Recuperamos después del periodo estival las publicaciones que hacen un repaso por los aconteceres históricos de nuestra Sierra de Segura. En esta ocasión trataremos de explicar en este capítulo noveno, de la forma más simple posible, el periodo convulso de la conquista cristiana. Como todo cambio de dominio y de concepto de vida aquella época supuso una transformación en lo referente a la dinámica de vida de sus habitantes, ya que fueron sometidos a una continua lucha de intereses nobiliarios a lo que se debía de añadir la enorme inseguridad que suponía el ser, estas tierras de la Sierra de Segura, zona de frontera con el aporte de inseguridad que ese concepto ofrecía a sus habitantes.
Novena parte.- CONQUISTA CRISTIANA.
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Castillo de Segura |
Durante el periodo de dominación musulmana, los condados y territorios del norte de la península que quedaron al margen del control árabe fueron evolucionando y sufrieron multitud de transformaciones hasta convertirse en reinos independientes que, a medida que se debilitaban las estructuras musulmanas en la península, fueron creciendo territorialmente en detrimento de los dominios musulmanes. De todos ellos, el reino de León, en el que se integraba el futuro Reino de Castilla (1065), fue el que asumió un papel más determinante en esta tarea de conquista en un primer momento, para ser el Reino de Castilla posteriormente quien alcanzaría esta supremacía conquistadora a partir del S.XIII.
La fragmentación en reinos de taifas
de los dominios musulmanes propició una rápida expansión hacia el sur de los
reinos cristianos, siendo su punto culminante la conquista de Toledo en 1085
por el rey Alfonso VI de León. Esto provocó que muchos reyezuelos andalusíes
pidieran apoyo a las tribus almorávides del norte africano que cruzaron el
estrecho para establecerse y unificar nuevamente el territorio musulmán bajo
una sola jurisdicción, especialmente tras sus victorias en Sagrajas (1086) y
Uclés (1108) que les permitieron llegar hasta Zaragoza en un retroceso
cristiano del que se libró Toledo. Pero la unidad almorávide se vino pronto
abajo y se instauraron los llamados segundos reinos de taifas. Esta coyuntura
fue aprovechada nuevamente por los conquistadores cristianos para buscar la expansión
hacia el sur, siendo Alfonso VII quien protagonizó nuevas conquistas llevando
sus dominios hasta Sierra Morena estableciendo conquistas en Calatrava (Ciudad
Real,1147) y Uclés (Cuenca,1147) al norte y Baeza (Jaén,1147) y Andujar
(Jaén,1155) para consolidar sus posiciones.
Alfonso VII muere en 1157 y su reino nuevamente quedó dividido, cediendo el Reino de León a su hijo Fernando II y el Reino de Castilla a su hijo Sancho III, reinos que convivieron separados hasta la unificación definitiva con Fernando III el Santo en 1230, conformándose la llamada corona de Castilla y León, que coincidió con el declive almohade, tribu norafricana que había ocupado los territorios de Al Andalus, y al igual que los almorávides, había unificado este territorio salpicado de pequeños reinos de taifas y que estaban presionados por el ímpetu de las tropas castellanas del rey Alfonso VIII, al cual derrotaron en la batalla de Alarcos (Ciudad Real, 1195), lo que supuso un freno al avance de conquista. No obstante este freno fue temporal ya que con la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212) se inició el proceso de conquista de las tierras andaluzas, siendo ahora el rey Alfonso VIII, que contó en esta ocasión con la ayuda de aragoneses y navarros, el que derrotó de forma definitiva a los almohades.
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Alfonso VIII |
Alfonso VII muere en 1157 y su reino nuevamente quedó dividido, cediendo el Reino de León a su hijo Fernando II y el Reino de Castilla a su hijo Sancho III, reinos que convivieron separados hasta la unificación definitiva con Fernando III el Santo en 1230, conformándose la llamada corona de Castilla y León, que coincidió con el declive almohade, tribu norafricana que había ocupado los territorios de Al Andalus, y al igual que los almorávides, había unificado este territorio salpicado de pequeños reinos de taifas y que estaban presionados por el ímpetu de las tropas castellanas del rey Alfonso VIII, al cual derrotaron en la batalla de Alarcos (Ciudad Real, 1195), lo que supuso un freno al avance de conquista. No obstante este freno fue temporal ya que con la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén, 1212) se inició el proceso de conquista de las tierras andaluzas, siendo ahora el rey Alfonso VIII, que contó en esta ocasión con la ayuda de aragoneses y navarros, el que derrotó de forma definitiva a los almohades.
Fueron muchas las fortificaciones de
la actual provincia las que pasaron a manos de Castilla, como las de Vilches,
Baños de la Encina o Úbeda, pero sería Alcaraz (1213) la que tendría más
significado para nuestra comarca por su importancia estratégica y también por
decretarse la expulsión de toda la población musulmana para así repoblar y
consolidar su dominio. Esto no ocurrió con los territorios de la sierra pues,
aunque hay constancia de su reconquista (Segura, 1214), no tuvieron, por lo
agreste de sus tierras, ese proceso repoblador y de consolidación de conquista.
Por ese motivo se tuvo que producir una nueva fase de conquista, esta vez
protagonizada por el monarca Fernando III, que ahora sí, de forma definitiva
incorporó Segura y toda nuestra comarca a la corona de Castilla en 1242.
