martes, 27 de noviembre de 2012

Un poco de historia. LA VICARÍA



LA VICARÍA, SUS ORÍGENES. BREVE RESEÑA HISTÓRICA
La Vicaría es una enorme extensión de terreno, originariamente de cerca de 500 hectáreas, que ocupa un destacado espacio dentro de nuestro término municipal. Sus orígenes se remontan a la época medieval en la que fue cedida a la Orden de Santiago, como lo fueron la mayoría de las tierras de la Sierra de Segura tras la reconquista cristiana efectuada por el rey castellano Alfonso VIII en 1214, quedando establecida el centro de la Encomienda de Santiago en Segura de la Sierra.
Perteneció al Vicariato de Segura de la Sierra -de ahí su nombre- hasta la desamortización llevada a cabo por el ministro Madoz en 1855 con el fin de recaudar fondos para sanear las arcas públicas para financiar la modernización del Estado Español y al tiempo redistribuir la propiedad de la tierra que pasaría de manos eclesiásticas y/o municipales a las de familias burguesas y adineradas.
La Vicaría pasó a ser propiedad de D. Francisco de Paula Ruíz Ruíz, nacido en Benatae en 1812 y que en ese momento residía en Siles. Este personaje, que además de ser religioso y ejercer su ministerio en la parroquia de Siles, por lo cual fue conocido con el sobrenombre de “El Cura de Siles”, se dedicó también a los negocios familiares y llevado por su influencia en la comarca de Sierra de Segura, también a la política, llegando a ser diputado provincial por el partido judicial de Segura de la Sierra en los años 1852, 1858 y 1862, años de marcado carácter progresista en los gobiernos nacionales, llegando incluso hasta Senador durante el Sexenio Revolucionario en España, periodo que va desde 1868 hasta 1874, concretamente en 1872 cuando en España reinó Amadeo I de Saboya.

Tras la compra de la propiedad, inscribió a su nombre La Vicaría, pero con una hipoteca a favor de D. Antonio Vinent y Vives, que le había proporcionado el dinero para afrontar la compra, llegando a hacerse con la propiedad de La Vicaría cuatro años más tarde. Este personaje nacido en Mahón en 1809 y establecido en Cádiz en 1844 donde llegó a ser concejal, presidente del Puerto de Cádiz y personaje distinguido vinculado al comercio y las finanzas, era ya su propietario en el año 1859, y aunque un año más tarde se trasladó a vivir a Madrid continúo su vinculación con estas tierras. En la capital prosiguió sus negocios, fundando el Banco de Castilla en Madrid y el Banco Hispano Colonial en Barcelona, llegando a ser Comisionado del Ministerio de Marina en Londres y comenzando, así, una dedicación política que le llevó a ser diputado provincial por el partido judicial de Segura de la Sierra para después ser nombrado senador vitalicio en 1864 con la llegada al gobierno del liberal moderado General Narváez, gozando de enorme prestigio en la Corte por lo que adquirió por concesión de Isabel II el título de Marqués de Vinent el 15 de Junio de 1868.
Tanto D. Francisco de Paula Ruiz Ruiz como D. Antonio Vinent y Vives eran hombres del General Prim, líder militar y político de aquella época, situándose al frente del Partido Progresista y que tenía intereses en nuestras tierras en lo concerniente a la explotación forestal, incluso hace una intervención el 29 de Enero de 1863 en el Senado, según consta en el diario de sesiones, manifestando que había realizado una importante inversión en los Montes de la Sierra de Segura, dando trabajo a más de 300 hombres en la tala de pinos que serían después transportados río abajo, a pesar de las dificultades que esa labor presentaba y de los impedimentos administrativos encontrados, por lo que, según quedó constatado, el negocio no le fue excesivamente rentable. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de la enorme extensión de La Vicaría estaba destinada a explotación forestal.
El Marqués de Vinent fue dueño de La Vicaría hasta su muerte en 1887, pasando a manos por concesión hereditaria a su hija Valentina Vinent, que estaba casada con un hijo del Duque de Rivas, y por lo tanto con el título de Marquesa de Villalobar, quien no mostró ningún interés por el mantenimiento de la finca procediendo a su venta un año después por algo menos de cincuenta mil pesetas. El nuevo propietario también era un adinerado burgués, D. Genaro de la Parra Aguilar, vecino de Orcera, y aunque, como sus anteriores propietarios, tuvo dedicación política al ser nombrado Senador Vitalicio durante el periodo de la Restauración Monárquica que otorgó el trono a D. Alfonso XII, llegando a ese cargo de la mano del entonces presidente del gobierno D. Antonio Cánovas del Castillo; era más hombre de negocios que político, viendo en La Vicaría una finca de altas posibilidades en cuanto a la explotación agraria, y aunque las obras de la carretera en 1889 dividieron la finca en dos, realizó en la última década del S. XIX una extensa roturación de terreno improductivo, realizando la plantación de casi 20000 olivas y construyendo en La Vicaría de Abajo, allá por 1910, una fábrica de aceites para su posterior comercialización, así como una importante explotación ganadera.
Este emblemático paraje de nuestro municipio, pertenece ahora, aunque no en su completa extensión, al ayuntamiento de Puente de Génave, que la ha recuperado y rehabilitado, tras haber pasado más de seis siglos en manos de la Orden de Santiago, para pasar después de la desamortización de mediados del S. XIX a manos de terratenientes, burgueses y políticos de la época que poco a poco le fueron dando la fisonomía que ha mantenido en la época más reciente. 
José Antonio Molina Real.

3 comentarios:

  1. Hola, sólo comentar que Valentina Vinent y O,Neill en esa época estaba cargada de deudas y le fueron embargadas multitud de fincas y dehesas. Su marido, D. Ramiro de Saavedra se suicidó en esas fechas. Quizá no era su deseo perder una propiedad tan hermosa como la que usted cita.

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  2. Hola, sólo comentar que Valentina Vinent y O,Neill en esa época estaba cargada de deudas y le fueron embargadas multitud de fincas y dehesas. Su marido, D. Ramiro de Saavedra se suicidó en esas fechas. Quizá no era su deseo perder una propiedad tan hermosa como la que usted cita.

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  3. Muchas gracias por su aportación. Muy interesante.

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