sábado, 16 de enero de 2021

LOS PUENTES EN EL PUENTE.


EL PUENTE NUEVO

Por José Ant. Molina Real

Cuando nombramos algún lugar o población, lo hacemos con una denominación que se suele perder en el tiempo. La toponimia estudia la evolución y el origen de esos nombres de lugares, pueblos y ciudades. En el caso de Puente de Génave no hace falta hacer un profundo estudio para desentrañar el origen de su nombre y más siendo un lugar relativamente joven a nivel histórico.

El nombre de nuestro pueblo hace clara referencia a la existencia de un puente, el llamado por nosotros Puente Viejo, de clara fábrica romana y datado en el S. I a.C. al ser construido como elemento básico para salvar el río Guadalimar en el trazado de la vía que comunicaba Castulo (actual Linares) y Cartagena. De ahí adquiere la primera parte de su nombre, mientras que la segunda parte, Génave, hace referencia a los agricultores de esa localidad, especializada en el cultivo de cereales, que año a año, cosecha tras cosecha, se desplazaban a este lugar atravesando dicho puente para efectuar sus tareas de molienda del grano en un molino de su propiedad situado justo al lado de ese puente romano, y de ahí el nombre que se fue asumiendo de forma popular para denominarlo como “puente de los de Génave” para nombrar a ese antiguo puente en torno al cual, se fueron desarrollando diferentes núcleos de población o cortijadas que finalmente darían origen a la aldea y posteriormente al municipio de Puente de Génave.

Pero nuestro pueblo no sólo tiene como referencia ese puente romano o “Puente Viejo”. Desde finales del S. XIX se alza majestuoso el llamado “Puente Nuevo” como elemento básico para salvar el río Guadalimar en el trazado de la carretera nacional 322, en un lugar donde el río horada la roca para abrirse paso dejando un perfecto vado donde resulta fácil, ya lo fue para los romanos, diseñar una construcción para salvar sus aguas. Cuando se diseñó la CN-322 se realizó siguiendo el trazado milenario de la vía Augusta romana, sucesora de la llamada Vía Heráclea diseñada por los griegos para comunicar las tierras alicantinas con la rica civilización de Tartesos allá por el S. IV a.C. Es pues evidente que la carretera sigue un trazado similar para comunicar Andalucía y Levante, dibujando una peculiar "S" a su paso por "el Puente", al tener que adaptarse al paso sobre el río que se hará, por este puente de fábrica nueva, de norte a sur rompiendo la dirección noreste a suroeste que sigue el trazado.

El proyecto de construcción de este nuevo puente va parejo al de la carretera de Albacete a Jaén por Alcaráz, incluido en el Real Decreto que, en artículo único, aprueba el Plan General de Carreteras de España de conformidad con el dictamen de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos. En este plan diseñado por el gobierno del General Leopoldo O’Donnell el 7 de septiembre de 1860, incluiría la carretera, que según consta como la que une “la Loma de Úbeda y Albacete por Villacarrillo y Alcaráz” como vía de primer orden y que lógicamente incluía el paso por Puente de Génave. Este plan fue posteriormente modificado y aprobado por Real Decreto de 6 de septiembre de 1864 bajo el gobierno de D. Alejandro Mon y Menéndez y posteriormente desarrollado por el gobierno del General Narváez hasta la definitiva redacción del proyecto del paso por nuestro pueblo que data de 1869 y es obra del ingeniero de caminos D. Luis Larios, donde queda reflejada la necesidad de construcción de un puente de nueva fábrica al ser totalmente insuficiente el ya existente.

Queda claro que la decisión de construcción de este nuevo puente cambió la historia de nuestro pueblo, puesto que D. Luis Larios estuvo barajando la posibilidad de un trazado alternativo que evitaría su paso por nuestro pueblo cruzándose el río antes de llegar a Paules para después seguir el trazado cercano a los Avileses y Cortijos Nuevos y continuar hacia El Palomo, Verjaga, Los Pesebres y Las Tiesas, donde enlazaría con la carretera justo antes de llegar a las inmediaciones de Génave; pero se reconsideró esta opción básicamente por dos razones, una porque la construcción del puente en la zona próxima a Paules debía ser de mayor longitud lo cual encarecía la obra y otra porque su trazado siguiendo la ladera norte del monte Salfarath obligaría a mayores refuerzos de taludes dada la peor calidad de sus tierras. Afortunadamente para nuestro pueblo, eso posibilitó la construcción de nuestro puente, al que pronto empezaremos a llamar “Puente Nuevo”, para diferenciarlo del otro, el “Puente Viejo” que ya existía, al suponer un paso nuevo que permitía la comunicación entre los dos nacientes núcleos de población que se desarrollaron en torno al molino harinero, denominado de Anica en la actualidad, la Mina y el Cortijo de las Ánimas por un lado y por otro el molino, llamado y perteneciente a Génave situado junto al Puente Viejo, algunas casa que formaban la Calle Mayor (San Isidro) o la calle del Río (Las Parras) y la cortijada de Pedro Nares; uniendo así ambos márgenes del río, los que se denominaban popularmente como “aquel lao” y “este lao”.

