martes, 26 de febrero de 2019

BREVE CRÓNICA HISTÓRICA DE LA SIERRA DE SEGURA (1º PARTE)


INVARIANTES HISTÓRICOS DE LA SIERRA DE SEGURA.

Por Modesto Vigueras. Profesor.

Si se contempla el desarrollo de Sierra Segura a lo largo de los dos mil quinientos años de la época histórica, se puede destacar la permanencia de unas constantes humanas sobre un marco físico concreto y definido, que sobrevive durante todos estos siglos a pesar de las diferentes situaciones y circunstancias que las sucesivas épocas han ejercido influencia sobre su existencia diaria.
Indudablemente, esas peculiaridades se deben fundamentalmente – en nuestra opinión – a dos factores: el primero, el marco físico, que influye decisivamente sobre la forma de ser y vivir de sus habitantes, que forja sus características raciales, virtudes y defectos; y, el segundo, la actuación de pueblos extraños a la vida de su tierra que, al intentar conquistarles, hizo luchar contra ellos a sus habitantes, lo que finalizó, con una cierta generalidad, en una asimilación de razas, costumbres y civilización que supuso la continuidad de los aspectos más característicos de su población.
Presentar estas constantes históricas de Sierra Segura, que por su permanencia hemos querido llamar “Invariantes”-, es nuestro propósito en este, forzosamente, superficial y resumido análisis, que esperamos sea como una brevísima exposición de la Historia de Sierra Segura, tan ignorada que hizo decir a Hübner,  a finales del siglo XIX, que la Sierra de Segura era, en ese tiempo, tan desconocida como el África interior; por desgracia, creemos que así sigue en algunos aspectos y nuestro único deseo es contribuir a mantener, en sus habitantes, el conocimiento y aprecio de su gran Historia, en diversos aspectos amenazada por el olvido del que todos somos culpables en alguna manera.
El marco físico.

Sobre los límites de las actuales provincias de Jaén, Albacete, Murcia y Granada, se extiende un complejo nudo de montañas, que pertenece, en su casi totalidad, a los que, actualmente, se llaman Sistemas Prebéticos. Formando un ángulo con vértice en la Sagra (2.340 m), su lado occidental corre en dirección aproximada de S.O. a N.E. y está formado, sucesivamente, por las Sierras del Pozo y Cazorla, Segura y Alcaraz y por su lado sur, con dirección O.E., está constituido por las serranías de Guillimona, Las Cabras, Peña de Moratalla, Revolcadores, etc., que forman una especie de arco de gran robustez y altitud (2.000 m, aproximadamente). Entre ambas alineaciones, se alzan otra serie de serranías como son El Calar del Mundo, Mentiras, Cobos, Almorchón, etc., que cubren la zona intermedia y constituyen un conjunto sumamente accidentado, con profundos valles entre altas montañas, y algunas zonas mesetarias situadas en cotas superiores a los 1.200 m.
Dentro de este macizo montañoso, tiene su origen un complejo sistema hidrológico compuesto por dos cuencas totalmente diferenciadas: una, al Oeste, formada por el Guadalquivir y sus afluentes de la Cuenca Alta, como Guadalimar, Guadalmena y Guadiana Menor, que desemboca en el Atlántico; y otra formada por el Segura y sus afluentes, como Tus, Mundo, Zumeta, Taibilla, entre otros, que se dirige hacia el Este y desemboca en el Mediterráneo; la divisoria corre por el interior del macizo.
El conjunto de este complejo nudo orográfico e hidrográfico, con su accidentado relieve, forma una unidad compacta en medio de un cinturón de tierras, de mucha menor altitud, que lo rodean, con límites más o menos definidos, como son: por Levante, los llanos de Albacete y la Cuenca Media del Segura; por el Sur, las llanuras de Lorca y la depresión de Baza; por el Oeste, el Valle del Guadalquivir y Loma de Úbeda; y por el Norte, Sierra Morena y La Mancha. Frente a las óptimas condiciones de estas tierras bajas para comunicaciones y la vida de las poblaciones, las Sierras ofrecen un ambiente hostil para sus pobladores, con tierras frías y pobres, solo aptas, prácticamente, para los bosques y ganado, con una climatología muy dura y grandes dificultades para las vías de comunicación.
Estas condiciones de su marco físico han llevado a sus habitantes a un tradicional aislamiento respecto a los territorios vecinos y a la forja de un carácter que, desde las primeras épocas históricas, geógrafos e historiadores juzgaron como de frugalidad, rudeza, belicosidad y de permanente rechazo a la llegada de pueblos extraños.
La Orospeda en el mapa del geógrafo griego de la antigëedad, Estrabón.
Este territorio es el que se llamó, desde un principio, La Orospeda, de la que formó parte, quizás como su centro y corazón, Sierra Segura y que será el escenario de nuestra exposición histórica.

El marco histórico. Antecedentes.

Para una mejor claridad de los comentarios y por las diferencias de las situaciones o marcos históricos, vamos a dividir la exposición en dos periodos: el primero, desde las épocas pre-romanas hasta el fin de la ocupación musulmana, que incluye la romanización y el paso de visigodos y musulmanes, y, el segundo, que transcurre desde la Reconquista cristiana hasta nuestros días.
Entre las diversas razones que nos han movido a esta presentación de la evolución histórica, aparte de la que estimamos fundamental el hecho de recobrar la unidad de España, es la que se refiere a la situación y comportamiento de la población. En la primera, la base de la población siguió siendo la primitiva prerromana que se romanizó y, posteriormente, se islamizó y mezcló con los nuevos dominadores, adoptando su lengua, costumbres, religión, etc., En cambio, al llegar los cristianos, se produjo la total expulsión de la población musulmana existente en aquel momento, hasta el punto en que, a mitad del siglo XIII, sólo quedaban dos familias musulmanas en toda la Encomienda de Segura.
Valle del Trújala, con Segura de la Sierra (monte Orospeda según los griegos)
Foto Manuel Cervera. 
Sin embargo, creemos, que esta radical diferencia entre ambos períodos ratifica nuestra tesis de existencia de las Invariantes citadas en el devenir histórico de la región, pues, como veremos, la unidad de la tierra y la mentalidad de sus habitantes perduró hasta hace pocos años, cuando, la expansión de los nuevos medios de comunicación de todo tipo y la actuación administrativa de los poderes públicos han borrado las anteriores situaciones.

