lunes, 27 de febrero de 2017

LA BANDERA VERDE Y BLANCA. NUESTROS SÍMBOLOS


VERDE, BLANCA Y VERDE.

 ( jt.)

Decir que este artículo es un recorrido cronológico por la bandera andaluza es quizá incorrecto, sería más justo decir que es un recorrido por los colores históricos que han marcado la simbología e iconografía política de nuestro territorio.

Efectivamente, como es ya harto conocido, la primera referencia escrita que se conserva de la bandera de Andalucía, con una estructura realmente similar a que tenemos hoy, es la famosa del reinado de Al-Mutasim, de la taifa de Almería del año 1051 de nuestra era, por lo que parece cierto que nos encontramos con absoluta seguridad con la bandera más antigua de toda Europa, y por tanto, probablemente, de las que se siguen usando oficialmente hoy en el mundo. Así consta en los estudios recogidos por Henri Peres en su libro Esplendor de Al Andalus, Poesía Árabe del S. XI (Paris 1937), donde aparecen los versos del poema de Abú Asbag Ibn Arqam sobre este antiguo emblema en el que describe una insignia verde atravesada por una franja de color blanco:
“una verde bandera
que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón,
despliega sobre ti un ala de delicia,
que ella te asegure la felicidad
al concederte un espíritu triunfante”

 


Pero hagamos un recorrido más exhaustivo, y aunque de manera sucinta, intentaré resumir lo más básico tratando de recopilar aquí las enseñas más significativas a lo largo de la historia. Bajo esa premisa empezaremos con el estandarte completamente blanco adoptado allá a mediados del S. VIII en el Emirato Omeya de Córdoba de Abderramán I como forma diferenciadora del totalmente negro que le distinguía de los abasíes, compaginándolo con otros emblemas donde aparecían el león rampante (utilizado antes que lo adoptara Castilla como símbolo), la media luna creciente o la estrella de ocho puntas. Más tarde, a principios del S. X el Califato de Córdoba, y dentro de la misma dinastía, incorpora bajo fondo verde la representación de un águila de sable. Pero será la insignia identificativa de la taifa de Almería bajo control de Al Mutasim en 1051 la que aglutina los dos colores mencionados con anterioridad, el blanco y el verde al incorporar al estandarte totalmente verde una franja en diagonal de izquierda a derecha totalmente blanca.
Bandera de la Taifa de Almería

Así mismo, en el llamado Estandarte de Colls (S.XI) que está conservado en el Museo Arqueológico Provincial de Huesca muestra claramente las tres franjas verde, blanca y verde de nuestros colores. Se trata de un estandarte posiblemente incautado a las tropas andalusíes al ser durante el reinado de Hisham II (965-1013) tercer califa omeya de Córdoba las tierras del Alto Aragón zona de continuos enfrentamientos por estar establecida aquí la frontera con los incipientes reinos cristianos establecidos en el Pirineo. Tiene la particularidad de contener inscripciones en árabe bordadas en colores blanco, amarillo, azul y rojo además de diversa decoración geométrica y vegetal, llegando a incorporar la silueta de un ave.

Estos mismos colores, el verde y blanco, se constatan en el pendón izado en la misma Giralda como simbolismo del triunfo almohade en la batalla de Alarcos frente al rey castellano Alfonso VIII. Pero, tras la posterior presión cristiana sobre las tierras andalusís que fuerzan la formación del reino nazarí de Granada en 1238, el color verde desaparece y es sustituido por el rojo identificativo de la dinastía fundada por Muhammad Ben Nazar, conocido por Muhammad I o Alhamar el Rojo por el color de su barba, añadiendo en color blanco el lema “y no hay más vencedor que Allah” (Gua la galib ill Allah).
Posteriormente será protagonista de las insignias de esta dinastía nazarí la media luna y las estrellas de ocho puntas en diferentes combinaciones de rojo y verde junto con blanco, según lo atestigua las veintidós banderolas incorporadas a su escudo por la Casa de Cabra (también de Baena y posteriormente de los Fernández de Córdoba), por concesión de Isabel la Católica, tras la destacable intervención de esta casa nobiliaria en la batalla de Lucena (1483) donde las tropas cristianas derrotaron y capturaron a Boabdil, rey de Granada, e incautaron como trofeo dichos emblemas.
Escudo de la Casa de Cabra

El color verde volverá a tener significado identificativo para nuestra tierra y sus gentes el 8 de Mayo de 1521 cuando se produjo una revuelta popular protagonizada por de la población descendiente de moriscos y andalusíes de la ciudad de Sevilla, provocada por la hambruna, y conocida por el Motín del Pendón Verde, ya que los insurrectos acogieron como insignia un viejo pendón almohade que se guardaba en la capilla bautismal de la parroquia del Omnium Sactorum y que fue rápidamente sofocada.
Torre de la Iglesia de Omnium Sactorum en Sevilla

De la misma forma, también se utilizó los colores verde y blanco junto con su propio escudo de armas en la conspiración protagonizada por el IX Duque de Medina Sidonia, don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, en 1641, a la sombra de las rebeliones contra Felipe IV de Cataluña y Portugal que consiguió su independencia definitiva del reino de España en el año 1640, por la que dicho duque pretendía una secesión de Andalucía del resto de España, para la formar un reinado bajo su control en nuestras tierras contando para ello con apoyo portugués, aunque no consiguió su propósito por la intervención del Conde Duque de Olivares, Válido del rey Felipe IV.
Enseña de la Revelión del IX Duque de Medina Sidonia

Nuevamente volvemos a observar el color verde, aunque esta vez puede que no tenga ninguna connotación en el pasado histórico de nuestras tierras, en la bandera liberal que confeccionaba Mariana Pineda en Granada y que fue motivo principal para su ajusticiamiento durante la Década Ominosa por conspiración frente al rey Fernando VII. Esta bandera liberal de tafetán morado tenía en el centro un triángulo de color verde, color del liberalismo, sobre el cual estaban bordadas las palabras “libertad, igualdad y ley”.

