A
Seve... como parte de la Historia de
Puente de Génave
Por José Antonio Molina Real
Se
acercan unas fechas especialmente señaladas en las que alcanza notorio
protagonismo las sensaciones de fraternidad, donde las emociones personales se
confunden con los aspectos cotidianos en los que la rutina nos envuelve, donde
la solidaridad y generosidad se hacen grandes, y todo esto será así pues es
tiempo de Navidad.
Como
es lógico, desde el blog, queremos mostrar nuestros mejores deseos para estos
próximos días, donde acudimos a la mesa familiar con otra sensación, con mayor
predisposición a querer y sentirnos queridos, donde buscamos la cercanía en la
gente que nos importa, no ocultando nuestros sentimientos más intensos, especialmente
entre los que consideramos más cercanos. Por ese motivo, a vosotros, los que
estáis ahí siguiendo nuestras publicaciones y porque mostráis con ese
seguimiento vuestra cercanía, os deseamos una FELIZ NAVIDAD y un venturoso AÑO
NUEVO.
Son,
por lo tanto, días de felicitaciones y parabienes, días de encuentros y
alegrías, pero también días de añoranzas y recuerdos, especialmente de aquellos
seres queridos que ya no están, que nos dejaron envueltos en desconsuelo y dolor. Cada familia los va a tener presentes, en el corazón y en la
memoria, evitará con el recuerdo su olvido y eso hará que sigan vivos, para
siempre, junto a nosotros.
Todos
los que se fueron dejaron huella, su paso por este mundo de un modo u otro dejó
bagaje que sus seres queridos guardarán como preciado tesoro. Todos ellos son,
en sí mismos, singulares y permitieron el enriquecimiento personal de los que
vivieron su cercanía. Pero permitidme que desde el blog singularice lo que os
acabo de decir. Puede que no debiera, pero no me puedo resistir llevado por
motivos que dejan de ser personales al dimensionarse a todo nuestro pueblo.
Si,
efectivamente, este año la ausencia de D. Faustino, del querido Seve, va a ser
especialmente singular. Por una vez podremos estar seguros de que todos los
elogios que lluevan sobre su tumba van a ser
justos, pues la trayectoria de tan singular personaje vino a demostrar, con su
inteligencia, destreza, honestidad y valentía, que en el campo de la vida a
veces los milagros son posibles.
Todos
los que conocimos a Seve sabemos que era persona en constante evolución,
que realizaba una constante revisión de sus ideas e ideales para, desde la
autocrítica, llevar sus convicciones al grado de realidad. En él la sabiduría y
el conocimiento fueron guía de vida, cultivando todos aquellos aspectos que
propiciaran una formación cultural y personal integra. Supo hacer de la
serenidad la virtud que enfrentaba a las dificultades de su camino, y en la
perseverancia la bandera que guiaba la conversión de sus proyectos en realidad.
Utilizaba con destreza la convicción, con paciencia el trabajo y casi con
heroísmo la capacidad para afrontar todo tipo de retos, incluso el de su propia
muerte. Su familia fue su guía de vida y Puente de Génave su pasión.
Demostró
envidiable habilidad en la búsqueda de tiempo que dedicaba con entusiasmo a
todo tipo de iniciativas que siempre tenían como denominador común la cultura y
las gentes de su pueblo. Trabajador infatigable, de labor persistente y
comprometida que hicieron posible muchos sueños, convirtiéndose en pieza clave
que abrió importantes puertas al mundo cultural de nuestro pueblo.
El
reconocimiento y la consideración que las gentes de Puente de Génave muestran
hacia su labor social y cultural es el mejor ejemplo de su singularidad y
dan dimensión excepcional a una vida caracterizada por la entrega hacia su
pueblo. Seve es ya patrimonio de todos los puenteños y puenteñas, cada uno de
nosotros se ha quedado con ese detalle, con ese gesto, con esa anécdota o con
esa muestra de cercanía y de cariño que guardaremos en nuestro recuerdo.
Su
actividad sirvió para mejorar en la vida, para crecer como persona,
reemplazando el pesimismo por la ilusión, el desánimo por la perseverancia, el
desinterés por la implicación, el egoísmo por el bien común y la dejadez por el
trabajo incansable. Personas como él siempre lucharon por dejar todos los
ámbitos de vida en los que se implicó mucho mejor de como los encontró. Tenía
afán de superación y resultaba admirable el entusiasmo con el que, día a día,
contagiaba a los que le rodeaban.
En
próximas fechas se la va a rendir merecido homenaje, será como él hubiera
deseado, en un acto presidido por la cultura, protagonizado por la música y
dónde los participantes van a ser las gentes de su pueblo. Cultura, música y su
pueblo, los elementos que marcaron su vida. Será el reconocimiento a una labor
personal, humana, educativa y cultural, al tiempo que celebraremos que pudimos
compartir con él tiempo
y vivencias. Ese fue o, mejor dicho, es Seve, porque la gente buena que además
es buena gente, nunca desaparecen, nos dejan pero siguen siendo referente
válido para generaciones futuras, convirtiéndose, casi sin quererlo, en
patrimonio de todos, en patrimonio latente y vivo de nuestro pueblo. Por todo
ello nadie pone en duda que Seve es ya parte de nuestra historia colectiva, parte de la HISTORIA DE PUENTE DE GÉNAVE.