-Marco histórico. Primera fase. Hasta el dominio árabe.
         
A fin de delimitar los contenidos históricos dividiremos esta primera fase del marco histórico en tres periodos: la época íbera y romana, el breve dominio visigodo y la intensa presencia en nuestras tierras del dominio árabe.
1.- Los Íberos y dominio romano.
Desde el comienzo histórico hasta el fin de la “romanización” del territorio La región estaba poblada en su mayor parte por los “bastetanos” y al Norte, sobre la cuenca del Guadalmena, Alcaraz, Sierra Morena y La Mancha, habitaban los “oretanos”. Al intentar Amílcar Barca la conquista del territorio, fue derrotado y muerto por los oretanos y bastetanos, cerca de Elche de la Sierra.
Pueblos Iberos en la peninsula Ibérica.
Posteriormente, Asdrúbal castiga duramente a unos y a otros y Aníbal – uno de los mayores genios de la guerra –, con un gran ejército de caballería, infantería y elefantes de guerra, atraviesa la Orospeda y abre el que se conoce como el “Camino de Aníbal”; marcha, desde el Segura, por el Mundo, salta el Guadalimar y, desde allí, derrota a la tribus de la Meseta Sur y llega a Salamanca; parece que no hubo otras incursiones púnicas en tierras de la Orospeda.

Iniciada la 2ª guerra púnica el año 218 a. C., con la marcha de Aníbal sobre Roma, Escipión el Africano en el 207 a.C. derrota, completamente, a los cartagineses y los expulsa de España, que quedó a merced de Roma, que comienza su conquista. Para afirmar su incipiente ocupación, dividió el territorio en dos provincias: la Ulterior, o bética, y la Citerior, que comprendía el resto, trazando la divisoria por la margen izquierda de la Orospeda, es decir, por el borde de las Sierra Segura y Cazorla, en la parte que nos afecta.
Puente romano. S. I. Puente de Génave
Sin haber comenzado las terribles luchas que, posteriormente, emprendió contra lusitanos y celtíberos, Roma se dedicó, desde el primer momento, a la pacificación de estas tierras, aunque mantuvo una serie de guerras y combates entre los distintos cónsules de las dos provincias y los caudillos y reyezuelos de los indígenas. Finalmente, hacia mediados del siglo II a.C., la región quedó totalmente pacificada y solo alterada por los conflictos entre César y los hijos de Pompeyo y el gran bandidaje que, originado, en parte, por desertores de las legiones derrotadas y, en parte, por indígenas que hacían de esta actividad una forma de vida, obligó a los gobernadores a actuar de forma drástica para terminar esta situación.
Mosaico romano de la Villa de los Baños. Arroyo del Ojanco
Llegada la “paz romana”, la región se romanizó totalmente; adoptó el latín como lengua, con abandono de las suyas propias, su forma de vida, su organización y administración, los dioses romanos del Panteón y, posteriormente, se cristianizó, siguiendo un camino similar al del resto del Imperio. Quedó integrada en la provincia imperial de la Tarraconense y, en la reforma de Diocleciano, en el Convento y Diócesis de Cartagena.
Por su lejanía de las fronteras, quedó como lo que se llamó “provincia pacata”, con una vida tranquila; por sus características, fue, esencialmente, una región rural con bosques y ganadería y, parece, que existieron grandes latifundios que perduraron en el Alto Imperio y la Baja Edad Media.
Principales vías romanas de comunicación.
Por sus particularidades y condiciones físicas, la Orospeda quedó al margen en las grandes vías romanas y solo debieron existir algunos caminos secundarios – conservan los restos de algunas infraestructuras -, aunque, sin duda, debió construirse algún camino troncal que, a través de las montañas, permitiese el fácil paso de las legiones para la obra de la pacificación y romanización, sin que todavía se haya identificado.
2.- Los visigodos.
Después del paso de vándalos y alanos por los territorios de la Bética y la Cartaginense, la Orospeda quedó como una isla en medio de las tierras de los visigodos.

Al pedir Atanagildo, en su lucha contra Akhila, ayuda a los bizantinos, estos se apoderan del Levante y del Sur peninsular; la Orospeda quedó como provincia o, mejor dicho, aliada de los bizantinos, ya que su población, totalmente romanizada, era hostil a los visigodos por religión – recordemos que los visigodos eran arrianos -, lengua, raza y costumbres. Al emprender, más tarde, Leovigildo la reconquista de los territorios ocupados por los bizantinos, primero los derrota y expulsa en el año 572 de nuestra era y, después, ataca y domina la Orospeda el año 577; pero, después, en 578, se produce el levantamiento de su población, que los escritores de su tiempo llamaron “rustici” o campesinos, sin duda por el carácter rural de la región.
Leovigildo aplasta la rebelión y la Orospeda quedó como provincia visigótica. Durante este período, la Orospeda muestra su constante de unidad física y humana.

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