lunes, 12 de febrero de 2018

UN MUSEO AL AIRE LIBRE

Hay decisiones que con el paso del tiempo se reconocen públicamente, se aprecian y se les da el merecido valor. Es este el caso que no ocupa y con el que queremos dar un reconocimiento a la idea de plantear un museo de escultura al aire libre que se llevó a cabo en Puente de Génave desde la primera década del presente siglo. Es frente al polifuncional edificio S. XXI de Puente de Génave donde se encuentra la escultura que pasaremos a describir. Se trata de la obra de José Fernández Ríos denominada "La Evolución Trabada" que, con su enorme esbeltez, preside una de las principales calles de la localidad como es el Paseo de La Vicaría.


LA EVOLUCIÓN TRABADA

Basta con asomarnos a cualquier ciudad, grande o pequeña, de la mayor parte de este mundo para comprobar que el hombre, a lo largo de la historia, ha decorado sus hábitats, calles o plazas con numerosos monumentos, esculturas, fuentes y otros elementos ornamentales o simbólicos que, desde los dólmenes de las antiguas culturas neolíticas hasta las últimas manifestaciones de nuestros tiempos, han formado parte importante en la configuración del urbanismo, por lo que hemos podido encontrar, buscando la armonía y decoración de los espacios urbanos desde la época antigua, esfinges en Egipto, esculturas mitológicas en Grecia, arcos triunfales en Roma, fuentes en el Gótico y Barroco, estatuas de personajes en la actualidad y muy modernamente, diferentes representaciones artísticas en cada rotonda.

Las distintas culturas a través del tiempo han sacado el arte a la calle, cada una con una forma, particularidad y estilo diferente, con obras de arte que además de su función estética nos descubren otros aspectos como el pensamiento o la concepción del mundo en la época en que se realizaron. Así pues, la Grecia Clásica expresaba su ideal de belleza con el culto a la figura humana. Sus esculturas son auténticos estudios de anatomía. El espíritu del impero de la antigua Roma se representaba con arcos de triunfo y monumentos conmemorativos. El oscurantismo medieval es un arte plenamente vinculado a la religión. En épocas posteriores se retomaron ideas clásicas, mitológicas o conmemorativas. Es a mediados de este siglo XX cuando se produce un cambio significativo en el arte urbano, al desvincularse éste de los poderes a los que se había sometido anteriormente. Así, los monumentos de los regímenes autoritarios de la primera mitad de siglo, dedicados a conmemorar triunfos bélicos o revolucionarios o a homenajear de forma populista a líderes o al actividades como el trabajo, la industria o el progreso, dan paso a un tipo de esculturas públicas que, influenciadas por las nuevas vanguardias, se alejan cada vez más de las directrices oficiales, tomando entidad propia como obras de arte, siendo la expresión de su propia estética el objeto de su creación.

La actuación escultórica de este proyecto denominado “Evolución Trabada” se plantea desde la perspectiva de su verticalidad. La concepción de una obra de grandes dimensiones, y además de bajo coste de materialización que se resuelve en esta idea que logra, además otro objetivo, como es el de sorprender a su espectador, ya no sólo por su tamaño en altura, sino por la sensación que transmite, producto de una transgresión de lo lógico inspirada en concepciones surrealistas o dadaístas, como es el hecho de retorcer para que aparezca la línea curva algo que siempre hemos visto rígido y con línea recta. En este caso, la torre de un tendido eléctrico se configura con un nudo simple, rompiendo el concepto lógico al estilo de los relojes blando pintados por el maestro Dalí.

Ablandando y retorciendo el hierro de esta estructura metálica escapamos, en cierto modo, de la racionalidad del mundo en que vivimos, dando un respiro a nuestra fantasía. Las torres metálicas, bien de electricidad o de telecomunicaciones, han sido siempre un signo de progreso a pesar del deterioro paisajístico, que a veces es evitable. Allí donde llegan estas torres llevan toda clase de comodidades a los habitantes del lugar. Es aquí donde podemos hacer otra lectura de la obra que tratamos. El progreso siempre ha llegado con retraso a las zonas rurales, y en especial a esta Sierra de Segura, donde el abandono político y la injusta explotación de sus recursos en épocas anteriores, crearon unas circunstancias socioeconómicas que hoy hacen difícil y retorcido el camino hacia la prosperidad de nuestra comarca.

El retorcimiento de esta torre y las dificultades técnicas para su construcción, funcionarían aquí como un símbolo de madures serrana en la superación de trabas y logros de sus planteamientos y objetivos, así como una demostración de la capacidad de reflexión y adaptación de sus gentes a lo largo del tiempo.


J. F. Ríos

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