Esta claro que la huella que dejan personas en otras personas puede ser profunda e intensa, eso ha sido siempre así. Lo que ya tiene matices es la dimensión de esa huella y, en este caso no hay duda, Don Faustino Serrano ha sido una persona que ha mostrado siempre su generosidad con las gentes de este pueblo y, evidentemente, Puente de Génave también sabe ser generoso con aquellos que mostraron su entrega y su amor por este querido rincón de la provincia de Jaén. Su familia y su pueblo fueron siempre motivaciones que estubieron presentes en su vida, desde los diversos ámbitos y cargos que ocupó; y por ese motivo, a Seve,
se le quería mucho y bien en Puente de Génave, donde la gente sabe
mostrar gratitud a aquel que mostró entrega y generosidad por ellos y por este
pueblo.
Volvemos a incidir en su figura a través de un escrito remitido a su propia familia por la Dra. Isabel Esteban Sáez, una amiga de la familia que vivió a distancia y también presencialmente los últimos días de este insigne personaje, aportando sus cuidados médicos y sus atenciones junto con Raúl, Manuel, Inma y Encarni. Ellos velaron por la buena vida que se apagaba y por la buena muerte que se acercaba. Que Dios les bendiga.
Éste
es un cuento que me llegó hace poco. Está escrito desde el corazón, como
así dice su título. Su autora es Isabel Esteban Sáez, una amiga que
vivió a distancia y presencialmente los últimos días de Faustino Serrano
aquí, en este terruño. Ella fue uno de los cinco angelitos especiales y
especialistas (Junto con mi prima Encarni, Inma mami, Raúl y Manuel)
que guardaron y velaron por la buena vida y la buena muerte de mi padre. Dios os bendiga.
Y ya, sin más, paso a transcribir el cuento:
DESDE EL CORAZÓN AL CIELO
Y ya, sin más, paso a transcribir el cuento:
DESDE EL CORAZÓN AL CIELO
Érase una vez ... Como empiezan todos los cuentos que terminan con final feliz.
Érase
en un pueblo de la sierra una familia querida y respetada por todos. Una de las
hijas es amiga mía y un día, de forma inesperada, entró en estado de shock al
conocer que su querido padre iba a marcharse en no mucho tiempo a un lugar
donde iba a ser feliz para siempre.
Mi
amiga no quería que se fuese, quería que se quedase siempre con ella. Pensó
incluso en irse con él, pues no lo aceptaba, pero pronto reaccionó, decidió
enfrentar la situación y hacer que su padre no olvidase estos últimos meses a
su lado.
Mi
amiga era muy lista e intuitiva, conocía muy bien a su padre, le trataba con
mucho cariño, con respeto, con dedicación y con mucho sentido del humor. Y su
padre se sentía orgulloso de ver cómo se portaba su hija con él.
La
madre de mi amiga estaba muy triste y a los hermanos les costaba asumir los
momentos que se avecinaban. Pero mi amiga es especial y entre otras virtudes
ella empatizaba fácilmente así que también se ocupó de cuidarles a ellos; les
confortaba, les explicaba y les ayudaba a seguir las directrices que los
organizadores del viaje habían trazado para su padre, siempre con una sonrisa y
un gesto amable. No siempre fue fácil, pero ella tenía claro que su padre no
merecía menos y consiguió que todos cuidaran del padre. Todos le querían y le
quieren.
Durante
el trayecto conocimos más al padre de mi amiga, de tal modo que dejó de ser su
padre para nosotros para ser nuestro amigo.
Ese
ser excepcional era capaz de cuidar a su esposa y a sus hijos y protegerles en
todo momento. Olvidándose de sus propias necesidades priorizaba por ellos,
utilizando con gran habilidad su intelecto y ese sentido del humor que mi amiga
había heredado de él.
Mi
amiga no hablaba directamente del viaje que se avecinaba con su padre pues
imaginaba que esto le haría estar triste, y él, que ya lo sabía, nunca mencionó
que ya había visto los billetes. Él sabía que tenía poco tiempo y mucho trabajo
por hacer.
