lunes, 13 de abril de 2020

PUENTE DE GÉNAVE. UN PUEBLO EN PROGRESO


PREPARÁNDOSE PARA EL S. XXI

En los últimos días del mes de marzo de 1993, el Ayuntamiento de Puente de Génave, ponía en conocimiento de la ciudadanía una actuación de ámbito urbanístico que iba a transformar de forma considerable y evidente el futuro de nuestro pueblo. Eran momentos de incertidumbre, donde el goteo incansable de la emigración y una crisis económica provocada por el aumento del precio de los productos energéticos, precisaban de decisiones valientes como la adquisición de los terrenos de La Vicaría. Puente de Génave no podía permitirse volver a perder el tren del progreso, como ya ocurrió allá a mediados de los 60 del siglo pasado con el proyecto inacabado de la línea de ferrocarril Utiel-Baeza, y el Ayuntamiento debía tomar una iniciativa que podría suponer un verdadero impulso para el desarrollo económico al tiempo que proporcionarían un cambio considerable a la fisonomía de Puente de Génave. La posibilidad de apertura a nuevas perspectivas económicas con la instalación de un polígono industrial era de vital importancia para nuestro pueblo pues ya estaba en fase de redacción el proyecto de construcción de la circunvalación de la carretera nacional, que finalmente entraría en servicio en 1995, y los accesos a esta área de desarrollo se debía planificar debidamente.

Vista aérea de Puente de Génave con la carretera de circunvalación.
Es el momento quizás más significativo de la historia reciente de nuestro pueblo, historia que había estado marcada por la influencia económica y comercial del paso de la carretera N-322 por el casco urbano, y la nueva circunvalación podría afectar negativamente a esa economía, por lo que había que reactivar con nuevas posibilidades al desarrollo local. Además, se contemplaba una actuación urbanística en el Paseo del Río, la reconstrucción del Puente Viejo junto con las nuevas posibilidades propiciadas por la sustitución de la antigua carretera, una vez abierta la circunvalación, por lo que hoy conocemos como Paseo de La Vicaría, que una vez urbanizado a ambos lados, facilitaría el crecimiento urbano con una expansión constructiva que aportará nuevas viviendas, dotando a Puente de Génave de nuevas posibilidades como la construcción de un espacio central ajardinado, el centro cultural Siglo XXI, acceso a áreas deportivas y recreativas, la estación de autobuses y el complejo industrial de La Vicaría.
Planta envasadora de aceite en el Pol. Ind. La Vicaría 


PUENTE DE GENAVE. UN PUEBLO QUE PROGRESA

Todos sabemos que nuestro pueblo es muy joven. Poco más de un siglo de existencia y no más de sesenta años como municipio. También sabemos que tuvo un crecimiento espectacular en el primer tercio del siglo y que también fue espectacular el despoblamiento que sufrió en los años 50, 60 y 70; parejo al que padecieron la mayoría de los municipios de nuestra tierra.

Un proceso que acabó con multitud de cortijos y aldeas y que incluso hirió de muerte a algunos pueblos. El Puente, gracias a su privilegiada situación geográfica, logró capear el temporal y ser así el que sufrió un menor retroceso demográfico relativo, de entre todos los pueblos de la Sierra de Segura, en el periodo mencionado. Ya a comienzos de los años 80, la población empieza a estabilizarse y en la actual década a recuperarse. El Atlas Básico de Andalucía, en sus datos de 1992, recoge que es el único municipio de toda la mitad oriental de Jaén que aumenta, aunque ligeramente su población; en todos los demás la evolución es negativa.

Gran “culpa” de que ello sea así la tiene la carretera. La carretera es parte consustancial de este pueblo. Ello ha hecho que la actividad económica esté más diversificada y que no dependa sólo y exclusivamente del campo como ocurre en otros lugares. Hoy la Agricultura sigue siendo en el Puente la principal fuente de ocupación, pero los servicios, talleres, pequeñas industrias y hostelería son un sector cada vez más pujante. 

En este sentido, la construcción de la carretera de circunvalación no creemos que vaya a tener un efecto negativo, sino, tal vez, al contrario. La transformación de la N-322 en una vía rápida y en el futuro en una autovía, va a permitir que el tráfico se duplique en poco tiempo, por lo que éste va a demandar más servicios. Lo único que ocurrirá es que las instalaciones industriales y hosteleras estarán unos cientos de metros más añejados del pueblo. Pero eso será todo.

Con la entrada en funcionamiento de la planta envasadora de aceite en 1992, se dio un paso de gigante para la creación de un sector de transformación de productos agroalimentarios en la zona, hasta entonces prácticamente inexistente. Después, y estrechamente relacionadas con la creación de la Escuela de Agricultura Ecológica, se van a instalar a corto plazo otras industrias del ramo como envasado de miel y fábrica de conservas ecológicas y encurtidos. Todo ello en el Polígono Industrial La Vicaría, de reciente creación, donde hay ya alrededor de diez proyectos en marcha de industrias y talleres, además de las ya existentes.

Paralelamente a este incipiente desarrollo industrial, el pueblo está sufriendo una espectacular transformación en su fisonomía urbana. Hay amplias y atractivas zonas de recreo, el paseo de La Vicaría, ya urbanizado en una de las márgenes de la carretera y en estado de obras en la otra; el Paseo del Río y el resto de las actuaciones que se están acometiendo en las márgenes del mismo; la nueva Plaza de la Constitución, aún no concluida y la transformación del último tramo del Arroyo de Peñolite, tras su embovedado, para convertirlo en un espacio de usos múltiples que engloba a un paseo, un auditorio al aire libre, recinto para realización de verbenas populares y parque infantil a la vez que se elimina un obstáculo natural y se propicia la extensión del pueblo en dirección a La Vicaría.

También se está intentando recuperar nuestro patrimonio histórico. El Puente Romano, más conocido entre nosotros por Puente Viejo, está siendo restaurado y existe un ambicioso proyecto para restaurar también, a través del Programa Leader de la Unión Europea, alguno de los molinos harineros existentes para convertirlo en museo-posada-albergue y así como también en las Torres de Peñolite.

Estamos pues inmersos en un prometedor e ilusionante proyecto de futuro para el Puente. El asentamiento, lugar de frontera entre tres provincias y entre dos sierras, nos proporciona inestimables instrumentos que, bien aprovechados, pueden hacer de nuestro pueblo lo que todos los puenteños hemos soñado alguna vez, un pequeño centro industrial y comercial en el que convivan armónicamente lo rural y lo urbano, modernidad y tradición, pasado y futuro. Un pueblo de todos los puenteños y para todos los puenteños.

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