viernes, 16 de abril de 2021

UNA VIEJA LUCHA PARA UN NUEVO FUTURO

Cuando son de rabiosa actualidad las continuas reivindicaciones de nuestros olivareros sobre el aprovechamiento de las aguas de la Presa de Siles, presentamos un escrito de Pedro Ruiz Avilés publicado en el año 2005 en el que nos hacía una clara reflexión sobre la vieja preocupación respecto a la importancia del regadío en el campo segureño del olivar. Destacaba la necesidad de la reivindicación del uso del agua de nuestros ríos para cubrir las necesidades de riego de nuestros campos y apuntaba ya al uso de la presa de Siles como una solución vital para la subsistencia de nuestro olivar y en consecuencia del futuro económico de nuestra Sierra.

Cultivo de olivar

SEQUÍAS Y HELADAS

Habitamos una tierra de contrastes. Nos cuesta recordar que hace tan sólo unos años estábamos preocupados posibles inundaciones, lamentábamos que no existieran más embalses y era esencial la construcción de la presa de Siles para así retener un agua que se vertía al mar, o tratábamos de aprovechar los pocos días de claro y sol para recoger una abundante cosecha de aceitunas frente a una lluvia que no cesaba de caer.

Pedro Ruiz Avilés

Pero ahora solemos vivir años de largo y crudo invierno e interminables épocas sin escuchar el agradable sonido del agua chocar con los cristales de ventanas o coches para llenar de charcos carreteras y calles. Nos lamentamos y empezamos a pensar que las plagas bíblicas nos atenazan de nuevo; que el desierto lo tenemos cada día más cerca y que se ha incumplido el refrán de “años pares, abrid los trujales”, porque años impar y pares llevan la misma pinta. Las restricciones de agua, la tierra reseca y áspera de polvo, se manifiesta con su radical crudeza, y sus consecuencias son patentes al proporcionar malas cosechas de aceitunas, siembras raquíticas o secas, pastos inexistentes, ausencia de “guíscanos”, como casi tampoco espárragos; privándonos del verdegueo del paisaje que ha virado a pardo y plomizo, así como que las fuentes estén agotadas…. Y ahora además de la sequía con el miedo de que las olivas se hayan quemado con el desastre de las heladas ¡Con lo que cuesta criar un olivo!

Efectos de sequía

En paisajes más previsores, allá donde reina el regadío, el campo acaba dando sus frutos con normalidad, como si fuera un mero acto administrativo y las cosechas aparecen puntualmente sin demasiados contratiempos. Por el contrario, nosotros, o tomamos la calle de en medio no reparando en nada ni en nadie, o seguimos mirando al cielo con muchas dosis de melancolía y fanatismo. Confiamos más en las cabañuelas y el almanaque zaragozano que en las predicciones de los hombres del tiempo, al tiempo que añoramos el poder de una reivindicación colectiva capaz de asegurarnos el agua de modo más regular y estable. Así nos va, “un año de cielo y cinco en cueros vivos”.

Regadío del olivar

En cuanto caen cuatro gotas olvidamos las reivindicaciones, olvidamos que la cosecha y el acopio de agua se deben realizar cuando llueve, y que los regadíos, como otras muchas cosas, podrían hacerse mejor y más baratos, planificando el uso del agua conjuntamente y con el apoyo de los poderes públicos.

Riada en el Guadalimar

Ahora que tenemos la oportunidad de los riegos del pantano de Guadalmena, vamos a ver si somos capaces de organizarnos todos para saber reivindicar un recurso, como es el agua, recurso que es un bien de interés general. Y luego, diseñar unos regadíos modernos como los que tienen ya en muchas zonas andaluzas.

Embalse de Guadalmena

Durante unos cuantos días alternaremos, en paz y concordia eso sí, nuestro ritmo cotidiano. Pero no echemos en el saco del olvido estas otras preocupaciones: el drama de la escasez de agua y el sombrío aspecto de nuestros campos y de nuestras decrépitas olivas. Se hace necesaria una acción, que resulta sumamente importante, para intentar resolver el tema del agua, agua que en definitiva sirve para comer y para beber, al tiempo que para crecer económicamente y generar bienestar y calidad de vida.

Presa de Siles

A ver si unidos somos capaces de demostrar a algunos y algunas, y en especial a los dos nuevos alcaldes de Zalamea de nuestra comarca, el del Arroyo y de Beas, que se puede defender a sus ciudadanos, y conseguir más cosas, no sólo ayudas por daños de heladas, desde la cooperación positiva que evite el enfrentamiento y la hostilidad.

Reivindicación de regadío del agua de la Presa de Siles

Entretanto, mientras llega el acuerdo y el agua de nuestros ríos pasa de largo, no está de más que le hagamos rogativas e imprecaciones al patrón agricultor para que eche una mano a aquellos que ejercen su oficio y a todos sus patrocinados.

 

Pedro Ruiz Avilés. Fiestas 2005


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