viernes, 17 de enero de 2025

EL PRIMER PREMIO PLANETA NACIÓ EN LA SIERRA DE SEGURA

JUAN JOSÉ MORENO SÁNCHEZ. UN PREMIO PLANETA DE LA PUERTA DE SEGURA.

Por José Ant. Molina Real ( jt )

Nadie pone en duda que el premio más prestigioso de las letras a nivel mundial es el Premio Nobel de Literatura, pero no es el más cuantioso a pesar de tener un premio de 980.000 euros. Durante mucho tiempo, ese honor, el de repartir el mayor premio, lo ha tenido el Premio Planeta ya que la famosa editorial dona al ganador del certamen 1 millón de euros cada día de 15 de octubre, día de Santa Teresa, porque así lo quiso el empresario fundador de la editorial, José Manuel Lara Hernández, en honor de su esposa María Teresa Bosch. Muy recientemente ha sido superado por The Million’s Poet (el poeta del millón) de Abu Dhabi que entrega un millón doscientos mil euros.

Juan José Moreno Sánchez cuando ganó
el primer Premio Planeta. 1952

Si os preguntáis el por qué abordamos este tema literario vinculado a la editorial Planeta y su famoso premio tiene fácil respuesta, pues este premio tuvo su primera edición en el año 1952, y su ganador fue un serranosegureño, nacido en La Puerta de Segura el 3 de marzo de 1906, -aunque hay otras fuentes que indican que pudo llegar al mundo en Puente de Génave que en aquel momento era una pedanía de La Puerta de Segura- llamado Juan José Moreno Sánchez, aunque jamás utilizó su verdadero nombre para firmar sus obras, utilizando seudónimos como Juan José Morán o, por el que fue más conocido al ganar el premio Planeta con su obra “En la noche no hay caminos”, Juan José Mira.

De familia acomodada, pues era hijo de un registrador de la propiedad con desahogada posición económica y de una mujer de origen humilde veinte años más joven, dejó muy pronto su pueblo natal y estuvo viviendo en varios lugares a requerimiento del trabajo de su padre, hasta que la familia se instaló en Madrid, donde cursó los estudios de bachillerato y la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid bajo presión paterna, aunque nunca la ejerció pues su verdadera vocación estaba relacionada con la literatura. Haciendo sus primeras incursiones literarias recién acabados sus estudios, con solo veinticuatro años, publicando por su cuenta la novela “El gran bazar” sin apenas resonancia, colaborando en algunas revistas y periódicos madrileños, como La Libertad de clara tendencia republicana y de izquierdas a partir de 1928, donde surgió su vinculación política en esos momentos convulsos de la proclamación de la Segunda República y previos a la Guerra Civil donde, ya afiliado al Partido Comunista, trabajó para su medio de difusión Mundo Obrero, como cronista de guerra.

Galardones Premios Planeta y Nóbel

Tras la caída de Madrid huyó a Alicante donde al finalizar la guerra fue apresado y pasó por campos de concentración primero como el de los Almendros en Alicante o el de Albatera, para después por la cárcel. Consiguió ser liberado a través de influencias personales y un trabajo como maestro en tierras gallegas, donde llegó como un perfecto desconocido, pero los recelos políticos hicieron que fuera denunciado por un cura y no tuviera más remedio que huir, estableciéndose en Barcelona a principios de la década de los 40 del siglo pasado; allí, en una gran ciudad, podría pasar más desapercibido y a la que iba a estar ligado profesional y personalmente. En los primeros años de la difícil posguerra, viviendo en una habitación alquilada a su matrona en un oscuro piso de la calle Casanova. La ciudad le propició el acceso a diversos trabajos para poder subsistir siendo representante de productos de pastelería pasando tanta hambre que en ocasiones llegó a comerse las muestras. Estudió contabilidad en la biblioteca del Ateneo, de donde a través de un amigo consiguió hacerse socio, trabajando de contable en una ferretería, de corrector topográfico y de estilo en dos editoriales o incluso de guionista de radio y cine, al tiempo que escribía, en sus ratos libres, novelas policiacas que tenían una muy buena aceptación en la época y le aportaban suficientes ingresos, pero siempre bajo el seudónimo de Juan José Morán. Estar en la ciudad también posibilitó que, clandestinamente, reanudara contactos con miembros del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC).

