jueves, 19 de junio de 2025

UN JUEGO MUY NUESTRO. LOS BOLOS SERRANOS.

 BOLOS SERRANOS.

Por Alejandro F. Idáñez Aguilar.

Sobre el origen de los juegos populares, únicamente recordar que no parece muy acertada la idea que algunos sostienen que los juegos y deportes tradicionales son un neto producto del pasado, que la sociedad ha buscado nuevas formas de entretenimiento y la tecnología ha podido con lo tradicional que ya nada aporta a la formación y desarrollo de la sociedad, teniendo en cuenta que tales juegos permanecen aún vivos y prestan un positivo servicio a la sociedad de hoy, pues incluso algunos de ellos han experimentado en los últimos años un renovado fortalecimiento y su práctica ha proliferado mucho entre los jóvenes de nuestros días.

El juego a través del tiempo ha sido una actividad personal libre que, además, ocupa el tiempo de ocio o recreo para convertirse en complemento o parte esencial de la vida. Atendiendo a sus resultados, produce también alegría y satisfacción a quienes lo practican, reforzando los ideales humanos de expresión y de convivencia, de ahí su progresiva permanencia y vitalidad en la sociedad a lo largo de la historia, pues el juego conecta con las más hondas raíces de los seres vivientes, y es la razón de que haya trascendido a cualquier etapa de la cultura, por lo que puede afirmarse que pertenece a la raíz misma de los seres vivos, personas o animales, ya que ambos sienten la imperiosa necesidad de jugar.

Juego tradicional de bolos en la Sierra de Segura

Por otro lado, el juego es una manifestación autónoma que cuenta con unos límites concretos de tiempo y espacio, y se rige a su vez por unas reglas propias e inmutables que no cabe transgredir. De ahí que el juego cree un orden, y de hecho se convierte en orden en sí mismo, pero al propio tiempo produce incertidumbre, tensión o azar. En resumen, el juego acota espacio y tiempo, o lo que es igual, supone de alguna forma la cancelación temporal del mundo cotidiano, y cumple por tanto unas evidentes funciones, reguladoras sociales como es el reforzamiento y potenciación de la cohesión comunitaria.

LOS BOLOS SERRANOS.

Según es sabido, el juego de los bolos es el deporte tradicional de mayor práctica en el país, existiendo gran número de modalidades, estilos y denominaciones en los diferentes lugares, pues se le conoce también por otros muchos nombres como bochas, petanca, tangos y tornos o pasabolo tablón, o simplemente bolo en tierras castellanas, dándose gran variedad en todo el solar hispano. Su uso está muy extendido, pudiendo decirse que el mapa del juego abarca toda la geografía nacional, aunque su difusión y práctica se va perdiendo a medida que se desciende de la meseta castellana hacia el sur; probablemente sea la zona de la Sierra de Segura la de mayor importancia del juego de bolos en todo el sur peninsular.

Sujeción de las bolas en los bolos serranos

Cabe apuntar que en la comarca de la Sierra de Segura los bolos serranos comparten espacio con otro juego, muy particular también, denominado “bolea” y que se encuentra muy arraigado en nuestros pueblos. No hay datos que permitan aventurar una hipótesis sobre el origen de estos juegos en nuestras sierras, donde han permanecido casi intactos en su ejecución hasta los tiempos actuales, pero si podemos apuntar que la presencia de estos juegos ha seguido una evolución muy diferenciada, y en algunos lugares su práctica ha sufrido altibajos y alternancias que se han ido resolviendo con el predominio de uno u otro en algunas localidades, como por ejemplo Génave donde hay una calle denominada de “los bolos” cuando es un municipio asiduo cultivador de la bolea. De forma muy genérica, el mapa segureño podría delimitarse diciendo que, así como los bolos han tenido y mantienen su mayor arraigo en la zona de montaña y pueblos próximos, es decir en tierras forestales y pastoriles, la bolea tuvo sus bases más fuertes en los pueblos situados más al norte comarcal, más agrícolas y cerealistas, que se abren ya a las amplias llanuras de La Mancha cercana. En este aspecto, los pueblos de La Puerta de Segura y Orcera pueden considerarse como el punto neutro que sirve de enlace a ambas áreas. En el mapa que se inserta, pueden apreciarse los lugares donde cada uno de estos deportes o juegos tradicionales han tenido mayor arraigo en la última época. Pasamos ya a examinar cada uno de los factores que intervienen en estos juegos, empezando por los bolos serranos, que de esta forma son conocidos por todos. (mapa practica). En el presente artículo nos vamos a centrar en la descripción del juego de los bolos serranos, dejando para un próximo artículo las particularidades del juego serrano de “la bolea”.

