¡¡¡ A espantar al diablo...que es San Marcos !!! 1ª parte

 

Falta poco para San Marcos y no dejo de pensar si lloverá o no…. ¿Qué ha dicho el tío del tiempo? ¡Por favor, Señor, que no llueva!; no importa si hace más o menos frío, eso tiene solución, pero que no llueva. La lluvia no nos dejaría “espantar al diablo” como es menester… ¡Bendita fiesta ancestral con reminiscencias paganas que despide el invierno y da la bienvenida a la primavera!

El día amanece temprano. Una mañana de abril fresquita y limpia, animada con el bullicio de las golondrinas al entrar y salir precipitadamente de debajo de las tejas, y el olor a cal en bordillos y zócalos. El invierno ya dijo adiós. La pesada cobija de la cama se hace más liviana y levantarse ahora es más fácil, sobre todo con el trajín y los olores que llegan de la cocina y que alertan del discreto ajetreo que acompaña a la preparación de la comida y demás “apechusques”, necesarios para disfrutar de este maravilloso día de campo.

El punto de partida se sitúa en la plaza, animada con toda la chiquillería inquieta ante la idea de dar rienda suelta a nuestras energías esperanzadas en correr y jugar al aire libre en Paúles, los Jarales, el Pizorro, el cortijo Esteban y tantos otros sitios próximos al Puente y que hoy serán el escenario perfecto para inventarnos una fiesta. Pero, como digo, todo empieza en la plaza de la Iglesia con una procesión a la era de Pedronares. Bueno una procesión que, aunque sin santo, sí tiene cura portando el acetre a rebosar de agua bendita y el hisopo para bendecir los campos y agradecer sus frutos en esta nueva y recién estrenada estación que comienza.

La cocina huele a fritao con pimientos rojos asados y a tortillas de patata y de espárragos.  También tenemos una cacerola de porcelana con chorizos y lomo que hemos sacado de la orza y, tras una pasadita en la sartén de hierro, no tendrán nada que envidiar a las chuletas a la brasa y que esperan envueltas en papel de estraza, junto al cacharro del ajoatao. Los “tupper” todavía no han llegado al Puente, pero no tardarán; bien sabe Dios que mi pueblo siempre ha destacado por su espíritu abierto a la modernidad en todos los aspectos.

¡Ah!  y los huevos cocidos, uno de los juegos del día; ¡cómo disfrutamos al estamparlos en la frente de cualquiera y echar a correr entre risas!.

¿Habéis oído la furgoneta de Bartolo? “Que no se nos pase”. El  pan, “las tortas dormías” y los hornazos llevan encargados hace ya un tiempo, porque de lo contrario, nos quedamos sin ellos.  

“¡Qué alguien vaya a por las parrillas, que se nos olvidan y “pa qué queremos más! ¡Ah!, y el “barreñete” de la cuerva – “anda hija mía, ve a la alacena y de paso te traes también el melocotón en almíbar”,  fundamental para alegrar al vino blanco, y el comentario de mi padre: “¡a ver si así lo aborrecemos…! “

Y las mantas viejas, ¿dónde están? Importantísimas para recuperar fuerzas o echarnos sin más a la bartola,  porque es "sanmarcos" y no hay necesidad de inventar excusas para holgazanear, si ese es nuestro gusto.

            Y una soga, una gruesa y fuerte, para gobernarnos un mecedor que cuelgue de cualquier pino, encina o carrasca, y dejarse llevar por el suave balanceo que va y viene,  como los cúmulos blanquitos que, allí arriba en el cielo, no paran, y deleitarse o soliviantarse un poco con el crujir de la cuerda en la madera pero no hay que asustarse porque la rama no cederá.

¡Ah! Y me llevo también la pelota, que tenemos que  jugar a “los quemaos”. No es que haga mucho calor pero nuestros mofletes están “coloraos” por las carreras que nos pegamos intentando agarrar con fuerza la pelota para que no caiga al suelo, que de eso se trata.

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 Desde Las Moreas..... 

Autor.- Anónimo