actual provincia las que pasaron a manos de Castilla, como las de Vilches, Baños de la Encina o Úbeda, pero sería Alcaraz (1213) la que tendría más significado para nuestra comarca por su importancia estratégica y también por decretarse la expulsión de toda la población musulmana para así repoblar y consolidar su dominio. Esto no ocurrió con los territorios de la sierra pues, aunque hay constancia de su reconquista (Segura, 1214), no tuvieron, por lo agreste de sus tierras, ese proceso repoblador y de consolidación de conquista. Por ese motivo se tuvo que producir una nueva fase de conquista, esta vez protagonizada por el monarca Fernando III, que ahora sí, de forma definitiva incorporó Segura y toda nuestra comarca a la corona de Castilla en 1242.
Villa de Alcaraz
La mayor parte de los territorios serranos junto a importantes territorios del llamado Alfoz de Alcaraz  (Campo de Montiel) fueron cedidos por el monarca a la orden de Santiago, siendo posteriormente, en 1243, cuando Fernando III el Santo firmó las capitulaciones de Alcaraz con el emir de la taifa de Murcia Ibn Hud al Dawla, por las que la Sierra de Segura se integra definitivamente en la Corona de Castilla, perteneciendo al Reino de Murcia, estatus que mantendrá hasta la división provincial de 1833 en la que se encuadra en la actual provincia de Jaén.
Fernando III el Santo
La orden de Santiago, junto con el Arzobispado de Toledo, tiene un papel fundamental en el proceso de reconquista y repoblación de los territorios de la actual provincia jiennense, siendo los comendadores los que se encargarán de administrar la política, la economía y la sociedad de nuestro ámbito territorial. Cabe destacar que el rey de Castilla traslada la sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Santiago al lugar de Segura en sustitución de la hasta ese momento sede principal de Uclés (1245). Destaca en este menester la familia Manrique, asentada en Segura de la Sierra, con Don Rodrigo Manrique, padre del poeta y también guerrero medieval Jorge Manrique, que llegó a ser elegido en Uclés como Gran Maestre de la Orden (1474-76) aunque no fuera reconocido por unanimidad por toda la orden santiaguista, cuestión que provocó continuos enfrentamientos con los monarcas castellanos Juan II y Enrique IV por lo que se produjeron enfrentamientos siendo significativo en producido en Hornos entre las tropas santiaguistas seguidoras de D. Rodrigo Manrique y las reales dirigidas por D. Álvaro de Luna (1446).

Pero la influencia de la Orden de Santiago en nuestra sierra siguió un proceso lento y no exento de enfrentamientos de intereses nobiliarios y con otras órdenes militares. Los caballeros de la orden santiaguista mantuvieron su influencia en el llamado Alfoz de Alcaraz, tierra de frontera que comprendía el sur de la actual provincia de Albacete y el cercano Campo de Montiel, y eso les facilitó que al producirse la descomposición del reino taifa de Murcia se adentraran en nuestra comarca consiguiendo conquistar fácilmente Génave, Villarrodrigo y Torres de Albanchez (1235). Después será el maestre de la orden santiaguista, D. Rodrigo Idáñez, quien le arrebata Hornos al alcaide Beni Hud (1239) y el mismo año que fue nombrado maestre de la orden D. Pelayo Pérez Correa, también Segura (1242).

A partir de este momento se produce un lento proceso de repoblación motivado con exenciones impositivas, a pesar que al ser tierras fronterizas estuvieron expuestas a incursiones musulmanas durante los siglos XIV y XV que se constatan sobre Hornos, Génave y Siles con fin de expolio de propiedades que no pudieron ser frenadas por los caballeros de la Orden.

Dominios de las órdenes militares durante la reconquista
Por lo tanto no fue una repoblación fácil y rápida, basada en la donación y la consideración como ciudadanos con derechos sobre la explotación comunal de campos y montes. La exención de pago de impuestos era temporal (entre cinco y diez años) pero con la obligación de no abandonar su asentamiento. Pero siempre eran preferidas por lo repobladores las tierras de Guadalquivir abajo, por lo que se tuvo que otorgar un régimen foral igualitario reservándose la Orden de Santiago únicamente  el dominio jurisdiccional con derecho de percepción de tributos como el diezmo, el portazgo, el montazgo y los derivados del uso de fraguas, molinos y hornos.

La propia fisionomía de la sierra hizo que nuestra comarca quedara un tanto al margen de las principales campañas de conquista posteriores que siguieron el valle del Guadalquivir hasta dejar, ciertamente, encorsetado al reino árabe de Granada. Tan sólo destacar que en 1342 el comendador de Segura, D. Fernán Ruiz Tauste, comandó una expedición contra tierras de frontera granadinas, así como también la colaboración del alcaide de Segura, D. Juan Rodríguez, en la conquista de la posición de Huéscar (1434) en una campaña impulsada por D. Rodrigo Manrique y enmarcada en los considerables conflictos de frontera y que encontraban respuesta musulmana en sus razzias, como la datada en 1479 donde se apoderaron de bienes y enseres así como de población cautiva en las posiciones de Orcera, Hornos y Segura.
Escudo de armas de los Manrique
Con la conquista de Granada en 1492, los vecinos de la sierra ganan en confianza y serán bastantes los nuevos pobladores de los territorios castellanos situados más al norte los que ocuparán nuestra comarca significando un considerable aumento en la explotación agraria y ganadera.
Casa de los Manrique. Segura de la Sierra
Si tenemos que hablar de restos arqueológicos diremos que básicamente se produjo un aprovechamiento total de edificaciones musulmanas, dejando como únicas particularidades casas señoriales en diversos municipios, la de la Encomienda en Chiclana de Segura o la casa de la Tercia y el Cubo en Siles, así como diversos torreones reestructurados como los de Génave, Villarrodrigo o Torres de Albanchez.

(jt) Segura Verde