-Elementos materiales de los bolos serranos.

1.-Campo o bolera.- Espacio de tierra alisada, compactada y sin piedras con unas dimensiones aproximadas de 7 metros de largo y anchura variable en función del lugar, que no suele delimitarse, y un tablón de madera o losa para colocar encima el primer mingo o bolo, en la comarca segureña. No obstante, en caso necesario se juega en cualquier lugar que lo permita, caminos, eras, etc., adaptándose al sitio disponible. En la parte cazorleña la bolera es más larga, entre 65 a 125 metros, y unos 8 a 20 metros de ancha.

Diferentes campos de juego

La bolera se delimita por el lado del saque con la línea de mano o mano en la zona de Segura, y línea de tira en Cazorla, y al final con la línea de borre, existiendo otras líneas intermedias en la versión de la alta Sierra de Segura y en Cazorla.

En resumen, puede decirse que las boleras de hoy —boleas en la dicción popular—, son más fáciles para el jugador al tener más cerca la línea de borre, utilizar cemento en el piso, etc.

2.2.- Bolas. De madera de cepa de enebro, ácer o carrasca, que suelen hacer los mismos boleros. Estas últimas, requieren unas especiales condiciones de conservación para que se endurezcan y evitar que se abran rajas o grietas en la madera, a cuyo fin se mantienen metidas en agua o cubiertas bajo una capa de basura o tierra húmeda, siendo menos aconsejable el agua a largo plazo; en la zona cazorleña las sumergían en gas­oil. Las de madera de enebro no abren raja. Hoy existen también de material plástico o fibra de vidrio que mejoran las anteriores porque rulan más, sufren menos roturas, son de mayor duración y no precisan cuidados de conservación. Su forma es circular y algunas algo achatadas por sus bases opuestas, y su diámetro es de 15 a 25­30 cms. y disponen de dos orificios para asirlas introduciendo los dedos de la mano en ellos para impulsarla con fuerza, uno redondo de 2­3 cms. para meter el dedo pulgar y otro de mayor tamaño, plano y alargado o redondo para los demás dedos, y que a veces suelen comunicarse interiormente, que llaman alambraura en la comarca segureña y alambraera en la cazorlana. Estos orificios llevan a veces unos refuerzos de chapa para que no se quebranten a los golpes. Su peso varía de 2 a 3 kgrs., lo que unido a su tamaño influye bastante en la manera de hacer el juego, ya que las bolas más chicas sacan más mingos de la bolera, y las más gordas derriban mayor número, pero en cambio sacan menos del campo de juego, requiriendo por tanto técnicas distintas de juego en el bolero, sobre todo cuando se emplean varios mingos.

Tanto las bolas como los mingos se hacen artesanalmente por muchos jugadores, algunos de los cuales son muy diestros y verdaderos expertos en su elaboración, como Eugenio Chacón, de la aldea segureña de El Robledo, al pie mismo del Yelmo, y otros muchos.

2.3.-Mingos.- Son hitos más finos por la punta y de «culo» o base más ancha, que se hacen de madera de carrasca, pino u oliva, y fabricación artesanal, aunque hoy existen mingos de otros materiales. Su altura oscila entre los 15 a 20 cms. y su diámetro entre 8­12 cms., y el peso entre 500­1.000 grs. Su número depende de la modalidad del juego que se aplique, y oscila de uno a cinco, cambiando igualmente su valor.

