A nadie de los vivimos o tenemos nuestras
raíces en Puente de Génave se no escapa la pertenencia a una entidad comarcal
superior que antaño se denominaba la Sierra de Jaén y que recientemente, desde
el 16 de Marzo de 1986 con la declaración de Parque Natural, ha englobado a una
serie de municipios en una nueva dimensión territorial, el Parque Natural de
las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. En una publicación en la revista
local realizada en 1990, María Jesús Serrano Samblás analizaba esa dimensión.
En ella no negaba las perspectivas económicas y de desarrollo que suponían la
reciente, en aquel entonces, declaración de Parque Natural a todo nuestro
entorno pero mantenía como verdad que la realidad de las gentes que habitaban
su geografía no se apartaría de la cotidianidad que su día a día marcaba en su
línea de vida, pues para ellos su vida siempre había sido y sería “natural”, y
no iba a cambiar porque ahora las autoridades le aplicaban ese calificativo a
nuestro entorno. Está claro que la riqueza verdadera de este maravilloso
entorno que nos rodea será, pues siempre había sido así, lo extraordinariamente
“natural” que es la vida de sus habitantes. Dejamos aquí este artículo, junto con un enlace en el que podréis encontrar una impresionante colección de fotografías de paisajes, lugares y gentes de nuestra Sierra, como
recordatorio de unos valores nacidos y desarrollados a lo largo del tiempo en la tradición, nuestra tradición.
SIEMPRE FUIMOS PARQUE NATURAL.
Ahora es fácil. Ahora la Sierra está de moda. Sus comidas, su
paisaje de fin de semana, sus rincones fotográficos, sus viejas enlutadas, su
aceite….. Todos tienen un pariente perdido aquí, una casa que fue de la
familia, unas olivas a las que nunca hicieron caso o al abuelo enterrado bajo
sus pinos. Todos caben, ahora, en este Parque Natural de las Sierras de
Cazorla, Segura y las Villas, aunque fueron pocos, muy pocos los que se
mantuvieron cuando sólo era una zona pobre, fría, incomunicada, alejada.
Es fácil escuchar al ama de casa, un lunes por ejemplo, comentar lo bueno que estaba el lomo de orza que probó en un pueblo de la Sierra; en las oficinas también, entre gol y gol, se hablará de la pureza del aire, de las propiedades del agua y de las curvas peligrosas de estas malas carreteras; y algún niño explicará a sus compañeros de clase las fotos que su papá le hizo con los borregos y el pastor.
Más allá están los únicos dueños de paisajes, los que no necesitan buscar el manantial porque este nace en la puerta de su casa, los que no se apresuran en andar porque disponen de más de un fin de semana para hacerlo, los que se detienen ante la cascada natural y no es una fuente prefabricada. Y están mucho antes de que la Sierra figurara en cualquier libreto turístico.
La promoción de un lugar exige, sin ninguna duda, un intercambio, un
comercio por llamarlo de alguna manera. En este juego ya iniciado de la fama no
sé si tendrán cabida los más legítimos jugadores, de lo contrario la reglas
tendrán que cambiar hasta que todas las ventajas estén en sus manos, en las que
tocan musgo y cortan madera, en las que varean olivos y peinan niños en la
puerta, en las que conservan alimentos como ilusiones y se perfuman con jara.
Más allá de los vistosos indicadores de las carreteras, más
adentro podéis ver vivir; vivir con naturalidad y no con un boceto informativo
bajo el brazo. Si todo esto no os convence, tomad otra ruta y no pretendáis
cambiarlo, ese trueque sucumbe aquí, donde todo se da a quien viene queriendo conocer y nada se cede si de lo que se trata
es simplemente, de desfigurar.
María Jesús Serrano Samblás.
A continuación os proporcionamos un enlace donde podréis encontrar una extraordinaria colección de fotografías de la Sierra de Segura. Distribuidos en diversos álbunes, podréis contemplar maravillosos e insospechados paisajes así como diversos aspectos que caracterizan la vida de sus gentes. No os lo perdáis, merece realmente la pena disfrutarlas.
http://www.flickr.com/photos/49941039@N04/sets/
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