miércoles, 2 de octubre de 2013

LA MÁS BLANCA DE JAÉN


BREVES APUNTES HISTÓRICOS

IGLESIA SAN ISIDRO LABRADOR. PUENTE DE GÉNAVE

     Por José Antonio Molina Real

Si hay una construcción, en cualquier municipio de  España, que siempre resulta singular e identificativa es su iglesia parroquial. En nuestro pueblo, la iglesia de San Isidro Labrador, como alguien la calificó, la iglesia más blanca de la provincia de Jaén, no podría ser menos. Para cualquier puenteño o puenteña la imagen de nuestra parroquia resulta lo suficientemente particular como para que la consideremos algo propio e inherente a Puente de Génave. Aunque arquitectónicamente no goce de una morfología que la lleve a ser considerada monumento histórico, aunque su fisonomía se aleje de la grandilocuencia del románico o el gótico y pierda valor su estructura al no tener la gracia de la construcción histórico-artística,  no importa, para cualquiera de nosotros siempre aparecerá presidiendo su plaza con la majestuosidad de ser la iglesia más bonita, simplemente por ser la de nuestro pueblo.
Ya en otros artículos de ámbito histórico hemos mencionado en este blog, que uno de los pilares que contribuyeron decisivamente a la creación de nuestro pueblo fue la decisión de dotarlo de parroquia propia, diferenciada de la de La Puerta de Segura. Este hecho se concretó, tras el esfuerzo de los vecinos, en la promulgación desde el Obispado de Jaén de la orden de creación del templo parroquial el 28 de octubre de 1891, siendo firmado el decreto por, el Excelentísimo y Reverendísimo Obispo de Jaén, Don Manuel María González y Sánchez.
Esto supuso el pistoletazo de salida para la construcción del templo parroquial, obra que realizarían los maestros albañiles de la localidad, concretamente D. Florentino Amador, y que fue sufragada con la asignación del obispado de trescientas veinticinco pesetas y las aportaciones y donaciones de los vecinos, hasta llegar a la consagración de la parroquia el día 21 de enero de 1893, según reza como fecha en su acta de constitución publicada en el Boletín Oficial del Obispado.