Los mingos se colocan en fila en el centro de la bolera a la distancia de un metro uno de otro o un paso entre viejos boleros, a partir del primero de ellos de mayor tamaño, o «mingo gordo», que se sitúa a 7 metros de la línea de mano apoyado sobre un tablón, losa o base a propósito de pequeñas dimensiones, ligeramente inclinada hacia la mano.

3.- El juego y sus modalidades

El partido es la unidad del juego de los bolos, y consta de dos puntas, independientemente del número de jugadores o equipos y modalidades en que se ejecute. El tanteo del juego se fija o acuerda por los mismos jugadores por lo general, y depende de su número y otros factores. En los bolos serranos existen en la actualidad dos sistemas de juego, que se corresponden con las dos formas de practicarlo más utilizadas: la versión tradicional, y la que podría denominarse versión moderna.

3.1.-Las modalidades tradicionales más antiguas son varias y tienen aplicación en distintas partes del territorio estudiado: la primera es la de la alta montaña o más propiamente de la Sierra, pues así es por todos conocida, que se juega por las zonas altas de Río Madera: Los Anchos, La Toba, El Parralejo, Los Huecos de Bañares, La Peguera del Madroño, Miller y, en general, en los núcleos de población de las cuencas y elevados valles de los ríos Segura, y todo el recorrido del río Madera y algunos puntos del valle alto del Guadalquivir, como Coto­Ríos, Bujaraiza, Pontones, Santiago de la Espada, Villanueva del Arzobispo, etc.; esta variedad se juega también en toda la zona cazorleña desde la aldea irueleña de Arroyo Frío, Vadillo, Burunchel, Cazorla, etc.

Otra modalidad que difiere algo de esta es la propia del pueblo de Segura, que tiene algunas variantes con las demás que se dirán, y la tercera versión o modalidad es la que se practica en las aldeas y cortijadas de toda la zona que se conoce como el Valle en el término de Segura como Rihornos, Valdemarín, Robledo, El Ojuelo, Carrasco, Cortijos Nuevos, Hornos, Cañada Catena, Beas de Segura, Pontones, etc…, y que cambia ostensiblemente de las anteriores. Cada una de las versiones expuestas tienen ciertas normas específicas que las diferencia de las otras.

Una de las variaciones más apreciables entre las distintas versiones del juego de los bolos serranos, es el número de mingos utilizados en cada una de ellas, que varía de uno a cinco, así como su valor. La modalidad de tres mingos es por otra parte más variada y vistosa, mientras que la de uno solo es más espectacular, y la versión de cinco mingos resulta algo pesada para poner en pie todos los que se derriban.

Práctica de bolos del valle

3.2.-El otro sistema o modalidad de juego, es el que hoy se practica con motivo de los modernos campeonatos, y que viene a ser una refundición de reglas de las distintas modalidades tradicionales, y tiende a unificarlos diversos criterios preexistentes, estableciendo un cuadro de normas únicas que rigen en la celebración de tales pruebas, predominando en la nueva normativa los usos y criterios de la versión del Valle en general. Sin embargo, otros sistemas intermedios se juegan a veces, como en Pontones, donde han pasado de 3 a 2 bolos, con valores de 2 y 3 puntos, desapareciendo el «bilre».

3.3.-Versión de la sierra.

Las principales notas de la versión de montaña, son:

a) Se juega con un solo mingo en lugar de los tres o más del valle.

b) No existe bilre de la bola, que por tanto no se birla en la montaña.

c) La línea de tirada o mano está más próxima del mingo (2,5 metros, aproximadamente).

d) Al final de la bolera existen otras rayas marcadas que aumentan la puntuación y valor del mingo, de 10 en 10 metros, hasta unos 200 metros, o la longitud que permita el lugar.

Con ligeras variantes esta es la modalidad que rige en el valle del Guadalquivir y tierras de La Iruela, Cazorla y campiña próxima, El Molar, Santo Tomé, etc.

Campo de juego versión Sierra.

3.4.-Versión Segura.