Concretamente se contempla la construcción de nuestro puente en el fragmento del proyecto que se iniciaba en el puente para superar el río Beas y concluía en el límite provincial con Albacete y que se dividía en siete tramos, estando el paso por Puente de Génave contemplado en el número tres, de 5,852 km., presupuestado en 242.215 pesetas, de las que la construcción de casillas para peones camineros, alcantarillas de evacuación de aguas, pontones y puentes mayores, entre los que estaría el nuestro, ascenderían a un total de 133,416 pesetas. 

Hay que mencionar que en ese momento nuestro pueblo no era una entidad poblacional homogénea pues, como ya se ha mencionado, contaba con algunas cortijadas cercanas como la de Pedro Nares, la Mina, el Cortijo de la Vicaría o el Cortijo de las Ánimas. Destacamos en ese incipiente núcleo de población, creado en torno al Puente Viejo y el Camino Real que lo atravesaba, la existencia de tres molinos harineros a los que solían acudir, como ya hemos dicho, los productores de cereales de Génave, uno de ellos, propiedad de D. Clemente Bono, aparece en el Boletín de la Sociedad Geográfica, en 1875, ubicado en este lugar a una distancia del punto de referencia en Alicante de 304’33 Km. y una altitud sobre el nivel del mar de 548’684 mts. De hecho, decir que, en 1871, primer año de existencia de los Registros Civiles de la Puerta de Segura, el municipio al que pertenecía nuestro pueblo, este lugar junto al Puente Viejo, denominado ya Puente de Génave, apenas si contaba con 100 habitantes, siendo una población que se dedicaba a las labores agrícolas favorecidas por la vega de río, algún arriero, albañil o talabartero, viviendo en condiciones paupérrimas entre miseria y atraso social y económico; destacando la existencia de una venta donde los viajeros pudieran reponer fuerzas situada en la confluencia de la Calle Mayor (San Isidro) y el Camino de las Moreas, donde el río permitía el paso por su escasa profundidad en un vado que conducía al camino que nos unía con la aldea de Los Llanos y La Puerta, salvando así un trayecto que no contaba con núcleos de población desde Génave hasta Villanueva del Arzobispo.

Las obras tuvieron un lento desarrollo debido a la precariedad de recursos económicos y las circunstancias de inestabilidad política a nivel estatal a causa de la Revolución de 1868 (La Gloriosa) y posterior proclamación de la Primera República Española en una época conocida como Sexenio Democrático (1868-1874), que paralizaron la ejecución de las obras en diversas ocasiones, siendo en 1876 con la llegada al gobierno de Cánovas del Castillo, en el inicio de la época de la llamada Restauración Borbónica, quien le dio el impulso necesario para la finalización del trayecto proyectado, aunque las obras definitivas de este tramo número tres no se iniciaron hasta 1886 al dotarse definitivamente de presupuesto para su ejecución, incluyendo otro tipo de construcciones como diversos puentes menores o tajeas (181 en total), las casillas de peones camineros (20 en total), alcantarillas para evacuación de aguas pluviales (80 en total) o puentes mayores, entre los que destaca el que se construyó en nuestro pueblo sobre el río Guadalimar (7 en total). En concreto, en el año 1884, se publicaba en la Revista de Obras Públicas informaciones que precisaban la construcción de tres grandes puentes en el tramo que iba desde Puente de Génave hasta el límite de provincia de Albacete, siendo uno nuestro Puente Nuevo, otro el situado sobre el río Herreros en Génave y por último otro sobre el Arroyo del Sequillo en el término de Villarrodrigo; estando, en 1889 año en que se terminó la obra del Puente Nuevo, construidos 210,427 km de carretera, con 79,412 km en la provincia de Albacete restando otros 30,104 km. más y 131,704 km. en la provincia de Jaén faltando 17,704 km. para finalizar la obra en la provincia y completar así el trayecto programado desde Albacete hasta Úbeda y Baeza.

