sábado, 3 de mayo de 2014

AQUEL SAN ISIDRO


Ahora, que ya están próximas las fiestas patronales en honor a San Isidro Labrador, iniciamos una serie de artículos relacionados con esta tradicional celebración en Puente de Génave.
Queremos reproducir un escrito fechado en 1974, donde el Doctor Santiago García Olivares realiza una invitación festiva al tiempo que rememora diversos aspectos de las fiestas al Santo Patrón. Ha pasado ya 40 años pero podríamos decir que todos sus aspectos siguen todavía vigentes.

Don Santiago, como era conocido en el pueblo, nació en 1932 siendo el tercero de los cinco hijos que tuvo el matrimonio formado por Antonio García y Gloria Olivares, que con mucho esfuerzo y trabajo en su tienda de telas y artículos varios, pues ya sabéis la diversidad de artículos a la venta que tenían aquellas tradicionales tiendas de nuestro pueblo como la de Luna, los Pricilos o la de la Tomasa de Paco; lograron dar carrera universitaria al aplicado Santiago en la facultad de medicina, primero en Cádiz y después en Madrid especializándose en pediatría, mientras que sus otros hijos Gloria, Antonio, Pilar e Iluminada quedaban en el pueblo realizando actividades diversas, principalmente ayudar en el negocio familiar situado en la carretera.
Se licenció en 1957 y sería Pontones su primer destino, ocupando después la plaza en Baeza, pero no por ello se olvido de su pueblo, donde también estableció consulta. Fueron muchos los niños y niñas de Puente de Génave y pueblos de alrededor los que pasaron por esa consulta situada en la calle San Isidro, justo en la casa que hace esquina con el callejón que da acceso a la calle San José de Calasanz (calle de Atrás), y que recibieron por primera vez, en una España que empezaba a desarrollarse y que escapaba de aquellas altas tasas de mortalidad infantil, atención especializada de este pionero de la medicina pediátrica en nuestra comarca serrana.
Después se trasladó a Murcia para seguir ejerciendo su profesión médica, ocupando cargos de relevancia dentro de los organismos colegiados médicos de esa región y gozando de gran prestigio social y profesional hasta el 18 de Noviembre de 2005, día de su fallecimiento. Pero nunca dejó de tener a su pueblo presente, al que viajaba de forma continuada, especialmente para San Isidro. Eran sonados sus debates y tertulias en el bar Nacional o en el Pintor sobre una de sus grandes aficiones, el mundo de los toros, siendo ferviente seguidor de los festejos taurinos que en otro tiempo se celebraban en nuestro pueblo. También colaboró en diversas publicaciones y estudios, siempre que tuvieran como común denominador esos tres aspectos en los que se volcó con verdadera pasión, los toros, su profesión y sobretodo Puente de Génave.
Quede aquí este escrito como sencillo homenaje a este destacado personaje, pionero en su tiempo, como muestra de agradecimiento por su dedicación al servicio de los demás y por tener siempre a su pueblo como punto central de referencia.



”HABLANDO DE MI PUEBLO…..”



“Un pueblo es, en primer término, un repertorio de costumbres”, decía Ortega y Gasset. Yo añadiría, que las costumbres hacen los hábitos y los hábitos, cuando a los pueblos se refieren, componen lo que es su tipismo.

Pero en un sentido más generalizado, hablar de tipismo de un pueblo, en este caso de Puente de Génave, es, pensar en su bella panorámica paisajística llena de color y de luz; pensar en el alma desenfadada de sus gentes y, sobre todo, pensar en sus tradicionales fiestas de mayo. Pensar en San Isidro, a secas, como decimos cuando tratamos de hablar de sus fiestas.

Al contrario de la sordidez, en Puente de Génave,  todo es luz, claridad y pureza, tanto en sus estructuras como en sus gentes. Y toda esta diáfana claridad, y todo estereotipo, se refleja con su máximo esplendor, en las fiestas patronales de San Isidro.



Si, como en tantos pueblos de Andalucía y Castilla, sus gentes, por necesidades imperiosas de la evolución actual, partieron a las grandes ciudades, cuando llegan estas fechas, casi todos vuelven a regocijarse con los suyos, y pasar unos días de serena tranquilidad, salpicados con las alegrías de los festejos.

Puente de Génave, bello rincón polícromo, entre andaluz y serrano, se viste de gala para conmemorar cada año las fiestas de su santo patrón San Isidro Labrador. Y en ese pequeño marco, surcado por el río Guadalimar, se dan cita muchas gentes venidas de todos los lugares limítrofes y de otros sitios más distantes. Unos con afán de fiesta. Otros con ánimo de algún negocio o trato; pues en los días anteriores a las fiestas son frecuentes las transacciones de ganados en su feria.

Pero si sus verbenas, o sus ingenuos concursos de cucañas, tiro al plato, etc… divierten de verdad, el eje principal de todas las fiestas son los espectáculos taurinos. Decir que tienen mucha raigambre y fama en la comarca. Ya desde aquellos remotos años en los que se corrían los toros por las calles, en los clásicos encierros, para abocarlos en la plaza de la Iglesia, donde dejarían su arte en el aire cálido de una tarde de primavera, nombres que destacaron en el escalafón taurino como Robredo, Pedro Barrera, etc…, hasta después, ya en la plaza de toros, con nombres más recientes y sonoros como José Fuentes, y otros que no lograrían salir del anonimato; pero que en una tarde de mayo en “El Puente”, pusieron su alma, y su imaginación, en pasar quizás el primer peldaño que les llevara a la gloria o a la muerte.


En fin, todo esto es Puente de Génave, visto por uno de sus hijos, para quien, hablando o escribiendo, es insoslayable expresar el vico cariño que le profesa. Pero, a instancias del que hoy rige los destinos de este bonito pueblo, escribo estas modestísimas líneas, más con fervor, sentimiento y añoranza a mi tierra que con otras pretensiones literarias.


A todos mi gratitud


Santiago García Olivares

No hay comentarios:

Publicar un comentario