Hoy en trance de desaparición, se caracteriza por emplear 5 mingos, con valores de 3, 2, 1, 1 y 1 puntos y colocar más lejos los mingos de la línea de mano, a unos 8 metros, y de 20 a 30 metros la de borre.

3.5. Versión del Valle.

a) Se juega con tres mingos, cuyo valor es de 4, 2 y 1punto en la tirada inicial.

b) El valor de los mingos en caso de bilre es de 2, 2, 2 puntos.

c) La línea de mano puede estar más cerca, a veces se coloca junto al primer mingo.

d) No existen líneas intermedias entre la mano y el borre de la bolera.

De todas estas modalidades, la de mayor vigencia es la del Valle, que se emplea en torneos y campeonatos, en lo que puede considerarse como una etapa de renacimiento de este deporte en toda la zona serrano­segureña, en cuya restauración tiene mucho que ver la celebración de competiciones y concursos comarcales, en que participan gran número de boleros de pueblos y aldeas, que impulsa con encomio el orcereño Santiago González Santoro, verdadero mentor de este deporte.

Campo de juego versión Valle.

4.-Reglas del juego

Los usos y normas que rigen el juego de los bolos serranos son consuetudinarias y las actuales una recopilación de las tradicionalmente aplicadas, aunque se observa una tendencia a uniformar su contenido, al extenderse el juego o variedad del Valle a través de la creación de unas normas únicas que rigen en las competiciones y campeonatos que se organizan ahora por toda la comarca segureña, aunque hay que resaltar la gran libertad que de siempre ha existido para que los propios boleros acuerden antes de comenzar el desarrollo del juego gran variedad de reglas o puntos que estimen convenientes, todo ello con independencia de las facultades que tiene el jugador que saca primero de elegir o usar sus prerrogativas en determinados aspectos del juego que se verán en sus apartados, si bien existen asimismo algunos principios y reglas que son invariables, y, en consecuencia, no pueden ser modificadas por los contendientes.

4.1.-Según lo más normal, se juega por parejas y a dos tiradas, y cada jugador tirará con una bola que puede cambiar durante la competición o partido, o cada jugada. También se juega «por desafío», es decir, uno contra uno en una mano a mano de carácter individual, y por equipos formados por varios jugadores, sin límite de número. Los campeonatos actuales se juegan por parejas.

4.2.-La mano o línea de tirada la señala el jugador o equipo que saca primero; la línea de borre la marca el otro. En la versión moderna de campeonatos, las líneas y sus distancias se fijan por los organizadores.

4.3.-Los mingos o bolos se colocan en fila recta uno tras otro a la distancia establecida. La posición de los mingos en la bolera no puede variarse en todo el partido. Su número es diferente y cambia de 1 en la montaña, 5 en Segura y 3 en el Valle. La primera versión es la vigente en toda la zona cazorleña.

4.4.-Cada bolero usa las bolas que estima más apropiadas a sus características personales, siendo de su libre elección.

4.5.-Los boleros lanzan o tiran la bola desde la línea de mano, sin pisar en ningún caso las rayas de mano o borre, pues de hacerlo sería nulo el tiro efectuado y declarado «borre», sin posibilidad alguna de repetición.

4.6.-La bola ha de traspasar la línea de borre para que sea válido el tiro y puedan contarse los puntos de los mingos derribados.

4.7.-Cuando el primer jugador de un equipo no logra que su bola traspase la línea de borre, se permite que su compañero de equipo haga un intento de sacar la bola con su tirada, en cuyo caso se da validez a los puntos conseguidos por ambos, pudiendo incluso bilrar el primero. De no conseguirlo, se anulan las tiradas de ambos.

4.8.-El bilre consiste en lanzar la bola a la inversa, es decir, desde la línea de borre hacia atrás, y tiene lugar cuando la bola, un mingo, o ambos han traspasado el borre en su lanzamiento, o en este caso se coloca la bola en el sitio del mingo y se tira desde el borre con el mingo derribado contra la bola. Si el mingo da a la bola se cuentan los puntos obtenidos y se bilra a continuación. Si el mingo no da a la bola, se cuenta solamente un punto más del valor de los mingos derribados.

