lunes, 14 de enero de 2019

PUENTE DE GÉNAVE. ESTUDIO SOCIO-HISTÓRICO

Hace casi un cuarto de siglo se publicó en el programa de fiestas este estudio socio-histórico sobre la población de Puente de Génave firmado por Ramón Gallego Martínez. En él se puede observar la evolución de la población en nuestro pueblo al tiempo que se ofrecen detalles sobre lugares y particularidades, desconocidas para la gran mayoría, especialmente de lugares que estuvieron habitados en otros momentos y que ahora permanecen como un simple recuerdo para sus gentes. Imprescindible su lectura para entender la evolución humana y la ocupación del territorio en Puente de Génave. 

AVANCE SOBRE EL ESTUDIO SOCIO-HISTÓRICO DE PUENTE DE GÉNAVE HASTA 1900.

Estas breves notas solo pretenden esbozar una serie de características que quizás puedan ayudarnos a comprender mejor nuestro pueblo y nuestro pasado. Intentaremos responder a algunas preguntas ciertamente poco complicadas a primera vista, ero inabordadas hasta la fecha. Dudas como el por qué somos un municipio tan reciente, cómo se conformó su estatus municipal, por qué se formó como municipio o quiénes realmente lo fueron conformando. Asimismo intentaremos rebatir esa “vox populi” que afirma que Puente de Génave no tiene pasado.
Término municipal de Puente de Génave

Las tierras de nuestro pueblo se vieron tempranamente pobladas por grupos humanos durante el Paleolítico Inferior (Pleistoceno Medio 700000-130000 B.P.) y el Paleolítico Medio (Pleistoceno Superior 130000-8000 B.P.) (1). Constatable en las terrazas del río Guadalimar y en el Arroyo del Muerto. Durante el Paleolítico Superior (35000-8000 B.P.) la evidencia material nos sugiere que algunos grupos humanos se asentaron en Los Corillos, el Llano de Moya, el Cerro Mirallejo o el Valle del Arroyo de Peñolite.
Terrazas fluviales del Río Guadalimar
La falta de investigaciones nos lleva a dar un gran salto hasta la Edad de Bronce (1800-700 A.C.), época en la que nuevamente existen evidencias de poblamiento en las tierras de nuestro municipio. Los asentamientos son muy numerosos para un espacio de tiempo tan corto, destacando el de los Cerros de las Hermanas, el Cerro Millarejo, el Gurugú, la Cabecilla, Cuerda de Lucas o el Peñón de Paules entre otros. No sabemos si todos estos grupos humanos fueron contemporáneos unos de otros, aunque si podemos afirmar que guardan el mismo patrón de asentamiento de yacimientos encontrados en otros municipios cercanos como La Puerta de Segura, Génave, Beas, Villarrodrigo o Bienservida.
Cerros de las Dos Hermanas desde La Vicaría
No será hasta la Alta Edad Media cuando encontraremos un núcleo habitado con cierta continuidad hasta la época actual. Ello no es casualidad si tenemos en cuenta que la mayoría de los núcleos urbanos importantes de la comarca dejan ver sus inicios en la época musulmana, con la salvedad de Beas, Segura de la Sierra, Santiago-Pontones y Hornos de Segura que tienen una historia realmente amplia en el tiempo. Hasta inicios de la Edad Media la población del municipio no se consolida en lugar fijo alguno sino que dependiendo de su cultura material los distintos grupos humanos ocupan diversos asentamientos.
Torres de Peñolite
A comienzos de la Edad Media existe un asentamiento humano en lo que hoy llamamos las Torres de Peñolite y que entonces se denominaba simplemente Peñolite. Suponemos que eran campesinos dedicados al cultivo de la tierra esencialmente y que por los restos de su cementerio y de la fortificación pudieron constituir un núcleo relativamente importante. No sabemos si tras la conquista de esta tierra en 1242 por los castellanos, la población musulmana siguió habitando en Peñolite algún tiempo. Lo cierto es que en 1575 y según las Relaciones topográficas de Felipe II era un despoblado aunque “parecía haber seydo grande edefiçio e población”. En estos años existían ya dos dehesas para el ganado, según estas mismas relaciones topográficas de 1575, La Dehesa Catenilla, que todavía existe como tal en la actualidad y la Dehesa del Entredicho. Ello nos da una idea de la actividad económica tan precaria que se realizaba por estos lares en aquel tiempo. El molino situado junto al Puente Viejo estaba habitado por inmigrantes en 1743, las fuentes se refieren a él como “el molino que se dicen de Génave”. Las Relaciones Topográficas hablan de este mismo molino pudiendo presumirse que estuviera habitado desde épocas anteriores, aunque es lógico pensar que no estuviera utilizado de forma continuada (2).
Portada de las Relaciones Topográficas de Felipe II
Algunos datos que permiten demostrar por qué la vega del río Guadalimar no está poblada en los siglos XVII y XVIII, o bien lo está escasamente si nos referimos al Molino del Puente  Viejo y su utilización por los habitantes cercanos, apuntan a la existencia del bandidaje en la zona (bandoleros, que es el término más popular y romántico). Todos sabemos la importancia de esta tierra, desde la época romana (Puente Viejo o Puente Mocho), como lugar de comunicación entre Levante, La Mancha, la Sierra y Andalucía. Ello fue aprovechado por algunos delincuentes para asaltar y dar muerte a los viajeros del Camino Real; no debemos olvidar la gravísima crisis social, política y económica que padece España en esta época y que puede ayudar a comprender fenómenos como este (3). La primera documentación sobre el asalto y asesinato de un viajero se fecha en 1682 junto a la aldea de Paules, “muerto a balazos y puñaladas” decían las crónicas. De muchos otros viajeros asesinados nunca se supo nada como demuestra el hecho que en 1756 se encuentren “los huesos de un sirviente en un corral de cabras” situado en el camino hacia la Mancha o que al año siguiente (1757) se encuentren los huesos de varios hombres naturales de Infantes en la misma área. No se habla de restos sino de huesos (4). Conocemos los nombres de varios de estos salteadores de caminos de la época, como el llamado “Parreño” (1772), que era de La Puerta; “Salvador” y el “Jesuso” que eran de Beas y asesinaron, entre otros, a dos viajeros de Begíjar en la Cuesta del Madroño (1811); “El Monago” también de La Puerta, ladrón al que mató la Justicia de Segura en 1835, y como ellos muchos más.
Puente Mocho. 

