lunes, 11 de febrero de 2019

PUENTE DE GÉNAVE. SU RÍO Y SUS PARAJES


ESPLENDOR EN LA YERBA

Por Pedro Ruiz Avilés

“Nuestras Vidas son los ríos
Que van a dar a la mar…”
Jorge Manrique, poeta segureño.

            Siempre he sido un fervoroso caminante y, como aconseja Machado, he hecho mucho camino al andar. Y, desde pequeño, cuando iba con mis padres a Paules me ha gustado entrar en contacto con la naturaleza, con el aire libre, andar por el campo. Porque es muy bueno y sano, y porque por estos parajes, las mejores vistas se aprecian mejor caminando suavemente, andando sin prisas, en la ciudad como en el campo, y, si es posible, olvidarse de las horas que marca el reloj.
Vista general. Puente de Génave
       Este año, como todos los años, las lluvias invernales y del comienzo de la primavera llenarán los arroyos, harán que las fuentes echen un buen chorro de agua y los más entrañables  paisajes de nuestro pueblo estarán frondosos y con un color fantástico. Y será ese verdor, lleno de matices, y de esparraguillo de las olivas, mezclado con el parduzco de las sobrias carrascas, junto con la flor blanquecina de las jaras unido al rosáceo de la flor del romero y las de algunos árboles frutales, las que darán ese color a nuestro campo, color que intentará reproducirse en balcones, terrazas y patios de nuestras casas que suelen estar siempre llenos de tiestos y macetas casi siempre floridos. Así es nuestro entorno, un entorno que anima a pasear y a disfrutar de la Naturaleza. La primavera será siempre protagonista en este contexto y la celebración de San Marcos una perfecta excusa para salir a disfrutar de nuestros parajes al cumplir nuestra viva tradición de “salir a espantar el diablo”.
Paraje del Pizorro sobre el Cortijo de Esteban
    Disfrutaremos caminando hasta Peñolite acompañados de las huertas que salpican su cañada, veremos la alfombra verde que se divisa desde lo alto de La Cornicabra, pasaremos por la Vega de Paules aunque en demasiadas ocasiones escasa de agua, llegaremos hasta El Tamaral o las Cumbres de Las Alberquillas empapándonos de un paisaje único y dibujado en policromía singular.
Camino de La Vicaría. Al fondo Las Dos Hermanas
         Esta riqueza de paisajes y parajes es algo que saben apreciar bien los que están fuera, que no dudan en venir para San Isidro o cualquier otro momento del año, no sólo para llevarse el inmejorable aceite de la reciente cosecha o el consabido cargamento de morcilla blanca o güeña, sino también el recuerdo en su corazón de todas estas bellezas paisajísticas que poseemos para disfrutarlas en sus lugares de residencia desde la añoranza.
Vista general de El Tamaral

         Y si el tiempo disponible es limitado y no se puede realizar estos paseos contemplativos por nuestro entorno, tenemos otra clara posibilidad a nuestro alcance recorriendo el entorno del río, nuestro Puente Viejo y Puente Nuevo, recordar como nuestro San Isidro pasea sobre ellos al son de los acordes que aporta nuestra estupenda banda de música y del murmullo del río, que a uno y otro lado de sus puentes, mueve sus aguas en un entorno magnífico donde las casas, recién enjalbegadas, hacen de perfecta compañía a una agua que cae por su cascada, que hasta parece auténtica, que ruge en el Zurrión y que aparece ya mansa en el Charco del Puente; y todo ello entre frondosos árboles y sauces que hay junto al antiguo molino o incluso más allá del Puente Nuevo hasta la curva de La Terrera y el Charco de Los Zarzalones.
Paraje del río Guadalimar en la zona del molino de Trillo
            Eso es simplemente riqueza natural, calidad de vida y, si de paso repasamos nuevamente las vivencias tomando una copa de buen vino o un botellín con nuestros amigos, dejándose llevar por una amena conversación en la que verifiquemos el vertiginoso cambio de nuestro municipio, realmente estaremos viviendo una experiencia única que nos reconforta, ilusiona y ayuda a vivir, al tiempo que crea siempre deseos, por no decir ansias, de volver.
Salto artificial de agua en el río Guadalimar
            Y como final, y para que la fiesta no concluya en cinco días, un ruego que ya hice a nuestro alcalde: que las luces del moderno alumbrado público den color en la noche a ese precioso entorno del río y sus puentes, porque el silencio nocturno es el más apropiado para escuchar el bronco rumor del agua chocando contra Las Riscas, disfrutando de otros insólitos matices que agudizarán nuestros sentidos en la noche y nuestra imaginación. Disfrutemos y cuidemos ese preciado tesoro que poseemos.
Puente de Génave, su río y sus paisajes.

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