Es evidente que la consagración de la parroquia no significaba que el templo hubiera finalizado sus obras, ya que está constatado que mientras se construía el nuevo templo, los oficios religiosos se ejercían de forma provisional en diversos domicilios de fieles de la localidad, especialmente en la casa de la plaza que hace esquina con la calle San Isidro. En estos primeros años los oficios religiosos fueron ejercidos por el párroco de La Puerta de Segura, siendo el primer párroco con destino específico en Puente de Génave D. José Magaña Manjón que ocupó el cargo en el año 1903, recibiendo una asignación para su instalación de parte del Obispado de Jaén de ochocientas cincuenta pesetas; por lo que el registro parroquial de nacimientos, matrimonios y defunciones se inicia en este año, pues con anterioridad, y como el párroco era el mismo que el de La Puerta de Segura, este registro se realizaba en la parroquia del pueblo vecino. A este le sucedió en el cargo un año más tarde D. Francisco Jorquera Anaya que fue sustituido en 1905 por D. Andrés Hidalgo Herrera que ostentó el cargo durante diez años, hasta que en 1915 lo ocupó D. Manuel Moyano Buendía que lo dejó vacante en 1921. Se hizo cargo entonces D. Pedro Campos Utrera durante cuatro años, para ser sustituido por D. José Ortiz López que lo dejó en manos de D. Antonio Carreto Salas en 1935, ya en época convulsa que desembocó en la Guerra Civil. No será hasta el año 1944 cuando aparece en nuestro pueblo un párroco que ha dejado profunda huella en muchos de los que estáis leyendo estos breves apuntes históricos, me refiero a D. Pedro García Bellón que ocupó su ministerio, y otras muchas funciones, hasta 1970 año en el que, tras su fallecimiento, fue sustituido por D. Ildefonso Rescalvo Muñoz que se encargó de los oficios religiosos de nuestro pueblo tan sólo dos años, recalando en la parroquia D. Isidro Arboledas Rus hasta 1976. Fue cuando llegó D. Jesús García Ramos, para en tan sólo unos meses ser sustituido por D. Juan Herrera Amezcua, que ocupó la parroquia durante diez años hasta que D. Emilio Samaniego Guzmán le sustituyó en esa responsabilidad hasta la llegada de D. Ángel Sánchez Hernández, conocido como Dandy, en 1989. Después y por espacios temporales relativamente cortos serán D. Juan Soriano, D. Juan Manuel Perales, D. Juan Jiménez Lomas, D. Manuel Cámara y finalmente D. Eduardo Navío Sánchez, actual párroco, quien fue nombrado por el Obispo de Jaén para hacerse cargo de la parroquia en el año 2006.
Respecto al por qué de la advocación a la figura del Santo Labrador, es evidente que no hace falta resaltar la vinculación que, como factor económico básico, han tenido siempre los vecinos de nuestro pueblo con la actividad agraria, y qué mejor representante y embajador ante las divinidades celestiales que un santo, San Isidro Labrador, que supiera muy bien lo ardua y sacrificada que resulta la dedicación a las tareas relacionadas con el campo. Otro dato a destacar, y que resulta curioso por ser algo desconocido entre los vecinos de Puente de Génave, es que nuestra parroquia también cuenta, concretamente desde el año 1905, con el patronazgo de la Inmaculada Concepción. 
Todos sabemos de la simpleza de formas de nuestra parroquia, pues se trata de un edificio de mampostería encalada, de una sola nave, con cubierta a cuatro aguas; siendo elementos particulares la portada con fisonomía simple que presenta un arco de medio punto flanqueado por pilastras. Debemos destacar que en el muro de la epístola, es decir, el que da a la plaza, presenta tres ventanales de frontón triangular.
También aparece como referente particular su torre campanario, construida en apenas cuatro meses por el maestro albañil D. Valentín Amador Herrera y bajo la iniciativa del cura párroco D. José Ortiz en el año 1927 y totalmente sufragada en sus costes por las aportaciones de los feligreses. Se trata de una torre, que siguiendo los patrones del proyecto original, se adosa a la parte lateral de la fachada con importantes proporciones respecto al tamaño del templo y con esquema de planta cuadrada, dividida en cinco cuerpos separados por cornisas, siendo el último de menor proporción a modo de almenar ya que las campanas quedan ubicadas en su cuarto cuerpo.
En cuanto a su contenido, la verdad es que no hay mucho que destacar. La simpleza exterior se ve acompañada con la humidad de su contenido, que podríamos calificar globalmente como contemporáneo, no habiendo sufrido grandes modificaciones desde su construcción inicial.
Tan sólo hay que destacar la reforma del altar mayor iniciada a raíz de los acuerdos del Concilio Vaticano II (1962-65), pues la misa ya no se podía realizar de espaldas a los feligreses, por lo que el altar mayor cambió; se suprimió la balaustrada que lo delimitaba, el púlpito e incluso la morfología del propio altar, cambiándose la figura de San Isidro Labrador por la del Cristo Crucificado para presidirlo. Esta reforma se llevó a cabo durante el año 1967, ya que quiso la Diosa Fortuna que D. Pedro García Bellón, párroco titular, portara un décimo del número 28047 que resultó agraciado con el segundo premio del sorteo del Niño del año 1966, siendo su generosidad la que propició que sufragara parte importante del coste de las obras.
Su imaginería es simple, y con escaso valor artístico, muchas de ellas sufragadas por donaciones familiares, pero está claro que ningún puenteño que se precie le quita un gramo de valor, aunque este sea sólo emocional, a las imágenes de San Isidro o de nuestro Nazareno, por poner unos ejemplos. Es evidente que la iglesia sufrió daños durante la Guerra Civil, incluso fue utilizada como almacén y también como prisión provisional, por lo que su contenido ha sido algo que se ha ido completando desde los años cuarenta a base de aportaciones de vecinos, con la mezcla lógica de estilos y formas que esto provoca, siendo la última aportación la del Vía Crucis elaborado por el prestigioso pintor-escultor Pedro Moya Herrero, muy vinculado a nuestro pueblo.
Poco más se puede decir de nuestra iglesia, simplemente que, para nosotros, es la más bonita de todas ya que conserva tantos y tantos recuerdos que compensan con creces sus carencias artísticas. Que supone un emblema que caracteriza a nuestro pueblo, sirviendo de punto de inflexión para conseguir la tan deseada segregación de La Puerta de Segura, ya que hasta que no se tuvo parroquia propia los puenteños carecían de ese sentimiento de identidad, por lo que su presencia siempre ha constituido un símbolo para la cotidianidad de nuestros antepasados y de nosotros mismos, por lo que siempre ha estado ahí presente, majestuosa con su imponente torre presidiendo la Plaza San Isidro y guardada como un tesoro en nuestros corazones.   

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