Con la publicación del presente capítulo llegamos al final de este recorrido por la historia de la Sierra de Segura, recorrido que no ha tenido más pretensión que la de presentar de forma breve y con la única intención de dar a conocer unas dinámicas históricas sin llegar a profundizar en sus desarrollos y casuísticas. Como es lógico, este último capítulo hace mención a los acontecimientos más destacados del S. XX, que no difieren excesivamente de los que tradicionalmente ha marcado nuestro devenir histórico de marginación y empobrecimiento de sus tierras, que han visto cómo su riqueza natural ha sido explotada sin que repercutiera en el bienestar de sus gentes; añadiendo este siglo pasado el fenómeno migratorio como consecuencia de las escasas posibilidades económicas y de desarrollo que tuvo que soportar nuestra comarca.
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Situación geográfica del Parque Natural de las Sierras de Segura, Cazorla y Las Villas |
Capítulo decimocuarto.- EL S. XX EN LA SIERRA DE SEGURA
(jt)
El cambio de siglo en la comarca de
la Sierra de Segura no supuso sustanciosos cambios respecto a las dinámicas
sociales y económicas del siglo XIX. La economía serrana estaba volcada en la
tradicional explotación maderera y el pastoreo ovino y cabrío, especialmente en
las amplias mesetas de Santiago de la Espada que llegó a contar con más de
60000 cabeza de lanar, 11000 de cabrío y unas 1000 de vacuno. Este apogeo les
permitirá a propietarios vender parte de ganado y poder adquirir con esas
rentas terrenos de cultivo. No obstante, Segura, como zona rural, soporta el
peso del caciquismo latifundista.
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Pastoreo de vacuno en la llanuras cercanas a Santiago-Pontones |
Se puede considerar que a principios
de siglo XX, el 50% de la superficie comarcal, por supuesto la más productiva,
estaba en manos de poco más de cincuenta propietarios, que utilizaban a
jornaleros mal pagados para extraer de sus tierras importantes rentas, lo cual
provocó un incipiente arraigo de ideas anarquistas en la comarca. Con la
llegada de la República se acentuaron los distanciamientos sociales que fueron
determinantes en el periodo posterior de la Guerra Civil, que se llevó de
nuestras tierras a muchos jóvenes, que lo mismo que los que quedaron, fueron
víctimas del golpe militar fascista que, tras su triunfo en la contienda,
hundió a este país en dinámicas sociales que perpetuaron la explotación
caciquil y asfixiando cualquier deseo hacia una libertad que habría sido
posible tras las reformas sociales iniciadas en una República que no supo encauzar con acierto la enorme fuerza popular que tuvo, inclinándose hacia posturas revolucionarias que iniciaron procesos alejados de la estabilidad y el progreso social, especialmente una consecuente reforma agraria que eliminara definitivamente la explotación de los trabajadores del campo y jornaleros.
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Jornaleros a la espera de recepción de trabajo temporal |
Durante todo este convulso proceso,
los serranos de Segura continuaron trabajando con ahínco y esfuerzo en una
economía propia de la subsistencia, que a pesar del paso del tiempo, demostraba
la escasa evolución respecto a épocas anteriores. La comarca estaba situada
entre las setenta comarcas más pobres del país. Había ganadería y agricultura,
pero manteniendo unas estructuras arcaicas. En las zonas de interior quizás con
más desahogo que en los pueblos y aldeas del exterior, que por el hecho de
estar mejor comunicados estaban más sensibles a la tensión y dificultades desprendidas
por el conflicto político que ocasionó la guerra civil.
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El corral como elemento de subsistencia familiar |
Tras la guerra, las políticas
franquistas, la Iglesia y el caciquismo se instalaron en el poder para afrontar
la tarea de revitalización de nuestras tierras, pero hay que decir que, bien
fuera por incapacidad o por desinterés, sólo lograron hundir más en el
ostracismo y la depresión social y económica a esta tierra que tenía que
afrontar los momentos más duros de la postguerra. En algunos cortijos del
interior serrano, se preparaban fuentes de palomitas de maíz para darle de
comer a los que carecían de lo más básico, siendo la caridad y solidaridad una
de las características más destacables de nuestras gentes, incluso hay que
resaltar que la producción matancera, aquel que pudiera realizarla, se mantenía
en la clandestinidad para evitar el requiso de la Guardia Civil y que la caza
furtiva se convirtió en sustento de muchas familias.
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Tradicional matanza en Puente de Génave |
A mediados de siglo la comarca de
Segura alcanza las cotas más altas de desempleo del territorio nacional. La
agricultura está controlada fuertemente por el régimen latifundista y las pocas
alternativas industriales, o de cualquier tipo, obligan a una inmensa mayoría
de población serrana a abandonar sus casas en pueblos, cortijos y aldeas
quedando algunos núcleos totalmente deshabitados. Entre 1940 y 1980 se van de
nuestra comarca de Segura más de cincuenta mil personas que buscan en Madrid y
la costa mediterránea, principalmente, su lugar de residencia, atraídos por el
auge industrial posibilitado por la aparición del fenómeno turístico. Los
municipios que pierden más población y, por lo tanto, sufren más esta
emigración son Hornos, Santiago de la Espada-Pontones, Génave y Villarrodrigo;
quedando Orcera, La Puerta y Siles como núcleos que pueden resistir más este
impacto migratorio.