Así
qué organizó... ¡vaya que si organizó! Organizó para que a su partida toda su
familia quedase bien protegida. A cada uno le encargó una misión, todos eran
importantes y él quiso hacérselo saber uno por uno.
Todos
los días les daba consejos para comportarse en la vida, siempre basados en el
respeto, el amor a los demás, los valores esenciales de la persona, la
tranquilidad y el sentido del humor para combatir los momentos de angustia. Él
sabía que esto sucedería a su marcha. Siempre fue el faro de la familia, el
punto de referencia y se iba a ir. Quería prepararlos.
Lo
excepcional del padre de mi amiga, a mi parecer, es que todas estas cosas nos
las enseñó con su ejemplo de vida. Él sonreía, cantaba, disfrutaba de cada
momento con los suyos y agradecía cada momento y cada actitud. Nunca una mala
cara. Nunca un mal gesto.
Cuando
supo que ellos habían aprendido la mayor lección que un padre puede dar a sus
hijos, vio que todo estaba en calma, dejó que le ayudarán a hacer la maleta, se
despidió y se fue...al cielo.
Teniendo la certeza de que todo iba a estar bien
allí donde él había estado siempre. Allí donde tanto había dado a su familia, a
sus amigos y al pueblo en el que tanta gente le quería.
Se
fue tranquilo pues sabía que estaban preparados para dejarle ir. Se fue feliz pues sabía que iba a un lugar donde no había
penas, donde todo era bonito y donde con paciencia esperaría encontrarse un día
con todos ellos. Y desde el cielo escogería una estrella en la que se sentaría
todas las noches para seguir, como siempre, cuidando a toda la gente a la que
tanto quería. Pues él sabía que podría, ya que es inmortal.
Durante
este corto tiempo su padre le había enseñado tantas cosas a mi amiga que no
podía por menos que sentirse dichosa de la suerte de haber tenido a su padre
con ella todo este tiempo.
Se
sentía feliz porque sabía que él estaba bien y que algún día le abrazaría de
nuevo. Mientras tanto, ella miraría las estrellas todas las noches y confiaría
en que su padre seguiría velando por ella y por los suyos desde el cielo.
Mi
amiga es muy querida y contó con muchos amigos a su orilla en estos momentos.
Los amigos estábamos a su lado en función cada uno de nuestras posibilidades y
habilidades. Y ella siempre expresó su agradecimiento, pues así lo había
aprendido de su padre.
Lo
que ella no sabía es que para los amigos era un placer poder ayudar y estar con
ellos en estos momentos, casi una necesidad, ya que en el camino aprendimos
muchas cosas de ella, de su familia y en especial de su padre. Su ejemplo, el
de cada uno de ellos, nos sirvió a todos para ser mejores.
Así
qué creo que es el momento de terminar este cuento, fábula o como quieras
llamar a todo lo escrito, y me permites la paradoja de decirte, querida amiga,
que con final feliz, pues en el camino todos hemos ganado.
He de
darte las gracias por transmitirnos el recorrido ejemplar que llevó tu padre,
por la forma que tuviste de tratarle y de cuidar del resto de tu familia, de
respetar y seguir el ritmo que marcaba tu padre y de poner en práctica cada una
de las enseñanzas que él te brindó. Y daré las gracias, por supuesto a tu
padre, si me permites, por habernos enseñado con su actitud tanto en tan poco
tiempo. Hasta siempre y con mucho cariño.
Ha
sido un placer haber coincidido con vosotros en el camino."
Reproducimos a continuación el comentario que nos ha emitido Maria Elena Serrano para que lo publiquemos.
ResponderEliminar7-8-2013 17.22
"Querida Isabel : Gracias por haber hecho realidad, junto con los ""los otros ángeles "", léase , Raúl , Manuel, Inma y Encarni,lo único que mi familia le podía pedir a Dios : que mi padre se marchase sin sufrir y en paz.
Es verdad que estamos desolados ,pero sabemos que dada la inmensa fe que mi padre tenía , él ya está dónde quería estar y desde allí velará siempre por todos nosotros.
Un beso, María Elena. "