Recuperamos en el blog una publicación efectuada a nivel local a principios de los años noventa en la que se dejaba constancia del tratamiento inadecuado y la repercusión que habían tenido, para nuestro río, las obras de construcción del colector de aguas residuales. No pretendemos volver a despertar un tema que parece zanjado, ya que somos conocedores que estas obras desataron cierta polémica en su momento, sólo transcribir un artículo de Blas Ruiz Carmona en el que se reflejan las inquietudes y el sentir de gran parte de la ciudadanía en aquel momento
LA PROMESA
Había decidido, hace ya algún
tiempo, no volver a hablar ni a escribir nada sobre el tema de la destrucción
del roquedal sito en el lugar conocido por todos como “El Zurrión”. Confieso
que, a fuerza de clamar en el desierto, me había cansado de la situación por lo
que estimé conveniente, y por lo que a este tema concreto se refiere, retirarme
a mis cuarteles de invierno.
Si vuelvo aquí a retomar la
cuestión es por dos razones, a saber: en primer lugar para atender la amable
invitación que el alcalde me ha hecho para participar en este boletín especial;
y en segundo término, para que los vecinos del pueblo tengan constancia de un
detalle que, a buen seguro, muchos de ellos ignoran.
El detalle es el siguiente: en
Febrero de 1991, y gracias a las gestiones realizadas por Pablo García
González, participé en el programa radiofónico “Al cabo de la calle”, que por
aquel entonces dirigía Manolo Ferreras en radio 1 de Radio Nacional de España.
En el transcurso de aquel programa tuve la oportunidad de cambiar opiniones con
Jesús Morientes, ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir. El citado cambio de impresiones fue brusco y hasta desagradable.
Entre otras cosas porque Jesús Morientes
debió confundirme con algún ecologista militante o con algún político
belicoso. Pero no es este el tema que aquí nos ocupa.
Lo que verdaderamente quiero
dejar claro aquí es que en aquel programa, Jesús Morientes afirmó que él se
había comprometido ante la entonces alcaldesa del pueblo en el sentido de que,
cuando concluyeran las obras de los colectores, se iba a reconstruir el
roquedal; ese roquedal que había sido sensiblemente dañado para extraer de él
piedras con las que construir los muros de los colectores.
Las obras de los colectores con
aguas residuales de La Puerta de Segura y Puente de Génave deben de estar
tocando su fin, ya que el tramo más difícil de la obra, que era el que
implicaba que los tubos atravesaran el
Puente Viejo, ya se ha iniciado. Por eso quiero aprovechar esta colaboración
para pedirle públicamente al Alcalde, David Avilés, que haga todo lo posible
para que cuando las obras terminen, el roquedal se quede también reconstruido y
con una piedra de características similares a la que antes tenía.
Y ello en base,
fundamentalmente, a la promesa que Jesús
Morientes hizo a la anterior alcaldesa, que era tanto como comprometerse ante
el pueblo.
Es verdad que ese paraje tan
bonito que teníamos lo hemos perdido para siempre, entre otras cosas porque ese
bodrio de cascada artificial que han colocado en el río impedirá que el agua
del Guadalimar se despeñe como antes, juguetonamente entre las rocas. Pero si
el roquedal se reconstruye, al menos habremos conseguido que la configuración
de las piedras nos recuerde como fue ese paraje natural, algún día que no está
tan lejano en el tiempo.
Y ahora sí; ahora juro que no
volveré a salir más a la palestra con el dichoso tema de las obras del río. No
pretendo echarme flores de ningún tipo; pero me alejo del tema con la
satisfacción de haber cumplido con mi deber. No en vano yo fui el primero que
denunció la atrocidad a la anterior alcaldesa, gracias a la cual la destrucción
del roquedal se paralizó. Con posterioridad he sacado varias veces el tema en
la prensa provincial e incluso conseguí que ciertos colectivos ecologistas se
interesaran por la situación. No sé si habrá merecido la pena, pero confieso
que me queda la satisfacción de haber cumplido con las obligaciones que tengo,
como ciudadano de este pueblo, y como ente de la naturaleza.
BLAS RUIZ CARMONA
CORRESPONSAL DIARIO “JAEN”
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