Bandera distintiva del liberalismo

También debemos repasar como significativos los diferentes emblemas y banderolas utilizadas durante el proceso revolucionario de 1868 que, con clara tendencia progresista y obrera, derivó en la I República que trajo un alto sentimiento federalista e independentista plasmado en los movimientos cantonalistas de 1873, añadiendo los colores rojo y negro a los ya usados tradicionalmente verde y blanco. Fruto de estos movimientos es la llamada Constitución de Antequera de 1883, promovida por el Partido Republicano Democrático Federal, que venía a reconocer la nacionalidad andaluza y que diseñó diversos modelos de bandera donde se combinaban el verde y blanco con añadidos en rojo y en negro.
Modelo de bandera establecida a raíz de la Constitución de Antequera

No será hasta 1919 donde la Asamblea Regionalista reunida en Córdoba aprobará oficialmente la bandera verde, blanca y verde en tres franjas horizontales de igual tamaño que en la actualidad es nuestra bandera. Será una forma de corroborar el acuerdo tomado el año anterior en la Asamblea Regionalista celebrada en Ronda tras una propuesta realizada por Blas Infante. Por parte de Blas Infante y otros entusiastas defensores de ese diseño, como Álvarez Ossorio, se argumentó que se debían coger como modelo los colores llamados panárabes, es decir, el rojo, el negro, el verde y el blanco ya que eran los colores que identificaban a las cuatro familias descendientes del profeta Mahoma y por lo tanto colores sagrados e identificativos del Islam; pero que el rojo y el negro eran colores que se debían descartar por incitar el primero a la violencia y agresividad mientras que el segundo lo hacía a la tristeza y al dolor, siendo el verde un color que inspiraba futuro además de ser el color identificativo de un Islam estrechamente vinculado a nuestra historia y el blanco simbolismo de pureza y nobleza y que además es un color estrechamente relacionado con el esplendor  que trajeron a nuestras tierras los Omeyas y los almohades. No obstante se ha de comentar que Blas Infante había confesado que la inspiración para asumir el color verde y blanco la adquirió del estandarte enarbolado por las mujeres que se sublevaron contra el dominio francés en 1810 en la llamada Comuna de Casares, localidad natal del propio Blas Infante.
Bandera acordada en la Asamblea Regionalista de Ronda. 1918
Emblema enarbolado en la rebelión de las mujeres de Casares. 1810


Se puede considerar que la primera vez que la bandera verde y blanca adquirió oficialidad fue en 1932 cuando la Comisión Organizadora de la Asamblea Regional la asume como identificativa y es izada por primera vez en la Diputación de Sevilla, siendo cedido ese honor por su presidente D. Hermenegildo Casas a la Sra. Blanca Vázquez, hija del insigne narrador, ensayista, dramaturgo, periodista y destacado andalucista José Andrés Vázquez. Evidentemente durante el periodo de la II República, la bandera andaluza tuvo notoriedad y presencia, aunque no tuviera tratamiento de oficialidad. La redacción del Estatuto de Autonomía Andaluz a la sombra de los ya redactados catalán, vasco y gallego, la contemplaba como insignia representativa de todos los andaluces, pero el golpe de Estado en contra del gobierno legítimo de la República de Julio de 1936, interrumpió su confección y posterior aprobación en referéndum por el pueblo andaluz.
Izado de la bandera de Andalucía en 1932
Bandera de Andalucía en el Ayuntamiento de Sevilla durante la II República
No será hasta 1979 cuando el nacionalismo andaluz, esta vez representado por un grupo político como el Partido Socialista de Andalucía (PSA) en un acuerdo de su segundo congreso, vuelve a adoptar la bandera verde y blanca a la que le incorpora un triangulo rojo con una estrella de cinco puntas blanca en su parte izquierda en representación del mundo obrero y revolucionario. Pero, aunque el PSA contribuyó, junto con otros partidos políticos, en la redacción en 1981 del Estatuto de Autonomía, no logró imponer su emblema ya que mayoritariamente se impuso la tesis de contemplar en ese estatuto la bandera aprobada en 1918 por la Asamblea de Ronda reconociendo la bandera verde y blanca junto con el escudo de Andalucía, también aprobado en esa misma asamblea y diseñado, inspirándose en el gaditano, por el mismo Blas Infante y que sería situado en el centro de la misma. En algunas determinaciones es conocida popularmente como la “arbonaida” en representación de la lucha por la liberación nacional del pueblo andaluz cogiendo como referencia la lengua romance andalusí donde se utiliza esta etimología para definir la unión de los colores verde y blanco.
Bandera del PSA. 1979

Es cierto que existe una variante independentista de nuestra bandera, fue determinada en el año 1990 en el congreso constituyente de Nación Andaluza (NA), organización que intenta difundir las ideas segregacionistas como distinción frente al criterio autonomista dentro del Estado Español, para lo cual añaden a la bandera verde y blanca un estrella de cinco puntas de color rojo como simbolismo revolucionario en el centro de la franja blanca.
Bandera Nacionalista promovida por NA. 1990

Como conclusión diremos que la bandera de Andalucía tiene un origen relativamente reciente y se debe a la inspiración personal de un solo hombre considerado como impulsor del andalucismo moderno, aunque por todo lo expuesto debemos considerar que sus colores están lo suficientemente arraigados en la historia y la tradición como para ser plenamente representativos de la identidad cultural andaluzas y de la entidad política a la que define y encarna.

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