viernes, 14 de noviembre de 2025

UN TESORO ARQUITECTÓNICO PERDIDO EN LA SIERRA DE SEGURA

 La Plaza de Toros de Pozo Romero. Singular muestra de arquitectura en la Sierra de Segura.

Situada en la zona más septentrional del Parque Natural de las Sierras de Segura, Cazorla y las Villas, próximo al Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima, prácticamente en el límite provincial entre Jaén y Albacete y a más de 1.400 mts. de altura, pero perteneciente al término municipal de Siles, se encuentra este tesoro arquitectónico único en la provincia. Este paraje de Pozo Romero, conocido por ser lugar donde se registraron 14,9º, que a día de hoy, es la temperatura más gélida histórica de toda Andalucía, es lugar recorrido por montañeros, senderistas y amantes de la micología, que buscan en sus recónditos caminos la tranquilidad que se aleja de las zonas más turísticas del Parque Natural de las Sierras de Segura, Cazorla y las Villas aunque tenga lugares únicos como la cercano y sorprendente robledal de la Torca de los Melojos en el Parque Natural de los Calares del Mundo.

Situación geográfica del Paraje de Pozo Romero

La actividad ganadera de reses bravas fue protagonista en estos parajes hasta no hace tanto, vivencias que rememora Agustín, hijo de Pedro Cátedra Herreros y que tuvo, entre otros, a personajes como Emilio García “El Ronco” (1913-1988), natural de Tus (Albacete), mayoral que trabajó para ganaderos míticos como “El Quinquillero” y “José Santaolaya”. Esta actividad ganadera precisaba de un recinto donde realizar tareas selectivas y tentaderos por lo que se precisó de la construcción de un recinto, una plaza para que las reses se sometieran a ese proceso selectivo. Los materiales para realizar dicha construcción no podían seguir los cánones lógicos pues lo apartado del lugar hacía muy difícil recurrir a la construcción regular por lo que se optó por un recurso abundante en la zona como era la piedra. Se trata, pues, de una plaza de toros construida íntegramente con piedra seca. La construcción de arquitectura tradicional solo tiene parangón con el coso de Villanueva del Rosario (Cádiz), lo que representa que se trate de una construcción única en Andalucía, España y el mundo.

Vista global de la plaza de toros.

A falta de un estudio histórico sobre sus orígenes, se sabe que la estructura data, como mínimo del siglo XIX, aunque puede ser anterior. El coso se ubica en una finca de titularidad privada y, que se sepa, no cuenta con protección alguna. Es un vestigio vinculado con la ganadería brava, motivo por el cual se construyó mediante la técnica de la mampostería, que consiste en poner una piedra sobre otro sin cemento ni argamasa. Los propios ganaderos se encargaban de su reparación. El estar en un emplazamiento tan recóndito ha facilitado que se conserve, pero a su vez lo expone a la amenaza del vandalismo.

Señalización del paraje Pozo Romero en Siles

La plaza consta de varias estructuras superpuestas. Es un portento de arquitectura popular, una obra colectiva, de los propios lugareños o ganaderos, sin autor ni constructor conocido. Un ruedo perfecto, al que se unen una especie de corralones, también circulares, pero más pequeños, denominados popularmente como “ollas”, y la zona desde donde las reses eran “embarcadas”, en épocas más recientes, hacia los camiones cuando los festejos eran relativamente lejos de este punto de la comarca natural de la Sierra de Segura, pues tradicionalmente eran guiadas por los caminos a caballo por los mayorales. Más que como coso, aunque también se hacían capeas, la finalidad del complejo era guardar el ganado y proceder al herrado o marcado. Se cree que, como mucho, estuvo en pleno uso hasta los años 90 del siglo pasado.

Corrales anexos a la plaza

Uno de los grandes conocedores del lugar es el sileño Pedro Cátedra y su familia, afincada desde hace décadas en Segura de la Sierra, nos evoca las excursiones, durante su infancia y su juventud, de las gentes de Siles hacia esta zona alta y solitaria de la Sierra, especialmente en verano. Eran épocas vinculadas a personajes míticos de la actividad pecuaria como El Quinquillero y Santaolaya. Igualmente subían residentes en el cercano valle albaceteño del Tus, perteneciente a Yeste. Por allí había un camino, con múltiples usos, que conducían hacia los célebres baños de Tus y los Calares. Las concentraciones en la época estival eran todo un acontecimiento, pues se organizaban “quedadas” donde música, la comida y, sobretodo, la bebida eran los elementos dominantes, en un entorno serrano, con presencia también, en ocasiones, de reses bravas, donde se podían juntar más de trescientas personas en estas celebraciones. Eran fiestas muy populares, recuerda Pedro en torno a las jornadas de finales del verano en las que se marcaban los astados.

Pedro Cátedra alimentando a las reses

El sileño lamenta que todo esto ha pasado de ser un centro importantísimo a quedar en el más absoluto abandono. Ahora lo frecuentan los senderistas, cuyas rutas suelen tener aquí la meta. Por allí discurre el PR-A 78, un itinerario circular que va de Siles a Peñalcón. De aquellos años de plenitud de la plaza de Pozo Romero, Pedro Cátedra conserva unas fotografías en las que da de comer a los novillos, pues al morir la vaca el mayoral lo tuvo que alimentar a base de biberón. Aunque el animal era bravo se le podía llegar a acariciar y a darle comida. Igualmente era una atracción cuando se activaba la bomba del agua, ruido que las reses identificaban, no dudando en acercarse con calma para beber.

Pedro Cátedra con el ganado

Entonces había menos festejos taurinos que ahora. Los ganaderos, al vender a los animales, se abastecían para pasar el invierno, sostiene. Eran tiempos distintos, en los que confluían en este punto personajes que incluían toreros, novilleros, vaqueros, gañanes y mayorales. Era todo un modo, muy sacrificado, de vida sin días de descanso y con exposición total al frío intenso, el viento, la nieve y la lluvia. Allí, ahora mismo, ya solo queda algo de ganado ovino. El entorno es muy inhóspito, lo que se nota en la escasez de vegetación y en lo lento que crece. En Pozo Romero se produce, acrecentado por la altitud, el fenómeno de la inversión térmica, que hace que el aire frío, al ser más pesado, se acumule en la hondonada. Eso hace que incluso en verano se registren temperaturas extremas, incluso con heladas en julio y agosto. No muy lejos se localiza la preciosa laguna de Bonache, un singular ecosistema acuático a cerca de 1.300 metros de altitud.

Laguna de Bonache o de Siles

La población se asentaba en las viviendas aisladas o agrupadas situadas montaña abajo, tanto en la parte de Albacete como en la de Jaén, en Siles, en lugares tan afamados antaño como Vegabayona. Hoy en día no existe nada que pueda hacer pensar en la vida que tenían estos parajes antaño, pues casi todas esas edificaciones están derruidas o, como mínimo, deshabitadas; está claro que el despoblamiento se cebó en estas aldeas. Una verdadera lástima que no hayamos sabido preservar nuestra historia y nuestro pasado que no merece recaer en el lecho del olvido.

Diario Jaén. Juan Rafael Hinojos
Radio Sierra