El desarrollo del proyecto de construcción de este tramo número tres comprendido entre el puente sobre el río Beas y el límite de provincia con Albacete, supuso una gran afluencia de gente de distintos oficios como canteros, picapedreros, carreteros, carpinteros, arrieros, albañiles, muleros, etc… que, bien solos o con sus familias, llegaron desde poblaciones cercanas a aquella tranquila aldea de agricultores, jornaleros, molineros, arrieros o posaderos que se había convertido aquel núcleo de población denominado el Puente de los de Génave, siendo años de cierta prosperidad por la dinámica económica generada por la obra, bien en las labores de construcción propiamente dichas o en la aportación de materiales que principalmente provenían de una pequeña cantera situada en el Cerro de El Padrastro, cerca de Vergaja y Los Pesebres mientras que la ladrillería se aportó desde una alfarería de la Puerta, situada en las cercanías de la actual Venta de San José.

De esta forma el proyecto de construcción fue tomando forma dando como resultado la construcción de un gran puente que sigue las tipologías de construcción propias de finales del S. XIX, para así acoger todo el tránsito de personas, caballerías, carruajes y ya también algún que otro vehículo, jubilando de sus funciones a su pequeño y vecino hermano “Puente Viejo”. El nuevo puente, de mayores dimensiones y pensado para soportar mayor volumen de tráfico, presenta interesantes innovaciones constructivas como son el rebajamiento de sus bóvedas o de ámbito técnico con el estrechamiento de sus bases para favorecer el paso del agua en ese lugar, ya de por sí algo estrecho, favoreciendo una mínima acción erosiva sobre su sillería, con tres ojos cubiertos por arcos escarzanos de 12 mts. de luz, siendo de mayor proporción el central que descansa sobre dos grandes pilares rectangulares de impecable sillería de 10 mts. de altura y 8 mts. de ancho, rebordeados en sus tajamares con forma semicircular y estribos en los extremos que descansan en el lecho del río y facilitan de esa manera el correcto transito del agua. Las bóvedas que se originan en estos arcos de medio cañón son muy rebajadas y realizadas en ladrillo rojo, estando perfiladas con excelente sillería en sus laterales. Los arcos laterales descansan su parte externa en la propia roca del terreno aportando solidez a la construcción, dejando así un paso de unos 40 mts. de longitud y de 5 mts. de anchura siendo reforzado para seguridad con malecones laterales de sillería 0,5 mts. de espesor.

Construida la carretera con el trazado que tiene actualmente, y el puente en el lugar donde estaba aquella cortijada, nuestro pequeño pueblo empezó a crecer, no sólo por la iniciativa de algunos de los trabajadores en la construcción de la carretera que decidió establecerse de forma definitiva con sus familias en el lugar, sino también con la llegada de bastantes serranos que adivinaron las enormes perspectivas de progreso que se daban en aquella, hasta ese momento, pequeña aldea que pronto aumentó considerablemente en población, llegando a finales de S.XIX a contar con cerca de 400 habitantes. Y de ahí en adelante, la historia de nuestro pueblo ha evolucionado estrechamente relacionada con la carretera, convirtiéndose, de forma paulatina, en punto de referencia, en cuanto a la movilidad de personas y mercancías, de toda la Sierra de Segura, suponiendo también un destacado centro de pernoctación y descanso para aquellos viajeros que iban o venían desde las zonas costeras del levante español.

Todo ello ha sido así hasta que, no hace mucho, la carretera nacional se desvió de la población, construyéndose una circunvalación, por lo que ya no se pasa por el casco urbano de Puente de Génave, a menos que intencionadamente se quiera entrar a la población. El Puente Nuevo también ha sido forzado ya a una limitación de funciones y se le ha liberado de trabajo, pues sirve sólo para comunicar los dos barrios del Puente que quedan separados por el río, aunque eso no es poco. Y así, el uno junto al otro, el Viejo y el Nuevo, uno jubilado y otro más ocioso, sólo les queda contemplar, por más siglos, el paso por sus ojos de las rojizas aguas del Guadalimar.


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