La mayor parte de los territorios
serranos junto a importantes territorios del llamado Alfoz de Alcaraz (Campo de Montiel) fueron cedidos por el
monarca a la orden de Santiago, siendo posteriormente, en 1243, cuando Fernando
III el Santo firmó las capitulaciones de Alcaraz con el emir de la taifa de
Murcia Ibn Hud al Dawla, por las que la Sierra de Segura se integra
definitivamente en la Corona de Castilla, perteneciendo al Reino de Murcia,
estatus que mantendrá hasta la división provincial de 1833 en la que se
encuadra en la actual provincia de Jaén.
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Fernando III el Santo |
La orden de Santiago, junto con el
Arzobispado de Toledo, tiene un papel fundamental en el proceso de reconquista
y repoblación de los territorios de la actual provincia jiennense, siendo los
comendadores los que se encargarán de administrar la política, la economía y la
sociedad de nuestro ámbito territorial. Cabe destacar que el rey de Castilla
traslada la sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Santiago al lugar de Segura en sustitución de la hasta ese momento sede principal de Uclés (1245).
Destaca en este menester la familia Manrique, asentada en Segura de la Sierra,
con Don Rodrigo Manrique, padre del poeta y también guerrero medieval Jorge
Manrique, que llegó a ser elegido en Uclés como Gran Maestre de la Orden
(1474-76) aunque no fuera reconocido por unanimidad por toda la orden
santiaguista, cuestión que provocó continuos enfrentamientos con los monarcas
castellanos Juan II y Enrique IV por lo que se produjeron enfrentamientos
siendo significativo en producido en Hornos entre las tropas santiaguistas
seguidoras de D. Rodrigo Manrique y las reales dirigidas por D. Álvaro de Luna
(1446).
Pero la influencia de la Orden de
Santiago en nuestra sierra siguió un proceso lento y no exento de
enfrentamientos de intereses nobiliarios y con otras órdenes militares. Los
caballeros de la orden santiaguista mantuvieron su influencia en el llamado Alfoz de
Alcaraz, tierra de frontera que comprendía el sur de la actual provincia de
Albacete y el cercano Campo de Montiel, y eso les facilitó que al producirse la
descomposición del reino taifa de Murcia se adentraran en nuestra comarca
consiguiendo conquistar fácilmente Génave, Villarrodrigo y Torres de Albanchez
(1235). Después será el maestre de la orden santiaguista, D. Rodrigo Idáñez,
quien le arrebata Hornos al alcaide Beni Hud (1239) y el mismo año que fue
nombrado maestre de la orden D. Pelayo Pérez Correa, también Segura (1242).
A partir de este momento se produce
un lento proceso de repoblación motivado con exenciones impositivas, a pesar
que al ser tierras fronterizas estuvieron expuestas a incursiones musulmanas durante
los siglos XIV y XV que se constatan sobre Hornos, Génave y Siles con fin de
expolio de propiedades que no pudieron ser frenadas por los caballeros de la Orden.
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Dominios de las órdenes militares durante la reconquista |
Por lo tanto no fue una repoblación
fácil y rápida, basada en la donación y la consideración como ciudadanos con
derechos sobre la explotación comunal de campos y montes. La exención de pago
de impuestos era temporal (entre cinco y diez años) pero con la obligación de
no abandonar su asentamiento. Pero siempre eran preferidas por lo repobladores
las tierras de Guadalquivir abajo, por lo que se tuvo que otorgar un régimen foral
igualitario reservándose la Orden de Santiago únicamente el dominio jurisdiccional con derecho de
percepción de tributos como el diezmo, el portazgo, el montazgo y los derivados
del uso de fraguas, molinos y hornos.
La propia fisionomía de la sierra
hizo que nuestra comarca quedara un tanto al margen de las principales campañas
de conquista posteriores que siguieron el valle del Guadalquivir hasta dejar,
ciertamente, encorsetado al reino árabe de Granada. Tan sólo destacar que en
1342 el comendador de Segura, D. Fernán Ruiz Tauste, comandó una expedición
contra tierras de frontera granadinas, así como también la colaboración del
alcaide de Segura, D. Juan Rodríguez, en la conquista de la posición de Huéscar
(1434) en una campaña impulsada por D. Rodrigo Manrique y enmarcada en los
considerables conflictos de frontera y que encontraban respuesta musulmana en
sus razzias, como la datada en 1479 donde se apoderaron de bienes y enseres así
como de población cautiva en las posiciones de Orcera, Hornos y Segura.
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Escudo de armas de los Manrique |
Con la conquista de Granada en 1492,
los vecinos de la sierra ganan en confianza y serán bastantes los nuevos pobladores
de los territorios castellanos situados más al norte los que ocuparán nuestra
comarca significando un considerable aumento en la explotación agraria y
ganadera.
Si tenemos que hablar de restos
arqueológicos diremos que básicamente se produjo un aprovechamiento total de
edificaciones musulmanas, dejando como únicas particularidades casas señoriales en diversos municipios, la de la Encomienda en Chiclana de Segura o la casa de la Tercia y el Cubo en Siles, así como
diversos torreones reestructurados como los de Génave, Villarrodrigo o Torres
de Albanchez.
(jt) Segura Verde
(jt) Segura Verde
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