ESPLENDOR EN LA YERBA
Por Pedro Ruiz Avilés
“Nuestras Vidas son
los ríos
Que van a dar a la
mar…”
Jorge Manrique, poeta
segureño.
Siempre he
sido un fervoroso caminante y, como aconseja Machado, he hecho mucho camino al
andar. Y, desde pequeño, cuando iba con mis padres a Paules me ha gustado
entrar en contacto con la naturaleza, con el aire libre, andar por el campo.
Porque es muy bueno y sano, y porque por estos parajes, las mejores vistas se
aprecian mejor caminando suavemente, andando sin prisas, en la ciudad como en
el campo, y, si es posible, olvidarse de las horas que marca el reloj.
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Vista general. Puente de Génave |
Este año,
como todos los años, las lluvias invernales y del comienzo de la primavera
llenarán los arroyos, harán que las fuentes echen un buen chorro de agua y los
más entrañables paisajes de nuestro
pueblo estarán frondosos y con un color fantástico. Y será ese verdor, lleno de
matices, y de esparraguillo de las olivas, mezclado con el parduzco de las
sobrias carrascas, junto con la flor blanquecina de las jaras unido al rosáceo de
la flor del romero y las de algunos árboles frutales, las que darán ese color a
nuestro campo, color que intentará reproducirse en balcones, terrazas y patios
de nuestras casas que suelen estar siempre llenos de tiestos y macetas casi
siempre floridos. Así es nuestro entorno, un entorno que anima a pasear y a
disfrutar de la Naturaleza. La primavera será siempre protagonista en este
contexto y la celebración de San Marcos una perfecta excusa para salir a
disfrutar de nuestros parajes al cumplir nuestra viva tradición de “salir a
espantar el diablo”.
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Paraje del Pizorro sobre el Cortijo de Esteban |
Disfrutaremos
caminando hasta Peñolite acompañados de las huertas que salpican su cañada,
veremos la alfombra verde que se divisa desde lo alto de La Cornicabra,
pasaremos por la Vega de Paules aunque en demasiadas ocasiones escasa de agua,
llegaremos hasta El Tamaral o las Cumbres de Las Alberquillas empapándonos de
un paisaje único y dibujado en policromía singular.
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Camino de La Vicaría. Al fondo Las Dos Hermanas |
Esta riqueza
de paisajes y parajes es algo que saben apreciar bien los que están fuera, que
no dudan en venir para San Isidro o cualquier otro momento del año, no sólo
para llevarse el inmejorable aceite de la reciente cosecha o el consabido cargamento
de morcilla blanca o güeña, sino también el recuerdo en su corazón de todas
estas bellezas paisajísticas que poseemos para disfrutarlas en sus lugares de
residencia desde la añoranza.
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Vista general de El Tamaral |
Y si el tiempo disponible es limitado y no se
puede realizar estos paseos contemplativos por nuestro entorno, tenemos otra
clara posibilidad a nuestro alcance recorriendo el entorno del río, nuestro
Puente Viejo y Puente Nuevo, recordar como nuestro San Isidro pasea sobre ellos
al son de los acordes que aporta nuestra estupenda banda de música y del
murmullo del río, que a uno y otro lado de sus puentes, mueve sus aguas en un
entorno magnífico donde las casas, recién enjalbegadas, hacen de perfecta
compañía a una agua que cae por su cascada, que hasta parece auténtica, que
ruge en el Zurrión y que aparece ya mansa en el Charco del Puente; y todo ello
entre frondosos árboles y sauces que hay junto al antiguo molino o incluso más
allá del Puente Nuevo hasta la curva de La Terrera y el Charco de Los
Zarzalones.
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Paraje del río Guadalimar en la zona del molino de Trillo |
Eso es
simplemente riqueza natural, calidad de vida y, si de paso repasamos nuevamente
las vivencias tomando una copa de buen vino o un botellín con nuestros amigos,
dejándose llevar por una amena conversación en la que verifiquemos el
vertiginoso cambio de nuestro municipio, realmente estaremos viviendo una
experiencia única que nos reconforta, ilusiona y ayuda a vivir, al tiempo que
crea siempre deseos, por no decir ansias, de volver.
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Salto artificial de agua en el río Guadalimar |
Y como
final, y para que la fiesta no concluya en cinco días, un ruego que ya hice a
nuestro alcalde: que las luces del moderno alumbrado público den color en la
noche a ese precioso entorno del río y sus puentes, porque el silencio nocturno
es el más apropiado para escuchar el bronco rumor del agua chocando contra Las
Riscas, disfrutando de otros insólitos matices que agudizarán nuestros sentidos
en la noche y nuestra imaginación. Disfrutemos y cuidemos ese preciado tesoro
que poseemos.
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Puente de Génave, su río y sus paisajes. |
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