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se inicia tímidamente el proceso de poblamiento del término por parte de grupos de inmigrantes procedentes en su mayor parte de la comarca. Son numerosos los pequeños y medianos labradores con tierras propias, siendo el colectivo de jornaleros muy escaso en cuanto a número. Así encontramos que Peñolite está habitado en 1700. La Cornicabra en 1740, Paules en 1779, Las Torres en 1793, El Cortijo de Las Ánimas en 1801, Casablanca en 1805, La Vicaría en 1814, el Cortijo del Pizorro en 1815, Los Avileses o Cortijo de Avilés en 1816, Royo Zángano en 1817, Cortijo de Rojas en 1820,  Las cuevas de Tamaral en 1831, el Cortijo de Las Hermanas o Cortijos Nuevos en 1833, el Cortijo de la Cuesta del Madroño en 1842 y Puente de Génave en 1843.A partir de esta fecha se acelera paulatinamente el ritmo de la inmigración y ésta cambia sustancialmente en sus efectivos. La mayoría de los trabajadores son jornaleros y jornaleras, que también las había. Los lugares de origen se encuentran no sólo en la comarca sino también en las provincias de Albacete y Ciudad Real, y en toda la costa mediterránea desde Valencia hasta Murcia y Almería; pero destaca sobre todo la provincia de Murcia con lugares como Mula, Moratalla, Caravaca y Tortana. Baste el dato, para ilustrarlo, que en 1855 de los 57 adultos fallecidos en el municipio de La Puerta de Segura, el 47,5% no había nacido en la localidad, siendo este porcentaje incluso mayor en Puente de Génave, llegando a superar el 70% según años.
Aldea de Cortijos Nuevos. Puente de Génave
Otro denominador común es su pobreza extrema, puesto que llegan con lo puesto y cuando mueren se entierran de limosna. Este tipo de inmigración es realmente espectacular a partir de mediados de siglo XIX, manteniéndose el ritmo hasta principios del siglo XX. La pobreza la podemos ilustrar con datos del año 1855 referentes al municipio de La Puerta de Segura ya que el 40,7% de la población fallecida eran pobres absolutos, siendo en algunos años posteriores el índice de pobreza absoluta superior al 75%, como lo fue 1885, provocada por la epidemia de cólera que afectó de forma importante a la comarca.
Mapa de las zonas afectadas por la epidemia de cólera de 1885
A principios del siglo XX decaerán estos porcentajes tan nefastos. Se trata en cualquier caso de porcentajes reales y sostenidos a lo largo de muchos años y que nos dan una idea de las terribles condiciones de vida de la época de cambio al siglo XX. Esta situación se veía agravada por las constantes epidemias como la de sarampión de 1849, las de cólera morbo en 1855 y 1885. El aumento de población y el hecho de ser un lugar de fáciles comunicaciones favoreció también el flujo de mendigos de la más variada edad, especialmente ancianos, así como de familias enteras que tenían que mendigar para subsistir. Realmente son patéticos los casos de los niños muertos de frío y hambre pidiendo limosna, como queda escrito en un día de Reyes de 1813 en Peñolite (4).
Práctica de la mendicidad.
En este  breve resumen hemos visto que nuestro pueblo tiene un pasado sin grandes personajes históricos, sin sucesos o acontecimientos dignos de explotación o análisis histórico chauvinista. He tratado de dar unas impresiones sobre aspectos de la vida diaria y cotidiana, a veces amarga, pero próxima a la realidad.


BIBLIOGRAFÍA

(1)    Champion, T. “prehistoria de Europa”. Ed. Crítica. Barcelona 1988
(2)    García Serrano, Rafael. “Relación de los pueblos de Jaén de Felipe II”. B.I.E.G. 1976
(3)    Domínguez Ortiz, A. “Hª. de España: Antiguo Régimen” Ed. Alianza. Madrid 1981
(4)    Archivo parroquial de La Puerta de Segura. 1570-1900


Ramón Gallego Martínez

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