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Los pueblos
pequeños también tienen su historia y Génave es una de las “Villas Viejas” de
la Sierra de Segura no podía ser menos. Está claro que el origen de la
localidad debemos de buscarla en asentamientos musulmanes que fueron creciendo
en un lugar donde confluían los valles de los ríos Guadalmena y Guadalimar
siendo al tiempo zona de paso entre las tierras andaluzas, de Levante y de La
Mancha, un lugar que se convirtió en zona de frontera y, consecuentemente,
propenso a escaramuzas, precisando de lugares de refugio o protección de una
población campesina ajena a los avatares bélicos de los reinos contendientes.
Fruto de esa necesidad surgirá la construcción de pequeñas fortalezas
protectoras que sirvieron de referencia a la población, y ese objetivo podemos atribuir
a la edificación de la torre llamada de La Tercia que sería un lugar de refugio
(hisn) o simplemente una torre defensiva (bury), muy semejante a otras fortalezas de la Sierra de
Segura como El Cardete (Benatae) o la propia Torre de la Laguna o Zarracotín
también en Génave.
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Vista general de Génave |
Estas
fortificaciones fueron transformadas en fisonomía y uso tras la conquista
castellana en el siglo XIII por Fernando III, especialmente después de la
repoblación realizada con gentes venidas del Alto Tajo, Bajo Aragón, Soria y la
Rioja al amparo del Fuero Bueno de Cuenca y bajo el gobierno de la Orden de
Santiago. Consiguió el fuero y rango de villa al segregarse de la villa matriz
de Segura de la Sierra el 19 de marzo de 1551 después de un interesante pleito
que se prolongó durante un total de 69 años, creándose un territorio autónomo
dentro del Común de Segura que llegó a ser parte integrante de la Provincia
Marítima que se creó posteriormente en estas tierras de interior peninsular.
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Torre de la Laguna o de Zarracotín |
Pero en esta
ocasión no nos ocupa la historia de la localidad sino, más bien, el origen de
su toponimia; es decir, la procedencia de su nombre, el de Génave. Es conocido que a
los procedentes de esta localidad se les denomina “pajeros”, pues eran, básicamente los lugareños de Génave, los que distribuían la paja necesaria para
la ganadería a los diferentes pueblos de la comarca segureña, pues hubo una tradicional e intensa dedicación al cultivo de cereal en sus amplias llanuras, cereal que
después era llevado a los molinos de la ribera del Guadalimar, estableciendo un
camino hacia ellos que daría origen posteriormente a la toponimia de Puente de Génave, pues
era este puente paso obligado a efecto de tal actividad de molienda. Pero la toponimia de
Génave parece, según David Avilés Pascual, tener su origen en otro aspecto
diferente a esta tradicional actividad cerealista, anterior a la proliferación,
durante el S. XIX, del cultivo del olivar. En un artículo publicado por la
revista local Nuevo Puente el 9 de noviembre de 2018 y que pasamos a exponer,
se nos acerca el origen de esta toponimia a la proliferación en la zona de otra planta no tan
productiva, el jenabe.
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David Avilés Pascual |
GÉNAVE O JENABE
El Jenabe es
una planta de la familia de las crucíferas como el jaramago, que crece silvestre
pero que también se cultiva, pues su hoja puede ser utilizada como forraje y de
las semillas, ricas en lípidos, se extrae aceite, tanto para uso industrial
como alimentario. No obstante, su utilidad, ya desde la antigüedad, viene dada
de sus cualidades medicinales y también, por ser el ingrediente básico para la
elaboración de la muy utilizada y consumida mostaza amarilla. Su nombre en
latín es “sinapi” y los árabes la utilizaban dándoles el nombre de “assinabi”,
siendo este su origen en la denominación castellana pues evolucionó a lo largo
de los siglos en términos como “assenabe”, “axenabe, “xenabe” y “jenabe”.
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Planta de Jenabe |
Al llegar la
primavera, brota sin control por todas partes, sobre todo en cunetas de caminos
y carreteras, en ribazos y también en las tierras de cultivo donde, para nada
es bienvenida por los agricultores que se las ven y desean para eliminarla.
Pero en la parte nororiental de la provincia de Jaén, en las inmediaciones del
municipio de Génave, su desarrollo es espectacular, convirtiendo sus tierras en
un inmenso manto amarillo cuando florece. Esto nos hace pensar que el nombre de
la localidad de la Sierra de Segura, que ya estuvo poblada en la época de
dominación árabe, como lo atestigua los restos de un antiguo castillo que
después se convirtió en la Torre de la Tercia, no es más que una evolución del
vocablo árabe “assinabi” evolucionado a “jenabe”, asociado pues a la planta que
ahora es preciada por su uso culinario en la mostaza amarilla.
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Génave con la Torre de La Tercia |
En el S. XVI,
en las Relaciones Topográficas de Felipe II, los vecinos del lugar preguntados
se expresaban así: “al primero capítulo dixeron questa villa se llama Xenabe y
que ansi siempre la an oydo decir a los antiguos y que no se sabe que aya
tenido otro nombre ni porque se le puso este nombre”. Precisamente en este
siglo los vecinos lograron independizarse obteniendo el título de villa, si
bien no de forma gratuita, ya que tuvieron que pagar a la Corona la friolera
cantidad de “un quento y setecientos cuarenta y dos mil maravedís” para que le
eximieran de la jurisdicción de Segura de la Sierra, allá por el año 1551.
En el S. XIX,
Pascual Madoz, en su diccionario Geográfico Estadístico Histórico, nos dice:
“Esta villa es pueblo de mucho paso como lo tienen dicho desde el Reyno de
Valencia y Murcia, así como de La Mancha para el Reyno de Granada y Sevilla”. Y
eso es lo que fue este lugar durante siglos, lugar de paso y de transición.
Pero cuando a finales del siglo XIX se construyó la carretera nacional, se hizo
sobre un nuevo trazado distante unos cinco kilómetros al norte de la población,
lo que pudo influir en el comienzo de su decadencia. Aun así, en 1940 alcanzó
su mayor número de habitantes con 2085 censados; mientras que en la actualidad
apenas quedan una cuarta parte.
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Evolución de la población de Génave |
Comenzando con
Génave, o Jenabe, una serie de breves reseñas históricas de esos pequeños
pueblos de nuestra tierra que se resisten a morir por despoblación y olvido.
Los poderes públicos y la sociedad en su conjunto están obligados a prestar
ayuda su supervivencia; o es que ¿acaso sólo se tiene que hacer esfuerzo para
la conservación, entre otras especies, por ejemplo, con el lince
ibérico?....pues eso.
David Avilés Pascual
Presidente de ARUME.
La provincia debe crear una base de pueblos en decadencia con un pasado histórico,las Diputaciones tienen aquí un trabajo importante que pondría en valor futuro está parte de nuestro patrimonio
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