Juego de bolos serranos versión Valle.

4.9.-Tanteo y puntuación:

4.9.1. Lo normal es ajustar la punta a un tanteo de 50­60 puntos, que viene a suponer hacer dos tiradas cada jugador, aunque el tanteo se fija siempre teniendo en cuenta el número de jugadores participantes, combinando las posibilidades de juego de cada uno y la duración del partido. El tanteo más usual para una pareja es de 40 puntos. En los actuales campeonatos cada jugador hace dos tiradas, y el tanteo es variable y no prefijado, ganando el que mayor puntuación obtiene.

En la zona cazorleña la punta equivale a una «raya», y el tanteo normal se fija en 8 ó 10 rayas, permitiéndose tirar a un jugador por otro ausente que falte o haya de menos en un equipo, lo que se conoce como tirar «a bola corría», ya que habrán de lanzar sucesivamente cada uno de ellos.

4.9.2.-Al tirar desde la mano, el primer mingo vale 4 puntos; el segundo vale 2 puntos, y el tercero 1 punto, siempre con la condición de que la bola traspase la línea de borre.

En el «bilre» el valor de cada mingo derribado es de 2 puntos, en la versión moderna o de campeonato. Cuando el primer mingo pase la raya de borre, valdrá 10 puntos. En la versión del Valle, el valor de cada uno de los mingos en el bilre es de puntos.

4.9.3.-En la versión de la Sierra, detrás de la línea de borre se marcan tres líneas que valen respectivamente 10, 20 y 30 puntos que se anotará el jugador que con su tira consiga que el primer mingo pase alguna de estas líneas; si roza o toca la línea, puntúa el valor inmediato anterior.

4.9.4.-En la versión que rige los campeonatos, el valor máximo que un jugador puede conseguir en una tirada es de 19 puntos.

4.9.5.-En los partidos tradicionales no existe la figura de juez o árbitro, llevando la cuenta de puntos y resolviendo cualquier duda o incidente los mismos jugadores. Fuera de los boleros o jugadores, los únicos que intervienen a veces son uno o dos muchachos para colocar de pie los mingos derribados, a los que daban una propina.

4.9.6.-En los juegos de campeonato intervienen un juez de la mano y otro de borre, existiendo además un anotador que lleva el tanteo y resultados resolviendo cualquier litigio del juego.

Lanzamiento en los bolos serranos.

5.-Desarrollo del juego:

5.1.-La composición de los equipos se decide previo sorteo que se hace lanzando al aire un tejo o una moneda, cuyo acertante empieza el primero a elegir los boleros que compondrán su conjunto, alternando con el resto de los equipos.

5.2.-El orden de juego se determina por sorteo, y cada pareja designa el jugador que lanza primero entre ellos. En el caso de campeonato tira primero el jugador que se ha inscrito por cada equipo.

5.3.-El jugador o equipo que es mano o primero, señala la distancia del primer mingo, manera de efectuar el saque como la de «mano en la cepa» o sin mano, haciéndose el lanzamiento de la bola junto al primer mingo, o a «mano delicá», más distante en que no puede pisarse la raya.

5.4.-Cada equipo efectúa su primer lanzamiento por su orden, y en su caso el bilre si procede, y siguen los demás haciendo el primer tiro desde la línea de mano. A continuación, cada equipo hace la segunda tirada, pero alternando el jugador.

5.5.-El equipo ganador será el que mayor número de puntos obtenga; en caso de igualada se realizan los desempates necesarios a un solo tiro entre los equipos afectados.

6.-Otros usos del juego.

El deporte de los bolos serranos es un juego esencialmente varonil, y los jugadores de bolos o boleros, han de reunir ciertas cualidades de agudeza visual, fuerza, tino, pulso, cálculo y precisión, y su rendimiento sufre variaciones, atravesando a veces épocas de crisis en los que les fallan las fuerzas, tino u otras facultades. El bolero o practicante del deporte de los bolos, suele ser campesino, agricultor o ganadero de mediana edad, y no usa indumentaria especial, si bien suele jugarse en mangas de camisa o ligero de ropa.