En cuanto a sus inicios como escritor decir que no fueron muy halagüeños siendo su primer dinero ganado con la pluma las cien pesetas que recibió por un artículo sobre Gandhi publicado, antes de la guerra, en el periódico de Madrid “La Libertad”, porque su primera novela, escrita cuando tenía 24 años, publicada asumiendo sus costes titulada “El gran bazar”, aunque recibió alguna buena crítica, solo pudo vender setenta ejemplares, siendo un claro fracaso. Pero su vocación literaria y sus contactos con diferentes editoriales, una vez finalizada la guerra y asentado ya en la ciudad Condal, conoció a la que fue su novia formal Trini Anglada, profesora del colegio Betania-Patnos fruto de sus relaciones dentro del llamado Ateneo de Barcelona, lo que le permitió reiniciar en el camino de las publicaciones literarias de una forma mucho más seria; y así, en 1944, a través de la llamada “serie amarilla” en la Editorial Molino, comenzó una saga de entregas con los títulos de “El misterio de las siete trompetas” y “Así es la rosa”, firmadas con el seudónimo de José J. Morán, y un año más tarde, en 1945, adoptando ya el nombre de Juan José Mira, “El reloj acusador”; a las que siguieron “La muerte al teléfono” y “Rita Suárez”, en 1946. No dejó de publicar novelas que fueron dándole cierto nombre y relevancia en los círculos literarios catalanes, como fueron “El billete de cien dólares”, en 1949 o “La pluma verde”, ya en 1951. También publica en ese año la serie de "El Canario" en la Editorial Hemisferio de Barcelona, ocho novelas cortas ambientadas en Nueva York y protagonizadas por el periodista español Valentin García Laínez, su secretaria miss Kane y su colaborador, Cinnamon, un canario que alegra el despacho de ambos.

Edición de "Rita Suárez" nombrando a
Juan José Mira como ganador del Planeta

Pero el verdadero espaldarazo literario le llegó con su obra “En la noche no hay caminos”, que en 1952 presentó a un recién creado Premio Planeta, teniendo el honor de haber obtenido el galardón en su primera edición, si bien entonces no gozaba este premio, patrocinado por la editorial Lara que después se llamaría Planeta, de la popularidad y proyección que fue adquiriendo en los años siguientes. Se puede decir que la noche de aquel domingo 12 de octubre de 1952 cambió su vida. Después de cenar en el afamado Restaurante Lhardy de Madrid, los siete miembros del jurado decidieron que las 40.000 pesetas que otorgaba el premio fueran a parar al autor de la novela “En la noche no hay caminos”. Aquel primer jurado lo formaron Bartolomé Soler como presidentes; César González Ruano; Tristan La Rosa; Gregorio del Toro; Pedro de Lorenzo; Romero de Tejada, y el propio editor, José Manuel Lara. A esta primera convocatoria se presentaron 247 originales y, por entonces, la expectación levantada en los medios de comunicación fue sumamente modesta.

Edición Premio Planeta 1953

El autor, Juan José Mira, pseudónimo literario de nuestro paisano Juan José Moreno Sánchez, hombre de 46 años, de quien casi nadie sabía nada en los ámbitos literarios de la capital madrileña, lograría este premio y con el añadido de una primera edición de 5.000 ejemplares con resonancia nacional realizada en marzo de 1953, a la que siguieron 28 ediciones más en años posteriores, siendo la última en el año 2006. No era un autor conocido y tampoco lo fue a posteriori, en parte porque él tampoco tenía mucho interés en serlo debido a su pasada militancia política y sus relaciones clandestinas con el PSUC, pudiendo decir que solo los más enterados de la época lo conocían como novelista policíaco, a cuyo género pertenece la mayor parte de los títulos que publicó, y especialmente en Cataluña.

