sábado, 9 de abril de 2016

RECORRIDO POR LA HISTORIA EN LA SIERRA DE SEGURA.(VI)

Si existe un momento histórico que aporte extraordinario esplendor al territorio de la Sierra de Segura este, sin lugar a dudas es la época de dominio islámico. El hecho de permanecer como frontera, primero bajo control musulmán respecto al reino de Castilla con sede en Toledo y después bajo dominio cristiano durante dos siglos frente al reino de Granada, le confieren un carácter de importancia vital, por lo que su geografía se salpicó de numerosas fortalezas y construcciones defensivas, cuyos restos han llegado hasta nuestros días.

Sexta Parte.- AL - ANDALUS ( I )

Si hay un pueblo que ha dejado claramente su huella en la Sierra de Segura, este es el pueblo árabe. Los árabes entran en la Península en el año 711 para permanecer en ella durante prácticamente ocho siglos. Evidentemente al ser un periodo tan extenso, se producen en nuestro territorio cambios extremadamente sustanciales en las formas de vida y costumbres, así como en las técnicas y estructuras productivas. La Península Ibérica se convirtió en un centro de convivencia entre culturas, evidentemente en periodos de paz, que fueron amplios y productivos, donde cristianos, judíos y árabes articularon en armonía social, cultural y económica un continuo intercambio en un territorio que se denominó Al-Andalus.
Es de suponer que la presencia de los árabes en nuestra sierra fue, en un primer momento, de ocupación militar de las posiciones visigodas, y que sería motivada por el control de las rutas tradicionales que unían las zonas costeras mediterráneas con la importante ciudad de Cástulo. Se ha constatado que el señor feudal godo de nombre Teodomiro, ofreció importante resistencia a las fuerzas musulmanas hasta que fue obligado a huir, pero la mayoría de la población siguió ocupando sus lugares de residencia, sin cambiar rutinas o forma de vida, convirtiéndose en los llamados mozárabes, o lo que es lo mismo, cristianos que en teoría eran conversos pero que no practicaban el islamismo ya que sus nuevos dirigentes de origen árabe o sus viejos dirigentes visigodos convertidos al Islam a cambio de seguir manteniendo sus posesiones, llamados muladíes, no ejercían ningún control sobre el cumplimiento del culto al Corán ya que sólo les interesaba seguir percibiendo impuestos y gozar de sus privilegios. De hecho, durante el S. IX está constatado que se produjeron diversas revueltas y sublevaciones de origen muladí, que en la Sierra de Segura tuvieron especial incidencia al tener un relieve cerrado e intrincado y, por lo tanto, seguir manteniendo firmes raíces hispanas sus habitantes.
En esta época la actual provincia de Jaén estaba dividida en diversas “coras”, que eran circunscripciones territoriales constituidas por “distritos”, a los cuales pertenecían diversas fortalezas, aldeas o ciudades. El distrito de Segura pertenecía a la cora de Jaén que estaba regida por un representante civil de la administración central cordobesa. Después, con la desaparición del Califato Omeya se forman diferentes señoríos independientes, más autónomos de Córdoba, existiendo en Segura el gobernado por Said B. Rafil que más tarde se incorporó en la Taifa de Denia. Es de destacar que el insigne poeta   arábigo andaluz Ibn Ammar encontró refugio en Segura al huir del rey de la taifa de Sevilla, Al Mutamid, que lo consideró un traidor, encontrándolo en 1086 en estas tierras y darle vengativa muerte.
La Sierra de Segura constituía la ruta obligada de comunicación entre Andalucía y Levante y por lo tanto eje estratégico para controlar ambos dominios. Mesnadas de soldados, comerciantes y ganaderos debían atravesar por estos caminos flanqueados por pequeñas fortalezas y torres de vigilancia.
En el año 1091, Segura es ocupada por los almorávides que se la habían disputado al rey de Sevilla, convirtiéndose la zona en región fronteriza con carácter militar, por lo que será punto de enfrentamiento entre cristianos y musulmanes. El río Guadalimar en 1132 será lugar de concentración de las tropas almorávides contra los cristianos de Toledo. En 1140 comienzan las sublevaciones andalusíes contra los almorávides. Ibrahim B. Hamusk, rey que dominó este territorio dejando su huella en diferentes topónimos como el paraje de Peñamujo en Pontones, les arrebató en 1147 la fortaleza de Segura, para años más tarde ponerla en manos de los almohades como fórmula de defensa de la agresión que su propio suegro, Ibn Mardanis, estaba realizando. De esta forma tan particular los almohades ocupan nuestra sierra, siendo desde aquí donde lanzan una fuerte ofensiva contra el reino de Castilla, siendo nuestras tierras el punto de partida del ejército musulmán  liderado por Yusuf II que derrotó a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos, muy cerca de Ciudad Real, en 1195.
Los habitantes de las aldeas, refugios y fortalezas de la Sierra de Segura asistían pacientes, pero alertas, a tanto revuelo de ida y vuelta, a intrusiones y expulsiones, intrigas, escaramuzas y rebeliones, unas veces gobernados por señores almorávides otras por almohades. Pero siempre estuvieron atentos al cultivo de sus huertos y frutales regados con abundante agua de los ríos e incluso embalses como el de Amurjo en Orcera, construido por Hamusk, de donde le viene el nombre. No descuidaban el pastoreo de sus ganados, las labores de extracción de la miel ni de la madera, material esencial en la historia de la Sierra de Segura, de la que se extraían vigas y pilares para sus construcciones de andamiaje y para trabajos finos de mobiliario y ebanistería. De sus pinos sacaban la resina que utilizaban en la construcción naval así como su madera, muy apreciada en la construcción de barcos, madera que extraían utilizando los caminos del agua que fijaba el río Guadalimar hasta llegar a los astilleros costeros situados Guadalquivir abajo, según ha documentado Emilio de la Cruz.
La Sierra de Segura en sí supone, por lo intrincado de su relieve, una verdadera defensa natural, a la que hay que sumar diversas construcciones defensivas que han dejando importantes restos en la comarca, destacando las fortalezas, castillos menores y torreones, en su mayoría de control y vigilancia. Pero eso lo abordaremos con más detalle en el siguiente capítulo.

     (jt)   Segura Verde

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