Juego de bolos serranos versión Sierra.

Aunque el juego puede practicarse ya desde los 10­12 años entre los muchachos, los jugadores que más abundan son los de 30 a 40 años, siendo muy apto este juego asimismo para las personas mayores, que suelen frecuentarlo mucho, y así es habitual ver en cualquier lugar, la clásica estampa de unos viejos jugando a los bolos en los extramuros de pueblos y aldeas, o en cualquier club de ancianos a la caída de la tarde.

La época primaveral es la más apropiada para jugar a los bolos, por ser más favorables las condiciones climáticas al aire libre, no obstante, también se hace en verano u otoño. El horario acostumbrado es de 5 de la tarde en adelante, aunque antes los mozos, tras una noche de fiesta, solían jugar al alba. En los días festivos se juega también por la mañana. Hoy las competiciones y campeonatos se juegan por la mañana, acabando al mediodía. Lo usual era hacer apuestas de consumo de cuerva, cerveza y en ocasiones, hasta se apostaban un borrego, lo que, naturalmente, debía pagar el jugador o equipo perdedor. En los concursos y campeonatos de hoy se entregan trofeos a los ganadores.

El juego termina cuando un jugador o equipo «cierra», pues, cerrar en el argot de los bolos serranos significa alcanzar la puntuación acordada y, por consiguiente, conseguir la victoria o ganar el partido. El público puede asistir a los partidos, siguiendo el juego y comentando los lances que ocurren en su desarrollo, desde ambos lados de la bolera, cuando no desde la pequeña barra de obra hoy existente en algunas boleras, para solaz del personal, pues los campos son privados unos, y otros comunales, sin que los municipios tengan intervención en esta actividad, que se desarrolla al margen del mundo oficial, careciendo asimismo de organización oficial alguna, por lo que conserva este juego sus viejas raíces y reglas que se han ido transmitiendo oralmente de generación en generación, lo que le ha permitido mantener vivas los principios y normas de su orígenes.

El juego de los bolos serranos goza de gran arraigo en toda la parte montañosa de la comarca segureña, desde Miller a Cazorla, en municipios y pueblos como Santiago de la Espada, Hornos, Pontones, Benatae, Orcera, Cortijos Nuevos, Bujaraiza y todos los altos valles de los ríos Segura, Madera, Hornos, Zumeta o Guadalquivir, habiéndose mantenido incólume durante siglos en aldeas y cortijadas, desde donde se ha ido extendiendo el juego a otros pueblos limítrofes, en los que han construido campos o boleras, como en Beas de Segura o Villanueva del Arzobispo, Cazorla y otros pueblos próximos.

En todos los tiempos hubo jugadores que sobresalieron por su clase; boleros que han descollado fueron, entre los antiguos que recuerde, Leovigildo Jiménez (Leo), Bartolomé Ramos, Paco Fernández, Gregorio «El Cartero», Paulino «El Rizao», Francisco Pascual «Lavilla», Nicolás «El Piñón» y Antonio Fernández «El Liebro», ambos del pueblo de Segura de la Sierra; Juan Pedro Robles «El Varillas», o Pepe Martínez Foronda y Rufino Robles «Chimeneas»s, de la zona del Valle, y entre los actuales, Jacinto Sánchez, de Carrasco; Domingo Carriquí, de La Alberquilla; los hermanos Santos y Benito Muñoz, de Cortijos Nuevos; Santiago del Barco, de Arroyo del Ojanco; Camilo Ondoño, de Beas de Segura, y Antonio Bautista y César Quijano, de El Ojuelo. En la zona de Río Madera, gran cuna de boleros, son dignos de mención... Julián Ramos, de El Parralejo; Victorino Castillo, de Los Anchos; Pablo Castillo, de Fuente­Segura. Entre los actuales, Emilio Mañas «Potages», Gregorio Moreno «El Chapas», de Arroyo Canales; Teófilo Fernández «El Mozo» de Prados de la Presa, o «El Chico» de La Tobilla, o Antonio Jiménez «El Taño», de Pontones.

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