Edición del su máximo éxito literario

En 1955, tras diversas vicisitudes con la censura, publicó “Mañana es ayer”, novela que, con el título “Pago más que nadie”, había presentado al Premio Nadal en 1951 sin obtener éxito, aunque para muchos fuera su mejor novela, pues el propio editor, Vergés, lo llamó para decirle que el tema que trataba, la Guerra Civil, y cómo lo hacía la convertían en impublicable a pesar de reconocer su calidad literaria. Con posterioridad, en 1956, publicó un interesante estudio titulado “Biografía de la novela policiaca”, siendo pocos meses después cuando la policía, después de un chivatazo, consiguió desmantelar la organización del PSUC en Barcelona, siendo detenido junto a otros 49 miembros y colaboradores más, lo que propicio su ingreso en la cuarta galería de la cárcel Modelo, la de los presos políticos, conociendo y entablando amistad allí con Víctor Mora, el creador del Capitán Trueno, famoso personaje en aquella época Capitán Trueno.

Cárcel Modelo de Barcelona

Este hecho supuso un gran freno a su carrera literaria y podemos decir que nada, a partir de este momento, fue igual para nuestro paisano Moreno Sánchez a pesar de separarse totalmente de toda actividad política. Muchos, cuando salió de la cárcel, le volvieron la espalda y, aunque volvió a escribir, fueron ya muchas las puertas que encontró cerradas. En los primeros años 60 escribió un drama titulado “Quinta galería” que ni siquiera se llegó a editar, volviendo, gracias a su amigo del Ateneo, el oftalmólogo Joaquim Durán, a trabajar de corrector de estilo y traductor para editores como Germán Plaza o Simón Muntaner. Siguió relacionándose con algunos buenos amigos, buscó formar una familia sin conseguirlo, algo que, junto a la pérdida de ilusiones respecto a la literatura y el ambiente cultural español, lo llevó a posiciones un tanto pesimistas y casi depresivas de su visión de vida. En 1967, en el hotel Fanal de Lloret de Mar, conoció a su propietario, Josep Más, a su esposa Dolores y a su hija Cristina; una familia que llegó a ser, prácticamente, su única fuente de relación social y su verdadera familia, aunque nunca perdió el contacto con su antigua novia, Trini Anglada, con la que no llegó a contraer matrimonio porque nunca acabó de ver claros su responsabilidad como cabeza de familia y además los dieciséis años que les separaban en la edad, aunque su relación llegó a se muy íntima, tanto que, por ejemplo, ella es la que conservó el galardón que el Premio Planeta entrega a los ganadores. 

Última fotografía de Juan José Moreno Sánchez

A partir de su jubilación, a principios de los 70 años, sus estancias en la casa de los Más se hicieron más prolongadas, repartiendo su vida entre Barcelona y Lloret, creándose una enorme vinculación que propició que llegara a pensar en hacer a la joven Cristina como su heredera, cuestión no se pudo materializar pues sufrió un infarto de miocardio en junio de 1980 por lo que estuvo ingresado en la clínica Sant Jordi de Barcelona hasta que recibió el alta, trasladándose a casa de la familia Más donde un nuevo infarto acabó con su vida el 17 de agosto. Los pocos ahorros que mantenía sirvieron para sufragar los gastos de hospital, entierro y costes de sepultura. Juan José Moreno Sánchez, primer Planeta, se fue de este mundo escéptico y desilusionado con muchos aspectos de su vida, pero dejó buenos amigos y ninguna deuda, y aunque sus obras siguieron y siguen generando derechos de autor, la editorial Planeta y concretamente su fundador, José Manuel Lara, buscó algún familiar para hacerle llegar esos ingresos, no encontrando dentro de su oscuro pasado a nadie que los pudiera recibir fracasando en su intento. Lejos quedan ya aquellas palabras pronunciadas en 1971 por Juan José Moreno Sánchez, nuestro afamado literato, en las que dijo textualmente: "Ganar el Planeta representó entonces para mi ganar unas pesetas que me hacían mucha falta, alimentar un orgullo y una vanidad que hoy ya no siento y forjarme unas ilusiones que luego no vi confirmadas".