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Cortijo abandonado de El Miravete. Santiago-Pontones |
Los planes de repoblación iniciados
en los años 40 basados en la explotación de la madera para RENFE dan trabajo a
un importante número de personas en el interior de la sierra, pero al mismo
tiempo reducen el espacio agrícola y las zonas de pastizales para el
aprovechamiento ganadero. A toda esta iniciativa debemos añadir la ampliación
del Coto Nacional de Caza y los proyectos de regulación hidráulica con la
construcción de los embalses de Anchuricas y del Tranco que vienen a provocar
la desaparición de núcleos de población y de ricas tierras ribereñas de cultivo
que provocan la eliminación de las posibilidades de vida de otros núcleos
menores, lo que les lleva al abandono por parte de sus pobladores. Por lo
tanto, si bien estos proyectos aportan momentáneamente posibilidades de
trabajo, más tarde condenarán a la desaparición a núcleos como el de Las
Casicas del Río Segura, Bujaraiza o Los Chorreones.
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Explotación maderera en el poblado de Vadillo-Castril |
Estas personas tendrán que buscar
otra ubicación para sus hogares, y ante la dificultad para adquirir nuevas
tierras de cultivo y vivienda en otros lugares, optaron por la medida más fácil
y efectiva, hacer las maletas para buscar la fortuna allá donde algún otro
paisano manifestara la posibilidad de trabajo y bienestar, básicamente en las
costas catalanas, mallorquinas y valencianas, aunque unos pocos siguieron con
sus prácticas madereras en las zonas del Pirineo, especialmente como
“pelaores”.
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El Terne, que desde Puente de Génave, fue elemento protagonista de la emigración serrana |
Los que se queden aquí continuarán
con un tipo de supervivencia similar a la de antaño, cultivando la tierra,
manteniendo pequeños ganados, llevando una economía familiar basada en la
recolección de productos agrícolas y conserveros de excedentes en forma de
conservas, cuidando de animales domésticos como cerdos, cabras, ovejas, conejos
y gallinas para obtener unos ricos complementos alimenticios. Todo ellos
siguiendo técnicas arcaicas, apoyándose sobre todo en animales como burros y
mulos. Aquellos que pueden huir de estas prácticas primarias serán los
encargados del control del monte a través de agencias estatales como ICONA,
Agencia del Medio Ambiente, TRAMSA, GETISA o EGMASA, siendo la conservación y
lucha contra los incendios forestales su principal tarea. También los
ayuntamientos favorecerán el empleo a través de conciertos con el estado para
la conservación de carriles y caminos forestales.
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Guarda Forestal del Icona |
A finales de los años ochenta llegará
la luz eléctrica a la inmensa mayoría de las aldeas y cortijadas de la sierra
dándose la paradoja que teniendo dos centrales generadoras como la del Tranco y
la de las Juntas de Miller hubieran estado tanto tiempo sin suministro
numerosos núcleos habitados de la sierra, así como también el suministro de
agua potable; siempre y cuando estos núcleos hayan podido aguantar el impulso
migratorio y no estén condenadas a la ruina y desaparición. Se inicia el
proceso para coordinar el acceso a servicio básico como la sanidad y la
educación, dándose el caso particular de emigraciones temporales a la aceituna,
la vendimia o la temporada de hoteles. Estos ingresos esporádicos permitirán la
adquisición de nuevas y más modernas viviendas básicamente en núcleos de
población mayores que les permitan el acceso a servicio sociales básicos con
mayor facilidad y la compra de tierras para dedicarlas al olivar, quedando la
zona interior de la sierra prácticamente abandonada.
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Temporeros vendimiando en las tierras cercanas de La Mancha |
A partir de estos años ochenta,
aparecen nuevos pobladores que van buscando el contacto directo con la
naturaleza, ya que nuestra sierra resulta muy publicitada por diversos
programas televisivos de difusión natural, dando una nueva fisonomía a estas
tierras donde la idea de explotación turística comienza a rondar en las mentes
emprendedoras de algunos jóvenes, a lo que sumamos el retorno de algunos
serranos y serranas que, tras su jubilación, decidieron emprender la vuelta a
sus raíces para pasar aquí hasta el final de sus días. Esta afluencia permitió
que alguna que otra olvidada y semiderruida aldea volviera a tener habitantes,
pero con una base económica muy limitada a las iniciativas turísticas, dejando
esta exclusividad de actividad económica una situación de debilidad de progreso
al carecer de iniciativas industriales.
Las tierras de labranza roturadas en
el siglo pasado vuelven a poblarse de pinos y el ganado pasta a su aire, y al
socaire de las subvenciones de la Unión Europea, ante la mirada intranquila del
pastor, que mira hacia el pasado que ha dejado en su recuerdo la mayor parte de
labores y oficios de aquellos otros tiempos que sólo pueden formar parte ya de
algún museo etnográfico.
Segura Verde (jt)
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